lunes, 25 de agosto de 2014

Capítulo 16: El despertar



-Así que, después de todo, lo que decía Kazuma era cierto... –declaró Akira mientras entregaba una cuerda a Eri para que atase las maderas de la parte trasera de la balsa.
-Eso parece...sin embargo espero que lo de investigar no fuese en serio. Podría ser peligroso.
-Si lo encontramos antes no habrá problema.
-Derain ya está en ello pero dice que pese a que es capaz de percibir el Setten del demonio no consigue encontrar la fuente. El único contacto que tuvo con él fue anoche y consiguió despistarle.
-¿Y Asari-sensei?
-Lo mismo, tampoco consigue saber de donde viene.
-Para esconderse tan bien y librarse de Derain. Debe de ser un demonio poderoso.
-No tendremos más remedio que vigilar esta noche para ver si vuelve a aparecer –dijo Eri terminando de hacer el último nudo.

-¿Seguro que es aquí? –un hombre de aspecto musculoso y un tatuaje en el centro de su rapada cabeza ponía sus pies en el valle.
Iba seguido de otros tres hombres, mucho menos corpulentos pero armados con algunos rifles y cargando bolsas a sus espaldas.
-Sí. El Setten que he rastreado procede de aquí –contestó otro componente del enigmático grupo el cual iba tapado con una especie de túnica color negro que no dejaba ver más que la parte de debajo de su rostro.
-Bien. Es hora de la caza... –sentenció el primero haciendo una señal a sus compañeros para que se internasen más entre la vegetación.

Habiendo terminado los preparativos de la balsa, los alumnos las llevaron hasta la orilla del lago y las introdujeron en el agua. En la parte trasera de todas ellas sobresalía una de las cuerdas que habían usado para atar las maderas que las conformaban. Esto sería utilizado para impedir que se alejase demasiado.
-Muy bien chicos. Antes de partir habrá que comprobar que no existe ningún problema al subirse en ella –dijo Asari.
-¿Qué os parece si se sube Akira-kun? Es el más pesado de nosotros –propuso Eri.
-No estoy seguro de cómo interpretar eso...
-No importa cómo lo interpretes. Tiene razón –declaró Kaoru haciendo que su amigo bajase la cabeza.
-Vale...

Acercándose a la embarcación, el chico puso un pie primero para tantear el terreno. El resto de componentes del grupo mantenía sujeta la cuerda, evitando el desequilibrio a la hora de subirse encima.

Atreviéndose a poner la segunda extremidad sobre la balsa, en un principio se mantuvo agachado temiendo el caerse de ésta. Poco después, y tras haber observado que no había peligro, fue levantándose poco a poco hasta ponerse completamente en pie.

Al ver que no había ningún problema, Akira dio su aprobación al resto, quienes siguieron a su amigo y subieron encima.
-Menos mal. Habría sido un latazo tener que repetir el trabajo –se tranquilizó Luka.

Para desplazarse harían uso de un par de piezas alargadas de madera atadas entre sí con una cuerda. Una de ellas presentaba una zona más ancha en el extremo que no se encontraba atado, el cual sería introducido en el agua. Cada grupo había fabricado dos para mantener recta la dirección.

-¡De acuerdo chicos! ¡Si ya estamos todos, hora de partir!
Dicho esto, y siguiendo un orden para no chocarse entre ellas, zarparon por el lago a golpe de los improvisados remos.

El agua reflejaba la luz del sol, dejando transparentar lo que se encontraba en la profundidad del lago. Peces, rocas y plantas acuáticas podían ser vistas por los alumnos durante su trayecto.
-¡Ese grupo de peces nos está siguiendo!
-¡Luka! ¡No metas la mano en el agua! ¡Los vas a asustar!
-Yo creo que ya los hemos asustado con los remos de todas maneras...
Eri observó como poco a poco las orillas iban adquiriendo cada vez más árboles conforme se iban alejando de la zona de acampada. Fue en ese momento cuando algo llamó su atención. No podía verse muy bien debido a la distancia a la que se encontraba pero algo de mediano tamaño y color marrón claro parecía esconderse entre la arboleda y los arbustos.

De alguna manera tenía un mal presentimiento con ello. Esperaba que no fuese lo que estaba imaginando.
-Oye, Akira-kun...
-Dime –respondió el chico mientras continuaba con su tarea de remar.
-¿Dijo algo sensei sobre depredadores en este lugar?
-Creo que de lo único que habló fue de algunas especies de peces en el lago. Pero que sólo se alimentaban de otros peces más pequeños y demás. ¿Por qué lo preguntas?
-Cuando bajemos de aquí hay algo que me gustaría investigar. ¿Podrías acompañarme?
-C-como quieras.
Cuando intentó echar otro vistazo, la balsa ya se había alejado...

Al cabo de un tiempo volvieron de nuevo al campamento para la hora de comer.
-¿Qué tal ha ido? –preguntó Eri a Agramón asegurándose de que nadie más los escuchase.
-Hemos encontrado algo relacionado con el demonio –respondió el zorro, el cual se había quedado en tierra junto a Derain para continuar con la búsqueda del demonio. Gracias a la ayuda de Asari, el imp había conseguido deshacerse de sus responsabilidades incluso si a ella le había tocado el dirigir a dos clases debido a ello.
-¿Qué es lo que habéis visto?
-Es mejor que lo mires por ti misma...
-¡Chicos! ¡A partir de ahora dejaremos tiempo libre para vosotros! ¡Procurad no aventuraros solos y no os alejéis demasiado! –avisó Asari a los alumnos.
-Iré a llamar a Akira-kun...

Tras avisar al chico y alegar al resto del grupo la excusa de que había algo que Reima les quería decir únicamente a ellos, siguieron al zorro hasta donde se encontraba Derain.
-No parece que les hayamos convencido mucho...
-Lo sé...menos mal que Fujita-kun ha desviado el tema. Sobre todo en lo que a Luka respecta...
-Ya estamos llegando –declaró Agramón mientras pasaban a través de una serie de árboles de suficiente tamaño como para impedir ser vistos.

Conforme se iban acercando, el mal presentimiento que había tenido antes se agudizaba cada vez más. Fue entonces cuando vieron algo que los dejó sin habla.

Varios cadáveres de ciervos se distribuían por distintas partes de la superficie, algunos apilados en pares. La piel de su cuello se estaba desgarrada al igual que la musculatura del mismo, como si algún depredador les hubiese dado caza, y, sin embargo, no se hubiese alimentado de su carne.
Eri se llevó las manos a la boca.
-Así que no eran imaginaciones mías...
-¿Era esto lo que querías investigar?
-Ni siquiera yo estoy seguro de a lo que nos enfrentamos –ambos miraron al centro de la escena, donde se encontraba Reima/Derain observando el terreno-. Además, si de verdad es alguien del campamento sabe esconderse muy bien, de lo contrario la sangre de estos animales lo delataría.
-Pero, parece que no se los ha comido... –indicó Akira.
-Quizás simplemente haya perdido el control sobre sí mismo y esté matando instintivamente. Como si considerase que cualquiera puede ser su enemigo.
-Y pese a ello conserva la capacidad de ocultar las pruebas de su ataque...
-Hubo suerte de que fuese el primero en darse cuenta de que rondaba por el campamento, de lo contrario podría haberse convertido en una masacre como ésta. La próxima vez debemos estar preparados para lo que venga. No podemos permitir que escape de nuevo.
Eri y Akira asintieron.

Cuando volvieron y los demás observaron sus rostros se mostraron preocupados al respecto.
-¿Qué ha pasado?
-¿Eh? ¡N-nada! Sólo quería recordarnos que tengamos cuidado mientras estemos en este valle. Ya sabes, para evitar que vuelva a ocurrir cosas como lo de la tienda.
-¿Y por qué no nos ha llamado también a nosotras? Al fin y al cabo somos igual de responsables que tú. Además, Akira-kun no tuvo nada que ver en ello –inquirió Luka mientras los miraba sospechosamente.
-Eh, bueno...
-¿Me estás ocultando algo, Eri? –sugirió mostrándose más seria que de costumbre, sin embargo, algo la hizo cambiar.

De repente, sujetándose el vientre con ambas manos, la chica cayó al suelo quejándose de un terrible dolor.
-¡Luka! –alterados, sus compañeros se acercaron a ella.
Al momento, Kaoru corrió a llamar a Asari para avisarla.
-¡Ugh! ¡Aaah!
-¡Luka! ¡¿Qué te ocurre?!
Incapaz de poder aguantarlo más, la chica se desmayó por el dolor.
-¡LUKA! –exclamó Eri desesperada.

Un rato más tarde, la joven había sido llevada a su respectiva tienda de acampada. Todavía inconsciente, Mizuki y Eri cuidaban de ella. Junto a las tres se encontraba Asari.
-¿Dices que ya se había quejado antes de molestias en la barriga?
-Sí...pero decía que no era nada grave. No lo tuvo en consideración para venir al campamento.
-Me lo tendríais que haber dicho antes.
-Ella pensaría que la habrías mandado a casa.
-Vuestra salud es más importante. Avisaré a sus padres y mañana la llevaremos de vuelta a casa.
Sus amigas asintieron algo avergonzadas mientras Asari se marchaba de la tienda.
-Tendría que haberla obligado a quedarse –se apenó la demonio.
-No te eches toda la culpa, Eri-chan. Yo también tengo parte de ella...
-No...siempre estoy con ella pero supongo que en el fondo sólo estaba pensando en mí misma...
-Pero, ¿acaso no fue porque querías estar con ella en este campamento?
-...
-No creo que eso sea algo malo, Eri-chan.
La entrada de la tienda se abrió para dejar paso a los rostros de Akira y Kaoru.
-¿Cómo está? –preguntó el primero de ellos.
-Dormida... –respondió Eri mientras acariciaba el pelo de su amiga- Por lo menos parece que ya no le duele...
-Me alegro –sonrió el chico-. Esto...Eri, ¿puedes salir un momento fuera? Tengo que hablar contigo.
-¿Eh? Pero...
-No te preocupes. Yo me quedaré con ella en tu lugar –propuso Kaoru.
-De acuerdo...gracias, Fujita-kun.

-¿De qué quieres hablar?
-He pensado que tal y como están las cosas es mejor que esta noche te quedes con Luka. Nosotros nos encargaremos del demonio.
-Pero...
-Eri. Vas a estar distraída si nos ayudas. Creo que es lo mejor para todos.
-...
-No te preocupes por nosotros. Nos las apañaremos bien.
-Vale...muchas gracias, Akira-kun –dijo provocando que el chico se ruborizase un poco.

Separándose del joven, la chica observó a Kazuma salir del lugar donde habían visto la escena de los ciervos, llevando la camiseta y la cara bastante sucias.
Pese a aquello le extrañó bastante decidió no darle demasiada importancia.

Era de noche cuando Akira, Derain y Agramón vagaban por la zona vigilando el posible ataque del demonio, siendo los únicos que todavía estaban despiertos.

Agramón y Akira patrullaban juntos por la misma área mientras Derain se ocupaba de otra. Aburridos después de no haber visto nada durante horas, los dos se sentaron a descansar un rato.
-Es bueno que no aparezca nada pero así tampoco llegaremos a ninguna conclusión.
-Oye, Akira.
-Dime.
-A ti te gusta Eri, ¿verdad?
-¡¿A qué viene eso?! –exclamó el chico tras golpearse contra el suelo.
-Chst...vas a despertar a los demás...
-¡Como si eso me importara después de lo que has...!

Algo captó la atención del chico, silenciándolo. Alguien salió de su tienda desplazándose de manera sigilosa y moviendo la cabeza de un lado a otro, vigilando que nadie lo viese.

Acercándose disimuladamente, el medio demonio, seguido de Agramón, se escondieron en un lugar desde el cual pudiesen actuar rápidamente. Cuando vieron que el individuo se disponía a macharse del campamento se abalanzaron sobre él, limitando sus movimientos.
-¡No creas que te vas a escapar!
-¡Ya te tenemos!
-¡¿P-p-pero que es lo que pasa?!
-¿Huh? Esto no suena como un demonio descontrolado –comentó Akira mientras dejaba de forcejear con el susodicho y miraba más de cerca a la presa de su ataque.

El rostro de Kazuma tomó forma frente a él, perplejo por la emboscada.
-¿Kazuma? ¿Qué diablos haces aquí?

Un ruido sordo dio lugar a que Akira se sujetase con ambas manos la cabeza. Una sartén había ido a parar a ésta procedente de las manos de alguien cercano a los dos jóvenes y al zorro. Esta persona no era otra que Nanako.
-¡¿Se puede saber por qué me has golpeado?! –se quejó Akira.
-¡Aquí las preguntas las tendría que hacer yo! ¡¿Por qué diablos te has abalanzado sobre mí?! ¡¿Y qué hace el zorro contigo?!
-¡Vas a despertar a los demás!
-¡Lo mismo digo!
Acto seguido, ambos fueron golpeados por la sartén de Nanako, consiguiendo que bajasen la voz.

-Queríamos investigar sobre el depredador de la zona –empezó a contar Kazuma-. Esta tarde he ido a investigar y he encontrado el cadáver de un ciervo. Claramente se corresponde con lo que te había dicho, ¿ves como no me equivocaba? –dijo con voz de autosuficiencia. A su lado, su amiga se mantenía callada, inexpresiva, pero escuchando con atención la conversación.
“Son totalmente diferentes”, pensó Akira esbozando una sonrisa irónica. En cualquier caso le resultaba extraño que hubiese encontrado alguno de los cadáveres ya que Derain se había encargado de ocultarlos todos. Quizás lo había desenterrado de su sitio. Por otra parte era ya de esperar sus motivos para salir fuera en plena noche.
-¿Y tú que haces aquí? –preguntó Kazuma interesado.

Obviamente no le podía decir nada acerca de la búsqueda del demonio así que tenía que pensar en una excusa lo suficientemente convincente.
-Pues...
-Estabas buscando también al depredador, ¿verdad? Ya sabía yo que no podrías resistirte a competir conmigo. Eres de lo que no hay, Akira.
-S-sí...jaja...
“¿Este tío es un egocéntrico o me lo parece a mí...?”, pasó por su mente mientras volvía a mostrar la misma sonrisa que antes, “...en cualquier caso, será mejor que lo noquee cuanto antes y lo devuelva a su tienda. De lo contrario, será un problema si vuelve a aparecer el demonio...”

Algo más alejadas de allí, Eri dormía junto a Luka y Mizuki. Las dos manos de la chica sujetando la de su amiga.

Fue en ese momento cuando notó un ligero movimiento por parte de ésta, provocando que abriese levemente los ojos.
-¿L-Lu-ka? –preguntó medio dormida.
La mitad del cuerpo de su amiga estaba levantada, mirando fijamente a la entrada de la tienda de acampada.
-¿Ocurre algo, Luka? –Eri hizo lo mismo que su amiga, quien únicamente le mostraba el perfil, como si ignorase sus palabras.
En ese momento, Luka giró la cabeza hacia la demonio, pero lo que vio en su rostro no fue lo que siempre había conocido de ella, ni mucho menos.

Abriendo los ojos de par en par y despertándose de golpe, Eri se movió ligeramente hacia atrás. El rostro de su amiga le mostraba unos fieros colmillos, ojos rojos y el número 666 tatuado en la frente.
-¿Quién diablos eres tú?

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