sábado, 12 de julio de 2014

Capítulo 13: Ser un demonio

-¿Qué estabas haciendo aquí, zorrito? –preguntó Eri mientras le acariciaba la barbilla al demonio, el cual todavía estaba siendo agarrado por Akira.
-¡Que no me llames así! ¡Soy Agramón! ¡Agramón! ¡Voy a hacer que os arrepintáis de esto!
-Ya, ya. Lo que tú digas, pero si contestas a su pregunta mejor –dijo Akira.

Los dos amigos se encontraban sentados sobre sendas mesas de las que había dispuesto Agramón por toda la habitación.
-Por cierto, Akira-kun. ¿Qué fue lo que te pasó? Quiero decir, cuando nos separamos.
-Una trampa.
-¿Huh?
-Estaba intentando abrir la puerta cuando escuché un pequeño susurro detrás de mí. Al darme la vuelta y caminar un poco en su dirección de repente caí por un agujero en el suelo preparado por este pequeño.
-Qué idiota, mira que caer en una trampa tan simple....ju...ju...ju –dijo el zorro riéndose por lo bajo.
-Quizás prefieras que queme alguna de tus colas como regalo por la broma –amenazó el chico claramente molesto.
-N-n-no hace falta, de verdad.
-Como sea. Justo en la habitación en la que caí había material como cuerdas, papel con estampados de suelos, tablas de madera podridas, arañas de juguete además de otros insectos, etc. No me fue difícil llegar a la conclusión de que todo eran trucos para asustarnos.
-¡N-no son todo trucos! ¡Soy capaz de transformarme en las cosas que más teméis!
-Lo que elevaba las mesas eran hilos...
-¡Dejad de ignorarme! –exclamó el pequeño demonio.
-Eso no está bien, Agra-chan. No deberías de asustar a la gente de esa manera –dijo Eri mientras volvía a acariciarle la barbilla.
-¡¿Quién te ha dado permiso para llamarme de esa forma?! ¡Es peor que lo de zorrito! ¡Y-y no me acaricies más! ¡No me gusta que lo ha...gan...! –mientras gritaba esto fue cerrando los ojos poniendo una expresión de placer.
-Eres muy fácil de leer –comentó Akira.
-¡Cierra el pico, simplón!
-Creo no haber escuchado bien lo que me acabas de llamar –dijo el medio demonio haciendo aparecer de nuevo una bola de fuego en la palma de su mano.
-Simplón... –Eri rió levemente.
-¡Pero no le rías la gracia!

Avergonzado, el chico resopló.
-Como sea, me gustaría que me respondieses a la pregunta que te he hecho antes, por favor.

El zorro miró fijamente al rostro de la chica.
-D-de acuerdo...yo...estaba huyendo...
-¿Huyendo? ¿De quién?
-No lo sé. Un día comenzaron a atacarme unos tipos extraños con pelo blanco y halos en las muñecas. Allá donde fuese siempre me seguían, hasta que conseguí encontrar refugio en este lugar.
-“Dying Walkers”...

Eri y Akira se miraron.
-Para mantener alejados a los humanos empecé a aterrorizarlos cada vez que venían aquí con cosas que iba encontrando en este edificio o en lugares cercanos. Así conseguía comida también.
-Pero, ¿no crees que así podrías llamar la atención de ellos?
-Sé que al cabo de un tiempo probablemente terminarían encontrándome pero no podía hacer otra cosa.
-¿Y por qué no le pediste ayuda a otros demonios? Los hay como nosotros, que se encargan de defender a los demás.
-...
-¿Agra-chan?
-No confío en otros demonios...cuando era pequeño...un demonio mató a mis padres y desde siempre he estado solo...sin confiar en nadie...

Los dos amigos se mantuvieron en silencio.
-Así que dejadme solo. Sabré arreglármelas...
-Te equivocas. Si te quedas aquí morirás en poco tiempo o algo mucho peor. Vete tú a saber lo que harán contigo.
-¡No puedo hacer otra cosa!
-Nosotros te ayudaremos –dijo Eri mostrando una gran seguridad.
-¡No pienso aceptar vuestra ayuda! ¡¿Es que no me habéis escuchado o qué?! ¡Si la hubiese querido os lo habría dicho desde un principio!
-¡No todos somos iguales! Yo... ¡yo también he sido perseguida por los mismo que van detrás de ti! Pero fui salvada...salvada por demonios, por medio demonios, ni siquiera importa la especie, simplemente estaban ahí cuando los necesitaba. Amigos, compañeros...sé que has estado solo todo este tiempo pero nunca es tarde para empezar a creer en los demás...

A Eri le vinieron a la mente las imágenes de Luka y Shiina.
-...déjanos ayudarte...yo misma me encargaré de que vuelvas a confiar en los demás...

El zorro parecía sorprendido por las palabras de la joven.
-¿De verdad...estaré a salvo...?
-Te lo prometo.

Mostrando decisión, como cuando decidió proteger a sus amigos, la chica asintió. Por su parte, Akira sonrió.
-B-bueno, no es como que confíe en ti p-pero supongo que puedo darte una oportunidad...
La cara de ella se iluminó.
-¡¿En serio?! ¡Gracias, Agra-chan! –exclamó abrazándolo y rozando sus mejillas con las del demonio.
-¡N-no te acerques tanto! ¡Vas a aplastarme!
-En fin, será mejor que nos marchemos –sugirió Akira.

Ya estaba anocheciendo cuando salieron del edificio.
-Probablemente sea un poco tarde para avisar a Derain.
-No es que sea tarde pero dudo que se moleste siquiera en contestar.
-¿Estás de acuerdo con dejar tus cosas allí? –pregunto la demonio.

De repente la cabeza de Agramón salió por el hueco del cuello del uniforme de Eri.
-Sólo lo utilizaba para alejar a los intrusos de ese lugar así que no creo que los necesite más. No eran más que un complemento de mi poder.
-Y sin embargo era lo que más miedo daba de éste...
-¡C-cállate, simplón!
-¡Eh!
-Vamos, vamos...
-En cualquier caso, ¿qué vamos a hacer con él hasta mañana?
-¿Eh? ¿Cómo que qué vamos a hacer? Se quedará en mi casa, por supuesto.
-¿Qué? ¿Estás segura de ello?
-Claro. He sido yo la que he dicho que lo protegería. Además, no hay nadie allí así que no habrá ningún problema.
-Pero, ¿y si viene algún “Dying Walker” de los que lo estaban persiguiendo?
-Pues me enfrentaré a ellos.
-¿Y si son muchos?
-Pues quizás tenga problemas...
-¡No lo digas tan a la ligera!
-¿Por qué no vienes tú también, Akira-kun?
-¿Qué?
-De esa manera podrás ayudarme en caso de que nos ataquen.
-B-bueno, no es mala idea pero, ¿estás segura de ello? Quiero decir, tendremos que pasar la noche en tu casa...
-Claro, no es como que sea algo raro entre amigos.
-No creo que me hayas terminado de captar del todo...

Finalmente, después de que Akira se dejase convencer, los tres se dirigieron a casa de la chica.
-Siéntete como en tu casa –dijo ella a Akira.
-Con permiso... –el chico pareció dudar un poco en entrar pero acabó por seguirla-. Vaya, no ha cambiado nada.
-Oh, es cierto. Ahora que recuerdo no es la primera vez que vienes, ¿verdad?
-Fue hace bastante tiempo pero recuerdo haber estado aquí.
-¿Quieres cenar algo? –preguntó Eri animadamente.
-¿Eh? N-no quisiera abusar...
-Yo tengo hambre –contestó Agramón volviendo a asomar su cabeza por el cuello del uniforme.
-¡Oye! –exclamó Akira.
-Vamos, vamos, no me importa prepararos algo. Al fin y al cabo sois mis invitados.
-D-de acuerdo, desisto.
-¡Okay!

-¿Sí?
-Ya pensaba que no ibas a contestar...

Sentado sobre el sofá del salón, Akira había decidido usar su móvil para llamar a Derain e informarle sobre la situación. Tras varios intentos, el imp por fin le había contestado.
-Me has pillado echando la siesta de la tarde.
-Es de noche...
-Tarde, noche, ¿qué más da?

Akira resopló mientras se llevaba la mano a la frente.
-¿Y? ¿Para qué me has llamado?
-Hemos capturado al demonio.
-¡¿En serio?!
-Me pregunto por qué suenas tan sorprendido...
-Es broma, sabía que podríais conseguirlo.
-Ahora suenas poco convincente... En cualquier caso, está con nosotros en casa de Eri. Parece que también está siendo perseguido por los “Dying Walkers”. Le he dicho a ella que quizás no era una buena opción. Es posible que se enteren de nuestra posición y esto se convierta en una situación desagradable, pero al final he terminado acompañándola como refuerzo.
-¿Seguro que ese ha sido el único motivo? –preguntó Derain con voz pícara.
-¡¿Q-qué insinúas?!
-Nada, tranquilo. En cualquier caso, ¿cuál es la identidad del demonio?
-Su nombre es Agramón, es un demonio con forma de zorro y sus habilidades están relacionadas con el miedo de aquellos sobre quienes las aplica. Es muy desconfiado con los demonios. Parece ser que sus padres fueron...asesinados por algunos de ellos.
-...
-¿Derain? ¿Ocurre algo?
-El mundo es un pañuelo... –susurró el imp.
-¿Qué?
-No es nada...Traedlo mañana para que le haga el registro y le llevemos a un lugar donde esté protegido. También tenéis que tener cuidado con los “Dying Walkers” aunque supongo que no habrá problema si sólo os atacan ellos.
-De acuerdo.
-Ah, y mucha suerte en casa de la chica –comentó Derain socarronamente.
-¡¿Eh?! –antes de que pudiese decir nada más se dio cuenta de que el demonio ya había colgado- Maldito imbécil... –dijo mientras observaba el teléfono.

-Ya he informado a Derain sobre la situación. Dice que lo llevemos mañana para que le hagan el registro y... –el chico llegó hasta la cocina donde encontró numerosos platos de comida dispuestos sobre la mesa y que presentaban un aspecto delicioso. En una de las sillas se encontraba Agramón, quien observaba con impaciencia cada uno de los alimentos- Esto es...
-Has llegado justo a tiempo, acabo de terminar –dijo Eri mientras depositaba un último plato encima del mueble y se quitaba el delantal que había utilizado- Servíos de lo que queráis. Hay de todo.
-Es increíble. ¿Cómo has conseguido hacer todo esto? –preguntó Akira sentándose en otra de las sillas mientras recibía el olor de la comida.
-Bueno...cuando una vive sola tiene que aprender a apañárselas en más de un sentido, así que tras varias pruebas con resultados de los que prefiero no hablar, conseguí aprender a cocinar de esta manera.
-¿Podemos empezar ya? ¡Me muero de hambre! –exclamó Agramón cuya baba mojaba el mantel que cubría la superficie de la mesa.
-Por supuesto. Adelante.

-Esto está buenísimo, Eri.
-Gracias. Me alegra que os guste.
-Creo que podría morir en paz –declaró Agramón.
-N-no exageres... –replicó la chica quien comenzaba a avergonzarse-. Ah, Akira-kun, hay algo sobre lo que me gustaría preguntarte.
-¿Fe qué fe frata (De qué se trata)? –preguntó el joven con la boca llena.
-Verás...recuerdo que la primera vez que me transforme el uniforme quedó hecho polvo. Sin embargo, cuando lo hice la última vez, cuando mataron a Shiina, no pasó lo mismo...
-¡Ah, efo (Ah, eso)! –antes de seguir hablando bebió un poco de agua- Eso fue obra de Asari-sensei.
-¿Asari-sensei? Ahora que lo pienso fue ella la que me trajo el uniforme...
-Ese uniforme está hecho con Setten. Cuando te transformas en demonio pasa a formar parte de tu propia energía como tal. Es como una especie de mecanismo de activación.
-Ya veo. Entonces, ¿el tuyo está hecho de lo mismo?
-Así es.
-Qué conveniente...
-Asari-sensei tiene sus trucos. Y contactos también...
-Ella dijo que...fue maldecida por un demonio, ¿verdad?
-Sí.
-El demonio que lo hizo, ¿también forma parte del equipo?
-Sobre eso la verdad es que no tengo mucha información pero quizás sea mejor que te lo cuente ella. Las historias personales de los demás no son algo que deban contar otros. Además todos lo que integramos el equipo de esta zona tenemos cosas de las que preferimos no hablar.

Eri sabía bien a lo que se refería, al fin y al cabo, hacía poco que se había enterado de la verdad sobre la familia de Akira. No podía evitar preguntarse que cantidad de atrocidades tendrían que haber pasado otros demonios como ella.

“Cuando aprendas a aceptar totalmente quién eres entonces podré enseñarte cómo usar tu poder de súcubo...”, las palabras de Derain cruzaron de manera fugaz la mente de la chica.

¿Quién era ella? Una demonio. Parte de aquellos que sufrían. ¿Acaso era algo que merecían? Es algo que se había preguntado durante mucho tiempo.

Ellos fueron los que atacaron a la humanidad, pero, aquellos que quedan, ¿realmente tienen que sufrir así? Los demonios, ¿de verdad se diferenciaban tanto de los humanos?

De repente la cabeza comenzó a dolerle. La imagen que vio cuando estuvo en la biblioteca del instituto volvió a mostrarse ante ella, sólo que esta vez había algo más.

Un hombre, vestido de blanco y cuya cara no podía ver con nitidez, llevaba esa espada apuntado al cuerpo de otro hombre que, moribundo alargaba la mano hacia... ¿ella?
-¡E-r-i!

La chica empezó a escuchar un pitido que se hacía cada vez más fuerte a la vez que la escena continuaba.
-¡E-r-i!

El pitido era insoportable hasta el punto de hacerla gritar de dolor. La joven no podía hacer más que observar aquello impotente. De repente, la figura de blanco levantó la espada dispuesta a rematar a su enemigo. Intentó gritar que no lo hiciese pero el pitido evitó que sus palabras se escuchasen. Fue entonces cuando, en el momento en el que la espada se dispuso a empalar el cuerpo del caído, el tiempo se detuvo en aquella escena, desapareciendo aquel ruido insoportable y únicamente quedando las palabras del moribundo: “Te quiero”

-¡Eri! ¡Eri! ¡Dios mío, Eri!

Lo siguiente que vio la chica fue el rostro preocupado de Akira, quien gritaba su nombre sin descanso.
-¿Qué? ¿Por qué?
-Buff, que alivio. Creí que te había pasado algo grave.
Eri miró a su alrededor y se dio cuenta de que se encontraba acostada sobre el suelo. A su lado yacía la silla sobre la que se había sentado, que parecía haber caído junto con ella.
-¿Qué ha pasado? –preguntó confusa.
-Te agarraste la cabeza gritando de dolor –contestó Agramón apareciendo sobre la cabeza de Akira-. Después te lanzaste al suelo sin dejar de gritar. El simplón no dejó de llamarte pero no reaccionabas. Nos has dado un buen susto.
-Lo siento...yo...no sé lo que me ha pasado...de repente vi aquello y...
-Por el momento vamos a levantarte. Ya nos lo contarás después...

-¿Una persona matando a otra?
-Lo sé. Yo tampoco entiendo qué significa pero parecía increíblemente real, como si lo estuviese viviendo en ese preciso instante –contestó Eri de nuevo sentada.
-Quizás si le preguntamos a Derain, él sepa algo sobre el tema. Mañana mismo hablaré con él.
-De acuerdo.
-Por ahora será mejor irse a dormir. Es posible que el cansancio también haya influido en lo que has visto.
-Sí...

Ya en su habitación Eri se dispuso a preparar un futón. No dejaba de darle vueltas a lo que había visto, es más, se le había quedado una sensación extraña. Era como si en ese momento hubiese vivido una completa desesperación...
-¿Qué estás haciendo, Eri? –preguntó Akira con una sonrisa irónica en su rostro.
-¿Huh? –saliendo de su ensoñación, se mostró confusa ante las palabras de su amigo- ¿Esto? –dijo señalando el futón- Para que puedas dormir, ¿qué si no?
-¿Esperas que duerma en la misma habitación que tú?
-En caso de que ocurra algo, ¿no sería mejor estar cerca el uno del otro?
-Bueno...tienes razón pero...
-¡Vamos! Déjate de formalidades y, ya que estás aquí, échame una mano.
-No creo que las formalidades sean el problema...

Terminados los preparativos ambos se acostaron en sus respectivos lechos. Agramón por su parte decidió tomar un hueco en la cama de Eri como lugar para dormir.

Aquel día había sido de lo más revuelto, primero el encuentro con Agramón, y luego aquella visión.

Moviendo ligeramente su mano tocó el cuerpo de Agramón, percatándose de la presencia del demonio.
-¿Estás cómodo, Agra-chan?
-...
-¿Agra-chan?
-Lo cierto es que...hacía tiempo que no lo estaba. Quizás te parezca raro pero es la primera vez en mucho tiempo que creo poder dormir tranquilo. Siempre había tenido que dormir escondido en algún callejón o lugar lo más oscuro posible hasta que logré esconderme en ese edificio. E incluso allí el suelo era frío y duro. Era difícil poder descansar tranquilamente.

La expresión de ella se volvió melancólica a la vez que acariciaba tiernamente la cabeza del demonio.
¿Tanto se diferenciaban humanos de demonios...?
-No te preocupes. Te prometo que a partir de ahora todo irá bien...

Al día siguiente, Akira despertó en una habitación desconocida. Su mente tardó un poco en recordar que se había quedado a dormir en casa de Eri.

De repente notó algo a su espalda, lo que provocó que girase la cabeza lentamente. En ese momento se dio de bruces con el rostro de Eri, quien se encontraba abrazada a la espalda del chico.

Éste, al verse en esa situación, rodó hacia el lado contrario sobresaltado, lo que provocó que la cubierta se enrollara alrededor de su cuerpo.

Cuando la chica notó la falta de algo que la cubriese, abrió los ojos, encontrándose con la escena causada por el joven.
-¿Qué haces así, Akira-kun? –preguntó medio dormida.
-Nada...nada de nada... –respondió él con resignación.

Más tarde, tras salir de la casa, los dos, junto con Agramón, el cual se hallaba escondido bajo el uniforme de Eri, se dirigieron al instituto para ver a Derain.

-Así que él es Agramón –dijo el imp con una voz más seria de lo normal para tratarse de él.

Los tres se encontraban en un aula cerrada para poder mantener una conversación en privado. Por su parte, Derain iba transformado en Reima.
-Déjalo un momento en el suelo y procederé a tomarle los datos para el registro.
-Antes hay algo que me gustaría pedirte –dijo Eri.
-¿De qué se trata?
-Me gustaría que Agramón se quedase conmigo.