lunes, 29 de agosto de 2016

Capítulo 28: Chronos y Chaos



-Bueno, ahora que estamos todos reunidos y parece que Dera-chan ya se siente mejor, vamos a continuar con aquello para lo que hemos venido –empezó Levi mientras aplaudía ligeramente para llamar la atención del resto-. Antes de nada creo que sería conveniente una presentación formal de cada uno de nosotros. Sobre todo por el hecho de que algunos habéis llegado hace poco. Así pues, Lu-chan, te encargo el trabajo.
-¿Por qué él? –se quejó Mammon.
-¿Acaso quieres encargarte tú, Ma-chan? –preguntó la demonio de pelo multicolor, con tono alegre pero que dejaba una sensación perturbadora.
-D-de acuerdo...-respondió la niña bajando la cabeza.
-¡Comencemos entonces! ¡Por orden de nacimiento, tenemos primero a Leviathan, pecado de la envidia! ¡También llamada Levi para abreviar! ¡La única demonio especializada en técnicas de agua y temida por su poder defensivo hasta el punto de ser apodada como “Impenetrable Shell”! ¡Además de eso estuvo ena...!
-Suficiente, Lu-chan.
-Uh, l-lo siento –se disculpó el pecado ante la intervención de Levi. Por la sensación que le había dado a Eri, el demonio estaba a punto de hablar de algo privado. ¿Qué era lo que iba a decir?
-¡Continuamos con Asmodeus, pecado de la lujuria! ¡También llamada As para abreviar! ¡Y digo “llamada” por el hecho de que ahora mismo se encuentra en su forma femenina! ¡As es capaz de cambiar de sexo a placer! ¡Debido a esto, tiene tanto Setten como Retten en su interior, pudiendo utilizar tanto habilidades humanas como demoníacas! ¡Debido a esto la apodan como “Multi-Bazooka”!
-Hubiese preferido un nombre más atractivo. Parece que pretendan dificultar mis relaciones sexuales –dijo Asmodeus encogiéndose de hombros.
-Sí, seguramente sea por eso... –murmuró Luka con expresión de cansancio.
-¡En el puesto número tres se encuentra Belphegor, pecado de la pereza! ¡También llamada Bel para abreviar! ¡Enfermera cuando está despierta y demonio cuando duerme! ¡Una vez cierra los ojos es capaz de influir en la voluntad de los demás, llegando a aumentar el Retten o Setten de aquellos a los que influye así como manejarlos a placer! ¡Además, también tiene grandes capacidades de combate cuerpo a cuerpo! ¡Por supuesto, éstas sólo pueden ser utilizadas cuando está durmiendo! ¡Por ello, se la apoda como “Sleepy Terror”!
-¿Entonces todos los demonios que se hospedan aquí estaban siendo manipulados por Bel-san? –preguntó Eri.
-Exacto, gracias a ella y a mi protección, hemos conseguido traerlos sin problemas –declaró Levi.
-Y así también es como nos ayudó a Nanako y a mí –dijo Kazuma, quien también se encontraba algo mejor tras haber descansado un poco.
Zebub asintió girando la vista hacia Bel, quien se había dormido de nuevo.
-Ella va a lo suyo... –murmuró, esta vez, Eri.
-Entonces sigo, ¿no? –preguntó Lucifer, a lo que todos asintieron.
-¡En cuarta posición, aunque no por ello menos importante, se encuentra Beelzebub, pecado de la gula! ¡También llamado Zebub para abreviar! ¡Sanador y transporte en largas distancias!
-¿Cómo debo tomarme eso? –preguntó el aludido.
-¡Además, cuando se transforma se convierte en una bestia capaz de demolerlo todo! ¡Por ello, también es apodado como “Grand Monster”!
-Mejor apodo de lo que esperaba –dijo Lilith.
-¡En quinta posición se encuentra Mammon, pecado de la avaricia! ¡No tiene abreviación pero podéis llamarla Ma-chan, al igual que Levi!
-¡Al que lo haga me lo cargo! –avisó la niña.
-¡Experta en transformación y telequinesis! ¡Por ello, también es llamada “Space Hacker”!
-Para mí, Ma-chan siempre será Ma-chan –dijo Levi, abrazándola como si fuese un peluche pese a la oposición del pecado de la avaricia.
-¿Por qué yo...?
-¡Y por último, un servidor! ¡Lucifer, pecado del orgullo! ¡Podéis llamarme Luci para abreviar!

Todos se mantuvieron a la espera de que Luci extendiese más su presentación, sin embargo, no dijo nada más sobre sí mismo.
-¿Eh? ¿Por qué de los demás has dicho sus habilidades e incluso apodos pero de ti no? –preguntó Akira, frunciendo el ceño.
-¿Eh? ¿No lo he dicho? –respondió el demonio haciéndose el desentendido.
-Yo te contestaré a esa pregunta –dijo Mammon con sonrisa maliciosa-. Lucifer es el único que no destaca en nada ni tiene habilidades especiales. De hecho, a él se le conoce por el apodo de “Abnormal”.
-¡Me siento orgulloso de ese apodo! –exclamó el pecado, hinchando el pecho.
-¿Entonces por qué lo has escondido?
-No quería ensombrecer a los demás.
-Ya...seguro...
-Vale, vale –dijo Levi, intentando desviar el tema-. En cualquier caso, ya hemos sido presentados todos...
-¡Un momento! –interrumpió Luka- Pero si sois seis. Quiero decir, ¿no son siete los pecados capitales? Faltaría el de la ira.

La habitación se quedó en silencio. De repente, todos los pecados pusieron una expresión triste, excepto en el caso de Luci, quien, debido a la armadura que llevaba puesta, hacía difícil verla.
-La ira es el pecado que correspondía a Chaos –explicó Levi con una sonrisa melancólica.
-¿Chaos? –preguntó Eri, confusa.
-Es el verdadero nombre de Satán.
-¡¿Eh?! –todos los presentes, salvo Kaoru y los propios pecados, se sorprendieron.
-Entonces lo de Dios y Chronos... –comentó Derain.
-Dejadme que empiece por el principio –dijo la demonio de pelo multicolor-. Hace muchísimo tiempo, antes de que existiesen los humanos, los demonios y los ángeles, nacieron en este mundo los primeros organismos con consciencia sobre sí mismos. Estos eran dos hermanos, los cuales se autodenominaron como Chronos y Chaos. En un principio no tenían forma definida y vagaban por el mundo, conviviendo con otros seres vivos como los animales y las plantas. Ambos tenían un inmenso poder, sin embargo, no fue hasta años después cuando, más experimentados y conocedores de lo que les rodeaba, comenzaron a aprender a usarlo. Fue entonces cuando decidieron adquirir una forma definida: Chaos tomó una forma humanoide con patas de cabra, cuernos en la cabeza y alas de ángel; Chronos, por su parte, la de un humano normal y corriente de piel pálida, pelo negro, alto y fuerte.
Tras esto, decidieron dar el siguiente paso: crear vida. Aunque eran hermanos, la energía de ambos, que tiempo después se denominarían como Setten y Retten, era diferente en cada uno. De manera que uno de ellos crearía a los humanos, basándose en su propio aspecto, y el otro a los ángeles y los demonios.
-Según la Inquisición, hay otras teorías, como que los ángeles fueron creados por Dios y algunos se cambiaron al bando de los demonios, pasando a llamarse “Ángeles caídos” –comentó Akira.
-Sí, y otros escritos dicen que Satán los creó pero que la gran mayoría prefirió unirse al bando de Dios debido a la maldad de Satán –replicó Levi.
-Yo siempre he escuchado la historia de que algunos se mantuvieron como neutrales y otros escogieron un bando –dijo Eri.
-Esa sería la opción más acertada, y la más extendida entre la mayoría de los demonios. La Inquisición sólo puede hablar de teorías en este caso pero algunas de ellas le han servido para tener más seguidores. La verdad, no obstante, es mucho más oscura. Por desgracia, es algo que sólo sabemos nosotros.
-Pero si es algo que sabíais, ¿por qué no lo habéis revelado? –preguntó Luka.
-Por nuestra debilidad.
-¿Vuestra debilidad?

Levi asintió.
-Además de los demonios, los ángeles y los humanos; Chronos y Chaos crearon a alguien más: una entidad con forma de mujer llamada Biblia.
-¿Biblia? ¿No es así como se llama el libro donde se recoge la historia de la religión cristiana? –preguntó Akira.
-Precisamente lo adoptaron de ella. Biblia fue creada con la intención de que registrase la historia a partir de la creación de las tres especies. Asimismo, también actuaba como núcleo que mantenía bajo control los poderes de ambos hermanos. Una manera de evitar que estos pudiesen hacer daño a lo que ellos mismos habían engendrado, ya que desconocían hasta qué punto podían llegar sus habilidades. Sin embargo, debido a ese control, Biblia podía ser utilizada en su contra, motivo por el que hicieron que únicamente ellos y su descendencia directa (hijos, nietos, bisnietos, etc.) fuesen capaces de activar sus habilidades.
-¿Y qué pasó con Biblia entonces? Quiero decir, no se habla de ella en ninguna leyenda ni historia –preguntó Eri.

Levi se volvió la vista hacia el resto de pecados, quienes la miraron y asintieron, incluida Belphegor, quien se había despertado durante el transcurso del relato.
-Lo que os vamos a mostrar ahora es una combinación de nuestros recuerdos. Después de verlo, lo entenderéis. Bel-chan, Ma-chan...

Acto seguido, las dos demonios cerraron los ojos, provocando que, poco a poco, la habitación se oscureciese hasta no verse absolutamente nada.
-¿Qué está pasando? –preguntó Ahren, quien hablaba por primera vez desde hacía un buen rato.
-Están combinando sus habilidades. Bel-chan está manipulando nuestras mentes para conectar todos nuestros recuerdos a Ma-chan, que está transformando la realidad acorde a ellos. Os pido que, veáis lo que veáis a partir de ahora, guardéis silencio. De lo contrario, es posible que la transmisión se vea interrumpida.

Poco después, el escenario se esclareció hasta dar forma a una verde llanura recorrida por un río de aguas transparentes y numerosos árboles dispuestos desordenadamente en los alrededores.

A lo lejos se observaban varias casas de piedra de distinto tamaño, sin embargo la imagen se centraba en una que se situaba cerca del río, constituida por dos pisos y frente a la que estaba sentado un humanoide con patas de cabra y el resto del cuerpo de hombre. Además, poseía cuernos sobre su cabeza y una larga melena de color negro que caía por su espalda. Asimismo, de su espalda brotaban dos grandes alas blancas.

“Ese debe de ser Sa...quiero decir, Chaos”, pensó Eri, anonadada por la visión del creador de los de su especie, y por quien, sin saber por qué, comenzó a tener un sentimiento de nostalgia.

Por su parte, Chaos parecía estar ocupado entrelazando una serie de hojas de color verde y de aspecto largo y fuerte, formando una especie de cuerda que se dividía brevemente por el centro volviendo a estar unido un par de centímetros después, dejando un pequeño espacio entre las dos ramificaciones.

En ese momento, se escucharon los gritos de unos jóvenes.
-¡Ni siquiera puedes manejar bien tu Setten!
-¡Eres una vergüenza para los demonios!
-¡Eh! ¡Tengo una idea! ¡Vamos a lanzarlo al río!
-¡Dejadme en paz!
-¡Vamos! ¡Cogedle!
-¡No! ¡Soltadme!
Poco después, aparecieron en escena cinco individuos de distintas anatomías y colores, cuyos cuernos delataban su procedencia y que llevaban a un sexto cogido por todas sus extremidades, al cual lanzaron al río sin ni siquiera una cuenta atrás.

Por suerte, ni el río era profundo ni la corriente fuerte, por lo que aquella broma pesada no pasó de un buen chapuzón para el sexto de ellos, quien recibió las carcajadas del resto.
-¡Eh! ¡¿Qué hacéis aquí?! –exclamó Satán, quien se levantó de su sitio y caminó a zancadas en su dirección.
-¡Se-señor Chaos! –exclamaron los demás poniéndose rígidos.
-¡¿Le acabáis de lanzar al río?!
-¡S-sólo era una broma!
-¡Pues a mí no me parece que se esté riendo! ¡Disculpaos de inmediato!
-¡Sí, señor! ¡Lo sentimos!
-Y dejad de llamarme señor. Llamadme Chaos a secas –dijo sonriendo mientras acariciaba la cabeza de uno de los jóvenes, quien se mostró sorprendido-. En cualquier caso, que no se vuelva a repetir.
-¡Sí! –tras esto, lo cinco se marcharon de allí.

-¿Estás bien? –preguntó Chaos.
-Eres demasiado blando, Chaos.
-¿Tú crees? –preguntó él mientras lo sacaba del agua.
-Si yo hubiese estado en tu lugar les habría castigado –el sexto de los jóvenes se escurrió la ropa mientras hablaba. Se trataba de un joven demonio cuyos cuernos consistían en pequeños conos afilados que sobresalían de su corto cabello negro. Además, presentaba orejas puntiagudas y ojos tristes, color azul claro. Su cuerpo era alto y delgado, dándole un aspecto frágil.
-No es mi manera de hacer las cosas. Al contrario que mi hermano, considero que si fuese demasiado recto con todos vosotros, no os dejaría la suficiente libertad como para encontrar vuestro propio camino. Como especie, creo que eso es importante.
-¿Qué ocurre con mi manera de enseñar? –comentó una voz justo detrás de Chaos, tras lo cual, éste último recibió un capón en el centro de la cabeza.
-¡Ah! ¡Eso ha dolido, Chronos! –se quejó Chaos, dándose la vuelta para encarar a un hombre de pelo negro, un poco más largo que el del joven demonio pero sin llegar a la melena que ostentaba Chaos, y liso y algo curvado en las puntas. La complexión de Chronos, sin duda se diferenciaba considerablemente de la del chaval, mostrando una gran musculatura, con lo que imponía bastante.
-Eso te pasa por ir diciendo cosas de mí a mis espaldas.
-Ni que tú fueses diferente... –se quejó Chaos mientras se cruzaba de brazos, recibiendo otro capón de su hermano- ¡Ay!
-¿Es la primera vez que te hacen algo así? –preguntó Chronos.
-No, debido a que no puedo utilizar técnicas con el Setten, los chicos de mi edad me marginan. Dicen que soy un inútil y una vergüenza para los demonios.
-Oh, quizás alguien debería ponerles en su sitio –indicó el hombre mientras se crujía los huesos de las manos y se dibujaba una sonrisa maliciosa en su rostro.
-Ya he dicho que no. No pienso dejar que intervengas y tampoco voy a hacerlo yo. Es él quien tiene que aprender a resolver sus problemas y, a ser posible, sin necesidad de violencia.
-Pero yo no puedo hacer nada. Si les contrario me pegarán y aunque me defienda, no conseguiré hacerles nada. Al fin y al cabo, soy un inútil...
-Para nada. El hecho de que seas diferente dentro de los demonios no indica que dejes de ser uno de ellos. Pero para demostrar que lo eres, tienes que estar orgullosos de quién eres, Luci.

“¿Huh? Entonces, ¿ése es Lucifer?”, se preguntó Eri.
-Confianza en mí mismo –dijo el joven demonio-. Es difícil cuando nadie confía en ti.
-Yo confío en ti, Luci.
Sin estar muy convencido de sus palabras, Lucifer se limitó a bajar la cabeza, tras lo cual Chaos se la acarició como si de un hermano pequeño se tratase. Posteriormente, el joven demonio se marchó de allí, desapareciendo de la imagen que se proyectaba a los presentes en la habitación.
-¿Estás seguro de esto, hermano? No parece que ese chico vaya a saber solucionar sus problemas solo. A veces es conveniente aplicar un castigo adecuado a tus súbditos para que aprendan la lección. El miedo es una buena manera de mantener el orden.
-Si tengo que mantener el orden mediante el miedo, entonces prefiero que no haya orden, Chronos.
El hombre resopló, encogiéndose de hombros.
-Como quieras, no me meteré en tus asuntos. Al fin y al cabo, tú los engendraste y es tu deber decidir cómo guiarlos.

En ese momento, la puerta de la casa se abrió, dando paso a dos chicas, una de aspecto más mayor que la otra.
La más joven de las dos llevaba un vestido blanco y el pelo de varios colores, por lo que Eri la identificó como Levi, quien era prácticamente clavada a la actual salvo que sus facciones estaban más suavizadas y el cabello le llegaba hasta el cuello en lugar de caer sobre su espalda.

La otra chica era un poco más alta, destacando su melena larga y pelirroja, con una trenza que rodeaba su cabeza al igual una corona, y su expresión afable. También iba ataviada con un vestido, sólo que éste era de color negro con un cinto dorado que rodeaba la zona de la cadera.

Cuando Eri la vio, una parte dentro de ella comenzó a sentirse mal, como si algo estuviese revolviéndose en el interior de su cuerpo.
-¿Huh? ¿Qué estáis haciendo? –preguntó la joven Levi, acercándose a los dos hermanos.
-Nada, Levi. Sólo charlábamos –respondió Chaos.
-Oh, Levi. Qué bien te queda ese vestido –dijo Chronos-. ¿De dónde lo has sacado?
-Me lo ha regalado Biblia. Dice que lo hizo basándose en el diseño del suyo pero que el blanco me quedaba mejor.
-Está preciosa, ¿no crees, Chaos? –preguntó Biblia dedicándole una dulce sonrisa a la joven demonio.
-Por supuesto –dijo el aludido, provocando que Levi desviase la mirada con el fin de esconder su sonrojo.
-Os he traído algo de beber –dijo Biblia.
-¡Qué considerada! –exclamó Chronos- ¡Estaba que me moría de sed!
-Gracias –declaró Biblia-, ¿tú no quieres, Chaos?
Chaos echó un instantáneo vistazo a la zona por la que se había marchado Luci, poniendo expresión de preocupación. Acto seguido, decidió dejar de pensar en ello por el momento y aceptó la oferta de Biblia.

Aquella imagen fue desvaneciéndose poco a poco hasta que la habitación volvió a estar a oscuras, lo que Eri interpretó como un cambio de escena. Desde su punto de vista, aquella situación era de lo más alegre y pacífica, nada que pudiese indicar que en algún momento de sus vidas se produciría una guerra. No obstante, las pequeñas cosas pueden dar lugar a que poco a poco, todo degenere; y las imágenes que los pecados les enseñarían más tarde, lo demostrarían.

lunes, 22 de agosto de 2016

The Legacy of Emil Greenard: Capítulo 11

-¡Ahora! –exclamó Naithan, sonriente, poco antes de que alguien se precipitase sobre Quattuor, quien esquivó el ataque en el último segundo.

-¡Maldita sea! ¡Un poco más y te habría quitado el núcleo! –se quejó la persona que acababa de aterrizar en el suelo, que no era otra que Quinque, portando consigo una “Errantia”.

-Así que aquí estabas –comentó Quattuor.

-Me temo que tendremos que luchar –declaró Alder, emitiendo un silbido tras el cual hizo entrar a sus dos guardaespaldas. Éstos devolvieron sus armas, de las que se habían hecho cargo previamente, a Razer y Ceron, y fueron junto a su líder para protegerlo.

 

La situación al otro lado de la puerta no era mucho mejor. Los soldados del gobernador de la facción se esforzaban por mantener a raya a los del imperio, pero debido a que les superaban en número, no parecía que fuesen a aguantar mucho.

 

Iniciando el contraataque, Razer se lanzó a por Naithan enarbolando su estoque, pero fue detenido por Duobus, que manejaba una espada ancha a dos manos.

-¡Duobus! –exclamó el emperador, a lo que ella asintió, haciendo aparecer, a través de un portal, una lanza de gran longitud adornada con dos plumas rojas en la zona que unía el mango con el filo.

 

Tras cogerla, Naithan atacó a Razer mientras estaba ocupado con la descendiente, apareciendo Ceron desde detrás para detenerle con su Hydra, transformada en una espada.

 

Mientras tanto, Kareth se transformó en Eraser y embistió a Detz, empujándolo contra la barandilla.

-¡Tú y yo tenemos una cuenta pendiente! –indicó el chico.

-Estoy de acuerdo –respondió el científico, tomando la misma forma que durante su último enfrentamiento-. Y esta vez me ocuparé de matarte –entonces le propinó una patada en el pecho que lo lanzó varios metros atrás para luego tratar de rematarlo clavándole sus garras en el cuello, momento en que la armadura de End se interpuso en su camino.

-¡No te olvides de mí! –dijo Kai, apareciendo por su lado para golpearle en el costado, sin éxito, pues su adversario lo esquivó hacia un lado y, tras agarrarle de la pierna, giró sobre sí mismo hasta arrojarle contra la mesa.

 

Fue entonces cuando el otro chico, incorporándose de nuevo al combate, se lanzó a por él con ambas garras al frente, siendo detenido por las del científico, convirtiendo el combate en una prueba de fuerza para los dos.

 

-¡Pensé que después de haber fallado una vez, estarías muerta! –se burló Quattuor mientras se protegía de los ataques rápidos de Quinque.

-¡No me subestimes! –le respondió ella, intentando penetrar su estómago con la hoja de su arma pero perdiéndola en el proceso al recibir un golpe del dorso de la mano de su contrincante, quien se alejó de ella justo cuando una sonrisa se dibujaba en su rostro.

 

En ese instante, descubrió otra presencia a su espalda que le hizo girarse, deteniendo justo a tiempo la estocada de una segunda “Errantia”

-¡Sextus! –exclamó Quattuor, al ver al joven de pelo extravagante, al mismo tiempo que intentaba encontrar una posición que no le dejase en desventaja.

-Ahora que somos dos, quitarte el núcleo será más fácil –determinó Quinque.

-¿No estáis siendo un poco injustos?

-En la guerra todo vale.

 

Por otro lado, Ceron continuó atacando con su espada a Naithan, realizando una serie de estocadas con las que no conseguía acertar en su objetivo, pues la destreza de éste con la lanza se lo impedía.

 

Entonces, aprovechando que una de esas estocadas logró desestabilizarlo, realizó un corte vertical con intención de acabar con su vida. Por desgracia, un disparo la desvió del trayecto, y unos cuantos más llegaron incluso a romper parte de su armadura, obligándole a escudarse detrás de su arma.

-¡Razer, ¿qué estás haciendo?! ¡Si no la entretienes no podré vencerle! –se quejó Ceron refiriéndose a Duobus, autora de los disparos.

-¡Ya me gustaría a mí, pero no es tan fácil! –contestó el chico, quien trataba de atravesar la defensa de su adversaria, consiguiendo únicamente que ella le ganase terreno pese a que ahora tenía su otra mano ocupada por una pistola.

-¡¿Quién te crees que soy?! –le gritó Naithan al gobernador, aparentemente molesto porque éste había insinuado poder ganarle en combate, tras lo cual le acertó en el pecho, haciéndole retroceder. En ese mismo momento, Duobus contraatacó a Razer, lanzándolo contra el suelo de una patada en la cara.

-¡Kareth! ¡¿Podrás encargarte tú solo de Detz?! –preguntó Kai, al observar la situación de los otros dos.

-¡Sí, tranquilo!

-¡Bien! ¡Voy a intentar algo! ¡Es arriesgado, así que espero que salga bien! –dijo, cerrando los ojos unos instantes- ¡Hel-End!

 

De repente, ambos Infernos aparecieron encima de él, uno de ellos rodeándole con una armadura de fuego y electricidad, y la otra, como dos brazos esqueléticos empuñando las espadas de End.

-¡Vamos allá!

 

Moviendo su mano derecha al frente, el joven envió uno de los brazos de Hel a por Duobus, quien, viéndose sorprendida, no pudo evitar ser lanzada contra una de las paredes de aquel balcón.

 

Tras levantarse y ver que Kai se había situado justo delante de ella, invocó dos pistolas, ambas manteniéndose flotando sobre sus hombros, y sustituyó sus anteriores armas por una espada y un escudo negro azabache.

 

“No es muy expresiva”, pensó el nigromante, al comprobar su falta de reacción ante su inminente pelea.

-Hay algo que me gustaría preguntarte –dijo, a lo que ella continuó en silencio, sin moverse, como si le diese tiempo a explicase- Me lo tomaré como un “te escucho”... –continuó, sintiéndose ignorado- ¿Sabes dónde Unum ahora?

 

Después de unos segundos de silencio,  que se hicieron eternos para él, ya que ni siquiera gesticulaba, decidió responder.

-Supongo que no pasa nada por decírtelo. Unum está atacando la villa de los Rebeldes, junto con los Erasers.

-¡¿Qué?! –se sorprendió Kai, cuya expresión se volvió una de preocupación-. Miruru...

 

-Necesito que vengas conmigo –dijo Unum acercándose poco a poco a la chica, quien, con piernas temblorosas, dio algunos pasos atrás.

 

En ese momento intervino Miruru, poniéndose al lado de Nara y levantando su brazo derecho hacia él que, pillado por sorpresa, fue lanzado lejos de allí por una fuerza invisible.

-¡Corre! –dijo la semidiosa, cogiendo a su amiga de la muñeca y marchándose de allí.

-Así que queréis jugar, ¿eh? Muy bien ¡Juguemos! –dijo Unum, una vez hubo recuperado el equilibrio en el aire.

 

-¡Déjame! ¡Si vienes conmigo también irá a por ti! –exclamó Nara.

-¡Prometí que te protegería y eso es lo que voy a hacer!

-¡Pero si vamos ahora al refugio, pondremos a los demás en peligro!

-¡Daremos un rodeo! ¡Puede que así lo despistemos y ganemos algo de tiempo! ¡Además tenemos que dejar al niño en un lugar seguro! –contestó Miruru, quien señaló con la cabeza al pequeño en brazos de Nara, todavía sollozando.

-Gracias, Miruru –dijo la chica, esbozando una sonrisa.

-¡Ya te lo he dicho! ¡Soy tu amiga del alma, ¿no?!

 

En otra parte de la villa, Ivel conseguía atravesar con su lanza la piel de uno de los Erasers, sin embargo la herida era demasiado superficial como para ser letal, incapaz de detener su avance.

-¡Son más resistentes que las criaturas de los yermos! ¡Rodeadles y atacad sus extremidades! ¡Lo desestabilizaremos y golpearemos sus partes más blandas!

-¡Entendido! –respondieron el resto de nómadas que la acompañaban, dividiéndose en dos grupos de tres individuos que corrieron por ambos lados del Eraser, atacando sus espinillas. De esa forma, lograron reducir sus movimientos, lo que Ivel aprovechó para subirse encima de su cabeza y clavarle el filo de su lanza con su tercer brazo.

-¡Aaaah! –gritó tras penetrar la parte más alta de su cráneo hasta cuatro veces, sin pese a ello conseguir profundizar en él.

 

En ese momento, el Eraser se irguió sobre sus patas traseras y, rugiendo con furia, realizó con una de sus delanteras barrido horizontal con el que alcanzó a dos nómadas, lanzando a uno contra la pared de una casa y al otro contra la ventana.

 

Con gran esfuerzo por mantenerse sujeta al monstruo, Ivel avanzó unos metros hasta situarse cerca de sus ojos, hundiendo su arma esta vez en uno de ellos y haciendo que chocase contra una construcción.

 

Después, aprovechando que se había detenido, volvió a atacar el mismo punto, ahondando todo lo posible hasta asegurarse de que estaba muerto. Aliviada, suspiró y se bajó del cadáver, reuniéndose con sus compañeros.

-¡Comprueba el estado de los heridos! –ordenó a uno de ellos-. ¡Los demás venid conmigo! ¡No reuniremos con el equipo de mi padre para ir a por el siguiente! –sentenció a la par que los demás asentían.

 

-¡Rápido! ¡A las patas!

No muy lejos de allí, Sarah daba órdenes a los soldados mientras ella misma disparaba una de sus flechas a la misma zona.

-¡Me han dicho que acaban de colarse otros dos! –informó Seph, apareciendo a su lado.

-¡Es imposible mantenerlos a raya! –se quejó la peliazul, viendo cómo su objetivo mandaba a volar a varios rebeldes.

-¡Y aún hay más! ¡Algunos de ellos se han quedado en las afueras formando una línea!

-¡¿Una línea?! ¡¿Para qué?!

-¡No lo sé, pero tengo un mal presentimiento!

 

En ese momento, Drake, que se encontraba varios metros alejado de ellas, fue alcanzado por las garras de un Eraser, siendo arrojado por los aires y cayendo a tierra con un ruido seco, quedándose inmóvil.

-¡¡DRAKE!! –gritó Seph, corriendo hacia él, observándolo, al llegar, con los ojos cerrados y un desgarramiento en el abdomen. Por suerte, superficial.

-Su pulso es débil –indicó Sarah, agachándose para poner una mano sobre su cuello-. ¡Lleváoslo de aquí! ¡Deprisa! –ordenó a un par de soldados cercanos.

-¡¡Drake!! ¡¡Drake!! –Seph, llorando sobre él, se agarró a la ropa del chico cuando intentaban llevárselo.

-¡Seph! ¡Cálmate! –ordenó Sarah, abrazándola para evitar que se interpusiese en el trabajo de los soldados.

-¡Drake! –dijo por última vez, disminuyendo la fuerza con la que trataba de deshacerse de su agarre, hasta haberse calmado un poco. Era la primera vez que la peliazul la veía así, pero no podía culparla por ello.

-Estará bien. No te preocupes. Ahora debemos encargarnos del resto de monstruos. Si no, más gente acabará como él o incluso peor, ¿de acuerdo?

 

Unos segundos de silencio bastaron para que su amiga, con las mejillas todavía húmedas y los ojos rojos, asintiese y se levantase, no sin ayuda, para continuar con la batalla.

 

En ese instante, Sarah observó cómo otro de los Erasers aplastaba contra tierra a varios soldados, dejando sus cuerpos casi despedazados. Entonces, una rabia incontrolable se apoderó de ella, empujándola de nuevo a la batalla.

 

Mientras tanto, en la residencia del emperador, Quattuor seguía su lucha contra Quinque y Sextus, en la que sólo se le permitía defenderse ya que ninguno le daba espacio para contraatacar.

 

El combate se le dificultó aún más cuando Sextus produjo una distorsión en el espacio donde se encontraba.

-¡Mierda! –se quejó, consiguiendo que su cuerpo, a excepción del brazo, quedasen fuera de rango, lo que fue aprovechado por Quinque para atacar con su “Errantia”, siendo esquivada por poco. Finalmente, la chica le acabó propinando una patada con la que le hizo chocarse contra la barandilla de piedra.

 

Durante un tiempo, permaneció inmóvil, con la espalda pegada a los anchos barrotes, dejando que su brazo se regenerase.

-¡Sois un grano en el culo! –declaró.

-Entonces hacemos bien nuestro trabajo. En cuanto te saquemos el núcleo, podré soltar esta espada y atacarte con todo –contestó Quinque.

 

De repente, un cuchillo atravesó el pecho de Sextus, quien se revolvió para quitarse de encima al propietario del arma pero recibió en respuesta una patada con la que acabó en el suelo. Al mismo tiempo, Quattuor, cogiendo desprevenida a Quinque tras el ataque a su compañero, le propinó un puñetazo con el que acabó enviándola al mismo sitio que él.

-Me llamo Zein y soy uno de los guardaespaldas del señor Alder –se presentó el recién llegado- Estoy aquí para ayudarle.

-Sinceramente no me importa tu nombre, pero te debo una, así que te voy a dar un consejo: procura no acercarte a mí –respondió Quattuor, cuyo brazo se había recuperado por completo-. No quería llegar a esto, ya que puede que me descontrole un poco, pero, visto lo visto, tendré que ponerse serio.

 

Nada más acabar la frase, la musculatura de sus brazos y piernas empezó a contraerse, creciendo en tamaño y dándole una apariencia más imponente de la que solía tener.

-¡Vosotros dos! ¡Más os vale estar preparados! –dijo, chocando ambos puños.

-¡Ugh! –se quejó tanto Quinque como Sextus, incorporándose y encarándose a su compañero, tras lo que el segundo de los dos alzó su mano e hizo aparecer cuatro distorsiones más sobre las extremidades de Quattuor.

Pese a ello, el  no se amedrentó, y cargó hacia delante a una velocidad mucho mayor de la que había mostrado hasta entonces, evadiendo los espacios distorsionados y dirigiéndose hacia Sextus, quien, previendo sus movimientos, hizo aparecer una gran bola metálica y la dejó caer encima de él.

-¡¿Pero qué?! –se sorprendió Quattuor, antes de que impactase sobre él, generándose un fuerte levantamiento de polvo.

-Durante el tiempo en que no nos hemos visto, yo también he mejorado, y resulta que mi habilidad no se limita a eliminar materia, sino también a crearla de la nada.

-¡Buen trabajo, Sextus! –lo halagó Quinque.

 

Por desgracia, su alegría no duró mucho, pues la bola acabó por agrietarse y, tras pocos segundos, quedó reducida a gravilla.

-¡¿En serio pensabas que ibas a detenerme con eso?! –preguntó Quattuor, embistiendo a Sextus contra la pared y haciéndola a soltar la “Errantia”, que voló hasta acabar a los pies de Alder. Asimismo, la onda expansiva del golpe consiguió desequilibrar a las personas más cercanas, incluida Quinque, lo que permitió al descendiente desplazarse hasta ella y golpearla en el costado, dejándola en el suelo, retorciéndose de dolor.

-Increíble –se impresionó Zein.

 

En otra parte de la sala, la batalla entre Detz y Kareth se había puesto a favor del primero, cuya fuerza era superior a la del joven.

-Mientras no hayas sido aceptado del todo, serás incapaz de vencerme –señaló Detz, quien lanzó una serie de puñetazos sobre su cuerpo, sentenciándolo con una patada que lo dejó de rodillas-. Si te hubieses unido a nosotros, no habrías tenido que pasar por esto.

-¡¿Y haber dejado que Nara fuese vuestro juguete?! ¡Ni lo sueñes!

-El final es el mismo. Unum capturará a esa chica y la traerá de nuevo ante nosotros. La diferencia es que tú ya estarás muerto.

-¡Lo único que marcará la diferencia será tu muerte!

-Lástima que no se vaya a cumplir –respondió Detz, que, situado a cierta distancia, concentró energía de color rojizo en su mano, igual que la del rayo que lanzase Kareth cuando todavía no controlaba su transformación y que estuvo a punto de destruir la villa de los Rebeldes-. Éste es el significado de la perfección. Adiós, dile a tus padres que les envío un regalo.

-¡Kareth! –exclamó Quattuor.

 

Entonces, liberó la energía de su mano, arrojando un rayo que, aunque menor que el del chico, era igual de letal.

 

Por suerte para Kareth, éste no llegó a impactar contra él, ya que fue desviado hacia arriba por la pierna de Quattuor, provocando que el cielo se volviese momentáneamente de color rojo, deshaciendo las nubes a su paso.

 

Una vez hubo acabado todo, el joven observó con expresión aterrada lo ocurrido.

-¿Qué pasa, chico? Ni que hubieses visto un fantasma –contestó Quattuor, con la voz quebrada por el dolor.

-Tu pierna... –dejó escapar al ver que ésta había desaparecido completamente.

-Una pierna no es nada, si a cambio... –sin llegar a acabar la frase, una espada atravesó su pecho, sacando el Núcleo de Jade de su interior.

-Se acabó –dijo Quinque, sujetando el arma.

martes, 16 de agosto de 2016

Capítulo 27: Combate animal



-¡Paso ligero! ¡Por aquí llegaremos enseguida!
-¡Sabemos dónde está la casa de nuestra amiga! –se quejó Luka al hombre de pelo rubio.
-¡Eso ya lo sé, nena! ¡Y no me ha hecho falta meterte en la cama para ello! –respondió él mostrando una sonrisa de dientes brillantes.
-¡Gah! –a la joven le entraron nauseas al escuchar aquella frase.
-¡En cualquier caso, con mi guía evitaréis encontraros con esos vírgenes descerebrados!
-¿Se refiere a los “Dying Walkers”? –le preguntó Shiina a Kaoru.
-Creo que sí... –respondió el otro sin estar seguro.
-Ah...en cualquier caso, sí que es cierto que desde que nos hemos topado con él no nos hemos cruzado con ninguno –comentó Shiina.
-Por supuesto. Asmodeus-sama es uno de los pecados capitales. Ya os he dicho que podéis confiar en él.

En ese momento, delante de ellos apareció un gran tigre de color negro, el cual les hizo detenerse. Montado sobre él, se encontraba un hombre de entre treinta y cuarenta años, pelo liso, corto y con un flequillo que casi tapaba sus ojos. Asimismo, vestía una gabardina blanca con sendos tigres cosidos con tela azul a cada lado, camiseta y pantalones también blancos y zapatos marrones.
-Ups, parece que tenemos compañía –avisó Asmodeus.
-¡¿Cómo que tenemos compañía?! ¡¿No se supone que éste era un camino seguro?! –exclamó Luka.
-Tú lo has dicho. Lo era.
-¡Ni siquiera te trabajas tus excusas!

Apenas hubo terminado de hablar cuando el tigre se lanzó a por ella, dando lugar a que Kaoru se pusiese enmedio para protegerla. Sin embargo, en el último segundo, el animal se desvió radicalmente de su curso y dirigió su ataque hacia Asmodeus, quien lo detuvo pese a ser empujado unos centímetros hacia atrás.
-¿Huh? –el apóstol que iba encima frunció el ceño- Juraría que le había ordenado ir a por la chica.
-¿No será que tu pequeñín tiene dudas sobre su sexualidad? –bromeó el pecado.
-¿Qué es lo que has hecho?
-Mi nombre es Asmodeus, pecado capital de la lujuria. Es sencillo para alguien como yo el seducir hasta a los animales.
-Ya veo, no esta nada mal. Aunque mis animales son muy inteligentes. No creas que eso te funcionará una segunda vez.
-¿Eso piensas? Diría que éste ya te ha puesto los “cuernos”.
Nada más nombrar la palabra, dos cuernos aparecieron a partir de las sienes del demonio, clavándose en el cuello del tigre, el cual saltó hacia atrás, rugiendo de dolor y provocando que su dueño tuviese que bajarse.

Asmodeus aprovechó para intentar embestir al apóstol, sin embargo, un doberman, surgido de la nada, se arrojó sobre el demonio, quien tuvo que retractarse de su movimiento y evadirle.
-Descansa –dijo el apóstol posando una mano sobre el lomo del tigre y haciéndolo desaparecer entre esferas de luz al mismo tiempo que el doberman se situaba a su lado-. No me gusta nada que mis animales salgan heridos, ¿sabes?
-Y pese a ellos los utilizas para pelear por ti. A este paso no lograrás impresionar a ninguna mujer...
-No los utilizo. Ellos lo hacen a cambio de mi agradecimiento.
-Ajá, entonces simplemente les has lavado el cerebro. No está bien drogar a una dama para tener sexo con ella, ¿sabes?
-Ah...esta conversación no nos va a llevar a ninguna parte.

El apóstol emitió un silbido ayudándose de sus dedos pulgar e índice y, acto seguido, aparecieron otros dos doberman que se situaron al lado del primero.
-Por más que saques dudo mucho que me supongan un reto.
-Nadie ha dicho que fueses su objetivo.
Los dos perros recién llegados se lanzaron contra Kaoru, Shiina y Luka. Asmodeus intentó utilizar la misma técnica de antes para atraer la atención de ellos, sin embargo, justo cuando los animales atacaron, también lo hizo su adversario, obligándolo a defenderse y empujándolo hacia una pared.

Notando un dolor punzante en sus antebrazos, el demonios se dio cuenta de que tenía garras clavadas en ellos. Éstas procedían del apóstol, quien también presentaba unos más que afilados colmillos en su dentadura.
-Así que tú también eres un animal... –sonrió el pecado mientras el can restante saltaba hacia su hombro y le mordía, sintiendo un dolor que fue extendiéndose poco a poco por el resto de su cuerpo y que era más intenso que el provocado por las garras de su contrincante-. Esto es...
-Por tu expresión diría que eso no te ha hecho tanta gracia. El nombre de este doberman es Giftig. Significa “venenoso” en alemán. Inyecta una gran cantidad de Retten en el cuerpo de aquello a lo que muerde de manera que entra en conflicto con el Setten de su interior. Por eso es muy efectivo contra demonios y ángeles. En unos minutos, el Retten habrá llegados a todas las partes de tu cuerpo y morirás.

Por otro lado, las dos chicas y Kaoru estaban espalda con espalda, encarando a los otros dos perros.
-Son perros y son sólo dos. No creo que tengamos problemas –dijo Luka, aunque no muy convencida de sus palabras.
-Siendo subordinados de los apóstoles. Yo no me fiaría –dijo Kaoru.
-Lo suponía –respondió la chica mientras en su frente surgía de nuevo el número 666.

Fue entonces cuando los perros comenzaron a correr alrededor de ellos, aumentando la velocidad gradualmente hasta que desaparecieron de su vista. Momentos después, los tres jóvenes empezaron a sentir cómo algo les golpeaba múltiples veces, causándoles numerosos cortes y magulladuras.
-¡Agh! –se quejó Shiina.
-¡¿Dónde están?! ¡No puedo verlos! –exclamó Luka.
Tras una serie de golpes y mordeduras, los doberman volvieron a su posición original, preparándose para un nuevo ataque.

Ambas chicas se encontraban con una rodilla en el suelo, derramando algo de sangre a partir de las heridas. Kaoru no se encontraba en mejor estado que ellas, sin embargo conseguía mantenerse en pie.

Dándoles apenas unos minutos para recuperarse, los perros volvieron a realizar el mismo movimiento, golpeándoles de nuevo y dejándoles aún más débiles.
-Tsk...si seguimos así, nos van a terminar matando –declaró Luka.
-Pero son demasiado rápidos...no podemos acertarles así... –añadió Shiina.
-Hay una manera... –dijo Kaoru-. El problema es que sólo puedo hacer que dure unos segundos. Tendréis que atacar en el momento adecuado. De lo contrario, no sé si tendremos una segunda oportunidad.
-Cuenta conmigo –dijo Luka.
-¿Shiina?
La joven se mantuvo en silencio, algo que dejó dudando al ángel artificial. No obstante, no tenía más remedio que intentarlo y confiar en ellas.

Así pues, cuando los animales se dispusieron a realizar un tercer ataque, el chico puso una mano sobre tierra y un círculo de luz les rodeó, alzándose hacia arriba como si de un muro se tratase. Esto sorprendió a sus adversarios, que detuvieron su embestida antes de alcanzarles, momento que el chico aprovechó para deshacer su técnica y dar paso al contraataque de sus amigas.

Luka, viendo la oportunidad antes sus ojos, concentró fuego en su brazo derecho y disparó a uno de los canes, el cual fue cogido entre las llamas e incinerado por las mismas. Sin embargo, cuando llegó el turno de Shiina, ésta se quedó en el sitio sin mover un solo músculo.
-¡Shiina! –gritó Luka.
El perro, que ya se había recuperado del ataque sorpresa, se lanzó hacia la joven, momento en el que Kaoru se puso en medio y recibió el impacto de lleno.
-¡Aaaaaaah! –haciendo acopio de su fuerza de voluntad, el chico creó una flecha de luz en su mano y la clavó en el cuello del doberman, matándolo.

Mientras tanto, el Retten continuaba su avance por el cuerpo de Asmodeus, quien no podía moverse debido a la fuerza con la que el apóstol lo mantenía preso contra la pared. Además, puesto que su Setten no circulaba como el quería, estaba bastante limitado.
-Es tu fin... –declaró su enemigo.
-¿Sabes? Dentro de los pecados yo soy un caso extraño –comenzó Asmodeus mientras su cuerpo sufría extrañas transformaciones-. Puedo cambiar de lado a voluntad –el vientre del hombre se hizo ligeramente más delgado, sus pectorales crecieron adoptando una forma más redondeada y voluminosa y su voz se volvió más aguda y clara-. Pero no sólo afecta a mi cuerpo –cuando el apóstol quiso darse cuenta, tenía ante él a un Asmodeus con forma de mujer-. Sino que la energía dentro de mí también lo hace.
Una onda expansiva provocó que tanto el hombre como el can saliesen disparados hacia atrás, siendo estampados contra la pared contraria.
-¿Qué es lo que has hecho? –preguntó el apóstol poniéndose en pie con esfuerzo.
-Cuando cambio a esta forma me vuelvo “humano”, por lo que soy capaz de utilizar el Retten a mi favor. Así que he esperado a que tu perro me inyectase la cantidad necesaria para transformarme y utilizarla en tu contra. Un poco arriesgado pero nada mal, ¿eh?
-Me has engañado...
-Lo cierto es que me ha dolido. Eso no ha sido una mentira. Pero así es mejor, porque pienso devolvértelo con creces.
-¡Maldita sea! –el hombre se llevo los dedos a la boca con intención de dar otro silbido, no obstante, sus brazos fueron sesgados por el pecado antes de que le diese tiempo a actuar.
-¡AAAAAAH! –gritó de dolor el apóstol al verse sin extremidades al mismo tiempo que Asmodeus se preparaba para atravesarle con la mano.
-Se acabó...

Justo en ese instante, el doberman se cruzó en su camino, impidiendo que el golpe alcanzase a su amo y recibiéndolo en su lugar. Cuando Asmodeus se quitó el cadáver de encima, el apóstol ya había desaparecido.
-Mierda, ¿dónde se habrá metido?
Sin darse cuenta, una hormiga a la que le faltaban dos patas se escabullía por un pequeño agujero en la pared...

-¿Estáis bien? –preguntó Asmodeus, acercándose a los jóvenes.
-¡¿Tú quién eres?! –exclamó Luka, quien se puso a la defensiva.
-No te preocupes...es Asmodeus-sama. ¡Agh! –con dolor por el impacto recibido, Kaoru se llevó las manos al estómago, perdiendo el equilibrio.
-¡Fujita-kun! –Luka consiguió cogerle antes de que se cayese.
-Tenemos que marcharnos. Si nos quedamos más tiempo aquí es posible que lleguen “Dying Walkers”. O peor, otro apóstol.
-¡Rápido, Shiina! ¡Ayúdame a llevarlo!
Pese a las palabras de su amiga, Shiina no reaccionó.
-¡Shiina!
-Es...culpa mía... –declaró la chica casi en estado de shock y con lágrimas fluyendo de sus ojos.

En ese momento, Asmodeus se situó frente a ella y la abofeteó, haciendo que la joven volviese en sí.
-Si quieres llorar, no seré yo quien te lo impida, pero ahora no es el momento.
Tras esto, el pecado se situó al lado de Kaoru y, poniendo uno de sus brazos alrededor de su cuello, le ayudó a mantenerse en pie.
-Vámonos...

Finalmente, los cuatro llegaron a casa de Eri, entrando en la habitación de Mammon poco después.
-¿Esta habitación existía antes? –preguntó Luka, impresionada por el tamaño de la sala.
-¡Luka! ¡Shiina!
Eri corrió a recibirlas.
-¡Eh! ¡Eh! ¡Espera, Eri! Traemos a un herido –indicó su amiga.
-¡Fujita-kun! ¡¿Qué le ha pasado?!
-Durante nuestro camino nos encontramos con uno de los apóstoles. Tuvimos un pequeño combate contra él y como resultado el chico resultó herido –explicó Asmodeus.
-Estoy bien...no es nada... –dijo el ángel artificial intentando andar por sí mismo y fallando en el proceso.
-Necesitas que te traten, Kaoru –sugirió Zebub-. Serah, ¿puedes encargarte tú? Sus lesiones no son tan graves como las de Derain y ahora mismo prefiero centrar mi Setten en su recuperación.
-Por no decir que a nadie le gustaría ver esa escena de nuevo... –añadió Mammon.
-Claro, sin problemas –dijo la chica amablemente.
Acto seguido, sentaron a Kaoru sobre la cama en la que seguía acostada Bel, ya despierta.
-Oh, has venido, Kaoru –dijo la enfermera- Pareces cansado, ¿quieres acostarte conmigo?
-Agradezco sus intenciones, Bel-sama, pero me temo que los demás podrían malinterpretarlas.
-Ahora, estate quieto mientras me ocupo de ti –dijo Serah mientras comenzaba el tratamiento.

-¿Vosotras estáis bien? –preguntó Eri mirando a Luka de arriba abajo.
-Lo mío es poco comparado a lo de Fujita-kun. En cuanto me traten estaré perfectamente. Shiina... –su amiga desvió la mirada hacia la aludida, quien se había quedado apartada del resto, con la mirada perdida y expresión melancólica-. Creo que deberías hablar con ella.
La súcubo observó a Shiina.
-No te preocupes. Lo haré.

-¡Escuchad! ¡Parece que este chico también está mejor! –exclamó Luci refiriéndose a Akira.
-¡Te lo llevo diciendo desde hace un rato pero no me hacías ni caso! ¡¿Quieres soltarme de una vez?!
-¡Claro! –dicho esto, lo dejó caer como un peso muerto, provocando que se estampase contra el suelo.
-Ups, lo siento. Es que soy un poco descuidado.
-Lo mato... –dijo Akira de cara al suelo.
-Por cierto, As, ¿por qué estás en forma de mujer? –preguntó Luci.
-No he tenido más remedio. Ese apóstol me ha lanzado un perro extraño que podía inyectar Retten a sus enemigos. Si no me hubiese transformado no estaría aquí contándotelo. Tendré que estar así durante un rato hasta que consiga estabilizarme.
-Yo casi que lo prefiero así... –murmuró Luka.

-Ugh... –sentado sobre el suelo de una calle vacía, el apóstol al que se le habían cortado los brazos, soportaba el dolor mientras intentaba encontrar un medio para tratar la hemorragia.
-Oh, he encontrado a uno de mis compañeros. Sí, lo he encontrado. Sin embargo, está herido. Está herido, sí. Es una pena que lo estés.
-Matthew... –dijo al ver a un hombre con una venda en sus ojos que se acercaba hasta dónde estaba.
-Si es James. Tienes mal aspecto, James. ¿Qué te ha pasado, James? ¿Te han vencido? Eso parece. Sí, es lo que parece.
-Intenté conseguir algunos rehenes para hacer salir a los conejos de su madriguera...pero fracasé...
-Fracasaste estrepitosamente por lo que he visto. Sí, estrepitosamente.
-Ayúdame y te aseguro que la próxima vez no fallaré.
Matthew se quedó unos segundos meditando la propuesta.
-No.
Acto seguido realizó un gesto con el dedo, dando lugar a que el cuerpo de James quedase inmovilizado contra el suelo debido a una fuerza invisible que hacía presión sobre él.
-¡¿Qué estás haciendo?!
-Verás. Si permití que Simon escapase de la muerte por su error, fue porque le prometí a Thaddaeus que no seguiría mis propias directrices mientras él estuviese presente. Sí, mientras estuviese presente. Pero tú has tenido mala suerte, ya que él no está aquí ahora mismo. Yo al menos no le veo. ¿Tú le ves? No, no puedes verle si yo no lo hago.
-¡Mal-dito!
-Los débiles deben morir. Sí, deben morir. Forma parte de su existencia. No te preocupes, yo me encargaré de todo lo demás. Buena suerte. Sí, buena suerte. ¿O debería decir mala?
-¡¡MATTHEEEEEW!!
La presión aplastó el cuerpo de James, convirtiéndolo en un charco de sangre. Tras esto, Matthew cogió su móvil y marcó un número en él.
-¿Judas? Soy Matthew. Sí, soy Matthew. Verás, James ha sufrido un pequeño accidente y ha caído ante el enemigo. Sí, ha fracasado de manera estrepitosa... ¿Qué? ¿Te dijo eso? Oh, te lo dijo. Pensaba pedirte refuerzos pero, si vas a hacerlo, entonces supongo que ya estarán de camino. Sí, ya lo estarán. Gracias por ello. Sí, gracias.
El apóstol colgó la llamada y se guardó el aparato.
-No soy muy de usar estas cosas. No soy muy de usarlas. En fin, no será muy recomendable entrar por ahora en ese lugar. Sí, no lo será. Así que esperaré tranquilamente. Sí, esperaré. Soy paciente al fin y al cabo, ¿no? –dijo para sí mismo mientras pasaba por encima del que antes había sido su aliado, dejando huellas rojas detrás de sí...