viernes, 21 de marzo de 2014

Capítulo 5: El primer entrenamiento



Al día siguiente Eri se levantó como cada mañana, sólo que no se sentía igual que las anteriores. Los recuerdos del día anterior la distraían de sus quehaceres de manera que se equivocó varias veces al hacerse el desayuno e incluso al prepararse para ir al instituto. Todavía recordaba el ataque tanto a ella como a sus compañeros, el descubrimiento de Hioni-sensei era el legendario “Darkblade” así como el estado en el que quedó antes de desaparecer junto con Asari-sensei. Además de todo ellos estaba el hecho de que todavía no se sabía nada de quien era el que estaba detrás de lo ocurrido ayer.
-¡Eriiii! –Luka apareció de repente abrazando a la chica por la espalda mientras ésta caminaba por la calle.
-¡Ah! ¡Luka! –se sorprendió Eri.
-¿Sabes? He tenido un sueño rarísimo.
La joven demonio escuchó atentamente.
-Estaba por la calle y de repente salió un ser muy grande que me atacaba y de repente aparecías tú junto a Hioni-sensei y comenzabais a golpearlo hasta que terminaba hecho polvo. Por algún motivo después de esto tú y yo nos íbamos de viaje a Europa.
-Ah...y-ya veo –por lo que escuchaba, no habría problema en que pudiese recordar lo que vio-. Suena un poco raro.
-Bueno, prefiero soñar eso a uno en el que tenga algún examen –la chica tembló sólo de mentarlo.
-Jajaja...
El poder de Derain había hecho su efecto. Eri suspiró relajada.

Cuando llegaron a clase observaron que el profesor todavía no había llegado. En ese momento tocaba la materia que impartía Reima por lo que se preguntaba cómo se las apañarían para sustituirlo.
Se sentó en su sitio y sacó los apuntes correspondientes a la asignatura.
-¿Estás bien, Eri? –preguntó Luka.
-¿Eh? Sí. Es sólo que tengo un poco de sueño.
-Ah, te comprendo, a mí eso me pasa mucho.
“Constantemente, diría yo”, pensó la chica. De repente sintió una mano sobre su hombro. Al girarse hacia el lateral se topó con Shiina.
-Buenos días.
-Buenos días.
-¡Eh! ¡Shiina! ¡Tengo que contarte lo de mi sueño!
-La verdad es que no me apetece mucho oírlo...
-¡Oh, vamos! ¡Préstame atención un momento! ¡No seas aburrida!
-¡¿A quien crees que le estás llamando aburrida, maldita maleducada?!
-Pues a ti, ¿no es obvio? –contestó Luka haciendo un gesto con el que se burlaba descaradamente de su amiga.
-¡Ahora verás!
Abalanzándose sobre ella la cogió del cuello y comenzó a asfixiarla con uno de los brazos mientras taladraba su sien con los nudillos de la otra extremidad.
-¡Para! ¡Para! ¡Me haces daño! ¡Ay, ay, ayyyy!
Nada había cambiado. La clase actuaba como si nada hubiese pasado. De alguna forma se sentía un poco distante de los demás, como si hubiese estado fuera durante mucho tiempo. Fue en ese momento cuando se fijó en Akira. Su compañero se encontraba hablando alegremente con Kaoru. Al fijarse en que la joven lo observaba hizo un pequeño gesto a modo de saludo, siendo devuelta por ésta.
Poco después el profesor de la asignatura hizo su aparición en clase. Eri se sorprendió al observar a Reima ocupar la mesa que le correspondía, sentándose como si nada y causando que la clase se quedara en silencio, sentándose en su sitio los rezagados que todavía no había ocupado sus sitios.
De repente el profesor se quedó quieto mirando a los alumnos. Asimismo estos esperaban a que él comenzase la clase. Así pasaron un par de minutos hasta que a alguien se le ocurrió hablar.
-Esto...Hioni-sensei, ¿no deberíamos empezar la clase?
Reima desvió la mirada hacia ella sin decir nada. Por su parte, Eri no sabía tampoco cómo actuar al respecto. Se supone que Reima no vendría hoy y que Derain...
-¡Aaaah! –gritó de repente.
-¿Eri? –Luka, así como otros compañeros cercanos, se sobresaltaron.
-No, no es nada.
Con razón el profesor actuaba de forma tan extraña. ¡Era Derain!
-¿Hioni-sensei? –Shiina parecía cada vez más confusa.
-Ejem...perdonad, estaba analizando la situación.
Se escucharon murmullos entre los alumnos.
-Veamos...apuntaré un par de cosas que quiero que copiéis.
Tras esto se levantó y se puso de espaldas a la clase.
-Mm...¿qué es lo que utilizáis para escribir? –preguntó de repente dejándolos a todos anonadados. Mientras tanto Eri se echaba una mano a la frente.
-Sensei, hay varias tizas en el primer cajón de su mesa que creo que podrán servirle...-explicó Shiina quien intentaba actuar lo más pacientemente posible como representante de la clase.
El chico hizo caso a los consejos de ella y cogió una de las tantas que había. Acto seguido comenzó a escribir, sin embargo aquella no era la manera de escribir de una persona corriente, y desde luego, aquello no era un par de cosas. En aproximadamente unos tres segundos, puede que incluso menos tiempo, ya había llenado la pizarra de letras y palabras que, además, resultaban ilegibles para cualquier de los allí presentes.
-Bueno, empezad por esto y luego continuaremos.
-E-Esto...
-¿Mm? ¿Ocurre algo?
Nadie sabía cómo decirle que lo que había escrito no se acercaba siquiera a alguna de las lenguas conocidas en el planeta Tierra.
-Es algo muy sencillo, no debería daros ningún problema –comentó mientras cruzaba sus piernas y sacaba un puro que, frente a toda la clase comenzaba a fumar.
-S-sensei...
-¿Huh?
-Está prohibido fumar en clase...
-¿En serio? ¿Qué clase de educación os dan? ¿De verdad que no se puede? ¿Cómo os divertís entonc...?
-Si nos disculpáis un momento, me parece que me llevaré a Hioni-sensei un momento fuera. Los dos tenemos que hablar de algo pendiente –Eri acababa de levantarse y en esos momentos estaba empujando al profesor hacia la salida del aula-. Akira-kun podrías ayudarme un momento. Voy a necesitar ayuda para esto...
-¿Yo? –el chico se apuntó a sí mismo con el dedo.
-Por favor...

Poco después los tres se encontraban fuera de la clase mientras al otro lado de las paredes se podían oír perfectamente los comentarios del resto.
-¿Se puede saber que actuación ha sido esa? –preguntó Eri intentando mantener la calma.
-Oye, niña, no ha sido culpa mía. Reima me dejó el marrón sin explicarme cómo debía actuar así que simplemente me he dedicado a hacer lo que me ha parecido más lógico.
-¿Fumar delante de tus alumnos te parece de lo más lógico?
-Por supuesto, no es lógico que no se pueda fumar, es algo que llevo haciendo desde hace unos ciento veinte años.
-Me alegro por ti, pero nosotros somos menores de edad y éste es un lugar público así que según la ley está prohibido, ¿lo entiendes?
-Calmaos, calmaos –dijo Akira intentando controlar la situación-. Esta discusión no va a llevar a nada. Mira, Derain, ahora mismo estás en una situación en la que no puedes hacer lo que te de la gana. Es simple, sólo tienes que imitar a un humano normal y se lo más...normal posible...
-Entiendo...
-Y si necesitas algún consejo aquí estamos Eri-san y yo para ayudarte.
La chica asintió.
-De acuerdo, de acuerdo, más como un ser humano normal.
“Es de lo más lógico, idiota”, pensó Eri negando con la cabeza.
Tras esto Derain entró de nuevo en la clase.
-No le culpes por ser así. No está muy acostumbrado a estas cosas.
-Me lo imagino pero al menos podría intentar ser un poco menos...directo.
-Jajaja...
-En cualquier caso, gracias por la ayuda.
-Bueno, yo soy más responsable que tú en este caso, así que no tienes por qué agradecérmelo. Será mejor que entremos en clase no sea que la vuelva a armar...

-Bienvenida a tu primera clase. ¡Tachán! –Akira enseñó un pequeño cartelito en el que se observaban las palabras primera clase magistral. Eri aplaudió siguiéndole el juego- Bien, como me encomendó Reima, soy el encargado de enseñarte un poco cómo defenderte de los posibles ataques de los “Dying Walkers” así que empezaremos cuanto antes para que te vayas acostumbrando a ello.
-Es por eso que hemos venido hasta aquí, ¿no? –comentó Eri observando el descampado que se extendía a su alrededor.
-No es un lugar por el que pase mucha gente, está alejado de la zona más habitada y resulta un buen espacio por el que desplazarse. Creo que será perfecto para ello.
-¿Y qué hacen ellos aquí? –preguntó mientras señalaba a Asari-sensei y a Derain quienes se encontraban sentados, la una con una bolsa de dulces y el otro con un puro en la boca.
-Me dijeron que querían supervisar tu primera clase. Bueno, en realidad Derain no quería pero pensé que sería recomendable que lo hiciese.
-E-entiendo.
-¡Tú puedes, Eri! –exclamó la mujer.
-¿Por qué diablos tengo que estar aquí? –se quejó su compañero.
Akira rió y continuó con la conversación.
-Antes de nada. ¿Estás segura de esto? Todo esto puede resultar bastante duro y no estamos seguros tampoco de a lo que nos enfrentamos.
-No importa. Estoy decidida. No quiero que me vuelva a ocurrir lo de ayer, y no pienso volver a huir de los “Dying Walkers”.
-OK. Entonces empecemos por lo básico. Hay tres formas de que alguien pueda tener poderes demoniacos: la primera es que proceda directamente del linaje de los demonios, es el caso de Derain y el tuyo; otro es que procedan de la unión entre otra especie y un demonio, como en mi caso; y otro es que hayan sido maldecidos por demonios, como es el caso de Asari-sensei y Reima-san.
-Ya veo pero tengo una pregunta al respecto.
-¿De qué se trata?
-Has dicho que hay tres formas de que alguien “pueda” tener poderes, ¿a qué te refieres?
-Eso...eso es algo que puede darse sobre todo en los que son como yo. Pese a ser hijos de demonios no obtienen ninguna característica de ellos. A esta clase se le denomina como “Stray Devils” y en algunos casos son desechados o asesinados por sus padres.
-Eso es horrible...
-Lo sé...
Ambos se quedaron en silencio durante unos instantes.
-Pero no pensemos en ello. Ahora debemos centrarnos en tu entrenamiento.
-Sí.
-Puesto que tú eres una demonio de sangre pura, ya que procedes directamente del linaje de los demonios, probablemente te resulte menos difícil el aprender tus habilidades. No obstante, primero tendríamos que determinar de qué raza eres.
-¿Raza?
-Los demonios pueden ser de distinta raza de manera que cada uno puede desarrollar unas habilidades distintas según la que sean.
-Ya veo.
-Así pues, ¿cuál es la tuya?
-...
-...
-...
-...
-La verdad es que no lo sé...
Akira bajó los hombros y la cabeza debido a la respuesta de la chica.
-Mis padres nunca me dijeron nada al respecto así que...
-B-bueno, me imaginaba que podría existir esta posibilidad. No pasa nada. Sensei, vamos a necesitar tu ayuda.
-Bien, yo me encargo.
De repente la mujer hizo aparecer el rifle entre un pequeño cúmulo de fuego y lo cogió con las dos manos apuntando directamente hacia Eri.
-¡Uah! –se asustó ella.
-No te preocupes, no te hará daño, tan sólo provocará un rápido desarrollo en tus habilidades durante unos pocos segundos de manera que podamos observar su procedencia.
-¡Aun así a nadie le gusta que le apunten con un arma!
Sin previo aviso, Asari golpeó con el cañón del rifle a la frente de la joven, quien se quedó como atontada, manteniéndose todavía en pie. En ese momento una fuerza sobrenatural empujó a profesora y alumno hacia atrás golpeándose contra el suelo. Cuando levantaron la cabeza observaron la figura de Eri, quien se encontraba flotando en el aire con un par de alas saliendo de su espalda y una cola que nacía a partir de las últimas vértebras de la columna. Además de esto sus cuernos habían adoptado un mayor tamaño y finas líneas de color rojo descendían a partir de sus ojos.
-¡Ggh! ¡Esta fuerza! –exclamó Akira intentando no salir despedido de nuevo.
-Es una súcubo.
-¿Súcubo?
-Sí pero no una normal. Este poder...
Al cabo de pocos segundos la chica volvió a la normalidad, aterrizando suavemente sobre el suelo y posando sus rodillas en el mismo. Acto seguido abrió los ojos.
-¿Qué ha pasado aquí? –preguntó confusa.
-Parece ser que tenemos algo interesante entre manos –indicó Asari mientras hacía desaparecer el rifle.
-¿Huh?
-Por lo que hemos podido determinar, eres una Súcubo.
-¿S-súcubo? Entonces, ¿mis habilidades se basan en la se-seducción o algo así?
-Bueno, no podemos negar que hay cierta vinculación con ello, sin embargo no es en lo que se basa.
Eri no sabía como sentirse ante aquella revelación.
-Tu poder ocupa más bien el mundo de los sueños.
-¿El mundo de los sueños?
-Así es. Visto lo visto creo que no tendremos problemas en encontrar a alguien que pueda enseñarte sobre esos temas. ¡Derain!
Asari desvió la mirada hacia donde debería estar el imp, el cual parecía haber desaparecido sin previo aviso.
-¿Dónde se ha metido?
Al acercarse a la posición en la que se hallaba sentado, descubrieron su cuerpo varios metros más alejado de ésta.
-¿Se puede saber cómo has llegado hasta allí?
-¿A ti qué te parece? No vi venir aquel despliegue de fuerza invisible hacia mí –contestó el demonio mientras se levantaba y comenzaba a recorrer la distancia que lo separaba del resto- ¿Qué ocurre?
-Me parece que vas a ser tú quien va a tener que supervisar la mayor parte de su aprendizaje. Su poder tiene ciertas bases muy parecidas a lo que usas tú así que creo que eres el más indicado para esto.
Derain se llevó otro de sus puros a la boca y lo encendió.
-Si no hay más remedio...
-Yo me encargaré de ayudarte con lo básico. Ya que nunca has usado tu poder habrá que empezar por habilidades más comunes para que te vayas acostumbrando hasta que puedas desarrollar aquellas que son más específicas de ti misma.
-E-entiendo.
-Por el momento será mejor que lo dejemos por hoy. A no ser que quieras acabar con menos ropa de la que tienes actualmente.
-¿A qué te refieres?
La chica observó su espalda y se dio cuenta de que la parte de atrás de la camiseta de su uniforme escolar estaba completamente destrozada.
-¡Uah! ¡¿Qué ha pasado aquí?! ¡¿Cómo voy a arreglar esto?!
-No te preocupes, yo me encargaré de darte uno nuevo mañana.
-¡¿Y se puede saber cómo diablos iré mañana al instituto entonces?!
-Está todo controlado.
La chica suspiró y volvió a mirar la parte de atrás de su vestimenta.

-Me pregunto si Derain será un buen maestro...
-Aunque sea como es puedo asegurarte que te enseñará bien.
Akira y Eri se dirigían de camino a casa. La joven llevaba una chaqueta cubriendo su espalda.
-¿Cómo es que la ropa quedó de esta manera?
-Bueno, digamos que sufriste una transformación.
-¿Una transformación?
-Es algo muy común. La genética a los largo del tiempo ha hecho que los demonios se adapten más al medio humano, de esa manera han adquirido un control de su forma física que no saca a la luz todas sus características. Es por eso que muchos demonios tienen una apariencia bastante humana, no obstante cuando su poder se desata sufren una transformación en la que su verdadera apariencia queda expuesta.
-Ya veo. ¿También te ocurre lo mismo a ti?
-Sí, aunque créeme mi transformación no es muy estética.
-Eh, eh, deja que juzgue eso con mis propios ojos. Cada cual tiene su opinión al respecto de lo que considera bello.
-Sí, supongo que tienes razón. En ese caso, cuando llegue el momento escucharé tu opinión sobre ella.
-Trato hecho.

-Gracias por todo –dijo la chica en el momento en el que iban a separarse.
-No hay de qué. Ah, por cierto, no notaron raro Shiina-san y Luka-san sobre el no fueses con ellas hoy.
-Teniendo en cuenta que les dije que tenía que acompañarte a un sitio estoy segura de que mañana empezarán a hacerme preguntas al respecto. Espero que no empiecen a pensar cosas raras –comentó la chica con mirada de preocupación.
-Jajaja...yo también lo espero.
Con gesto de la mano, el chico puso fin a la conversación, continuando su camino de vuelta a casa.
Por su parte, Eri entró en la suya. Como siempre, ésta se encontraba vacía. Se quitó los zapatos y se dirigió a su habitación donde dejó la mochila. Encima del escritorio había una foto enmarcada en la que se veían tres personas, una de ellas una niña pequeña. Ella se acercó a la foto y la cogió, observándola con ojos melancólicos.
-Me contasteis todas aquellas leyendas y me dijisteis quien era pero lo cierto es que nunca pretendisteis prepararme para esto, ¿no es así?
La joven sonrió.
-Me pregunto dónde estaréis ahora, mamá, papá...
Susurrando estas palabras, dejó el marco en su sitio.

sábado, 8 de marzo de 2014

Capítulo 4: La verdad



El chico rubio levantó la cabeza.
-¿Qu-quien diablos eres tú?
Tenía el rostro magullado por el repentino ataque del recién llegado.
-Vaya, me parece interesante que no me conozcas, debes de ser un recién llegado. Sin embargo, aquí quien hace las preguntas soy yo. Dime quién eres y para quién trabajas, y no me hagas repetirlo dos veces.
-¿Eres idiota? ¡Morirás antes de sonsacarme algo!
Los “Dying Walkers” se dispusieron a atacar a su objetivo. En ese momento, Reima hundió la espada en el suelo.
-¡Arded!
Un gran muro de fuego lo rodeó e incineró a los agresores, provocando que desapareciesen.
-Si eso es todo lo que puedes mostrarme me temo que lo llevas muy mal.
El chico rubio hizo una mueca de desagrado.
-Dime ahora mismo para quién trabajas. De lo contrario, acabarás como ellos.
-Chst...jamás revelaré el nombre de mi señor.
Levantándose, enarboló la lanza y la situó apuntando hacia su oponente.
-¡Ah!
Lanzando un grito a la vez que atacaba, intento clavar la hoja de su arma en el cuerpo de Reima pero este desvió el ataque sin mucho esfuerzo, haciéndole la zancadilla y quitándole el arma.
-Eres un completo principiante.
-¡No me subestimes!
De repente el arma comenzó a quemar la piel del espadachín, quien no tuvo más remedio que soltarla por acto reflejo. Tras volver a empuñarla, el chico rubio se alejó varios metros de su adversario, el cual abría y cerraba la mano mirándola con incomodidad.
-Por ahora me iré pero no pienses que será la última vez que nos veamos. Este lugar está más lleno de demonios de lo que me esperaba. Mi señor quedará contento con este descubrimiento.
-¡Espera!
Cuando Reima intentó ir hacia él, el joven se quitó su atuendo, tapando la vista del enemigo. Aunque la vestimenta fue devorada por las llamas provocadas por el espadachín, su contrincante se había esfumado.
-Mierda...al final se ha salido con la suya...
El chico giró la vista hacia Eri, quien lo observaba con una expresión mezcla de sorpresa y confusión. Por no hablar de los alumnos que había ido a refugiarse tras recibir su libertad.
-¡Eri! –Luka y Shiina corrieron junto a su amiga y la abrazaron- ¡Menos mal que estás bien!
-¿Luka? ¿Shiina?
-Lo estábamos viendo todo desde el salón de actos –una de las chicas señaló las ventanas de la sala, por la que tanto ellas como el resto de alumnos habían visto lo ocurrido.
Reima se rascó la cabeza.
-Parece que vamos a tener que apañar esto. Menudo problema...

Tiempo después, los alumnos del instituto se encontraban todos reunidos en el salón de actos. Muchos cuchicheaban y hablaban entre ellos. Al fin y al cabo era normal teniendo en cuenta que lo que acababa de pasar no era algo que se viese todos los días.
-¡A ver! ¡Silencio, por favor!
Situado encima de la tarima al fondo de aquella sala y de manera que todos pudiesen verlo, Reima se dispuso a hablar a todos los que estaban allí.
-¡Silencio! –repitió el chico.
Cuando se hubieron callado todos, continuó hablando.
-Gracias. Sé que muchos estáis confusos por lo que ha ocurrido hoy...
Un gran número de alumnos levantó la mano.
-...y sé que tenéis muchas preguntas que hacerme... –continuó hablando con cierta irritación en su tono de voz-. No os preocupéis, se os explicará lo ocurrido y de ello se encargará una persona especializada en este tipo de cosas. Os presento a Derain.
La gente observó expectante el lugar señalado por el profesor. Apareciendo desde detrás de las cortinas color beis que servía de telón, un pequeño ser humanoide y de color rojo intenso caminó hasta situarse en el centro de la plataforma, donde antes había estado Reima. El ser no debía medir más de un metro, poseía unos cuernos puntiagudos en su cabeza y una cola terminada en punta de flecha. Sus piernas, que finalizaban en unas pezuñas propias de un rumiante, estaban cubiertas de una masa de pelo granate.
Si al profesor le había costado silenciar a aquella masa de gente, Derain lo había conseguido en un tiempo récord. La cara de los alumnos al ver al pequeño ser apenas podía ser interpretada.
Suspirando, Derain hizo aparecer un puro como por arte de magia y lo encendió con la mano que le había quedado libre.
-Bien, chicos –inesperadamente, pese a su tamaño poseía una voz bastante grave-. Quiero que todos me miréis –a Reima no le pareció una tarea muy complicada-. Dormire insorgenza.
Tras estas palabras, los alumnos cayeron al suelo profundamente dormidos. Derain dio una pequeña calada al puro y se dirigió hacia donde se encontraba Reima.
-Ya está, cuando despierten sus recuerdos serán sustituidos.
-Buen trabajo, Derain. Recuérdame que te invite a algo la próxima vez.
-De nada, compadre. La próxima vez procura que no ocurran este tipo de cosas. Es una pesadez el tener que hacer esto –el ser dio otra calada a su puro.
-Jajaja...bueno, reunámonos con la chica y el resto, creo que le debemos una explicación.
-Claro, detrás de ti.

Entraron en la sala de profesores Reima, Derain y Eri, quien en el momento de la inducción del sueño a sus compañeros se hallaba fuera esperando.
-¿P-por qué estaba todo el mundo en el suelo? Es más, ¿quien es este...esto...esta...? –la chica no sabía bien cómo definir a Derain.
-Cuidado con tus siguientes palabras, niña. Aunque no lo parezca, tengo sentimientos.
El profesor se sentó en una de las mesas de la sala.
-Él es un imp llamado Derain. Tal y como lo ves es un demonio considerablemente fuerte. Es capaz de inducir el sueño en los seres humanos con el fin de sustituir sus recuerdos.
-Luka y Shiina...
-Ellas también están durmiendo, aunque me costó el separarlas de ti. Tienes buenas amigas.
-...
-Bueno, en cualquier caso creo que será mejor que te cuente lo ocurrido. Tal y como han salido las cosas...
-A buenas horas –se quejó la chica.
-Para empezar, ¿quieres preguntar algo?
-¿Quién eres?
-Directa al grano –Reima sonrió-. Mi nombre es Hioni Reima pero se me conoce sobre todo por el apodo de “Darkblade”.
-¿¡”DARKBLADE”!?
-Eso sí ha sido un buen grito de sorpresa –comentó Derain.
-Cálmate... –pidió el profesor.
-¡¿Qué me calme?! ¡Eso es imposible! ¡Lo que ocurrió con “Darkblade” es de hace más de mil años! ¡¿Q-qué edad tienes?!
-Debo de andar por los mil ciento veinte o así. No suelo llevar la cuenta...
-Pero...
-Has de recordar que la edad de los demonios con respecto a los seres humanos es muy diferente.
-Entonces...tú también eres un demonio...
-Casi...
-¿A-a qué te refieres?
-Hace mucho tiempo fui maldecido por dos especies distintas: ángeles y demonios. Es por eso por lo que he podido vivir tanto hasta hoy.
Eri recordó lo que vio de las maldiciones de los ángeles.
-...esos seres que me perseguían... ¿qué son exactamente?
-Se llaman “Dying Walkers”. Son máquinas vivas por decirlo de alguna forma. Fueron creados por la Inquisición para destruir a los demonios. Después de la tregua perdieron su función como destructores por lo que se convirtieron en guardianes de la Inquisición. Siguen unas órdenes estipuladas, no dudan, simplemente obedecen, sin sentimientos y, casi siempre, sin decir ni una palabra.
-Entonces significa que la Inquisición ha sido la que ha atacado.
-Lo dudo...probablemente alguien está utilizándolos sin el permiso de ellos.
-... –la chica demonio estaba confusa pese a que entendía lo que le quería decir.
-Básicamente, no sabemos quien anda detrás de todo esto.
Alguien apareció en la sala sorprendiéndola.
-¡¿A-A-A-Asari-sensei?!
-Vaya, Eri, ni que acabases de ver algún tipo de fantasma –comentó la mujer.
Detrás de ella iba un chico de la edad de Eri.
-¡¿Akira-kun?! ¡¿Tú también?!
El joven se limitó a reír y a rascarse la nuca.
-¿Qué es...?
-Ya que conoces la leyenda de “Darkblade” sabrás que su aparición...bueno, mi aparición, hizo que se estableciese la tregua entre la Inquisición y los demonios.
-S-sí
-Por supuesto, hubo gente en desacuerdo por parte de ambos bandos y aquellos que lo estuvieron fueron expulsados y detenidos. Por tanto, para mantener la tregua y procurar la seguridad de la misma decidí atrapar y ajusticiar a todo aquel que pretendiese hacer algo en contra. Con los demonios hubo menos problemas debido a mi buena relación con ellos y habían salido bastante perjudicados de la guerra pero los humanos siempre han sido más...rebeldes. El caso es que, con el tiempo, ha habido algunos que se han prestado voluntarios para ayudarme en mis tareas, tanto aquí como en otras partes del mundo. Ellos dos –dijo mientras señalaba a Asari y a Akira- son ejemplos de esos “algunos”.
-Entonces sois algo así como un equipo defensor de demonios.
-Bueno, técnicamente no es eso lo que defendemos pero en la práctica no puedo decir lo mismo...
-Entonces vosotros...
-En mi caso yo también fui maldecida por un demonio –indicó mientras hacía aparecer un rifle francotirador a partir de llamas surgidas de la nada.
-Y-ya veo.
-Yo podrías decir que soy un medio demonio. Hijo de una humana y un demonio. Debido a ello no tengo cuernos al igual que tú, que eres hija de demonios –dijo Akira señalando su cabeza-, aún así tengo algunas características de ellos.
-En todo este tiempo...nunca me había dado cuenta...
-No te preocupes por ese tipo de cosas –dijo Reima-. En cualquier caso ahora ya sabes mejor que es lo que está pasando, y, en resumidas cuentas, es que alguien o, probablemente, un grupo dentro de la Inquisición, y sin el consentimiento de ésta, ha empezado a hacer algún tipo de movimiento en pos de una cacería de demonios. Si sus intenciones son las de acabar con los demonios, hacer que renazcan las llamas de la guerra o alguna otra cosa es algo que por el momento tampoco sabemos.
-¿Has avisado a Ettore? –preguntó Asari.
-He intentado contactar con él pero no lo he logrado. Ese idiota seguramente esté vagueando por alguna parte. Para ser el líder de la Inquisición hay veces que se toma las cosas muy poco en serio.
-... –Asari profirió un suspiro y se encogió de hombros.
-De todas maneras me tocará hacer un viaje a Italia para recabar más información sobre los sucesos que están teniendo lugar dentro de la Inquisición, así también podré hacerle una visita a Ettore.
-Hace poco que viniste y ya te marchas... –comentó Asari con sonrisa irónica.
-Serán unos pocos días así que dejaré a Derain haciéndose pasar por mí.
-¿Huh? –Eri frunció el ceño.
-No te preocupes, gracias a sus poderes pasará desapercibido –aclaró Reima.
-Yo me ocuparé, niña.
-Tengo nombre.
-Y yo que me acordaré de él –declaró mientras movía de un lado a otro la mano que sujetaba el puro.
-¿Estaréis bien sin mí?
-Sí, podremos apañárnoslas en caso de que les de por realizar otro ataque.
-De acuerdo, me voy más tranquilo.
-¡Un momento! ¡¿Qué pasa conmigo?!
-¿Huh? ¿A qué te refieres?
-Yo también quiero ayudaros.
-¿De qué estás hablando?
-Por culpa de los “Dying Walkers” la vida de mis amigos ha sido puesta en peligro. Yo también quiero ayudar a evitar que algo así vuelva a suceder.
-Pero ellos van detrás de ti...
-Van detrás de todos los demonios.
-Mira, niña. No es por ofender pero no eres fuerte y en una pelea sólo resultarías una carga.
-Entonces aprenderé. Me haré más fuerte. Así no seré ninguna carga. Podré defenderme yo sola y defender a aquellos como yo.
La chica estaba decidida a luchar y no parecía querer aceptar un no por respuesta.
-Ya veo... –dijo finalmente Reima-. Akira.
-¿Sí?
-Tú serás el encargado de enseñarle.
El chico asintió.
-Hazle caso en lo que te diga, ¿vale?
-Lo haré –contestó Eri.
-Bueno, partiré mañana. Será mejor que descansemos por hoy. Ha sido un día muy duro para todos... ¡Agh!
De repente Reima se llevó las dos manos a los costados y cayó de rodillas al suelo.
-¡Hioni-sensei! –exclamó la joven demonio.
Asari se acercó al chico.
-Ya deben de haber empezado los efectos secundarios. Apóyate en mí, me encargaré de llevarte.
-¿Qué le ocurre?
-No debería haber tomado esta forma. Puesto que ha incumplido las normas de su propio cuerpo está recibiendo su castigo. Esto no es la primera vez que le pasa.
-¿Qué? ¡No entiendo nada!
-No hay tiempo para explicarlo. Nos vemos mañana, Eri.
Dicho esto, Asari hizo aparecer de nuevo el rifle y disparó hacia el suelo, provocando que tanto ella como Reima desapareciesen entre las llamas.
-¿Qué...?
-No te preocupes, niña. Mañana volverá a estar fresco como una rosa.
-...
-Ese chico fue maldecido, es normal que esto le provoque consecuencias.
-Será mejor que nosotros también nos vayamos, Akira. Mañana nos veremos, niña. Ten cuidado.
-Nos vemos mañana en clase.
Tras despedirse ambos desaparecieron al cruzar la puerta que llevaba a los pasillos.

Su cabeza todavía le daba vueltas. Acababa de descubrir muchas cosas y todas de una sola vez por lo que tendría que tomarse algunos minutos para terminar de asimilarlo.
“Darkblade”, la Inquisición, los “Dying Walkers”, aquel chico rubio...a partir de ese momento le esperarían muchos acontecimientos y debía estar preparada para ellos. Dándose unos pequeños golpes en las mejillas intentó despejarse un poco, acto seguido salió de la sala...