sábado, 19 de abril de 2014

Capítulo 7: Padre e hijo

-Así que esto es un tres contra uno.
-Parece que no fui tenida en cuenta –comentó Eri algo decaída.
-Ríndete, Ryouta.
-Jajaja. ¡Dejad de decir sandeces y demostradme de lo que sois capaces!

Ryouta placó a su hijo lanzándolo al suelo. En ese momento, Asari, quien tenía su rifle en las manos, disparó al demonio el cual se protegió colocando uno de sus brazos en medio. Varias explosiones se dieron lugar en su extremidad.
-¡Gaah!
-¿Creías que eran balas normales? –preguntó la mujer con expresión orgullosa.

Ryouta golpeó el suelo con ambos brazos provocando que se abriese una grieta en el suelo que se extendió hasta situarse debajo de la profesora.
-¡Direct Fire!

Varias llamas, tomando la forma de espadas, emergieron del suelo, no obstante Asari consiguió evadirlas teletransportandose fuera del alcance de ellas.
-La morte si annida.

Situándose a uno de los laterales del demonio, Derain recitó estas palabras. Acto seguido alrededor de su contrincante aparecieron varias sombras amorfas que se aferraron a él. Ryouta empezó a ser afectado por la presión de aquellas figuras que hicieron que se postrara en el suelo.
-¡Haaaah!

Una espiral de electricidad se elevó alrededor de él alejando a aquellas sombras de su alrededor.
-¡Maldito imp!
-No es la primera vez que me consideran de lo más molesto pero yo que tú gastaría mi tiempo en otras cosas.
Akira volvió a realizar otra embestida contra su padre quedándose ambos con las manos unidas haciendo fuerza hacia lados opuestos.
-Nunca lo entenderás, ¿verdad, Akira? La verdadera naturaleza de ellos...
-¿Cómo es que la venganza te ha corrompido de esta manera?
-Pregúntaselo a aquellas personas que la provocaron.

En los cuernos del padre comenzó a concentrarse electricidad formando una corriente que circulaba entre ambas astas. Tras esto apuntó a la cabeza de su hijo causando que un gran rayo fuese lanzado en su dirección. Akira consiguió esquivarlo por los pelos.
-Bien hecho pero, ¿qué hay de tu amiga?
El rayo se dirigía hacia Eri.
-¡Eri!

Alcanzando la zona en la que se encontraba la chica, se produjo una gran explosión que retumbó por toda la calle, provocando un gran cráter que ocupaba casi todo el parque.
-Eri...
-¡No te preocupes, Akira!

Asari y su alumna se encontraban a salvo situadas en una zona fuera de peligro. La segunda todavía sorprendida por lo ocurrido.
-¡He conseguido teletransportarla antes de que le sucediese algo!
Akira suspiró, tranquilizándose.
-Mal momento para distraerse.
Golpeándolo en la mejilla, Ryouta lanzó a su hijo al suelo. En ese momento Derain se dispuso a atacarlo de nuevo sin embargo el demonio realizó un gran salto, perdiéndose en la oscuridad de la noche...

-Ha escapado... –señaló Asari.
-Padre...
-Chicos, será mejor que salgamos de aquí cuanto antes.
-Sí, larguémonos.
Escuchando los gritos de la gente de la zona, los cuatro decidieron desaparecer.

Momentos después todos se encontraban en el lugar donde Eri había estado practicando su entrenamiento. Derain cogió uno de sus puros y, sentándose en un lugar medianamente apartado.
Akira y Asari hicieron lo mismo mientras que Eri decidió quedarse de pie.
-Akira-kun, tu padre...
No sabía cómo empezar la conversación pese a que quería saber lo que estaba pasando.
-Es de lo más insensato, ¿eh? –dijo el chico con la pretensión de romper el hielo que se había formado tras el combate.
-¿Qué...qué es lo que ha ocurrido?
-Mi padre era un preso en la cárcel subterránea “Cerberos”, hecha específicamente para la retención de demonios.
-¿Una cárcel en la que se encierran demonios?
-Ya lo dijo Reima. Tanto por parte de los humanos como por parte de los demonios los hay que no están de acuerdo con la tregua que impuso. Los demonios se encargan de evitar que los demonios rebeldes disturben esa paz, a su vez, la Inquisición se encarga de custodiar a los humanos que son capturados. Digamos que cada uno tiene su jurisdicción –respondió Asari.
-Ya veo...pero, ¿por qué tu padre fue encerrado?
-Mi padre era un demonio que estaba a favor de la tregua entre humanos y demonios. Luchó para proteger a ambas partes de aquellos que estaban en contra así como de los grupos de humanos que cazaban demonios para venderlos. Llegó a luchar al lado de Reima para mantener el orden entre ambas partes.

Un día se enamoró de una mujer humana. Ella sabía que él era un demonio pero terminó correspondiendo su amor.
Todo se desarrolló de la mejor manera posible. Tiempo después decidieron casarse y, más tarde, terminé naciendo yo.
Aquello era una preciosa muestra de cómo el amor podía superar las barreras entre humanos y demonios. Éramos una familia que se había vuelto un símbolo, un paso adelante hacia el camino de la comprensión. A partir de entonces el número de incidentes disminuyó. Demonios y humanos decidieron entregarse para expiar sus pecados y quedar absueltos. Para poder empezar una vida nueva ya que la paz en verdad era posible. Fueron momentos de auge para establecer completamente la paz. Sin embargo, un día, todo cambió...
Aquel día mi madre comenzó a tratar a mi padre de forma totalmente distinta. Primero empezó mostrándose más distante hacia él, poco a poco empezó a rechazar su compañía, y posteriormente empezó a querer que se alejara de mí. Empezó a llamarlo monstruo o engendro y terminó por apenas pisar la casa que compartíamos.
Mi padre no entendía nada. No sabía por qué había cambiado de esa manera, por qué lo repudiaba de aquella forma. Fue entonces cuando aquel odio dio un paso más hacia adelante...
A mi padre le tendieron una emboscada. Pese a que se defendió como pudo el efecto sorpresa hizo mella en él y tuvo que ser salvado por Reima de la muerte. Los atacantes al parecer habían sido humanos.
-¿Fue eso lo que terminó de provocar su odio por los humanos?
Akira negó con la cabeza.
-Aquello fue algo normal para mi padre. Un nuevo caso aislado de humanos que no apoyaban la tregua.
Por otra parte mi madre terminó alejando a mi padre totalmente de mí. Al ser un niño a veces tenía problemas con mi transformación por lo que llegaba a causar pequeñas quemaduras a mi madre y ella...las utilizó para alegar malos tratos hacia mi padre...
-¡¿Qué?! ¡P-pero eso es horrible! ¡¿Cómo es que la justicia nunca supo que él no tenía nada que ver?!
-Bueno, ya sabes, en principio sólo la Inquisición y los propios demonios tienen constancia sobre la existencia de estos últimos. Fuera de ellos, los humanos que saben sobre la existencia de demonios están muy controlados de forma que son vigilados y capturados en caso de que se observe alguna acción mediante la cual pretendan desvelar la existencia de éstos o atentar contra los mismos, sustituyendo su memoria en el mejor de los casos como ya pasó en nuestro instituto.
Eri asintió ante la respuesta de Akira.
-No había manera de decirle a la justicia que un niño medio demonio le había provocado aquello a su madre por lo que mi padre perdió mi custodia.
Aquello fue un duro golpe para él. Pese a ello todavía seguía creyendo que todo podría solucionarse, que las cosas irían a mejor...
Finalmente, terminó enterándose de la verdad...una verdad que le hizo perder la fe en los humanos.
-¿Qué pasó?
-Mi padre se enteró de que mi madre...había estado relacionada con la emboscada que le tendieron...no directamente...pero básicamente ella fue quien dio toda la información para que pudiesen enfrentarse a él...al fin y al cabo, ¿quién mejor conocía a mi padre que su propia esposa?
Mi padre perdió la razón fue directamente al lugar en el que nos hospedábamos mi madre y yo en ese momento y la atacó. Prendió fuego a la casa y a todo lo que la rodeaba. Todo ser humano que se acercó a intentar apagar el incendio fue reducido a cenizas y, poco después, el número de casas ardiendo se había incrementado considerablemente.
Reima y su equipo llegó y, tras luchar contra mi padre, consiguieron reducirlo, pero para entonces un gran desastre se había producido.

Pese a que consiguieron que aquello se adjudicara a un mero accidente doméstico que se había ido de las manos, la tensión entre humanos y demonios volvió a aumentar dando lugar a que todo volviese a ser como antes o que incluso la situación empeorase. Por no hablar de aquellas personas que podrían haber visto lo ocurrido y a las que no se les había podido sustituir la memoria.
Mi padre fue encarcelado por lo ocurrido. En ese momento el prometía una y otra vez que algún día saldría de allí y se vengaría de los humanos.
Por otro lado, mi madre consiguió sobrevivir milagrosamente al fuego. La teoría más acertada es que, de alguna forma, yo la protegí. Ella quedó en un estado de coma que, después de diez años todavía mantiene.
-¿Tú padre sabe que todavía sigue viva?
Akira negó.
-Se procuró que no supiese nada sobre ello. De lo contrario...
-...

Todo quedó en silencio en ese momento.
-Durante un tiempo, los demonios cuidaron de mí hasta que aprendí a mantener mis habilidades a raya. Más tarde fui adoptado por una pareja humana que se encargó de criarme como tal y sería al mismo tiempo cuando conocí a Reima quien me explicó la relación con mi padre así como lo que sabía sobre su pasado.
A partir de ahí ya no hay mucho que contar. Decidí unirme al equipo de Reima y comencé a hacerles visitas a mi padre y a mi madre. Al primero en un principio para saber su estado, después empecé a contarle cosas sobre mi vida diaria con la esperanza de que pudiese volver a ser quien era...pero fue inútil...hasta la fecha nunca ha cesado de su venganza...
-Vaya...yo...no sabía nada...bueno, hasta hace poco ni siquiera sabía que fueses un medio demonio que ayudaba a “Darkblade”.
-Hay caras que preferimos no mostrar a los demás.
-Te entiendo...
-Sé que algún día conseguiré que entre en razón. No pienso rendirme tan fácilmente pero, tal y como está ahora, lo primero que debemos evitar es que ande suelto.
-...
-Bueno, en cualquier caso me encargaré de avisar para que se limpien el estropicio que hemos causado –dijo Asari-. Nos vemos.
Acto seguido desapareció de nuevo entre las llamas.
-Derain...
-Sí, sí, yo continuaré haciendo mi papel como sustituto. Sería muy sospechoso que dos profesores comenzasen a faltar a su trabajo.
Akira asintió.
-Yo también quiero ayudar –declaró Eri.
-Imposible. Ya has visto lo que casi te pasa. Actualmente no tienes la suficiente habilidad como para meterte en combates. Ni siquiera puedes canalizar tu propio poder.
-Pero...
-No. No quiero que te pongas en peligro y mucho menos por esto. Cuando estés capacitada entonces no habrá problemas pero tendrás que seguir entrenando hasta entonces.
-...
-Yo también me marcho. Me dirigiré a “Cerberos” para ver si ya tienen algún dato sobre lo ocurrido.
-De acuerdo –respondió Derain-. Yo me encargaré de acompañar a la chica.
Tras esto Akira también se marchó.
-Nos hemos quedado tú y yo solos.
-¿Realmente esto está bien?
-¿Huh?
-Que Akira-kun tenga que luchar contra su propio padre...
-Para evitar males mayores a veces se necesitan males menores. Ocurre lo mismo con los demás humanos y demonios que hemos encarcelado. Realmente no podemos juzgar que esté o no equivocados pero es necesario hacer esto para evitar desastres peores.
-¿Crees que algún día demonios y humanos llegarán a comprenderse realmente?
-¿Quién sabe? Ten una cosa clara. Si ese día llega, dejaré los puros –Derain rió sonoramente.

Cuando Akira llegó a “Cerberos” los investigadores ya habían acabado con la búsqueda. La mayor parte de ellos se encontraban reunidos discutiendo dando lugar a un gran alboroto.
-¿Qué ha pasado aquí? ¿Habéis encontrado algo?
Ante la aparición del chico los investigadores se callaron y se miraron los unos a los otros.
-Dejadme hablar con él. Podéis iros.
Un hombre adulto, en apariencia de unos cuarenta y pocos, aunque tratándose de un demonio podía tener cientos de años más, se acercó al joven.
-Blake.
-Ven conmigo.

El medio demonio acompañó al investigador. Éste tenía el pelo rapado de manera que sus cuernos podían observarse plenamente y una barba larga y densa de color castaño.
Finalmente llegaron frente a la celda de Ryouta. Las cadenas habían desaparecido, probablemente se las habían llevado para recoger más información.
-Dime una cosa, ¿sabes si además de ti había alguien más que visitara a tu padre?
-Además de mí el único que le ha visitado ha sido Reima. ¿Por qué lo preguntas?
-¿Estás seguro de eso?
-Completamente. Como sabes, suele hacerse un registro de visitas a los que se encuentran encarcelados a fin de evitar que alguien intente liberar a los presos. En el caso de mi padre sólo figuramos Reima y yo.
-Entonces no sé cómo pero parece ser que alguien consiguió burlar la seguridad y llegó hasta tu padre.
-Pero eso es imposible. Había varios guardias vigilando por no hablar de que yo mismo me encontraba allí. No vimos que nadie se acercara a la celda en la que él se encontraba.
-Pues me temo que así es. Alguien debió de romper las cadenas.
-¿Cómo puedes estar tan seguro de eso? Si nadie vio a nadie, ¿cómo puedes estar tan seguro de que fue otro el que rompió las cadenas?
-Hemos encontrado restos de Retten en la zona en la que las cadenas se habían roto, Akira.
-¿Qué? No puede ser...
-Me temo que no hay ninguna duda. Tu padre fue ayudado a escapar por alguien que consiguió llegar hasta la celda sin que fuese visto, y, lo más extraño de todo...es que ese alguien era un humano...

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