jueves, 26 de enero de 2012

War College: Capítulo 6

“Kareth se situó frente a ella, cabizbaja dentro de su celda.

La observó con expresión triste, sentada como estaba sobre un banco de metal, algo oxidado. Entonces levantó la mirada y la fijó en la suya. Sus ojos estaban cubiertos de lágrimas.
-Kareth…
-¿Por qué…? ¿Por qué lo hiciste?”

El despertador sonó de nuevo como cada mañana, provocando el refunfuño de Kareth. Sin embargo, hoy era un día especial y no iba a enfadarse porque la alarma le despertase de su apacible sueño.

Sin entretenerse más de lo necesario, se levantó de la cama y, respirando profundamente el aire de su habitación, se preparó para su primer día como trabajador.

Al salir por la puerta, se encontró con Remi, quien todavía estaba medio dormido.
-¿Una mala noche? -preguntó Kareth mientras cerraba con llave.
-Apenas he podido dormir… -respondió Remi, con los ojos entornados y los hombros caídos.
-¿No dijiste que no estabas nervioso? –su amigo le miró con sonrisa burlona.
-Sé lo que dije, no hace falta que me mires así.
-En fin, será mejor que vayamos al centro de trabajo.

Así pues, se encaminaron hacia su objetivo: el centro de trabajo. Lugar en el que apuntarían sus nombres e identificaciones, y donde se gestionarían sus expedientes con el fin de buscarles una misión que se adecuase lo mejor posible a sus capacidades.

Las misiones podían basarse tanto en la búsqueda de información sobre los planes de las tres potencias como en la infiltración dentro de una de ellas para destruirlas poco a poco desde dentro, ya fuese mediante el robo de sus recursos o el asesinato de sus miembros más destacados. Éstas no eran iguales en todas las Yohei Gakko, adaptándose también a los poderes que generase el Radiar.

En resumen, en ningún momento se pretendía enzarzarse en una guerra directa, sino más bien disminuir gradualmente el poder de sus ejércitos, de manera que no tuviesen más remedio que firmar la paz.

-Díganme sus nombres completos, por favor –les pidió una mujer que trabajaba como administrativa en el centro.
-Kareth.
-Remiem.

Sin mostrarse extrañada por la brevedad de sus nombres ni por la falta de apellidos, los tecleó en el ordenador. Era de esperar, al fin y al cabo sus verdaderos nombres desaparecieron cuando decidieron apuntarse en dicha escuela, recibiendo otros en su lugar.
-Qué raro suena Remiem –dijo Kareth.
-Eso es porque estás acostumbrado a llamarme Remi.
-Es más corto y fácil de pronunciar.
-Al igual que Kar.
-Cierto. Vosotros también abreviáis el mío.
-Muéstrenme su certificado –les interrumpió la administrativa.
Ambos enseñaron un distintivo que les permitía demostrar estar capacitados para presentarse a las misiones.
-Todo en orden. Pasaos por aquí esta tarde y se os asignará vuestro primer trabajo.
Los dos asintieron y se marcharon de allí.

-El mundo exterior… -dijo Kareth, mientras caminaban por el sector de ocio.
-Dicen que es un lugar desesperanzador. Que el cielo es más oscuro y las tierras yermas y sin vida –explicó Kareth
-Desde aquí dentro el cielo no se ve tan mal... dentro de lo que cabe -comentó Kar.
-Sí, probablemente sea porque Yohei Gakko está situada en una zona donde hay algo menos de contaminación –respondió Remi mirando hacia arriba.
-Es raro que, después de quinientos años en guerra, todavía existan áreas donde la contaminación es menor.
-Ten en cuenta que ha habido un gran desarrollo tecnológico. Sobre todo en Yohei Gakko, que ha tenido que ponerse a la altura de las tres potencias. Puede que eso también haya ayudado a mantener más limpia la zona. Creo que en las otras escuelas no ocurre de la misma forma, pero imagino que tendrán sus propios métodos.
-¿Sabes lo que pasa en las otras Yohei Gakko? –preguntó Kareth, ligeramente sorprendido.
-Suelo informarme de vez en cuando. Pero no se mucho más de lo que sabrás tú.
-Yo sólo sé que los de la escuela de manejo del medio son denominados semidioses y que necesitan un mayor control. Ah, y que los de manejo del poder espiritual son llamados nigromantes. Eso es todo lo que te puedo decir.
-Bueno, puedo decirte que han habido altercados en la Yohei Gakko de los semidioses.
-¿Altercados?
-Sí, al parecer una chica se descontroló y se cargó algunas instalaciones antes de que lograsen controlarla.
-Vaya, eso es peligroso. ¿Acaso los semidioses no se caracterizan por tener un poder inmenso que supera con creces al resto de alumnos de otras escuelas?
-Sí. Es por eso que deben tener mucho autocontrol, de lo contrario pueden pasar cosas así o incluso mucho peores.

Los amigos se dirigieron a la cafetería de Nara. Así, a la vez que visitaban a su amiga, tomaban algo mientras esperaban.
 -Buenas -saludó Kareth, sonando tras de sí la campanilla de la puerta, que avisaba de la entrada de los clientes.
-Bienvenidos –una joven, vestida de camarera, los saludó con una agradable sonrisa-. ¿Vais a tomar lo de siempre?
-Sí, por favor.

Tras aquel pequeño intercambio de palabras, se sentaron en una mesa que había junto a una pantalla, como el de las antiguas televisiones, el cual siempre emitía acontecimientos que habían tenido lugar allí.

Después de tantos años en guerra, objetos como la televisión habían quedado bastante en desuso. Se volvió demasiado peligroso informar sobre el campo de batalla, y entretenimientos como series o películas fueron eliminadas. Por tanto, aquella pantalla únicamente servía para informar sobre hechos que tenían lugar en Yohei Gakko o información de la situación de la guerra llegada de la mano de aquellos que habían estado en el exterior.

En ese momento, estaban dando un repaso a las noticias más actuales, entre las que se encontraba la prueba del día anterior y los estudiantes que la habían superado. También se mostraron arrestos realizados por Karma, nuevas tecnologías, predicciones temporales, etc.
-Mira, han puesto la lista de los aprobados -indicó Remi señalando a la pantalla.
-Nada que no sepamos ya, ¿acaso no mirábamos las de los demás cuando todavía éramos estudiantes?
-Jo, me hacía ilusión ver mi nombre, aguafiestas.
-Como quieras. No he dicho nada –contestó Kareth, levantando las manos.

De repente, la pantalla cambió para dar lugar a una noticia urgente. Imágenes procedentes del hotel en el que se hospedaba el mandamás de Comhairle podían verse mientras la voz de un narrador anunciaba lo siguiente:
-Esta madrugada, aproximadamente a las cinco, se ha descubierto el cadáver de uno de los miembros más importantes de Comhairle en la habitación en la que se hospedaba…
Los presentes se quedaron mudos ante el suceso, dejando que el narrador continuase con la noticia.
-…Karma, organización encargada del orden en Yohei Gakko, junto con los guardaespaldas del señor Yaminari Darker, han descubierto a la culpable de tal atrocidad, quien ha sido arrestada y llevada a prisión preventiva, en espera de sentencia.

Levantándose abruptamente de su silla, Kareth asustó a la pobre Nara, que llegaba para servirles los pedidos.
-¡No puede ser! –exclamó el chico, alterado.

En las imágenes se podía observar a los miembros de Karma llevando consigo a una chica de pelo azulado, quien no era otra que Sarah. Ésta no oponía resistencia, agachando la cabeza y caminando como si estuviese en trance. El narrador continuó.
-Según cuentan los guardaespaldas del señor Darker, escucharon un grito procedente de la habitación en la que se hospedaba. Al llegar al lugar de la escena del crimen, encontraron a la chica atravesando el corazón del hombre. Poco después, simplemente se mantuvo en pie delante de él, con la mirada perdida y sin oponer resistencia al arresto. Se sabe que la chica era una de los guardaespaldas del señor Darker, cosa que explicaría por qué…

No necesitaba oír más. Apartando la silla, y sin probar nada de lo que le acababan de servir, Kareth salió corriendo de la cafetería.
-¡Espera, Kar!
Ignorando la voz de Remi, el joven fue directo hacia la prisión.

Una vez junto al edificio, se encontró con Lethos. El líder de Karma, junto con sus compañeros, ya había encerrado a la chica en su celda.
-¡Eh! –exclamó Kareth, corriendo hacia él.
-¡Kar! ¡¿Qué estás haciendo aquí?! –se extrañó Lethos.
-Acabo de ver la noticia.
-Ya te has enterado, ¿eh? Es increíble que alguien haya sido capaz de cometer un asesinato aquí dentro.
-La chica…
-No te preocupes. Se encuentra en una de las zonas de máxima seguridad –aseguró Lethos.
-No es eso.
-¿Qué?
-Necesito hablar con ella.
Lethos frunció el ceño.
-¿Qué dices? ¿Te das cuenta de lo que ha hecho esa chica? ¿Por qué querrías hablar con ella?
-Verás... la conozco, y me cuesta pensar que haya podido hacerlo.
-Pues ya ves que es así. Kar, no necesitas más confirmaciones. Ni tú ni nadie. Fue pillada con las manos en la masa. La encontraron atravesando el corazón del señor Darker. En el acto, Kar. No hay nada más que hacer excepto dictar sentencia. E imagino que ya sabes lo que le espera.

Claro que lo imaginaba, probablemente no duraría más de tres días con vida, precisamente por eso, era imperante la necesidad de hablar con ella.

Kareth respiró profundamente.
-En cualquier caso, necesito hablar con ella. Sólo para comprender la situación. Por favor, Lethos –pidió el joven.
El líder de Karma miró a Kareth. Tras ello, se llevó una mano a la frente.
-Bien, supongo que te lo debo por las veces que nos has ayudado. Yo mismo te acompañaré a la celda.

Siguiendo a Lethos, se adentró en los sótanos de la prisión. Sólo había estado dos veces allí, pero nunca en esa área. No obstante, podía observar la seguridad de la que hablaba: cuatro puertas acero reforzado, probablemente resistentes a cualquier elemento, arma, o lo que sea que pretendiesen utilizar para escapar, por no hablar de las cámaras y armas de defensa, todo controlado por el edificio central o centro de control.

Delante de aquellas puertas, el líder de Karma utilizó una tarjeta especial para abrirlas. Probablemente, poca gente aparte de él dispondría de ella.

Después de bajar más escaleras, llegaron a una cámara con varias celdas en un estado preocupante. El número era bastante reducido, por lo que se podía afirmar que poca gente era encerrada allí. Seguramente, sólo aquéllos que habían cometido graves delitos como el de ella.
-Siéntete orgullosa, perra. Tienes visita -Lethos la miró con asco.

Kareth se situó frente a ella, cabizbaja dentro de su celda.

La observó con expresión triste, sentada como estaba sobre un banco de metal, algo oxidado. Entonces levantó la mirada y la fijó en la suya. Sus ojos estaban cubiertos de lágrimas.
-Kareth…
-¿Por qué…? ¿Por qué lo hiciste?

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