lunes, 1 de agosto de 2016

Capítulo 26: Derrota y envidia



Unas horas antes

-¡Hah! –exclamó Andrew mientras se lanzaba de frente contra Derain e intentaba propinarle un puñetazo directamente en la cara.
No obstante, el ataque fue esquivado por el imp, quien se hizo a un lado y levantó el brazo hasta situar la palma de su mano junto al hombro del apóstol.
-¡Fire Dragon! –exclamó a la vez que se originaban llamas a partir de su extremidad, tomando forma de dragón, y envolviendo al apóstol, quien fue elevado en el aire hasta chocar contra una de las casas, destruyéndola en el proceso.

Tras unos segundos de espera,  Andrew salió de entre los escombros, saltando la valla que separaba el domicilio de la calle, y situándose de nuevo frente al imp.
-Oh, sabía que eso no te haría mucho daño pero pensar que lo único que quemaría sería tu ropa. ¿No tienes vergüenza? –preguntó mientras tomaba otra calada de su puro.
-¡En un combate a muerte no se ha de tener vergüenza! ¡Eso puede llevarte al fracaso! –gritó el apóstol, de nuevo, con tono militar. Algo que contrastaba con su desnudez.
-Chico, tienes una manera muy rara de hablar. Entiendo que estés emocionado por enfrentarte a mí pero, ¿no crees que te estás pasando un poco?

Sin decir nada más, el hombre volvió a iniciar su ataque, encadenando una serie de golpes que fueron detenidos sin mucho esfuerzo.
-La morte si annida –dijo Derain mientras una serie de sombras amorfas rodeaban a su contrincante y lo retenían contra el suelo-. Tienes ímpetu pero no la suficiente fuerza para ganarme –explicó mientras se acercaba s su enemigo-. Será mejor que te mate mientras sea así.

Acto seguido, el imp chasqueó los dedos, surgiendo una gran espada hecha por llamas justo encima del apóstol.
-Fine dei giochi.
En ese momento, la espada bajó a gran velocidad hasta impactar contra el cuerpo de Andrew, produciéndose una explosión que lo envolvió en llamas y humo.

Derain se alejó unos pasos y observó la escena con expresión calmada. Sin embargo, esto no le duró mucho ya que la sombra de Andrew se levantó entre la humareda y salió al exterior, haciendo visible el hecho de que no presentaba ninguna quemadura ni herida. Estaba totalmente intacto.
-Tú... –dijo el imp-. Pensaba que la otra vez te había protegido tu túnica pero parece que me equivoqué. Se trata de tu habilidad, ¿no es cierto?
El apóstol se mostró orgulloso ante las palabras de su adversario.
-¡Ahí no termina mi habilidad! ¡Un hombre que se aprecie siempre tiene más cosas que mostrar!

De repente, rodeando sus muñecas, aparecieron dos círculos de luz de los que surgía una pequeña extensión que tomaba forma de cuerda. Andrew desplazó su brazo hacia atrás y realizó un gesto de lanzamiento tras el cual la cuerda se alargó hacia Derain, alcanzado su brazo.

En ese momento, el imp comenzó a sentir un terrible dolor procedente del área en contacto con la cuerda, intentando arrancársela y quemándose la otra mano en el proceso.
-¡¿Pero qué...?! –se quejó el demonio.

El apóstol, por su parte, realizó otro movimiento hacia atrás, estirando de su adversario y logrando que éste se elevase en el aire, estampándolo poco después contra un muro.
-¡Aún no he acabado! –el extremo de la cuerda que sujetaba a su contrincante dio lugar a una explosión parecida a la que había provocado la espada de Derain.
-¡Agh! –se escuchó el grito del imp mientras Andrew devolvía la cuerda a su longitud original.
-¡¿Qué te han parecido mis habilidades?! ¡Son propias de hombres fuertes! ¡Hombres seguros de sí mismos! ¡Lo que es llamado un hombre de verdad!
-¿Cuándo vas a cerrar el pico? –saliendo de entre las llamas, Derain tenía un aspecto poco halagüeño, con quemaduras por todo el cuerpo y su puro hecho cenizas, el cual escupió al suelo-. Así que el poder mediante el cual te atacan lo conviertes en tu propio poder a partir de esas extrañas cuerdas. Y no sólo eso, sino que los ataques de tu adversario no te hacen ni un rasguño...
-¡Bien deducido! ¡No esperaría menos de alguien tan reconocido como tú!

“No puedo usar Setten para técnicas de fuego y, desde luego, no puedo transformarme en esa cosa. Si es así, probaré a manipular su mente.”, pensó Derain.
-¡Si no actúas tú, lo haré yo!
Andrew lanzó esta vez ambas cuerdas hacia él, quien las esquivó dando un salto hacia atrás, no obstante, los instrumentos de luz cambiaron de dirección en el aire como si tuviesen control remoto, atrapando sus dos piernas.
“¡Maldita sea! ¡Es ahora o nunca!”

Dándose una señal a sí mismo, el demonio concentró su poder para lograr introducirse en la mente de su adversario, emitiendo una luz a partir de sus manos.

En ese instante, los sentidos de Derain se aislaron del mundo exterior, apareciendo en un lugar oscuro, alejado de la realidad.
“Si consigo modificar su mente entonces habré ganado”

Buceando por aquel mundo, se dio de repente contra un muro invisible.
“¡¿Qué es esto?!”. Sorprendiéndose, intentó seguir adelante, pero por más que lo intentaba el muro no lo permitía, es más, lo empujaba hacia atrás, como queriendo echarlo de allí. “¡No puede ser! ¡Me está expulsando de su cabeza!”. Finalmente, un último empujón le hizo volver al mundo real.
-¿Ni...siquiera...te afectan...mis habilidades de manipulación mental...? –preguntó con tono cansado.
-¡Por supuesto que no! ¡Y espero que no hayas olvidado la segunda parte de mi habilidad!

El demonio se dio cuenta entonces de que las cuerdas de luz seguían atadas a él.
-No puede ser...

Antes de que tuviese tiempo para reaccionar, su mente volvió al mismo mundo oscuro al que había intentado acceder antes, la diferencia era que, esta vez, los muros que antes lo habían expulsado, ahora lo mantenían preso, evitando que escapase de allí.
-¡Veamos! ¡Qué podemos hacer para derrotarte! –dijo una voz que se hacía eco por toda el área-. ¡Ya sé! ¡Lo que haría un hombre fuerte! ¡Alguien superior! ¡Obligar a su adversario a destruirse a sí mismo! ¡Si modifico tu mente para que te consideres tu propio enemigo, debería funcionar!
“¡No! ¡Espera!”, intentó gritar Derain inútilmente, pues su voz no salía de su garganta, como si aquellos muros que le rodeaban también la hubiesen encarcelado.

Cuando despertó, se encontraba en el suelo, con todo el cuerpo hecho polvo e incapaz de moverse. Observándolo, con expresión seria, se encontraba Andrew.
-Tsk, esto no puede ir peor...

Al parecer, mientras no era dueño su cuerpo, Derain había utilizado técnicas basadas en el fuego para reducirse a sí mismo a ese estado.
-¡Si tienes unas últimas palabras que quieras decir, éste es tu momento! ¡Soy un hombre noble al fin y al cabo!
-¿De verdad me dejarás decir unas últimas palabras...?
-¡Por supuesto!
-Entonces, hazme un favor y cállate de una vez...
-¡Eso está hecho!
Levantando uno de sus brazos hacia arriba, el apóstol hizo que la cuerda comenzase a girar cada vez más rápido. Tras unos segundos, lanzó la cuerda hacia la cabeza de su enemigo, impactando en su lugar contra el suelo.

Cuando desvió la mirada para encontrar la causa, una chica bellísima de expresión afable aterrizó a su lado esbozando una dulce sonrisa.
-Lo siento, pero no me gusta que hieras a mis amigos –dijo mientras golpeaba suavemente el hombro del apóstol, quien salió despedido en el aire como llevado por una terrible ráfaga de viento huracanado, acabando casi a medio kilómetro de distancia de donde se encontraba la joven.
-Así que has venido... –dijo Derain al ver a la persona que lo había cogido, quien no era otro que Reima.
-Larguémonos de aquí, Serah. Debemos llevarle a casa de Eri y que le traten las heridas.
-De acuerdo, papá –respondió ella mientras se alejaban del escenario del combate.

Acostado sobre el suelo, todavía en shock por el golpe que acababa de recibir, Andrew se miró los brazos, sin rasguños y todavía con las cuerdas atadas a sus muñecas.
-¡Eso ha sido increíble! –exclamó.

Desde otro punto de la ciudad, un hombre acariciaba a un doberman mientras realizaba una llamada con su móvil.
-¿Sí?
-¿Judas? Imagino que ya sabrás lo de la realidad alternativa.
-Sí, no ha sido una mala estrategia por su parte –declaró el apóstol con tono divertido.
-¿Crees que podrás hacer algo con ella?
-Claro, pero probablemente tarde un tiempo, y dudo mucho que pueda romperla entera.
-No importa, con algunas zonas bastará. Al fin y al cabo, nuestro objetivo es separarlos.
-¿Qué hay de Matthew? Él podría entrar sin problemas.
-Ya sabes que va a la suya. Se dedicará a cumplir la misión si puede llevarse a “Darkblade” por enmedio.
-¡Jajaja! ¡Me encanta ese tío! –exclamó Judas.
-Además, ni siquiera creo que él pueda contra todos juntos.
-¿Quién sabe? Es una caja de sorpresas.
-Tú también...
-Me divierto con mi trabajo. ¿No es eso bueno?
-En fin, por nuestra parte, iremos a por los que todavía están fuera. Si pillamos algunos como rehenes no hará falta que trabajes.
-Entendido. Cuelgo.

El apóstol hizo lo mismo, con la mirada fija sobre el aparato hasta que su atención fue interrumpida por un tigre de color negro.
-Así que no me has traído nada...
El tigre bajó la cabeza.
-No te sientas avergonzado. No esperaba menos de los pecados. Además, aún nos quedan oportunidades. Y esta vez, no fallaremos –dicho esto, de un salto, montó a lomos del gran felino y se marcharon.

Finalmente, Reima llegó a casa de Eri junto con Derain y Serah, irrumpiendo en la habitación de Mammon.
-¡Derain está herido! –gritó el chico- ¡Necesita tratamiento!
Zebub se acercó al imp y le dio una observación rápida.
-Tratándose de “Dreambuster” debe de haberle pillado desprevenido –declaró el pecado- Me cuesta creer que alguien como él fuese más débil.
-Mm...teniendo en cuenta que Derain dejó atrás su transformación...es posible que haya sido así...
-¡Derain! –exclamó Eri situándose a su lado.
-¿Que la dejó atrás? ¿Acaso no es esa su forma original? –preguntó Zebub incrédulo.
-Tuvo sus motivos para hacerlo... –dijo Reima.
-¡¿De que estáis hablando ahora?! ¡Hay que ayudarle! –les interrumpió la súcubo.
-Tranquila, chica. No es como que me vaya a morir.
-Aun así...

En ese momento, Eri sintió una mano sobre su hombro. Al darse la vuelta se encontró con Zebub, quien le hizo un gesto para que se apartase.
-Lo que voy a hacer puede que sea poco agradable pero te curará las heridas.
-Lo que sea pero hazlo ya –contestó Derain.

Poco después de acceder, el pecado comenzó a abrir la boca de manera antinatural, creciendo hasta adoptar una longitud mayor que la del imp. Aquéllos que no estaban acostumbrados a algo así, como era el caso de Eri, Mizuki, Lilith y Agramón; dieron algunos pasos hacia atrás, entre sorprendidos y asqueados.

Tras esto, el pecado ingirió a Derain e hizo que su boca volviese a la normalidad.
-¡¿Qu-qué ha sido eso?! –gritó Eri.
-¡¿Te lo has comido?! –continuó Lilith.
-Sí. Podéis estar tranquilas, no lo digeriré. Dentro de nuestros cuerpos el Setten se encuentra en mayor cantidad y se mueve de forma natural. Al introducirlo en el mío, estará expuesto a mi Setten por lo que se recuperará de forma más efectiva que con las habilidades curativas de Serah, que requieren de canalización al exterior y que, por tanto, no permitirán que salga toda la cantidad que se desearía.
-Aun así, no importa cuantas veces lo vea. Es asqueroso –se quejó Mammon.

En ese momento, la niña pareció percatarse de algo.
-Ya han llegado.
-¿Te refieres a los otros tres? –preguntó Luci.
-No, sólo son Bel y Levi, pero vienen acompañados de una multitud.
La niña chasqueó los dedos e hizo aparecer una pantalla de televisión en la habitación. Ésta mostró a una chica de pelo largo y de varios colores ataviada con un vestido blanco que llegaba hasta sus rodillas. Tenía una mirada afable, pose de persona bien educada, y llevaba en brazos a otra chica vestida de enfermera que Eri reconoció como la que había estado cuidando de sus amigas en el hospital. Sin embargo, aquella no era la única sorpresa, ya que detrás de ambas se encontraba una legión de demonios que estaban organizados en varias filas, como si de un ejército se tratase.
-Parece que Levi la ha ayudado a traer a los demonios. Mejor, de lo contrario habría tenido más problemas.

Con el fin de dar paso a la multitud, Mammon transformó la puerta de la casa en un portón gigantesco. Poco después, Bel y Levi entraban en la habitación mientras los demonios eran llevados a otra sala.
-Siento llegar tarde –se disculpó Levi inclinándose a modo de disculpa-. Ha sido difícil llevar a Bel-chan en brazos durante todo el camino...
El pecado hablaba con voz dulce y agradable, algo que tranquilizó a Eri teniendo en cuenta la imagen que le habían dado los demás.
-Déjala por ahí, en algún rincón del suelo. Se conforma con dormir en cualquier parte –dijo Mammon, molesta.
-Ma-chan, no digas algo así. Bel-chan se ha esforzado mucho y necesita un buen sitio para dormir. Estoy segura de que podrás darle una buena cama.
-Esta es mi habitación y hago lo que...
-Por favor, Ma-chan –dijo Levi con una sonrisa en su rostro, lo que provocó que Mammon tragase saliva.
-De acuerdo...
Una cama apareció de la nada en la habitación, donde Levi depositó el cuerpo de Bel.
-¡Muchas gracias, Ma-chan! –exclamó alegremente, acercándose a la niña y dándole un beso en la mejilla.
-Vale, vale, de nada, pero déjame –dijo mientras se apartaba de la chica de pelo multicolor.

Acto seguido, Levi fue desplazándose para hablar con los demás.
-Lu-chan, te veo en forma.
-¡Por supuesto, un héroe siempre está en forma para salvar a los necesitados!
-Me alegro de que sea así. Sigue esforzándote. ¿Y tú Ze-chan? ¿Estás comiendo bien? Te dije que dejases las chucherías a deshoras.
-L-lo sé, y últimamente lo he estado dejando pero no puedo evitar darme el capricho de vez en cuando...
-Nada de caprichos. Debes hacer cinco comidas al día. Ni una más ni una menos. ¿Acaso quieres que tu Setten se descontrole?
-No...
-Pues entonces tienes que empezar a comer sano, ¿de acuerdo? Ya sabes que esto lo hago por tu bien.
-De acuerdo...
“¡Espera! ¡¿Qué es lo que está pasando aquí?! ¡Si parece su madre!”, pensó Eri mientras Levi se acercaba a ella y Lilith.
-¡Oh! ¡Madre mía! ¡Lilith-chan! ¡Cuánto has crecido! ¡Hacía mucho tiempo que no te veía! Aunque puede que no te acuerdes mucho de mí.
La nieta de Satán se quedó en silencio sin saber qué contestarle.
-¡Me alegro muchísimo de que estés bien! –dijo el pecado mientras la abrazaba y comenzaba a acariciar su pelo, causando que Lilith, quien normalmente se mostraba más desconfiada y tensa ante quienes apenas conocía, se relajase-. Siento muchísimo no haber estado contigo durante todo este tiempo. Te prometo que a partir de ahora todo saldrá bien –después de esto se separó de Lilith y desvió la mirada hacia Eri.- Tú debes de ser Eri-chan.
-Sí... –dijo la chica, quien no sabía si prepararse para recibir otro abrazo.
-Conocí a tus padres algunos meses antes de que nacieses. Es genial que tuviesen una hija tan guapa y saludable como tú.
-¡¿Conociste a mis padres?! –preguntó Eri desconcertada. Sus padres nunca le habían hablado de haber conocido a los pecados capitales. Aunque, también es cierto que, exceptuando el hecho de que eran demonios y algo de historia relacionada con ello, no es que le hubiesen contado mucho sobre sus vidas- Esto, ¿crees que podrías hablarme más sobre ellos?
-Claro, pero todo a su tiempo. Todavía queda uno de nosotros por aparecer.
-Uaaaaaah... ¿ya es de día? –la enfermera que se encontraba descansando sobre la cama interrumpió la conversación, dando lugar a que todos la mirasen-. Oh, si estáis todos aquí. ¿Cuándo hemos llegado?

En otra parte, Luka, Shiina y Kaoru seguían a un extraño hombre que los guiaba hacia la casa de su amiga.
-¿Crees que podemos fiarnos de él? –preguntó Luka entre susurros a Kaoru.
-Por supuesto. Es completamente de fiar.
-Pues desde luego no ayuda mucho a pensar eso... –declaró Shiina, frunciendo el ceño.

El hombre vestía camisa blanca abierta y unos pantalones vaqueros muy ajustados. Tenía una melena larga y rubia, y una tez pálida y tan suave y limpia como la de un bebé, dándole un aspecto andrógino.
-¿Por qué? –preguntó Kaoru, extrañado.
-¡Vamos, chicos! ¡A ver si voy a tener que daros nalgadas en ese hermoso culo que tenéis! –les alentó el hombre.
Las dos se giraron hacia el ángel artificial, con expresión de asco.
-¡Por eso! –exclamaron.

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