lunes, 21 de agosto de 2017

Capítulo 36: Los más fuertes



Matthew se levantó tras recibir el golpe de Luci, sin embargo, no pasó ni un segundo hasta que otro lo elevase en el aire, seguido de una serie de puñetazos que lo lanzaron fuera de la casa por el mismo lugar por el que había hecho su entrada.
Acto seguido, el pecado del orgullo se arrojó contra él, enarbolando su espada, y siendo interrumpido a mitad de camino por una fuerza que le hizo chocarse contra el suelo.
-Tan pesado como siempre. Siempre corriendo de un lado para otro. Por eso aborrezco a alguien sin habilidades como tú. Sí, por eso te aborrezco –explicó Matthew saliendo de entre la polvareda que se había formado tras su caída.
-Ni que tú hicieses algo más aparte de usar ese poder tuyo para controlar la gravedad.
-Hay muchas maneras de usar este poder, ¿lo sabías? Lo sabes. Sí, estoy seguro de que lo sabes.
-¡Lo que tu digas! –exclamó Luci, quien, haciendo acopio de su fuerza de voluntad, agarró el tobillo de Matthew y lo lanzó hacia un lado, deshaciendo así el aumento de gravedad sobre sí mismo. Posteriormente, persiguió a su adversario, no obstante, éste consiguió recuperar el equilibrio y alteró la gravedad frente a él, logrando que el pecado fuese elevado en el aire el tiempo necesario como para propinarle un puñetazo en el estómago que lo mandó varios metros hacia atrás, finalizando el movimiento con otro ataque gravitatorio que provocó que su enemigo rebotase contra el suelo hasta detenerse sobre el mismo.

Pese al daño recibido, aquello no asustó a Luci, quien se puso en pie y aceleró de nuevo hasta situarse al lado derecho del apóstol, que, sin tener tiempo para reaccionar, recibió un talonazo en la barbilla seguido de una patada en el pecho, que casi lo dejó sin respiración, obligándole a aplicar gravedad a su alrededor para hacerle retroceder.

Mientras tanto, Mammon arreglaba los destrozos causados en su habitación a la vez que creaba una pequeña pantalla para comunicarse con todos.
-¡Chicos! ¡Un apóstol ha conseguido en casa de Eri! ¡Ahora mismo, Luci se está haciendo cargo de él pero, ya que se trata de alguien muy poderoso, será mejor que os mantengáis alerta! -Nanako sintió un escalofrío de repente, agarrándose los hombros. Kazuma tampoco parecía encontrarse bien. Tenía una expresión muy seria y daba pequeños golpes al suelo con la punta de uno de sus pies, mostrándose inquieto-. ¡Levi y los demás, ya he conseguido cerrar la conexión!
-¡Bien hecho, Mammon! –exclamó el pecado de la envidia, quien se encontraba manteniendo a raya a los apóstoles y sus creaciones.
-¡Espera! –gritó de repente la niña- ¡Maldita sea! ¡Está abriéndose una segunda en otra zona! ¡Alguien tendrá que ocuparse de defenderla hasta que la cierre!
-¡Ahren! ¡Serah! ¡Asari! ¡Id vosotros! –ordenó Reima- ¡Yo ayudaré a Luci!
-¡No sé si es buena idea! ¡Ese apóstol te estaba buscando, Reima! –comentó el pecado de la envidia.
-¡Déjale, Mammon! –interrumpió Levi- Necesita enfrentarse a él.
-¿Estás segura, Levi?
-Sí.
-De acuerdo. Ya has oído, Reima, tienes vía libre.
El chico se extrañó un poco. ¿Ese apóstol le estaba buscando? ¿Significa que era alguien que conocía? ¿De qué? Muchas preguntas cruzaron su mente, aumentando su curiosidad. Pese a ello, por el momento decidió sacarse aquellos pensamientos de la cabeza y centrarse en el trabajo que tenía presente.
-¡Derain! ¡Tú te quedarás aquí protegiendo a los más jóvenes!
-De acuerdo...

Por otro lado, Luci continuaba midiendo fuerzas con Matthew, sin llegar a una conclusión. Los dos estaban llenos de magulladuras pero ninguno aparentaba tener problemas para continuar con el combate.

Así pues, fue Matthew quien dio comienzo al siguiente movimiento, intentando aplastar a su adversario realizando varios ataques gravitatorios seguidos que eran esquivados por el pecado del orgullo. Éste, haciendo uso de sus capacidades físicas, logró acercarse a pocos metros de su contrincante, sin embargo, al igual que había estado ocurriendo desde su último ataque contra el apóstol, un campo de gravedad le impidió el paso.
-Aquí es donde se encuentra el límite de alguien sin habilidades. Si no tienes la capacidad de hacer otra cosa que no sea pegar como un troglodita no podrás superar una fuerza como la mía. Sí, no podrás superarla.
-¡Ah! ¡Me has pillado! ¡Al final supongo que sólo soy un inútil que únicamente sabe dar patadas y puñetazos! –exageró Luci- ¡Aunque, ahora que lo pienso! ¡No eres la única persona contra la que he luchado que ha puesto un muro frente a mí para protegerse! ¡¿Qué demonios?! ¡Sí ni siquiera es la primera vez que me enfrento a ti! ¡Jajaja!
Fue entonces cuando desplazó su brazo derecho, el cual poseía la espada, hacia atrás, realizando poco después un corte en el aire que dio lugar a una onda expansiva, impactando ésta sobre el campo de gravedad sin logar mayor avance que ése.
A pesar de ello, Luci continuó realizando un corte tras otro, cada vez alcanzando más velocidad y fuerza, hasta que, finalmente, uno de ellos logró atravesar aquella barrera, obligando al apóstol a evadir el ataque.
-¡Oh! –se sorprendió Matthew.
-¡Ha llegado el troglodita! –exclamó Luci, consiguiendo reducir la distancia entre él y su contrincante, al que le propinó un puñetazo en la mejilla a la vez que éste hacía lo mismo, acabando ambos en el suelo.
-Sí. No está nada mal, demonio sin habilidades. Has conseguido superar mi campo gravitatorio haciendo uso de tu propia fuerza. Parecía totalmente imposible superar la fuerza de la gravedad y tú lo has hecho. Estás empezando a llamar mi atención. Sí, estás empezando a interesarme.
-¡Qué grosero! ¿¡Después de todos estos años y es ahora cuando te enteras de lo que valgo!? –se quejó Luci.
-He de avisarte de algo. Sí, he de hacerlo –continuó Matthew.
-¡Me estás ignorando, excentricidad andante! Aunque quizás no soy quién para hablar...
-Cuanto más me interesa alguien, más poderoso me vuelvo contra esa persona. Sí, más ganas me dan de aplastarla. De aplastarla y desintegrarla con todo mi poder.
-¡Uh! ¡La cosa se anima! –se emocionó el demonio.

De repente, Luci notó una intensa presión que le hizo arrodillarse en el suelo. Al contrario que en sus anteriores ataques, esta vez Matthew estaba aumentando la gravedad en toda la zona.
-Por fin has decidido tomártelo en serio –murmuró el pecado del orgullo.
Tras esto, el apóstol alargó la mano en un gesto que provocó una fuerza de atracción mediante la que su enemigo salió despedido hacia delante. A pocos centímetros de su oponente, Lucifer recibió un fuerte golpe que lo estampó contra el suelo, siguiéndole a éste una serie de puñetazos que impactaron en distintas zonas de la armadura. Posteriormente, fue alzado en el aire y lanzado contra el suelo varias veces hasta que, finalmente, su contrincante le asestó una patada en el costado que lo dejó encajado de espaldas a una de las paredes de la calle.
-¡Gah! –se quejó el demonio- Esto no está pagado –desde allí pudo observar que las casas a su alrededor también habían recibido daños en los tejados debido al despliegue de poder de Matthew, por no hablar de los escombros que le rodeaban y probablemente se debían a la fuerza de atracción que había usado.
-Eres resistente. Si no tuvieses esa armadura ten claro que ya habrías muerto. Deberías tenerlo claro. Sí, lo tienes claro.
-¿Nunca te han dicho que te repites?
-Muchos temas han surgido sobre mi forma de hablar. Sí, muchos han surgido. Pero eso no importa. Sí, no importa. La mayoría de aquéllos que los sacaron ahora están muertos. Están muertos, sí. Y tú también lo vas a estar. Sí, tú también vas a morir.
Dicho esto, el apóstol lo sacó de la pared y lo arrojó al suelo.
-Veamos cuánto puedes aguantar. ¿Aguantarás mucho? No, no lo harás.
Una fuerza cada vez más alta comenzó a aplastar el cuerpo de Luci. Por el momento, su armadura aguantaba, pero si seguía aumentando la presión incluso su resistencia se vería en problemas. De hecho, el cemento sobre el que descansaba su cuerpo ya estaba sufriendo las consecuencias.

En ese instante, una ola de fuego se abalanzó sobre Matthew, quien, pese a que se protegió con su campo gravitatorio, tuvo que hacerse hacia atrás debido al intenso calor.
El recién llegado, Reima, se desplazó rápidamente hasta donde se encontraba su compañero, cargándolo en su hombro y distanciándolo del enemigo.
-Gracias por echarme una mano, Reima –dijo Luci, incorporándose mientras se quitaba el polvo de la armadura y se crujía los huesos de la espalda-. ¡Ah! ¡Mucho mejor!
-Me sorprende tu capacidad de resistencia –comentó Reima.
-Cada uno tiene sus puntos fuertes... supongo... –contestó el pecado llevándose una mano a la barbilla como si dudase de su propia respuesta-. En cualquier caso, sé que Levi te ha dicho que vinieses a ayudarme pero he de decir que yo también tengo mis dudas de si ha sido la elección correcta.
-¡Tú! ¡Eres tú, Reima! –gritó de repente el apóstol al darse cuenta de la presencia del chico- ¡Por fin te he encontrado! ¡Tanto tiempo queriendo dar contigo y por fin lo he conseguido! –el hombre levantó los brazos, eufórico, hasta su manera de hablar había cambiado- ¡Sí, hoy es un gran día!

El profesor se dio la vuelta hasta posar su mirada sobre Matthew, cambiando su expresión a una de perplejidad y, tras el paso de unos segundos, a otra de ira, creciendo dentro de él un fuerte instinto asesino.
-¡AAAAAAAH! –rugió Reima, con voz desgarrada al tiempo que con su espada lanzaba un corte de fuego que era esquivado por su adversario, partiendo por la mitad unas tres casa situadas detrás.
-¡Jajajaja! ¡Qué gran bienvenida! ¡Luchemos! ¡Matémonos mutuamente! ¡Muéstrame de qué es capaz el hombre que le hizo esto a mis ojos! –señalándose la venda y con la mente totalmente ida, la zona afectada por su gravedad se incrementó, aumentando también la presión ejercida por ésta.
-¡¡Maldito asesino!! –con furia, Reima se abalanzó sobre él, rodeado de un aura de fuego a partir de la que surgieron cuatro llamaradas en forma de torbellino que impactaron sobre su campo gravitatorio. Tras esto, el chico realizó un corte horizontal con su espada, el cual atravesó dicha barrera pero no consiguió alcanzar a Matthew, quien, con una sonrisa en su rostro, contraatacó con un fuerte puñetazo hacia el estómago del profesor. No obstante, tal golpe no detuvo a Reima, realizando éste un corte en diagonal que hirió a su adversario en el pecho. Los dos continuaron con un intercambio de ataques, dificultando la intervención de Luci.
-Espero que tu idea sirva de algo, Levi...

Aquellos que se encontraban en casa de Eri, sintieron algunos temblores debidos al poder desatado de Matthew. Pese a todo, Eri se encontraba mejor después de su fusión con Biblia, aunque estaba preocupada por lo que había escuchado de Reima y el apóstol.
-Lilith, terminemos con esto cuanto antes –dijo la súcubo, levantándose de su lugar de descanso.
-¿Qué quieres decir? –se sorprendió la nieta de Chaos.
-Tenemos que quitarle la inmortalidad y los poderes a Chronos utilizando el mismo ritual que él usó contra Chaos.
-Pero, ¿sabes cómo hacerlo?
-Ahora que me he fusionado con Biblia, también comparto sus recuerdos por lo que sé los pasos que debemos seguir.
-Aun así, en los recuerdos que nos mostraron los pecados, Chronos lo hizo a escasa distancia de Chaos. ¿Y si es uno de los requerimientos? –preguntó Shiina.
-En los recuerdos de Biblia no hay datos de que deba hacerse de una manera u otra. Tendremos que arriesgarnos.
-Bien, indícame el camino –sentenció Lilith mientras se ponía en posición. Eri se acercó a ella y le susurró las palabras que tenía que recitar, situándose frente a ella poco después.
Acto seguido, la nieta de Chaos extendió su brazo, haciendo aparecer los símbolos de antes y comenzó a hablar.
- En nombre de Lilith, nieta de uno de tus creadores, impongo mi derecho a relegar a mi tío abuelo, Chronos, de su ocupación e impedirle el uso de sus poderes hasta que se le haya dado muerte. Los cargos por los que se le acusa son asesinato y alta traición. Que así sea.
-Necesitaremos algo de sangre de Lilith –declaró Eri.
-Permíteme –dijo Derain, acercándose a la joven-. Tranquila, sólo escocerá un poco.
Tras el consentimiento de ella, el imp le realizó un pequeño corte con la uña en la palma de su mano, permitiendo así que la sangre cayese sobre los símbolos, los cuales brillaron con luces blancas antes de volver al cuerpo de la súcubo.
-¿Y bien? –preguntó Lilith mientras Derain se ocupaba de su herida- ¿Crees que habrá funcionado?
 -Eso espero –respondió Eri- En cualquier caso, aún nos queda encontrarle y destruirle de una vez por todas.

Justo entonces, se abrió un boquete en la pared que daba al exterior de la sala, apareciendo a través de ella Reima y Matthew, este último sujetando por el cuello al primero.
-¡Jajaja! ¡¡Esto es genial, Reima!! ¡¡No sabes lo bien que me lo paso peleando contra ti!! ¡¡Quiero más!! ¡¡Más!! –exclamó el hombre de pelo plateado a la vez que recibía una patada en la barbilla por parte de su contrincante.
-¡¡Cállate!! –gritó Reima.
El apóstol se acarició la barbilla, sonriente y orgulloso de la reacción de su adversario. En ese instante, se dio cuenta de la presencia de los demás.
-Vaya, si resulta que tenemos espectadores. Y una de ellas es la Biblia. Sí, eres tú. Deduzco que la chica que está a tu lado es la nieta de Satán –comentó señalando a Lilith.
-¡Mi abuelo se llamaba Chaos! –replicó la joven.
-Gracias por confirmarme que, efectivamente, eres tú –agradeció Matthew, quien, sin previo aviso, recibió otro golpe en la cara que le hizo chocar contra la pared. El autor de tal acto, Lucifer, aterrizaba en el suelo de la habitación.
-¿Estáis bien? –preguntó a las dos chicas, que asintieron en silencio- ¡Así me gusta! ¡Ahora, si me disculpáis, tengo un combate que continuar! ¡Derain, llévales a un lugar seguro!
-Últimamente no hago más que recibir órdenes. Como se nota que me estoy haciendo mayor. ¡Vamos, chicos! ¡Larguémonos de aquí antes de que la cosa se ponga más fea! –dijo el imp.
-No tan rápido. Sí, no tan deprisa –nada más empezar a correr, el grupo cayó de cara contra el suelo, notando una gran cantidad peso sobre sus espaldas.
-¡¿Qué es esto?! –exclamó Mizuki.
-¡No puedo levantarme! –se quejó Luka.
El techo de la habitación se hundió justo encima de sus cabezas, cayendo sobre ellos los escombros.
-¡Maldita sea! –gritó Derain, quien consiguió producir varias bolas de fuego para destruir algunos de ellos, fallando en librarse de los que se precipitaban sobre él mismo. No obstante, un muro fue creado en el aire, desplazándose horizontalmente y rechazando los escombros como si fuesen pelotas de tenis. Acto seguido, Mammon volvió a aparecer por una de las pantallas de televisión que todavía seguían suspendidas en el aire.
-¡¿Se puede saber qué estáis haciendo?! ¡Estoy intentando cerrar una conexión con la realidad, enfrentándome a un hacker... ¿y todavía me tengo que mover para salvaros el culo?! ¡Poned un poco de vuestra parte! –se quejó la niña.
Ignorándola, Reima volvió a acometer contra Matthew, coordinándose con Luci para intentar penetrar su defensa. Por su parte, el hombre de pelo plateado se defendió como pudo de ambos pero no pudo evitar recibir algunos cortes.
-¡Sí! ¡Síiiii! –con la emoción por la batalla a flor de piel, el apóstol dio lugar a una onda expansiva que alejó a sus dos contrincantes. Su contraataque, lejos de terminar ahí, continuó con la creación de un pequeño agujero negro que empezó a atraer la materia circundante, incluyendo a todos los presentes menos él mismo.

Reima clavó su espada para evitar ser absorbido pero los demás no lo tenían tan fácil. Mizuki fue la primera en salir volando, siendo agarrada por Luci, quien se mantenía en tierra gracias a la fuerza de sus piernas.
-¡Tranquila! ¡Estás en buenas manos! –exclamó el pecado.
Por desgracia, ella no fue la única, ya que Kazuma y Nanako también salieron despedidos, siendo el uno cogido también por Luci y, la otra, por el brazo libre que le quedaba a Reima.
-¡Derain! ¡Necesito que te transformes! –gritó el profesor.
-¡No puede estar hablando en serio!
-¡Sé lo que ocurrirá si lo haces pero ni Luci, ni Mammon ni yo podemos ayudar a nadie más!
Derain no contestó, indeciso.
-¡Vamos, Derain! ¡Hazlo!
Sin poder aguantar más, tanto Shiina como Luka salieron volando hacia el agujero negro.
-¡Shiina! ¡Luka! –gritó Eri.
Agramón y Kaoru se lanzaron en su ayuda, el segundo de ellos desplegando sus alas para intentar hacer resistencia, pese a ello, sólo consiguieron agarrar a Luka, quedando Shiina a merced del agujero.
-¡No! –exclamó Luka.

Fue entonces cuando apareció el gran cuerpo de Akira que, transformado, hizo de tope para la chica.
-¡Ahora, Reima! –al escuchar el grito del medio demonio, el profesor desenganchó momentáneamente la espada del suelo y realizó un corte a distancia que impactó en el cuerpo de Matthew, provocando que el agujero negro se extinguiese. Décimas de segundo después, multitud de escombros caían sobre la superficie de la habitación.

En otro lugar, Ahren, Serah y Asari, llegaban hasta donde se encontraba la otra conexión. Allí también estaban dos apóstoles, uno de ellos un chico rubio y delgado que llevaba una vara en sus manos, y el otro, un hombre con barba de varios días y aspecto de vagabundo, que vestía una manta de color marrón y llevaba un remo en una de sus manos.
-Parece que hemos llegado al mismo tiempo –dijo el chico rubio.

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