sábado, 28 de junio de 2014

Capítulo 12: Agramón



-Procederemos a continuar con el entrenamiento –dijo Akira.
Eri y él se situaron el uno frente al otro. Hacia uno de los laterales estaba Derain con uno de sus puros en la boca.
-Empecemos por ver cuánto has progresado en hacer aparecer una bola de fuego.
La chica asintió. Acto seguido cerró los ojos, concentrándose en cumplir con el objetivo. En su mente apareció el momento en el que, desbordada por el dolor y la rabia, se había transformado en súcubo y se había enfrentado a Ryouta. Poco después, una pequeña llama apareció en sus manos, la cual no tardó en adoptar un mayor tamaño hasta convertirse en una bola de fuego.
-Perfecto –aplaudió Akira, contento.
Eri sonrió tras ver su propio logro.
-Habiendo completado el primer paso en la concentración de Setten, no te costará nada utilizar tus habilidades como demonio.
-Akira... –interrumpió Derain de repente- Déjame comprobar una cosa.
Posteriormente, el imp dirigió su mirada hacia la joven.
-Quisiera saber si puedes transformarte por propia voluntad en súcubo.
-Pero...
-Es algo básico que también debería aprender, chico. Además, aquella vez lo consiguió sin problemas luego podría ocurrir de nuevo.
-Lo haré. Quiero intentarlo.
Cerrando los ojos por segunda vez, la chica volvió a concentrarse. De repente, el cuerpo de ella comenzó a adoptar la forma de demonio. Era como la última vez. En lugar de desatarse de forma violenta se había producido sin ningún tipo de problema.
-Parece ser que ha avanzado más de lo que pensábamos.
Por desgracia, la chica no pudo mantenerla demasiado tiempo y terminó volviendo a su forma normal.
-No está mal, chica –Derain dio una pequeña calada a su puro-. Algunos demonios puros como tú o como yo pueden encontrar dificultades en mantener su forma humana pero la transformación suele ser algo natural que se aprende conforme pasan los años. Supongo que tus padres querían que fueses lo más humana posible y decidieron no contarte nada sobre tu transformación ni dejarte que la desarrollaras. Cuando liberaste tu verdadera forma probablemente una parte de ti haya recordado cómo era originalmente pero, pese a ello, otra parte sigue pensando en sí misma como una humana. Eso hace que te limites a ti misma. Cuando aprendas a aceptar totalmente quién eres entonces podré enseñarte cómo usar tu poder de súcubo...

Al terminar el entrenamiento, Akira se marchó, dejando solos a Eri y Derain.
-Oye, Derain, antes de que te marches quiero saber una cosa. Asari-sensei no me dijo nada al respecto y he estado demasiado preocupada por el estado de Shiina como para preguntar sobre ello. ¿Qué fue lo que le ocurrió a Ryouta? Quiero decir, ¿escapó?
-Así que Akira tampoco te ha dicho nada...
-¿Akira-kun?
-Ryouta está muerto, Eri.
La chica desvió la mirada. No podía decir que sintiese tristeza por ello debido a lo que le había hecho a Shiina pero, pese a todo, tampoco se sentía cómoda con ello.
-¿Qué fue lo que pasó?
-No se conocen los detalles. Cuando llegaron ya era demasiado tarde, un hombre llamado Judas Iscariote lo había asesinado.
-¿Judas Iscariote? Me suena haber escuchado de él en alguna parte.
-Uno de los héroes que luchó contra los demonios en el pasado.
-¡¿Qué?! ¡¿Qué hace alguien como él en esta época?!
-No lo sabemos. Ni siquiera sabemos si se trata de la misma persona o simplemente se hace llamar así. Pero, parece ser que no ha sido la primera vez que ha actuado.
-¿Eh? ¿A qué te refieres?
-Sobre eso, será mejor que no lo sepas. Y, sobre todo, será mejor que Akira no se entere.
-¡¿Qué quieres decir?! ¡Derain! ¡Oye, Derain!
Ignorando las palabras de la chica, el imp se esfumó de su vista, dejándola con más preguntas que respuestas.

-Ah. ¿Qué es lo que le pasa? ¿Por qué no puede contarme lo que está ocurriendo? Creía que a estas alturas por lo menos me tendría en cuenta para eso.
Caminando por las calles de la ciudad, la demonio se quejaba de tanto secretismo por parte del imp. Fue entonces cuando se dio cuenta de que se había desviado del camino de vuelta a casa.
-Voy tan ensimismada que ni siquiera sé por donde piso. ¿Huh?
De repente divisó la figura de un joven situado frente a una casa. Reconociéndolo, decidió acercarse a él.
-¿Akira-kun? ¿Qué haces aquí? Creía que ya te habías ido a casa.
-Ah, Eri. Bueno...sí, era lo que pretendía pero supongo que no he podido evitar pararme aquí.
La chica dirigió la vista hacia la vivienda.
-¿Conoces a alguien que viva ahí?
-En realidad, conocía. Aquí es donde estaba mi antigua casa.
-¿La que quemó tu padre?
-¿Qué? No. –el chico no pudo evitar sonreír- Esta es la casa donde un día vivimos los tres juntos. Aunque ahora es propiedad de otras personas.
-Debe ser duro para ti...lo que le ha ocurrido a tu padre...lo siento...
-Mi padre odiaba a los humanos. Incluso si empezó a atacar demonios por culpa de un tercero, probablemente accedió por propia voluntad...
-Incluso así, que lo asesinaran de esa forma...
-Sé lo que quieres decir. Y no digo que esté conforme con que el asesino de mi padre quede impune. Debe ser castigado como cualquier criminal.
-...
-Es sólo que...después de todo...pese a intentarlo una y otra vez...él era incapaz de olvidar ese odio. No puedo evitar preguntarme si no ha sido mejor el que haya muerto...
-¡No digas algo así! –Akira se asustó ante el repentino grito de la joven- ¡Aun así, él era tu padre! Tú, ¿crees que merecía morir de esa forma?
-Eri...
-Cuando Derain me lo contó yo tampoco sabía qué pensar. Lo que le hizo a Shiina...nunca se lo perdonaré. Pero la sola idea de que un hijo piense que la muerte de su padre está bien...es...
Eri se detuvo. Tenía la sensación de que todo podía haber sido diferente. Que Ryouta podría haber cambiado. Aunque ya no importaba.
En ese momento, Akira empezó a reírse de buena gana.
-¿Eh?
-Nada. No es nada. Gracias. Fuese quien fuese, él era parte de mi familia, alguien que una vez luchó para que los humanos y los demonios pudiesen coexistir en total armonía. Quizás no pueda evitar el hecho de que su odio le hizo cometer aquellos actos, pero, al menos yo, debo recordarlo como quién fue y lo que también hizo por los demás...
-Al menos tú, ¿eh?
-¿Quién mejor que su propio hijo? –contestó medio en broma- Vamos, te acompañaré a casa.

-¿Me estás escuchando, papá?
-Creo que está bastante claro que no.
Sentado en su celda, Ryouta dormitaba, cansado de las historias que le contaba su hijo cada vez que venía a verlo.
-Ah... –resopló el chico-. Podrías poner al menos un poco de tu parte.
-¿Por qué debería hacerlo si no me interesa? No quiero saber nada de tu estúpida vida con los humanos.
-¿Crees que algún día podrías dejar de hablar así de los humanos?
-Ja, esa es buena.
-En fin...no importa, seguiré por donde iba.
El chico se quedó durante unos instantes en silencio.
-He perdido el hilo de lo que estaba diciendo...
-Genial.
Akira se mostró algo decepcionado.
-Bueno...no importa, seguro que mañana me acordaré. Y te contaré más cosas.
Levantándose, el chico se dispuso a irse.
-Ya nos veremos.
Viendo como su hijo se alejaba, Ryouta carraspeó.
-Si yo estuviese en un instituto, seguro que sería el que mejores notas sacaría. Claro que para ello tendría que estudiar mucho, supongo –dijo hablando para sí mismo pero de forma que le escuchasen todos los que había a su alrededor.
El joven se paró durante unos instantes. Tras esos segundos, continuó su camino hasta salir de “Cerberos”.
-Tsk... –Ryouta, por su parte, chasqueó la lengua en señal de desagrado y se echó sobre el suelo de la celda.
-Gracias, papá –susurró Akira antes de abandonar la cárcel.

-Bueno, os recordaré brevemente una vez más lo que haremos durante el campamento –comentaba en clase Asari-sensei-. Serán cuatro días durante los cuales acamparemos junto al lago. Saldremos a las siete de la mañana en autobús. Una vez allí nos organizaremos para montar las tiendas de campaña en las que dormiremos en parejas de dos. Tras esto reuniremos a los grupos de seis personas ya previamente formados y empezaremos con las actividades dirigidas por los profesores. Estas consistirán en la observación de la fauna y flora del medio, aprendizaje de métodos de supervivencia, actividades cooperativas, escalada, observación de la geología, etc. ¿Queda claro?
Todos los alumnos asintieron. Luka por su parte levantó la mano.
-¿Qué ocurre, Luka?
-Sensei, en nuestro grupo estaba Shiina pero como se encuentra ahora en el hospital nos hemos quedado con sólo cinco.
-Puesto que los grupos ya están hechos el vuestro será de cinco personas.
-Okay.
-Así pues y si todo está claro daremos comienzo a la clase. Si surge alguna duda de última hora informadme de ella. Ah, y no olvidéis mirar la lista de las cosas que tenéis que llevaros.

-Ugh...
-¿T -te encuentras bien, Luka? –preguntó a su amiga, quien apoyaba la barbilla sobre su mesa con una expresión cómica en su rostro.
-La verdad es que tengo el estómago un poco revuelto...
-A saber que has vuelto a comer. Deberías tener más cuidado.
-No he comido nada malo te lo aseguro...últimamente me ha estado pasando...
La demonio resopló.
-Quizás deberías ir a la enfermería para que te revisen.
Ella asintió.
-Iré después de clase.
-Casi sería recomendable que fueses ya.
Tras esto la chica escuchó al alguien llamándola. Cuando giró la vista hacia el origen, descubrió a Derain/Reima haciéndole un gesto con la mano para que fuese hacia donde estaba.
La chica se levantó de su sitio.
-¿Huh? ¿Dónde vas?
-¿Eh? A-al baño.
-¿Quieres que te acompañe?
-Mejor vete a la enfermería de una vez –replicó bajando los hombros.

-¿Qué pasa?
-Necesito que me hagas un favor.
-¿Un favor?
-Sí, me han informado de que vaya a ver un pequeño problema con un demonio que ha surgido en un edificio abandonado cerca de aquí.
-¿Y por qué no puedes ir tú?
-Porque voy a estar ocupado en una reunión de profesores. Así que necesitaré que vayas tú en mi lugar.
-¡¿Qué?! ¡¿Estás loco?!
-Baja la voz. No querrás que todo el mundo se entere de nuestras conversaciones.
Mirando a su alrededor, la joven se aseguró de que no hubiese nadie cerca.
-¿Cómo quieres que haga algo así si apenas puedo mantener mi forma de súcubo?
-Tranquila, no es un demonio muy poderoso. Probablemente sólo esté asustando a la gente para divertirse. Además te acompañará Akira.
-¿Y no podrías saltarte la reunión como has hecho otras veces?
-Si me salto demasiadas reuniones le llamarán la atención a Reima.
-Para empezar no le llamarían la atención si no te las saltaras...
-Bueno, en cualquier caso, gracias por tu comprensión. He de irme.
-¡Esp...!
Antes de que pudiese terminar la palabra el imp ya se había marchado.
-Algún día voy a acabar matándolo...

Al salir del instituto, Akira y Eri se encaminaron hacia el edificio en el que se había encontrado el caso. El medio demonio, quien tenía información más detallada sobre el problema, dirigía a su amiga hacia la construcción.
-Siento que Derain te haya metido en esto.
-Ese estúpido hace lo que quiere.
-En realidad me dijo que esto te ayudaría en tu entrenamiento.
-¿Y en qué me va a ayudar exactamente?
-Ni idea.

No tardaron mucho en situarse frente al edificio. El aspecto que tenía no era muy alentador. La mayoría de las ventanas estaban medio rotas, se notaba el desgaste de las paredes e incluso se llegaban a ver las vigas que lo sustentaban en alguna que otra zona. Además de esto, la entrada estaba precintada y tenía una verja a su alrededor.
-¿No debería ser ilegal entrar aquí?
-Debería no. Lo es. Así que cuanto antes acabemos mejor.
Vigilando que nadie los viese, se introdujeron bajo el precinto que cubría la entrada al recinto en el que se encontraba el edificio y caminaron hasta la puerta principal, la cual se hallaba vieja y oxidada.
-No parece muy difícil de abrir pero si la forzamos probablemente llamaremos la atención.
-Entonces quizás sea mejor entrar por la ventana –propuso Eri.
-Buena idea. Busquemos alguna por la que sea fácil meterse.
Rodeando la construcción, observaron una por una las ventanas del primer piso hasta dar con la adecuada.
-Esta parece haberse roto por completo. Será mucho más fácil pasar por aquí. Bien -agachando su espalda, Akira giró la cabeza hacia Eri-, apóyate en mí y salta.
-D-de acuerdo.
Tomando un poco de distancia, la chica corrió hacia su amigo y se impulsó hacia la cornisa, agarrándose con ambas manos.
-¿Estás bien? –preguntó el chico.
-¡Sí, pero no mires hacia arriba! –respondió ella refiriéndose al hecho de que llevaba falda.

Una vez dentro del primer piso, el aspecto no la animó demasiado. Varios muebles olvidados por el suelo, el cual se encontraba agrietado; paredes con humedades; puertas con las bisagras oxidadas y desatornilladas...el espectáculo perfecto para una película de terror.
De repente la chica sintió una mano posarse sobre su hombro, provocando que se diese la vuelta golpeando instintivamente a lo que estuviese a su espalda.
-¡Eh! ¡Eh! ¡Tranquila! ¡Soy yo!
Eri suspiró.
-Lo siento. El ambiente me pone algo tensa.
-Lo comprendo. A partir de ahora tendremos que tener cuidado. Sea poderoso o no, estamos tratando con un demonio.
-Un demonio...
El recuerdo de las palabras de Derain vinieron a su cabeza: “Cuando aprendas a aceptar totalmente quién eres entonces podré enseñarte cómo usar tu poder de súcubo...
-Aceptar quién soy... –murmuró para sí misma.
-¿Has dicho algo?
-No, sólo estaba pensando en voz alta.
Acto seguido salieron de la sala en la que se encontraban y llegaron a un extenso pasillo con varias puertas a ambos lados. La falta de ventanas conseguía un ambiente más siniestro al evitar la entrada de la luz del día. Ambos caminaban vigilando cada paso que daban.
-¿Sabes dónde se encuentra exactamente?
-No...puede estar en cualquier parte del edificio. Lo mejor será situarse en un espacio lo más abierto posible y llamar su atención.
-¿Un enfrentamiento directo?
-No se me ocurre una idea mejor ya que no sabemos de qué demonio se trata ni de las habilidades que usa. Si tenemos que capturarlo mejor que sea en un sitio donde podamos movernos bien.
Al cabo de un tiempo llegaron hasta unas escaleras situadas en la parte izquierda.

Comenzaron a subirlas poco a poco. Akira continuaba llevando la delantera mientras Eri lo seguía cerciorándose de que no apareciese nada inusual por la espalda.
En ese momento escucharon un fuerte ruido procedente de los pisos superiores, provocando que se detuviesen.
-¿Crees que ha sido el demonio?
-Sígueme.
Acelerando el paso, pasaron del siguiente piso y continuaron ascendiendo hasta que llegaron al último de ellos.

Al igual que los anteriores, un pasillo y varias puertas era lo único que podían divisar.
-Creo que venía de aquí.
-Eso es muy vago...
-Tendremos que observar las salas una por una.
Dicho esto, se acercaron a la que tenían enfrente de ellos y lentamente giraron el pomo de la puerta, dejándose escuchar el rechinar de ésta al hacerlo.

La habitación que vieron era mucho más grande que la primera en la que habían estado. Había muchos cristales rotos por el suelo y una gran cantidad de ventanales rectangulares desde los que se podía ver el exterior. En el centro se hallaba una silla vacía mirando hacia ellos.
-No parece que aquí haya nada... –comentó Eri.
-Sí...miremos en otra habitación.
Tras asentir, la chica salió primero de la sala. Justo entonces la puerta se cerró dejando a Akira solo.
-¡¿Akira-kun?!
-¡Eri!
La chica intentó abrir la puerta de nuevo pero misteriosamente se había vuelto una tarea imposible. El chico intentaba lo mismo desde el otro lado sin obtener éxito.
-¡¿Qué diablos es esto?! ¡¿Cómo es que se ha cerrado de repente?!
-¡Tiene que haber sido obra de él! Debe de estar por aquí cerca.
Mientras el joven continuaba forcejeando, se escuchó un susurro detrás de él, lo que provocó que parase y se diese la vuelta lentamente.
-¡AAAAAAAH!
-¡¿Akira-kun?! ¡¿Qué ha pasado?! –la demonio al oír el grito intentó golpear la puerta para tirarla abajo pero era inútil. De alguna forma se había vuelto impenetrable.
-¡Akira-kun!
Ya no se escuchaba nada al otro lado.
-Maldita sea, tengo que buscar la manera de entrar.
Creando una bola de fuego, la chica la lanzó contra la puerta pero lo único que consiguió fue una pequeña demostración de fuegos artificiales. Lo mismo pasó al intentar lanzar la bola contra la pared.
-Chst...quizás si pruebo a entrar desde la habitación de al lado lo consiga.
Así pues corrió hacia la puerta contigua y la abrió sin preocuparse por lo que hubiese dentro.

Al entrar, dio de nuevo con un ambiente diferente. Había numerosas mesas distribuidas por toda la sala dejando un único camino posible desde donde ella acababa de entrar hasta un círculo formado en el centro de la habitación. Además, varias telas sucias cubrían las ventanas impidiendo el paso de la luz, que apenas conseguía filtrarse a través del material que las constituía.

Poco después de entrar la puerta se cerró, impidiendo a la joven marcharse de allí y no dejándole otro remedio mas que continuar por el camino que había quedado dibujado.

Cuando se hubo situado en el centro una de las mesas se alzó en el aire, girando sobre sí misma.
-¿Tienes miedo?
-¿Eres tú el demonio? ¡No queremos hacerte daño! ¡Sólo queremos que vengas con nosotros para llevarte a un lugar seguro!
-No...no hay lugar seguro al que ir...sólo hay miedo... ¿acaso no sientes el miedo?
Al igual que la anterior, más de aquellas mesas empezaron a danzar por la habitación, dibujando movimientos aleatorios mientras seguían girando una y otra vez.
-Por favor. De verdad que no queremos hacerte daño. Hemos venido porque nos han informado de que un demonio estaba causando problemas en este sitio.
-No hay nada que hacer, jamás saldré de aquí...ni ahora vosotros tampoco...
Fue entonces cuando una figura humana emergió del suelo. Parecía un niño, sin embargo su imagen se distorsionaba y cuando la chica se fijo en su rostro, éste carecía de ojos, nariz y boca, dándole un aspecto de lo más macabro.
-¿Qu-qué es lo que eres? –preguntó la demonio echándose hacia atrás.
-Yo soy el miedo... –dijo mientras cada vez se acercaba más y más a ella.
La chica tropezó y cayó al suelo, lo que provocó que la figura decidiese ponerse a gatas y seguir avanzando.

Finalmente llegó un momento en el que la espalda de Eri se topó con una de las mesas, deteniendo su huida.
-Se acabó para ti... –la figura alargó su mano, sin embargo, no llegó a tocarla ya que algo la elevó en el aire manteniéndola flotando. Las mesas dejaron de moverse y cayeron al suelo de forma descontrolado y armando un buen escándalo. La joven por su parte alzó instintivamente las manos para protegerse de que alguno de los muebles se abalanzase sobre su cabeza.
-¿Huh?
Atreviéndose a observar lo que había pasado, descubrió a Akira, quien tenía al niño agarrado intentando escaparse en vano.
-¿Akira-kun? –Eri fijó la mirada en él y posteriormente en el niño- ¿Qué significa esto?
-Me temo que hemos sido engañados por un truco barato.
-¿Un truco?
-Sí. ¿Verdad, amiguito?
-¡Suéltame! ¡Yo no he hecho nada! –con una voz aguda que nada tenía que ver con la susurrante de antes, la figura sin rostro intentó golpear a su agresor sin ningún éxito- ¡No vais a atraparme!
-Haremos un trato entonces. Dejamos de jugar y muestras quien eres en realidad o hago que tu cuerpo arda como la leña –propuso mientras con la mano que tenía libre producía una llama.
-...
-Tú mismo.
Quedándose quieto el cuerpo del niño comenzó a distorsionarse provocando que la imagen se volviese más pequeña hasta ir tomando una forma diferente. Cuando finalmente la transformación cesó, colgado de las manos de Akira se encontraba un pequeño zorro con tres colas y pequeños cuernos en la cabeza.
-¿Qué...? ¿Un zorro?
-¡Me llamo Agramón, demonio del miedo! ¡Ni se te ocurra volver a llamarme zorro!

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