Por suerte, ambos llegaron donde se encontraba el monumento sin encontrarse con otros estudiantes.
Entonces, situándose frente a él, Remi echó un vistazo al reloj de sol, subiéndose posteriormente encima del brazo que lo sujetaba para observarlo más de cerca.
-¿Algo? -preguntó Kareth.
-No, aquí no parece estar…
Kar se mantuvo pensativo durante unos instantes. El camino, la luz, la esperanza… Fue en ese momento cuando se le encendió la bombilla.
-Oye, ¿con qué mano sostiene el reloj de sol? –preguntó a su amigo.
-Si no me equivoco, la derecha.
-¿Si no te equivocas? ¿No distingues la derecha de la izquierda?
-También podrías mirarlo tú –se quejó Remi, algo molesto.
-Como sea. Si es la derecha y el monumento está orientado al norte eso quiere decir que la llave podría situarse en la zona este.
Con esta imagen en mente, el chico caminó en dirección a las losas de piedra que cubrían el suelo de la escuela, situadas a la derecha del monumento. Tras observar la alineación entre la mano derecha y dichas losas, descubrió que había una de ellas que se encontraba en un punto bastante conveniente: a la derecha de la estatua y justo debajo del reloj de sol.
-Creo que lo tengo –sonrió triunfante.
Así pues, clavó una de sus armas en una de las rendijas laterales de la losa. Al contacto, notó que estaba suelta, por lo que no le costó trabajo levantarla y observar lo que había debajo de ella.
-Remi, la he encontrado.
Allí estaba, una pequeña llave dorada y brillante. El objetivo de la prueba.
Remi también sonrió.
-Genial. Por fin podremos largarnos de aquí.
-No contéis con ello.
Un golpe de origen desconocido lanzó por los aires a Kareth, quien dejó caer la llave, siendo recogida por los autores del ataque.
-¿Quién…? –comenzó a preguntar Kareth recuperando el equilibrio poco antes de aterrizar.
Delante de ellos se encontraba Weird, quien levantó en el aire la garra que utilizaba como arma. Su compañera era quien había cogido el preciado objeto.
Mientras tanto, Remi se reunió con su amigo, preparándose para una batalla inminente, apuntándoles con sus dos pistolas.
-Así que nos habéis estado siguiendo -señaló Kareth.
-Exactamente –respondió Weird con orgullo- . También es una manera de ganar al fin y al cabo.
-¿Acaso crees que lo tendrás fácil contra nosotros dos? –de nuevo, fue Kareth quien habló.
-No lo creo. Sé de sobra que tú y Remi sois de los más fuertes de Yohei Gakko, pero no he venido solo.
En ese momento, la compañera de Weird dio un paso adelante.
-Tara… -susurró Kareth, incómodo.
-Volvemos a vernos, Kar.
Ella era también una de las mejores guerreras de Yohei Gakko. Su nivel, según Kareth, era superior al de Remi. Se trataba de una chica alta y guapa aunque, en opinión de muchos, bastante masculina. Se podía observar en ella una larga melena de color rojizo recogida en una coleta que caía en espiral. Puesto que la característica clave de los guerreros armados era el movimiento, iba bastante ligera de ropa.
-Bueno, entonces os dejo solos, yo me tengo que marchar y entregar el premio. ¡Nos vemos!
Con un gesto de la mano, Weird se marchó de allí, camino a la meta.
-¡Remi, síguele! -indicó Kareth, a lo que su amigo asintió, disponiéndose a cumplirlo.
Por su parte, Tara intentó detenerlo, sin embargo se topó con Kareth, quien detuvo su avance.
-Tú lucharás contra mí -declaró el chico.
Transcurrieron unos segundos durante los cuales Tara y Kareth se mantuvieron de pie, el uno frente al otro.
-Es una pena que estemos en bandos diferentes, podríamos haber formado un buen equipo –ironizó Tara.
-Lo sé, pero preferí hacer pareja con Remi.
La chica negó con la cabeza.
-Me temo que sufrirás las consecuencias de tu elección –dando por finalizada la conversación, sacó el arma que más solía utilizar: una lanza con dos filos, uno a cada extremo del mango. Esta acción puso a Kareth en guardia.
-No seré yo quien se arrepienta.
Mientras tanto, Remi continuaba con su persecución, disparando a su oponente cada vez que encontraba la ocasión. Por desgracia, sus tiros no hacían más que fallar.
-¡Mierda! ¡Maldito bicho escurridizo! –se quejó.
-Jeje, no te será fácil alcanzarme –se burló Weird mientras respondía lanzando los filos de su garra, los cuales se reponían tras cada disparo.
El contraataque de Weird tampoco consiguió acertar en su objetivo, pero sí retrasar su avance.
-Agh, como siga así no voy a alcanzarle. Tengo que pensar en algo…
-¡Vamos, Remi! ¡¿Qué te pasa?! ¡Creía que ibas a ser un contrincante mucho más digno, pero parece que lo único que sabes hacer es disparar al azar! -tras decir esto, Weird lanzó de nuevo varios filos, cogiendo a su adversario desprevenido de manera que dos de ellos se clavaron en su hombro.
-¡Ugh! –se quejó Remi, dolorido.
-¡Lo siento, pero no pienso perder más el tiempo! ¡Adiós!
De esa forma, la distancia entre él y Remi aumentó, mientras este último, habiéndose detenido sobre una de las terrazas de los edificios escolares, sacaba los filos de su hombro.
-Ah... -suspiró el tirador- No estoy en mi mejor momento.
Por otro lado, Kareth continuaba su particular combate contra Tara. Por el momento, lo único que podía hacer era sólo defenderse ante la tormenta de ataques que lanzaba la chica. Si seguía así, terminaría superándole.
-¡¿Qué te pasa?! ¡Sé que puedes hacerlo mejor! -dijo Tara a la vez que uno de sus golpes lograba impactar con mayor fuerza contra las espadas de Kareth, quien salió despedido hacia atrás, golpeándose su espalda contra la pared.
-¡Oh, dios! -prediciendo otro ataque, Kareth escapó justo antes de que la lanza atravesara su cabeza. Como consecuencia, la pared quedó totalmente destrozada-¡¿Acaso quieres matarme?! –aunque sonaba irónico viniendo de sí mismo, entre la subida de adrenalina y que trataba de mantener en secreto su particular caso, ni siquiera tenía tiempo para acordarse.
-Sólo quiero divertirme un poco –se burló la guerrera.
-Pues deberías buscarte otros hobbies.
-Ver esa expresión de terror en tu cara es el mejor de mis hobbies.
-¡¿Quién te ha enseñado a ser así?! -preguntó Kareth, frunciendo el ceño.
-¡Se acabó la charla! ¡Pelea!
-¡Ups!
Evadiendo de nuevo ataque, el combate volvió al mismo intercambio de antes, en el que la chica avasallaba al joven con su lanza sin permitir que él pudiese hacer otra cosa aparte de defenderse.
“Tengo que encontrar algún punto débil, ¿pero qué?”, pensó el joven. De repente, se le ocurrió una idea que quizás valiera la pena intentar. “Sin embargo para dirigirla hacia allí voy a tener que…”
Tras desviar de nuevo el filo de la lanza, su contrincante se detuvo, permitiéndole un pequeño descanso. Claramente, se estaba divirtiendo.
-Te veo agotado, Kar.
-Je, ¿con quien te crees que estás hablando?
-Oh, ¿todavía tienes fuerzas hacerte el chulito?
-Algo así, digamos que ya he descubierto la forma de ganarte.
-Me encantaría verlo –sonrió Tara, burlonamente.
-Adelante, ¿o es que tienes miedo de que sea verdad?
-Eres de lo más irritante –su sonrisa se borró al instante.
-Entonces, desahógate.
Sin más dilación, la chica continuó con su embestida, suponiendo que su adversario intentaría defenderse de nuevo. No obstante, se sorprendió al ver que éste recibió el metal en su pecho, pese a no lograr desconcentrarla, ya que, tras sacar el arma de la carne de Kareth, se dispuso a continuar con su ataque.
-¿Esa era tu gran estrategia? ¿Ponerte en peor desventaja? –se extraño la guerrera.
Lo que no sabía, es que ya había caído en la trapa de Kareth, quien, tanteando a su espalda con la mano izquierda, mientras se defendía como podía con la derecha, dio con lo que buscaba.
-¿Sabes, Tara? Hay cosas en Yohei Gakko que son intocables. No me digas que te has olvidado de una de las más importantes.
Haciéndose a un lado, el guerrero dejó al descubierto el monumento. Había aprovechado el momento en el que su pecho había sido atravesado para dirigir el arma de ella hacia la estatua.
-¡No! -consiguiendo desviarla en el último momento, Tara logró clavar la lanza en el suelo, lo que permitió a Kareth situarse detrás de ella.
-¡Se acabó! -mediante un corte horizontal dirigido a la chica y otro vertical dirigido a la lanza, Kareth logró herir la primera y destruir a la segunda, sentenciando el combate.
Mientras tanto, Weird continuaba su camino hacia la meta, sin ningún obstáculo por delante.
-¡Esto ya está ganado! –exclamó triunfante.
A considerable distancia de él, Remi cargaba el segundo cañón de sus pistolas.
-Hacía tiempo que no me ponía serio. Espero no haber perdido práctica.
Apuntando al frente, Remi cerró un ojo.
-¿Sabes, Weird? No es que haya llegado a ser conocido por mi velocidad persiguiendo a mis presas, pero eso no significa que se me dé mal cazarlas.
Cuando el segundo cañón se hubo cargado al máximo, disparó, recorriendo la bala, en un instantes, el trayecto que le separaba de Weird.
-¿Qué ruido es é...? –al intentar girarse hacia el zumbido que producía el objeto, Weird recibió de lleno el impacto, destruyéndose su arma y dejándole inconsciente en el suelo.
Al cabo de un rato, Remi y Kareth se reunieron en la meta, donde el primero ya había depositado la llave en su lugar correspondiente, permitiéndoles superar la prueba. Sonrientes, chocaron sus manos.
-¡Buen trabajo! -exclamaron ambos.
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