jueves, 26 de enero de 2012

War College: Capítulo 3

Kareth llegó al restaurante. Junto a la puerta se encontraba Remi, esperando.

-Llegas tarde –se quejó su amigo al verle.

-Lo siento, he estado algo ocupado con una panda de inútiles que me ha asaltado en un callejón.

-Oh, ¿y qué tal están?

-No creo que tarden mucho en encontrarlos -rió Kareth.

-No te habrás pasado de la raya, ¿verdad?

-Claro que no, idiota.

-¡Eh! ¡¿A quien llamas idiota?!

Mientras reían y conversaban, ambos entraron en el establecimiento.

 

Por otro lado, un grupo de personas se presenció en el callejón por donde había pasado Kareth. Habían recibido una llamada avisando sobre una pelea. Cuando llegaron allí, encontraron a unos cinco delincuentes atados de pies y manos y entre ellos, formando un círculo.

-Vaya, vaya. No habéis acabado muy bien, ¿eh? –sonrió uno de los recién llegados mientras observaba sus expresiones, mostrando abatimiento y resignación.

-Seguramente haya sido cosa de Kar. Siendo él, puedo asumir que ha sido en defensa propia -dijo el que parecía ser el líder.

 

Karma, un grupo encargado de mantener el orden en Yohei Gakko, era algo así como la policía de allí. Su líder era muy conocido, además de una de las personas más fuertes en el manejo de las armas. Su nombre era Lethos.

-Lleváoslos a la prisión -ordenó a los otros miembros de Karma.

-¡Si!

 

Al día siguiente, el despertador levantó a Kareth de la cama. Ése sería su último día como estudiante. A partir de entonces, y si todo iba bien, podría empezar a realizar misiones.

 

Como siempre, se preparó para ir a clase y salió de su habitación. Esta vez no iba con retraso, y podía dedicarse a disfrutar del trayecto y de las vistas. A mitad de camino, se encontró con Remi, quien acababa de abandonar su habitación.

-¿Qué tal has dormido? -preguntó Remi, al ver las ojeras de Kareth.

-No me mires con esa cara de estúpido, es obvio que he pasado una mala noche.

-Oh, que raro, normalmente eres como un perezoso, te duermes enseguida y no hay quien te despierte.

-He tenido una pesadilla.

-¿Una pesadilla?

-Sí. En ella me veía a mí mismo siendo perseguido por… bueno… la verdad es que no estoy seguro. Parecían soldados. El caso es que querían matarme.

-Eso suena gracioso, sabiendo de tu “habilidad”.

-¡Cierra el pico! Solo tú y Nara lo sabéis. Si lo dices en voz alta puede que alguien te escuche.

-¿Y todos aquellos a los que les has dado una paliza?

-Ya me he ocupado yo de que no recuerden lo más mínimo -una maliciosa asomó por el rostro de Kareth.

-Das miedo, ¿lo sabías? -comentó Remi, alejándose de él.

-¡Me da igual! ¡Ellos se lo buscaron! En cualquier caso, y volviendo al tema, en esa pesadilla no estaba solo. Llevaba a alguien cogido de la mano.

-¿Quién era?

-No estoy seguro. Creo que era una niña.

-¿Una niña? ¿Qué niña?

-¡¿Y yo qué sé?! El caso es que tenía mucho miedo. Ambos conseguíamos escondernos de aquellos soldados, pero un hombre nos capturaba y, en ese momento, desperté.

-¿Viste la cara de aquel hombre?

-No. Todo estaba borroso.

-Mm…Qué curioso.

-Quizás la rutina ha empezado a afectarme al cerebro.

-Quizás...

Sin embargo, no estaba convencido de que ése fuese el motivo.

 

Al cabo de un rato llegaron a su destino, no obstante éste se encontraba vacío.

-¡Oh! -se sorprendió Remi- ¿No hay nadie en clase?

Kareth observó extrañado la sala vacía. Fue entonces cuando cayó en la cuenta de lo que pasaba.

-¡Claro! ¡¿Hoy no era cuando venía el de Comhairle?! –exclamó Kareth.

-¡Mierda! ¡Entonces estarán fuera!

-Corriendo no llegaremos a tiempo. Tomemos un atajo.

 

De esa forma, ambos saltaron por las ventanas de la sala, aterrizando en uno de los patios exteriores del sector.

Rodeando dicho patio, se podía observar una barandilla de aspecto anticuado y color blanco, que combinaba con la decoración del resto del recinto. Ésta colindaba con un precipicio desde el que se podía divisar uno de los edificios de la escuela.

 

Saltando la barandilla, aterrizaron en la terraza de dicho edificio. Posteriormente, volvieron a saltar hasta otro cercano y, desde ahí, al suelo. A partir de ese punto, sólo tendrían que recorrer unos pocos metros más para llegar al sitio donde se celebraría la llegada del mandamás de Comhairle.

 

Una vez en el evento, observaron a una multitud dispuesta en los laterales de un espacio central por el que caminaban varias personas de aspecto importante. Tanto estudiantes como civiles habían asistido a la celebración. Una muestra de la popularidad que tenía Comhairle en Yohei Gakko.

 

Kareth y Remi se unieron a los demás. En el espacio que rodeaba la muchedumbre. Se podía ver caminar a alguien de apariencia noble y humilde, que miraba a los asistentes con una alegre sonrisa. Tras él, iban varios guardaespaldas, de entre los cuales Kareth pudo distinguir a una chica de cabello largo y color azulado, situada justo detrás del miembro de Comhairle.

-Oh, así que ahí está -indicó Kareth.

-¿Quién? -preguntó Remi.

-La chica de pelo azul. Ella es con quien estuve ayer.

-¿Aquélla que dijiste que era guardaespaldas?

-¿Acaso no lo estás viendo ahora mismo?

-Supongo…

Los dos se quedaron unos segundos en silencio.

-¿Y ella te gusta? –preguntó Remi.

-¡Tú no te andas con rodeos, ¿no?! –se quejó Kareth.

 

Y así, se dio paso a un discurso realizado por el mandamás. Todos los miembros de los distintos sectores de la escuela se encontraban en una gran sala que tenía cierto parecido con un teatro o salón de actos, pues presentaba numerosas filas de sillas, cada cual un poco más elevada que la anterior, donde se sentaban los alumnos, y un escenario donde iba a producirse la conferencia. Ese lugar solía utilizarse para charlas o en casos especiales en los que hubiese que transmitir algún mensaje importante.

 

Los alumnos se sentaron en sus respectivos lugares y los cargos más importantes de la escuela, junto con el miembro de Comhairle y sus guardaespaldas, en el escenario. Acto seguido, el director de Yohei Gakko, Zhiros Lambert, comenzó a hablar. No era un hombre que se dejara mostrar muy frecuentemente, apenas se le veía por el sector escolar, normalmente para comprobar el buen funcionamiento y solucionar incidentes que requiriesen su intervención.

-Bien, antes de nada, quisiera saludar a todos los presentes. Sé que muchos de vosotros comenzaréis mañana vuestras primeras misiones como guerreros para tratar de detener esta guerra.

Hoy tenemos el honor de recibir a uno de los miembros más importantes de Comhairle, quien supervisará los progresos realizados en esta escuela.

Así pues, gracias a todos por asistir, y dejo la palabra a nuestro invitado.

 

Tras unos aplausos, se hizo a un lado para permitirle el paso al hombre, quien se aclaró la garganta antes de empezar.

-Gracias, Sr. Lambert. Bien, como ya ha dicho vuestro director, pertenezco a Comhairle, a quienes ya conocéis todos como fundadores de este lugar. Sin embargo, pese a lo importante que pueda parecer mi posición, no lo considero así. Hace aproximadamente un siglo que Comhairle decidió entrenar guerreros para detener esta guerra cuyo rumbo se prevé interminable. Necesitábamos un arma para poder hacerlo, y esta no fue otra que el conocido Radiar. Suena irónico, ¿verdad? Detener un conflicto con el elemento que lo provocó -hizo una pequeña pausa antes de continuar-. Es obvio que fundar Yohei Gakko fue un trabajo difícil, pero también ha sido duro el proceso que os ha llevado hasta aquí. Así que, quiero dejar claro que vosotros sois los que de verdad importáis, pues decidisteis luchar, e incluso, después de haber perdido vuestros recuerdos, seguisteis adelante con esa decisión. Por todo ello, os doy las gracias.

Para aquellos que mañana saldrán al exterior y se enfrentarán a sus peligros, deseo que vuestros esfuerzos no sean en vano, y sirvan para que la guerra pueda terminar algún día, de manera que podamos forjar un mundo en el que no vuelva a hacer falta jóvenes valientes como vosotros.

Sin más que añadir, me encargaré personalmente de comprobar no sólo el progreso de este lugar, sino también vuestro estado y todo lo que os concierna a vosotros. Así que no os cortéis en consultarme cualquier duda o pregunta que tengáis. Muchas gracias.

 

Tras otro aplauso por parte de los alumnos, se dio paso a un gesto reverencial por parte de los presentes en el escenario y la disolución de aquella reunión. Además, se informó de que durante la estancia del mandamás en el sector escolar, los guardaespaldas contarían con libertad para desplazarse por todo el recinto.

 

Más tarde, los estudiantes continuaron con las tareas programadas para ese día, dirigiéndose cada miembro a su respectiva zona, que en el caso de Remi y Kareth, era la que habían utilizado para entrenar el día anterior.

-Así que habrá guardaespaldas rondando por aquí. Igual vemos a tu novia –se burló Remi.

Kareth le golpeó en el estómago con el codo, provocando que arquease el cuerpo por el dolor.

-Así aprenderás a no decir tonterías.

 

Después del entrenamiento, Kareth tomó el almuerzo en el mismo patio donde solía sentarse a observar Yohei Gakko.

 

Sentado sobre un banco, se sentía relajado, parecía no haber nada excepto él mismo, y tampoco hubiese ido desencaminado de no ser por la repentina presencia de una joven.

-Así que te ha tocado este sector, ¿eh? –comentó Kareth a la vez que Sarah se acercaba a él.

-Supongo que es el destino -respondió Sarah con un tono que dificultaba saber si estaba bromeando o no

-Ya… -fue lo que se le ocurrió responder al joven.

Entonces, ella se sentó a su lado.

-¿Vienes mucho a este lugar? – preguntó Sarah, acomodando su espalda.

-Todos los días. Me sirve para descansar y, aunque sea por unos instantes, sentirme libre.

-Libre ¿Crees que alguien en este mundo se siente así?

-¿Eh? –aquella pregunta sorprendió a Kareth.

-Atados por una guerra que parece no tener fin. Me pregunto si de verdad hay alguien en este mundo que pueda considerarse a sí mismo libre.

-¿Quién sabe? No es algo que podamos definir a la ligera. Incluso aunque esta guerra acabase, seguiríamos sin poder tener una definición clara, sin contradicciones. Pero, quiero pensar que habrá un momento y un lugar en los que todos nos sentiremos de esa forma. No habrá necesidad de entrenar para detener una guerra o sufrir por la pérdida de un ser querido. Algún día, todos podremos sentarnos en un banco como éste, disfrutar de la brisa y sentir algo a lo que llamaremos “libertad”.

 

Sarah observó a Kareth. Parecía creer firmemente en que la guerra llegaría a su fin. Esa idea logró dibujarle una sonrisa en su rostro.

-¡Oh! Así que puedes sonreír.

-Supongo que me has contagiado algo de tu espíritu.

-¡Me alegro!

 

Los dos continuaron charlando durante un buen rato hasta que terminó el descanso.

-Debo seguir trabajando –declaró Sarah mientras se levantaba.

-Yo también debo ponerme en marcha. He que prepararme para la prueba final.

-Que tengas suerte.

-No la necesitaré -sonrió Kareth.

-Pareces muy seguro de ti mismo.

-¿Vas a hacerme dudar?

-No. De hecho, espero que no lo hagas.

Kareth levantó el pulgar.

-Nos vemos -se despidió Sarah.

 

Al cabo de poco tiempo, llegó al lugar en el que se iba a desarrollar la última prueba. Éste era una plataforma situada en medio del lago. Se podían observar a muchos estudiantes dirigiéndose hacia allí mediante una escalera ascendente.

-¿Qué tal, Kareth? -preguntó una voz a su lado.

Cuando se dio la vuelta, pudo ver la cara de Weird.

-Vaya, ¿tú también vas a hacer la prueba? –preguntó Kareth.

-Por supuesto.

-Pues buena suerte.

-También para ti.

 

Serían más de setenta personas las que había allí reunidas. Apenas pasaron un par de minutos cuando hizo su entrada el director, seguido del miembro de Comhairle.

-Bien -empezó Zhiros-. Yo voy a ser el instructor de esta prueba. Que cada uno elija el arma que mejor maneje, deberá utilizar única y exclusivamente dicha arma.

 

Los estudiantes asintieron y, al instante, arsenales de armas aparecieron como por arte de magia en sus manos. Rifles, garras, espadas, bazookas, hachas, pistolas, todo tipo de armamento de cerca, media y larga distancia.

 

En cuanto a Kareth, éste teletransportó dos espadas con una cadena que las unía. Sabía que aquellas espadas eran armas difíciles de usar. De hecho, ninguno de sus compañeros las había elegido, sin embargo, él se sentía bastante cómodo con ellas.

 

Por otro lado, Remi había optado por dos pistolas de doble cañón. En lo que a Weird respectaba, éste llevaba en sus manos una garra de gran tamaño, la cual dispuso en su mano derecha, lo que le daba un aspecto inquietante.

 

-Ahora que todos habéis elegido vuestras respectivas armas, os explicaré en qué consistirá la prueba: por todo vuestro sector hay escondidas veinte llaves simbólicas. Consiguiendo estas llaves y volviendo al punto de partida, es decir, este lugar, pasaréis. Como todos imaginaréis, siendo veinte llaves, es de suponer que sólo veinte de vosotros logren superarla, no obstante, se deberán formar parejas con el objetivo de conseguir la llave, lo que quiere decir que los seleccionados podrán ascender a cuarenta. Por supuesto, esto se hace con el fin de que demostréis compañerismo y coordinación entre vosotros. Además de ello habrá numerosas cámaras escondidas por todo el recinto, lo que servirá para juzgar vuestras capacidades y habilidades.

 

Tras el murmullo por parte de los alumnos, se hizo el silencio.

-Dicho esto, os pido a todos que os pongáis detrás de la línea -indicó mientras señalaba una gran línea que cruzaba de parte a parte y de manera horizontal la plataforma. Todos obedecieron.

 

-Oye, Kar… -se dispuso a decir Remi.

-Ni lo menciones.

-Vale.

-¡Todos listos! ¡Tres! ¡Dos! ¡Uno! ¡Comenzad!

 

Una vez dada la orden, una oleada de jóvenes se abalanzó hacia su sector, dispuesta a conseguir las llaves.

 

Kareth y Remi corrieron uno al lado del otro. Cuando llegaron a uno de los patios, no tardaron en verse rodeados por otras parejas.

-Empezamos fuerte -se quejó Remi.

-Sabemos que tenéis fama de ser dos de los mejores en nuestro sector, pero si vamos tantos a por vosotros no os será tan fácil –dijo uno de sus atacantes.

-¿Quién ha dicho que vayamos a luchar contra todos? - respondió Kareth.

-¿Qué? –se sorprendió aquel que había sido respondido.

-Que yo sepa, el objetivo de dicha prueba es conseguir la llave, ¿no? Estamos más interesados en ello que en luchar.

-¡No nos subestimes!

 

Tomando este grito como señal, uno de ellos se lanzó a por Kareth, quien, girando sobre sí mismo, esquivó el golpe, realizando un corte limpio en la espalda del contrario, quien cayó al suelo, malherido.

 

Acto seguido, más de ellos imitaron a su compañero, la mayoría recibiendo varios tiros en brazos y piernas antes si quiera de alcanzarles, gracias a la puntería de Remi, y siendo cortados fácilmente por las espadas de Kareth aquellos pocos que lograban ir más allá.

-¡Vámonos! -propuso Remi al ver que la ofensiva continuaba- ¡Si nos entretenemos demasiado acabaremos sin llave!

 

Kareth asintió y ambos saltaron fuera del círculo que se había formado a su alrededor. Un salto lo suficientemente grande como para entrar por una de las ventanas del edificio donde se impartían clases teóricas, aterrizando en uno de los pasillos. Sabían bien que serían perseguidos, pero debido a que la ventana era más estrecha, el número de personas se reduciría.

-¡¿Estos buscan las llaves o matarnos a los dos?! -preguntó Remi mientras corría detrás de Kareth.

-Intentemos despistarlos -sugirió Kareth, introduciéndose por una puerta que llevaba hasta una de las clases. Por supuesto, Remi le siguió.

 

Cerraron la puerta al instante y esperaron un rato por si acaso entraban. Por suerte, eso no ocurrió.

-Bueno, parece que, por el momento, podemos respirar tranquilos.

-Quizás aquí encontremos algo -apuntó Remi, observando una clase parecida a la suya, puede que un poco más rectangular.

-Todo sea probar...

 

Se dividieron para buscar, mirando debajo de mesas y sillas, dentro de los cajones, detrás de adornos o tablones de anuncios, cerca de las ventanas, etc. sin encontrar ninguna llave o algo que se le pareciese.

-Mm… creo que no ha habido suerte -suspiró Kareth.

-¡Espera, Kar! ¡Mira esto! -exclamó Remi, llamando la atención de su amigo y señalando la pizarra. En ella había algo escrito: “Un haz de luz que simboliza la esperanza es el camino para encontrar lo que se esconde a nuestro alrededor”.

-¿Qué es esto? ¿Un acertijo? ¿Una pista? No nos dijeron nada sobre ello -se quejó Kareth.

-Puede que quisiesen que lo descubriésemos por nosotros mismos. Ya me imaginaba que no sería tan fácil –dijo Remi.

-No nos queda otra que descifrar esto.

-“Un haz de luz que simboliza la esperanza…”, ¿crees que tendrá un significado literal? -preguntó Remi.

-Bueno, estamos a la luz del día, ¿no?

-No sé, me suena demasiado simple.

-A veces lo simple resulta ser la respuesta correcta, pero la rechazamos porque desconfianza.

Kareth se acercó hacia la zona más iluminada de la clase.

-A primera vista no hay nada –dijo el joven.

-Déjame ver.

 

Dejando paso a Remi, éste último disparó con sus pistolas directamente al suelo de la sala. De repente, éste comenzó a agrietarse poco a poco hasta terminar siendo un amasijo de trozos de mármol.

-Sabes que mañana darán clase aquí, ¿verdad? –le advirtió Kareth.

-Pues que lo hubiesen pensado antes de poner acertijos.

 

Tras quitar las piezas de mármol y limpiar el polvo que habían generado, observaron una anilla debajo, la cual abría una pequeña trampilla.

-No sabía que existiese algo así debajo de esta clase –comentó Remi.

 

Entonces, abrió la trampilla, dejando ver una escalerilla que se introducía en la oscuridad y que decidieron utilizar para bajar hasta ella.

 

Una vez abajo, se mostró ante ellos una habitación poco iluminada, desprovista de muebles u objetos de decoración. Estaba totalmente vacía.

-Nada -murmuró Remi, justo antes de que la trampilla se cerrase, iluminándose por completo la habitación, cuyas paredes se blindaron de un material de aspecto bastante duro.

-¡¿Qué diablos ocurre?! –se alteró Remi.

Sin embargo, el suceso no tardó en finalizar, quedándose todo en silencio.

-Diría que hemos quedado atrapados -afirmó Kareth.

 

Echando un vistazo por toda la habitación, con el fin de encontrar una manera de salir, ambos se sentaron, cansados de disparar y cortar sin obtener resultado.

-¿Quién tuvo la idea de buscar lo simple? -se quejó Remi.

-¡Cállate!

 

En ese momento, Kareth estaba cavilando sobre el acertijo de antes. “Un haz de luz que simboliza la esperanza es el camino para encontrar lo que se esconde a nuestro alrededor…”. ¿Qué quería decir con eso?

-Oye, Remi.

-Dime.

-¿Y si con nuestro alrededor no se refería a la clase en concreto sino al sector en general?

-¿Que podría haber por esta zona que hiciese referencia a lo que pone en el acertijo?

-Luz… esperanza…

 

Ambos se quedaron callados durante unos instantes, hasta que Kareth tuvo una idea.

-¡El reloj de sol!

- ¡Qué?!

-¡¿Recuerdas el monumento situado detrás de este edificio?!

-¿Te refieres a ese tío que sujeta en una mano un reloj de sol y en la otra una pistola?

-¡Ese mismo!

-¿Qué ocurre con eso?

-¡Según la explicación que nos dieron sobre el significado de ese monumento, la pistola simbolizaba la lucha, continuar hacia delante sin rendirse, y el reloj…!

-…la esperanza, el paso del tiempo que cura las heridas.

-¡Exacto! ¡Son los símbolos de Yohei Gakko! ¡Seguir luchando sin rendirse y mantener la esperanza a lo largo del tiempo!

-Entonces, ¿una de las llaves se encuentra junto a ese reloj de sol?

-Eso explicaría la luz y la esperanza, pero no estoy seguro de lo del “camino”…

-¿Y si es hacia donde señala la hora? –sugirió Remi.

-Imposible, ésta cambia según avanza el día, además habrá momentos en los que ni siquiera habrá luz para señalarla.

-Cierto.

-En cualquier caso, ya tenemos una referencia. Salgamos de aquí antes de que perdamos esa llave.

-De acuerdo, pero, ¿cómo? –preguntó Remi.

-Mm… tiene que haber alguna forma de salir, alguna debilidad en estas paredes –dijo Kareth, cruzándose de brazos.

-Pero todo está blindado, no hay ningún hueco o resquicio sin cubrir.

 

Pensativo, Kareth observó de nuevo aquellas paredes.

-Si seguimos vivos es porque hay oxígeno, lo que quiere decir que no es totalmente hermético –dijo.

-Lo que quiere decir que hay un punto donde el blindaje no es tan fuerte, puede que incluso más de uno. Pero hemos golpeado toda la habitación y no se ha abierto ningún agujero.

-Bien, centrémonos entonces en el sonido del material. Según como sea la frecuencia, podremos saber si la capa que cubre esa zona es más gruesa o más fina. Cuando hayamos detectado algún punto donde la cantidad de material sea menor, lo atacaremos los dos a la vez. Tú utilizarás el segundo cañón de tus pistolas para debilitar lo máximo posible el material y yo lanzaré mi arma justo al centro de dicho punto. Así, quizás logremos abrir una pequeña grieta. Después de eso, el resto será pan comido.

-Me parece bien –contestó Remi.

-¿Podrás encargarte de ello? -preguntó Kareth.

-Déjamelo a mí

 

Tras esto. Remi empezó a golpear las paredes, escuchando con suma atención el sonido que hacia el material.

 

Mientras tanto, Kareth intentaba oír sonidos procedentes del exterior, por si alguien había llegado al mismo lugar que ellos.

 

Debido a que mediante el Radiar, las capacidades del individuo mejoraban, también era de esperar que lo hiciesen los sentidos.

-Kar, creo que he encontrado algo –informó Remi, tras buen rato golpeando.

-Bien, adelante.

 

Mientras Kareth se preparaba, arma en mano, Remi sacó ambas pistolas y cargó el segundo cañón, situado justo encima del primero.

-Allá voy.

 

Una gran cantidad de energía se concentró en ambas pistolas. Dicha energía era de origen eléctrico, suministrada a partir de una batería en el cargador del arma.

 

Una vez se hubo completado la carga, una potente bala de luz salió disparada, golpeando con gran potencia el punto encontrado por Remi. Justo en el momento del impacto, Kar lanzó su espada con la mayor fuerza que le permitió su brazo, ayudándose de un pequeño giro de la cadena que unía sus espadas.

 

Habiendo logrado que las dos armas impactasen contra la pared, y tras disiparse el humo provocado por la reciente explosión, pudieron observar como una pequeña grieta, generada a partir de la punta del filo de la espada de Kareth, que seguía clavada allí, se abría paso sobre el material.

-¡Conseguido! –exclamaron los dos, chocando sus manos.

 

El siguiente paso fue mucho más sencillo, consistiendo en incrementar el tamaño de la rotura.

 

Después de formar un agujero lo suficientemente grande como para que cupiesen sus cuerpos, lo atravesaron y salieron al exterior, consiguiendo la libertad.

-Buff… lo hemos dejado todo hecho un verdadero asco -comentó Kareth.

-Lo dicho, que no hubiesen puesto acertijos -replicó Remi, haciendo sonreír a su amigo.

-En fin, será mejor que corramos hacia el reloj de sol –sugirió Kareth.

-Estoy de acuerdo.

 

Sin que se dieran cuenta, alguien los observaba...

No hay comentarios:

Publicar un comentario