Al escuchar la noticia, Kareth se mantuvo en silencio durante
unos instantes.
-Entiendo. Ya me lo veía venir.
Así que ella iba a morir. No podía evitar pensar que algo no
encajaba en esa conclusión.
-Kar… -Remi se mostró preocupado ante la actitud de su amigo.
-Remi –le interrumpió Kareth-, una persona debe decidirse por
aquello que considera justo, ¿no crees?
-Supongo que eso sería lo correcto.
Cabizbajo, el guerrero se detuvo allí mismo, sorprendiendo a
Remi, quien hizo lo mismo unos cuantos metros delante de él.
-Voy a hacerlo –afirmó, de repente, Kareth.
-¿El qué?
-Voy a salvarla.
-¡¿Eh?! ¡Espera! ¡¿Estás loco?! ¡¿Sabes lo que estás
diciendo?!
¿Qué si sabía lo que estaba diciendo? Por supuesto. Lo sabía
muy bien. Pero todo aquello era muy raro. Además, ella estaba llorando.
-Es posible que esté loco. Ni siquiera podría decirse que
esté seguro de que sea inocente, pero…
-¡La pillaron justo cuando lo estaba matando! ¡Kar, no puede
haber otra explicación! –exclamó Remi.
-¡¿Entonces por qué?! ¡¿Por qué iba a matar a alguien que
cuidaba de ella?! ¡¿Por qué iba a llorar por su muerte si no tenía nada que
ganar haciéndolo?! Y luego está su sucesor, ¿no te parece todo demasiado
conveniente?
Remi se quedó en silencio.
-Sé lo que pasará si lo hago. No soy estúpido. Seguramente al
considerarme cómplice de asesinato me tachen de traidor, lo que supondría mi
ejecución también, pero mi intuición me dice que no puedo dejar las cosas tal y
como están.
Sin saber qué decir, Remi suspiró.
-Odio lo impulsivo que puedes llegar a ser a veces –contestó
finalmente- Supongo que no tendré más remedio que echarte una mano.
-¡¿Qué estás diciendo?! ¡No puedo meterte a ti también en
todo esto! –se quejó Kareth.
-Demasiado tarde, amigo. Además, tampoco puedo dejar que mi
compañero de trabajo acabe con alguna lesión antes de que nos vayamos, y puede
que incluso exista alguna manera de convencer a los demás de su inocencia.
-Tengo una nota que cogí de la habitación de Yami. Bueno en
realidad sólo se leen unas pocas frases pero parecía pertenecer a una carta
dirigida a alguien.
-¡¿Entraste en la habitación de Darker?! –exclamó Remi.
-Ya te he dicho que todo esto me parece muy raro, así que
quise investigar lo que estaba pasando. Por desgracia, no creo que se pueda
confirmar mucho con lo que ponía.
-¿Qué es lo que ponía?
-Era algo así como “Todo volverá a su cauce. La extinción es
el nuevo paso hacia el futuro.”
-Tienes razón. No es que nos diga mucho.
-Pensé en llevárselo a Sarah para ver si le encontraba algún
significado.
-Espera, déjame verla un momento –propuso Remi.
-Toma.
Sacándola de su bolsillo, se la entregó a Remi, quien la
estuvo observando detenidamente durante unos segundos. Después de voltearla
varias veces, el chico echó mano del teletransportador. Toqueteando un par de
botones hizo aparecer una pequeña linterna que proyectaba luz fluorescente,
utilizándola sobre el papel. Entonces, una sonrisa de triunfo apareció en su
rostro.
-¿Qué ocurre? –preguntó su amigo con curiosidad y acercándose
a él para observar lo que veía.
-Como imaginaba. La tinta parecía algo más diluida de lo
normal, es un detalle difícil de percibir pero puede significar que hay algo
más escrito. No me equivocaba.
-Déjame ver –dijo Kareth mientras le quitaba la hoja de las
manos.
-“Debes evitar que el proyecto continúe. Mi muerte está
cerca, dentro de poco vendrán a por mí. Por favor, detén los errores que
cometí, Sarah.”. Así que este mensaje iba dirigido a ella. ¿Él ya sabía de su
muerte?
-Si ese mensaje iba dirigido a Sarah, ¿no sería raro que
fuese escrito para alguien que lo iba a matar? –preguntó Remi.
-Sí. Por supuesto que sí. Ahora que recuerdo, ella me dijo
que aquella noche Darker quería contarle algo, pero no pudo decírselo antes de
su muerte. Seguramente, él no se imaginaba que quien lo mataría sería su propia
guardaespaldas –caviló Kareth.
-Exacto, por eso no le dio tiempo a decírselo, pero fue lo
suficientemente cauto como para dejar una evidencia que no fuese fácil de
descubrir.
-Pero hay algo que todavía no entiendo –interrumpió Kareth.
-¿El qué?
-¿Por qué sólo ha quedado este trozo de la nota? ¿Por qué no
está el resto?
-Ni idea. Puede que alguien lo destrozase para que no pudiera
leerse o que quedara así tras el asesinato. En cualquier caso, es posible que
esta nota la salve.
-Tienes razón. Gracias, Remi.
-No hay de qué.
-Ahora mismo iré a ver a Lethos. Ya que es el líder de Karma,
seguro que si le convenzo, podrá hablar con la justicia de Yohei Gakko y evitar
la ejecución. O, como mínimo, ganar algo más de tiempo hasta la ejecución.
-Voy contigo –sentenció Remi.
Poco tiempo después ya habían llegado a la prisión.
-Tengo que hablar con Lethos. Es importante -informó Kareth a
uno de los miembros de Karma, el cual asintió y fue a buscarle. Éste no tardó
mucho en aparecer.
-¡Kar, ¿qué te trae por aquí?! Veo que no vienes solo –dijo
Lethos.
-Venimos a comentarte algo acerca de la asesina –comenzó a
decir Kareth.
-¿Qué ocurre?
-Verás…
-¡Oh! A mí también me gustaría escucharlo.
Interrumpiendo su conversación, una persona se situó junto a
Lethos. Alguien con quien Kareth preferiría no haberse topado y cuya voz, de
por sí, ya le resultaba repugnante. El sucesor de Darker: Rokudo.
-Seguramente ya le conocéis. Os presento al señor Rokudo,
sucesor de Darker en Comhairle.
Tanto Remi como Kareth asintieron, mientras aquel hombre
sonreía despreocupadamente, todavía con sus ya características gafas de sol
puestas.
-Así que tenéis información sobre la asesina. ¿De qué se
trata?
Los dos amigos se miraron, sin saber si continuar o no.
-¿Pasa algo? –preguntó Rokudo, extrañado (aunque a Kareth le
dio la sensación de que se estaba divirtiendo a su costa).
-No... no es nada... –contestó Kareth, tensándose
ligeramente.
Tras una rápida observación tanto a los que tenía delante
como a su alrededor, el chico continuó con lo que había venido a decir.
-Tengo razones para pensar que ella no es en realidad la
asesina.
Lethos se sorprendió ante aquella revelación. Por otro lado,
la expresión de Rokudo no se alteró lo más mínimo.
-Ésa es una afirmación bastante importante. Supongo que
tendrás pruebas que te apoyen –dijo Rokudo.
-Sólo una. Se trata de esta nota.
En ese momento, el chico sacó el papel y se lo entregó a
Rokudo y Lethos. Fue el primero de ellos quien la cogió y leyó su contenido.
-No entiendo –dijo el hombre segundos después- ¿Qué
significa?
-La encontré en la habitación en la que se hospedaba Darker.
En la parte de atrás está escrita la prueba de lo que digo –continuó Kareth.
-¡¿Entraste en la habitación del señor Darker sin el permiso
de Karma?! –exclamó Lethos, enfadado.
-¡Tenía dudas sobre ella siendo la asesina! ¡Así que hice lo
que consideré necesario para resolverlas! ¡Tú mismo me dijiste que, cuando se
cree que algo es injusto, se debe hacer todo lo posible para que sea
considerado justo, ¿no es así?!
-¡Pero...! –Lethos intentó replicar, pero fue interrumpido
por la mano de Rokudo.
-Tranquilo, Lethos –dijo el hombre, volviendo la mirada hacia
Kareth- Te llamas Kareth, ¿cierto?
El joven asintió.
-¿Podrías enseñarme lo que hay escrito en la parte de atrás
de esta nota? –fue durante un instante, pero al chico le dio la sensación de
que se había puesto un poco nervioso.
-Claro -sin mostrarse muy convencido, el chico le hizo una
señal a su amigo.
-Si se enfoca con una luz fluorescente podrás verlo –dijo
Remi haciendo la demostración y desvelando el resto del mensaje.
-Entiendo… -Rokudo mantuvo una expresión seria mientras lo
leía- ¿Puedo preguntarte en qué lugar de la habitación se encontraba la nota?
Al mismo tiempo que realizó aquella pregunta, el hombre miró
directamente a los ojos de Kareth, quien no pudo evitar sentirse presionado.
Puesto que ya les había contado sobre su entrada en la habitación, no iba a
servir de nada mentir en los detalles.
-Estaba dentro de un pequeño cofre. Al abrirlo, observé que
tenía un doble fondo y que en él, estaba la nota.
-¿Y como entraste sin que te descubriesen?
-Por la puerta principal. Me hice pasar por un miembro de
Karma, al fin y al cabo conozco cómo funciona – mintió. No quería decir que
había subido por la parte de atrás, no fuese a relacionarle con aquella “rata
fisgona” que estuvo espiándole en su habitación.
-Ya veo. N te preocupes, Lethos. No pasa nada.
-Pero…
-Entiendo lo que le motivó a investigar. Eres amigo de Sarah,
¿no es cierto?
Kareth asintió.
-Sin embargo, me temo que tendrás que aceptar que ella es una
asesina.
-¿A-a que te refieres? –preguntó el joven, confuso.
-Este mensaje es claramente falso. La letra no es la de
Darker.
-Pero ahí pone que...
-Sé lo que pone, y siento decirte esto, pero habéis caído en
la trampa de esa chica. Seguramente, la nota fue escrita por ella misma. Una
manera de intentar exculparse. Y por poco le funciona, por lo que he podido
observar –explicó Rokudo mientras les miraba. Tras esto, rompió la nota,
haciéndola completamente ilegible- Es horrible que haya ocurrido todo esto, y
sé que cuesta aceptarlo. A mí también me costó al principio, pero la realidad
es así.
Conforme escuchaba cada palabra que salía de su boca, el
chico tenía que hacer un gran esfuerzo por contener la ira que iba creciendo
cada vez más en su interior. Pese a sus palabras, lo único que veía era
mentiras. Puro teatro.
-¿Acaso dudas de mí? -comentó el hombre ante su silencio.
¡Por supuesto que dudaba! Es lo que le hubiese gustado
gritar, pero eso no mejoraría las cosas.
-N-no… -respondió.
-Me alegro, porque lo que estoy diciendo es la verdad. Bueno,
si no tenéis nada más que añadir, tenemos que preparar una ejecución para
mañana. Vamos, Lethos.
-Sí –dijo el líder de Karma mientras le seguía. No sin antes
echar la vista atrás en dirección a Kareth y Remi, mostrándose decepcionado.
Los dos amigos se sentaron sobre las escaleras que llevaban a
la entrada de la prisión. Ambos cabizbajos e inmersos en sus pensamientos.
-Parece que, después de todo, no hemos sido capaces de
convencer a Lethos -dijo Remi, intentando romper el silencio.
-Como si fuese a creérmelo.
-¿Qué?
-¡Ese tipo...! ¡Obviamente está mintiendo! ¡Estoy seguro de
que se lo ha inventado todo!
-Kar…
-¡Remi, plan B! ¡Si las palabras no sirven de nada, tendré
que salvarla a la fuerza!
-¿Y qué piensas hacer?
-Mañana es la ejecución, ¿verdad?
-Sí.
-Para hacerlo, tendrán que sacarla de la prisión. La
seguridad es máxima dentro, pero fuera se reducirá. Por tanto, si sé jugar bien
mis cartas podré conseguirlo.
-Pero, ¿cómo lo harás?
-Provocaré una distracción y en medio de la confusión la
secuestraré.
-¿Y si consiguen darse cuenta de tus intenciones?
-Entonces será el momento de ponerse serio. En el peor de los
casos usaré mi as en la manga, aunque eso signifique exponerme.
El rostro de Remi reflejaba claras dudas de que aquello fuese
a salir bien.
-Ya te he dicho que sé a lo que me enfrento, Remi. Puede que
no salga bien. Así que deja que lo haga solo –propuso Kareth, poniéndose en
pie.
-¡¿Me tomas el pelo?!
-¿Qué? –la reacción de su amigo le pilló por sorpresa.
-¡Me da igual lo que hagas o hacia donde vayas, no te dejaré
solo! ¡Y si no lo conseguimos, no lo conseguiremos juntos! ¡Cuenta conmigo!
–exclamó Remi, poniéndose a su altura.
-Pero…
-¡No hay peros que valgan! ¡Si no me dejas ayudarte les
contaré a todos lo que planeas!
-¡Eh! ¡Espera! ¡No lo dices en serio!
-¿Quieres ponerme a prueba?
Sintiendo que había perdido, Kareth suspiró. Pese a que
estaba en contra, no pudo evitar sentirse aliviado.
-Soy yo quien decide si ayudarte o no, Kar. Somos amigos.
Haré lo que sea que no puedas hacer tú.
-Supongo que no me queda más remedio.
-Veo que lo has captado –sonrió Remi.
-Decidido. Mañana, cuando vaya a comenzar la ejecución,
pondremos en práctica el plan para salvar a Sarah.
-De acuerdo.
Mientras tanto, la noche había
llegado a Yohei Gakko, una noche que precedía el comienzo de un día lleno de
sucesos.
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