“-Dime, Luci, ¿crees que algún día seremos perdonados? –preguntó Mammon,
caminando junto a su compañero hacia el punto de reunión en el que habían
quedado con las tropas demoníacas.
-Si te refieres al resto de demonios, a los ángeles o incluso a Chronos
y Biblia, yo creo que ya nos han perdonado. Si te refieres a nosotros mismos…
eso es algo a lo que no puedo contestar…
-Qué inútil…
-Lamento no poder decir algo molón para consolarte.
-Yo… quiero perdonarme… pero no puedo hacerlo…
-Eso es lo mismo que no querer. Sólo lo camuflas como que no puedes…
pero en realidad no quieres hacerlo…
-En verdad, no eres muy bueno animando –le criticó, con el entrecejo
fruncido.
-Lo sé.
-Quizás lo mejor sea que muramos en esta guerra. Sacrificándonos por
los demonios. Así conseguiremos perdonarnos y redimirnos al mismo tiempo.
-No creo que eso sea lo que quieran los demás.
-Pero puede que sea lo que quiero yo…”
Un recuerdo de un pasado lejano
se cruzó por la mente del pecado de la avaricia mientras continuaba su trabajo
de detener la apertura de enlaces con su realidad. Por más que los años pasasen
e intentase no pensar en ello, la sensación de que todo había sido culpa suya
no desaparecía.
Estaba a punto de cerrar las
conexiones que ya se habían realizado pero todavía había peligro de que quien
estaba hackeando su realidad abriese una nueva. Por eso, necesitaba encontrar
una manera de inutilizarle.
En su interior, el escenario se
dibujaba como si fuesen números, formando secuencias que correspondían a cada
parte del mundo alternativo que había construido. Aquellas zonas donde había
conexiones tenían los números de dichas secuencias sustituidos por unos
diferentes, distorsionando esa parte de la realidad e inutilizándola, de manera
que volvía a cambiar al mundo original.
-Con esto ya hemos solucionado el
principal problema –murmuró la niña, tras rehacer las secuencias-. Tengo que
generar una barrera para que no vuelva a entrar pero, para ello, necesitaré
verle en acción.
Dicho esto, esperó hasta que su
contrincante intentase cambiarlas de nuevo y, actuando con rapidez, no sólo las
devolvió a su estado anterior sino que estableció una conexión entre ella misma
y el enemigo.
-¡Ahora vas a ver lo que es
bueno!
Así pues, estableció una barrera
en dicha conexión y copió el mismo proceso al resto de numeraciones para que la
barrera se aplicase de igual forma- ¡Conseguido! –dijo, tras ver que no se
volvían a producir aperturas.
En otro lugar, Judas Iscariote
veía cómo se le impedía el acceso a la realidad de Mammon.
-Vaya, vaya. Parece que no soy lo
suficientemente bueno como para competir en este campo con una especialista. En
fin, no es como que mi habilidad se base en ello. Fue divertido mientras duró.
Ahora mis compañeros tendrán que apañárselas solos –esbozó una sonrisa maliciosa-.
Aunque yo creo que nuestro principal objetivo ya se ha cumplido…
Mientras tanto, el resto de los
que estaban en casa de Eri se sorprendían por la reciente nueva fuerza que
había adquirido Akira. El chico había conseguido mandar a volar a uno de los
apóstoles de un solo golpe. Sin embargo, aquella no era la única sorpresa. La
pobre Eri tenía que lidiar con su declaración pública.
-¡Oh, vamos! ¡Como si no lo
supiésemos ya! –comentó Luka, a lo que Shiina asintió, dándole la razón como
pocas veces.
-¡¿En-en s-serio?! –respondió
Eri, saliendo de su ensimismamiento.
-Por favor, Eri. Incluso yo, que
soy relativamente nuevo aquí, lo olía a kilómetros –añadió Agramón.
-Diría que eres la única que no
lo sabía –comentó Luci, tomando parte en la conversación como si les conociese
de toda la vida.
-¡B-b-bueno! ¡No es a-algo que…
te digan… a menudo…! –replicó la súcubo, cuyo tono fue disminuyendo a la vez
que su rostro enrojecía.
-No creo que sea el mejor momento
para hablar de ello –comentó Kaoru.
-¡Estoy de acuerdo! –añadió
Akira- ¡Estamos en mitad de un combate!
-Habló el causante del revuelo...
-¡Eh! ¡Me ha costado mucho
declararme! ¡Como amigo, al menos podrías apoyarme!
-Y lo hago...
-Lamento interrumpir vuestra
charlatanería pero, si pensabais que un golpe así iba a noquearme, estáis muy
equivocados. Sí, lo estáis. No sabéis cuánto lo estáis.
Matthew salió de entre los
escombros de la pared. No parecía muy preocupado pese al aumento del número de
magulladuras y una gran cantidad de sangre cayendo a partir de un corte en su
frente.
-¡Eres como una cucaracha!
–exclamó Luci-. ¡¿Por qué diablos no te mueres, cucaracha?!
Sin dudar un solo momento, Reima
inició de nuevo el ataque.
-¡Desaparece de una vez! –gritó a
la vez que su enemigo esquivaba su espada.
-¡Tú sí que me entiendes! ¡Sabes
bien lo que más deseo!
Al profesor le siguió el pecado
del orgullo, quien apareció por uno de los laterales del apóstol, propinándole
una patada en el costado que lo envió hacia Akira, quien lo remató juntando
ambos puños en un fuerte martillazo que le hizo chocarse contra el suelo.
-Da igual si me superáis en
número. No vais a poder derrotarme. Sí, debéis de ser unos ignorantes si
pensáis eso –dijo Matthew, levantando la voz entre el polvo levantado por el
golpe del medio demonio- Ahora os mostraré de lo que soy capaz. Sí, sufriréis
las consecuencias de esa ignorancia. Aunque tenga que destruirlo todo.
-¡No me digas que...! ¡Rápido!
¡Akira! ¡Acaba con él! –se alteró Luci.
-¡¿Qué ocurre?! –preguntó el
chico.
-¡Demasiado tarde! –gritó Matthew.
De repente, una fuerza invisible
impactó contra él, no llegando a causarle daños pero con la suficiente potencia
como para alejarlo varios metros de su posición. Tras esto, el apóstol utilizó
su habilidad para elevarse en el aire, donde generó otro agujero negro.
Físicamente, éste no presentaba
diferencias con el anterior, sin embargo, su fuerza de atracción era mayor,
absorbiendo con mayor rapidez las casas de la ciudad, levantando el suelo y
formando aperturas en la realidad de Mammon.
-¡¿Qué pretende?! –preguntó Eri,
viendo cómo ellos también eran impulsados hacia el agujero.
-¡Básicamente, planea cargarse
esta realidad y todo lo que haya dentro de ella! ¡A este paso, incluso los
demonios dentro del refugio serán eliminados!
-¡¿En serio es capaz de algo
así?! –gritó Reima.
-¡Creía que no pero parece que su
locura ha superado el límite!
Reima empezó a concentrar Setten
en su espada, costándole el simple hecho de mantenerse en pie.
-¿Reima? –se extrañó el pecado
del orgullo al ver sus movimientos.
-Es posible que, si consigo
acumular la cantidad adecuada de Setten, logre cortar tanto a Matthew como al
agujero y, al menos, eliminar el último de los dos Sería más fácil si
despertase la otra forma pero habrá que intentarlo con ésta. Voy a necesitar
tiempo, así que tendréis que resistir hasta entonces.
-¡En ello pues! ¡Akira! –exclamó
Luci, a lo que el medio demonio asintió, situándose delante de sus amigos,
incluidos Derain y Agramón, y extendiendo sus grandes brazos al tiempo que
hundía los pies en el suelo para tomar un mejor agarre.
-Yo también ayudaré…
Delante de él, Kaoru abrió sus
alas, abarcando el mayor espacio posible. Mientras tanto, Luci se encargaba de
mantener sujeto a Reima, quien no podía hacerlo con el arma.
En el resto de zonas, el agujero
negro también hacía estragos. De manera que, hasta aquellos de mayor peso como
Philip o Beelzebub tenían que hacer fuerza para no acabar flotando en el aire.
-¡¿Qué está pasando?! –preguntó
el pecado de la gula.
-¡Ese maldito loco! ¡Va
cargárselo todo! -indicó Philip.
-¡No debería importarte tanto!
¡Al fin y al cabo, vosotros podéis resucitar siempre y cuando vuestro señor
siga vivo, ¿no es así?! –se burló Zebub, haciendo alusión a las propias
palabras del apóstol cuando hubo muerto Thomas.
-¡Si se acaba con la vida de la
Biblia, el resultado no será bueno para ninguno de nosotros, patán! –acto
seguido, Philip le propinó un puñetazo que le hizo retroceder pese a que se
defendió con las extremidades delanteras.
Contraatacando, el pecado
desplazó sus patas hacia arriba y las dejó caer sobre su enemigo, quien lo
evadió saltando hacia atrás. Repitiendo el mismo ataque, esta vez alternó una
pata con otra, realizando una serie de golpes rápidos que pusieron en un
aprieto al apóstol.
-¡No pienses que te voy a dar vía
libre para que hagas lo que te plazca! –exclamó el pecado de la gula.
-¡Bel-chan! ¡Llévate a As-chan a
un lugar seguro! –ordenó Levi, habiéndose percatado también de lo que estaba
ocurriendo, momentos antes de protegerse, mediante varias de sus barreras, de
un nuevo ataque de Andrew.
-¡Un hombre de verdad se queda
hasta el final! ¡Sin importar cómo se ponga la situación!
-¡¿Quieres callarte ya con esa
tontería de hombre esto y hombre aquello?! ¡¿Es que no sabes pensar en otra
cosa?! ¡Además… -levantando el agua que había a su alrededor, envió un torrente
contra él-, nadie ha dicho que vaya a huir! ¡Sólo protejo a los heridos!
-Parece que ya ha empezado…
-comentó Thaddaeus, observando el agujero negro desde la distancia- Si me
disculpáis, tendré que dejar nuestro combate de lado. Hay cosas más importantes
que requieren mi atención.
-¡¿De qué estás hablando?!
–preguntó Ahren, a quien cada vez le confundía más la actuación de su
adversario.
-Cosas mías. En cualquier caso,
os recomiendo que os larguéis de aquí. Con suerte, si os alejáis lo suficiente
no os pillará. Aunque creo que la única manera de evitarlo es acabando con él.
-No deberías preocuparte así de
tus enemigos.
-No lo hago. Simplemente, está en
mi personalidad el dar consejos a los demás –tras esto, corrió hacia el lado
contrario al que se encontraban los hermanos.
-¡Espera! –exclamó el chico,
disponiéndose a seguirle, sin embargo, fue detenido por Serah.
-Déjale…
-¡¿Qué?! ¡¿Por qué…?!
-Creo que ahora lo más importante
es ayudar a papá. Además, tengo la sensación de que nos volveremos a encontrar
–dicho esto, la chica se encaminó a gran velocidad hacia la casa de Eri,
seguido por su hermano.
Mammon sintió cómo su realidad se
venía abajo. El poder del agujero negro era demasiado grande, hasta el punto de
que las secuencias de números cambiaban sin parar, abriéndose más y más
conexiones que le eran imposibles de arreglar.
-¡Maldita sea! ¡Justo cuando me
había librado de un problema, surge otro más grande! ¡¿Es que no me pueden
dejar tranquila ni un segundo?!
Para colmo de males, los demonios
refugiados estaban empezando a verse afectados, gritando ante los temblores que
se producían debido a la desestabilización de la estructura.
-¡Jajajaja! ¡Esto es de lo más
divertido! ¡Sí, divertidísimo!
-¡Reima! ¡Siento presionarte pero
las cosas están empezando a complicarse! –avisó Luci, quien veía cómo el suelo
que tenían debajo cedía por completo y ellos mismos se elevaban hacia el
agujero.
-¡Lo tengo! –declaró el chico,
desenvainando su espada en un corte rápido directo hacia Matthew, cortando su
abdomen y dividiendo el agujero en dos.
-¡Agh! –se quejó el apóstol
mientras escupía sangre por su boca.
En ese instante, la materia que
todavía no había sido absorbida, se quedó flotando en el aire, descendiendo
poco después y chocando estruendosamente contra la superficie.
-¿Lo ha conseguido? –preguntó
Eri, dirigiendo la vista hacia arriba. No obstante, la joven súcubo observó
horrorizada al apóstol todavía en el cielo. Asimismo, el agujero había vuelto a
tomar forma, reiniciando la absorción.
-¡No puede ser! –exclamó Mizuki.
-¡No escaparéis de vuestro
destino! ¡No, no escaparéis!
Todo parecía perdido. Las
destrozadas casas ya habían sido sustituidas por las originales, y no faltaba
mucho para que ocurriese lo mismo con el suelo de la calle y los jardines de
alrededor. También estaban empezando a observarse a algunos transeúntes pese a
que seguía siendo de noche, lo que daba a entender que el mundo de Mammon, por
lo menos en aquella ciudad, se venía abajo.
Fue entonces cuando, en un
instante, la realidad volvió a su estado original. En un principio, todos
pensaron que había sido obra de Matthew pero no tardaron en darse cuenta de que
era el pecado de la avaricia quien había tomado la decisión, ya que las zonas
en las que había demonios y apóstoles seguían en la misma realidad alternativa.
-¡Mammon! ¡¿Qué estás haciendo?!
–preguntó Luci.
-¡Salvar el día! –respondió ella,
apareciendo una nueva pantalla con su rostro- ¡Si quiero mantener eso a raya
voy a necesitar deshacer la realidad que cubre el país entero! –continuó
mientras generaba una habitación con paredes tremendamente gruesas y rodeadas a
su vez por una distorsión, alrededor de Matthew y del agujero negro. Su acción
consiguió detener a ambos durante un tiempo.
-¡No sé cuánto tiempo podré
aguantar! ¡Así que eliminadlo de una maldita vez! –pidió la niña.
-¡Al menos, esta vez, podemos
movernos todos! –declaró Luci.
-¡Tus deseos son órdenes! –añadió
Reima mientras concentraba otro ataque en su espada.
-¡Ataquemos con todo! –pidió
Akira a sus compañeros, quienes, tras asentir, prepararon diversas técnicas
ofensivas.
Lilith, concentró un gran
vendaval delante de ella. Eri y Agramón emitieron bolas de fuego, creando la
primera un mayor número que el segundo. Por su parte, Kaoru preparó sus
ballestas con sendas flechas luminiscentes, Luka se rodeó a sí misma por un
aura de fuego, dispuesta a desplegarla hacia el enemigo, Derain creó un
torrente de fuego con forma de dragón y el equipo de humanos lanzó hacia Akira
un gran número de “Seikus”, los cuales produjeron descargas eléctricas que el
medio demonio utilizó para cargar su ataque.
-¡Chicos, lanzad vuestros ataques
contra mí! –pidió el pecado del orgullo, quien dio un fuerte salto en el aire.
-¡¿De qué estás hablando?! –preguntó
Eri.
-Hacedle caso –dijo Kaoru.
Confiando en las palabras del
demonio, todos excepto Reima, que seguía preparándose, dirigieron su ataque
contra él. Entonces, éste giró sobre sí mimo varias veces, extendiendo su
espada, provocando de esa manera que, con cada giro, el Setten de todas las
técnicas quedase concentrado en ella.
-¡Mammon! –gritó de nuevo Luci,
una vez lo hubo acumulado todo, a lo que su compañera respondió abriendo un
hueco en la habitación, dejando al descubierto el cuerpo de Matthew.
-¡Eso no va a funcionarte! ¡No,
no lo hará! –dijo el apóstol a la vez que extendía sus brazos con intención de
repelerle.
Sin embargo, el poder que llevaba
en su arma era mucho más grande que el de su enemigo, quien recibió de lleno el
corte, tras el que se produjo una gran explosión.
-¡Ahora, Luci! –avisó Reima.
Instante en el que su compañero se apartó de su rango de acción aprovechando su
gran velocidad y permitiéndole realizar un corte que impactó de nuevo tanto en
su adversario como en el agujero negro, haciendo que, esta vez, desapareciese
del todo.
Finalmente, el pecado aterrizó en
el suelo, jadeando mientras observaba cómo no quedaba ni rastro de Matthew
donde estaba antes. Tras esto, se giró hacia el resto y levantó el pulgar.
-¡Por fin! –exclamó Kazuma,
levantando ambos puños al cielo.
Los demás no tardaron en seguirle
en su celebración, algunos suspirando tranquilos y cayendo de rodillas al
suelo, y otros, como Eri y Lilith, abrazándose con alegría.
Sin embargo, contrastando con las
de los demás, la expresión de Reima seguía siendo seria.
-¿Ocurre algo? –preguntó Luci.
-Tengo un mal presentimiento…
-Oh, vamos, no seas aguafiestas
–se quejó Mammon a través de la pantalla- En lugar de eso podrías empezar a
preparar una celebración en mi honor, ¿no? Después de lo que he tenido que
currar.
-¡Estoy de acuerdo! –indicó Luci-
¡Pero tendrás que compartir el éxito conmigo, pues siempre soy la estrella!
-¡¿Huh?! ¡Ni lo sueñes! ¡Otra vez
no! ¡Ugh! –de repente las quejas del pecado de la avaricia se detuvieron.
-¿Mammon?
Una gran cantidad de sangre salió
de su boca, cayendo sobre su barbilla hasta el suelo. Su corazón había sido
atravesado por una mano de un tono muy pálido que alzó a la niña durante un
momento en el aire, para lanzarla al suelo poco después como si se tratase de
un insecto.
Se descubrió así el aspecto de su
agresor, un hombre alto y huesudo, de pelo corto y expresión sombría. Sus ojos
estaban hundidos en sus cuencas y eran de color oscuro. Esto, junto al tono de
su piel, le hacía parecer una especie de zombie.
-He hecho bien en esperar a que
bajases la guardia y dispersases tu realidad. De lo contrario, habría sido
incapaz de entrar.
-¡Tú eres…! –exclamó Luci.
-Veo que te acuerdas de mí,
demonio. Para el resto, permitid que me presente. Yo soy James II, uno de los
doce apóstoles.
Todos se fijaron que, sobre sus
hombros, cargaba el cuerpo de Matthew, quien, aunque estaba inconsciente,
todavía vivía.
-¿Cómo es posible que nadie le
haya detectado? –preguntó Akira.
-No se me da mal ocultarme. Y más
cuando estabais distraídos peleando contra mis compañeros. Aunque no me
malinterpretéis, no pretendo enfrentarme a vosotros. No soy lo suficientemente
fuerte como para venceros a todos. No obstante, habiendo dejado fuera de
combate a vuestra querida amiguita, ¿qué creéis que ocurrirá con los demonios a
los que habéis refugiado?
-¡No te atrevas! –exclamó Reima.
-Al fin y al cabo es mi trabajo…
Contrariando sus expectativas, el
apóstol vio impedido su movimiento.
-Increíble. Así que sigues viva
–dijo, dirigiéndose a Mammon.
-No… subestimes… a un pecado…
-replicó ella, sin poder levantarse y apenas hablar-. Luci… Me temo que seré yo
quien se vaya primero…
-¡¿Qué estás diciendo, Mammon?!
¡Ahora mismo voy para allá! ¡Aguanta!
-No llegarás a tiempo… incluso
tratándose de ti…
-¡No lo sabré hasta que no lo
intenté! –gritó el pecado, iniciando la carrera hacia la habitación en la que
se encontraba.
-Idiota… suficiente me cuesta ya
inmovilizarlo… -dijo la niña mientras el apóstol notaba cómo su cuerpo iba liberándose poco a poco de su
telequinesis.
-Los pecados sois demasiado
peligrosos. Hago bien en eliminarte antes de que supongas una mayor amenaza
para nuestro señor –comentó James II.
-Sí, haces bien en temernos…
porque cuando estamos en un aprieto es cuando más brillamos… -diciendo esto, la
niña provocó que todas a aquellas zonas que seguían dentro de su realidad,
exceptuando donde se encontraba ella misma, se trasladasen a lugares más
alejados, transportando también a todos los que se encontraban en dichas zonas.
-¡No! ¡Mammoooooooon! –exclamó
Luci antes de verse forzado a aparecer en otro lugar.
El abuso de su poder en ese
estado, provocó que su realidad finalmente desapareciese, acabando junto a
James II, quien había sido liberado del todo, y Matthew; en el verdadero salón
de la casa de Eri. De nuevo, volvió a toser sangre, palideciendo el tono de su
piel y volviéndose más fría al tacto.
-¿Crees que esto servirá de algo?
–preguntó James II- Lo único que vas a conseguir es retrasar lo inevitable.
-Jaja… deja de… ponerte gallito…
las nuevas generaciones… están mejor preparadas… de lo que piensas… y os
patearán el culo…
-La ilusión de una moribunda…
-indicó el apóstol haciendo aparecer una bola de Retten de color negro en su
mano, con la que apuntó hacia ella- Descansa en paz, Mammon, pecado de la
avaricia.
-De lo único que me arrepiento,
es de no haber tenido tiempo para despedirme de los demás…
Finalmente, dicha energía impactó
sobre su cuerpo, acabando con su vida.
Cuando quiso darse cuenta, Levi
se encontró a sí misma en mitad de un bosque en alguna parte. A su lado también
estaban Belphegor y Asmodeus, quien seguía inconsciente.
-¿Qué…significa…? –incrédula,
buscó a alguien más además de ellos en ese paraje, sin embargo, por más que
pasaron los segundos, ninguno de los otros apareció- Bel-chan, ¿has utilizado
tú alguna habilidad de teletransporte?
La demonio, que había vuelto de
su estado de sueño, negó con la cabeza.
-Si es así, esto debe de haber
sido cosa de Mammon. Me pregunto si habrá pasado algo. ¿Puedes probar a
comunicarte con ella?
-Lo intentaré…
Acto seguido, el pecado de la
pereza se concentró para intentar contactar con la mente de su compañera, sin
éxito.
-No logró llegar hasta ella...
-Esto no me gusta. Aun así, es
posible que estemos a demasiada distancia. Prueba con Luci. Puede que él sepa
algo, ya que estaba con ella.
-De acuerdo…
El pecado del orgullo golpeó
fuertemente la superficie de la montaña en la que se encontraban.
-¡Maldita sea! ¡Esa idiota!
¡Habría llegado a tiempo! –de nuevo, golpeó el suelo de piedra, realizando un
gran agujero sobre el mismo.
-Luci… -intentó decir Akira,
quien había vuelto a su forma humana.
-Déjale… -sugirió Reima, que
también estaba con ellos- Hasta alguien como él necesita desahogarse en un
momento así. En lo que respecta a nuestra situación general, diría que Mammon
intentó desperdigarnos por zonas donde no hubiese humanos o demonios que
pudiesen verse envueltos en la batalla. Por desgracia, su estado no era el
mejor para ello y terminó dividiéndonos…
-Ella tenía en cuenta a los demás
más de lo que quería aparentar… -dijo Luci, un poco más calmado- Por desgracia,
no era así consigo misma…
-¿Qué quieres decir?
-Visteis nuestros recuerdos,
¿verdad? De entre nosotros, probablemente ella y yo somos a los que el peso de
la culpa más ha seguido golpeando incluso tras la recuperación de éstos. Al fin
y al cabo, yo fui quien debilitó a Chaos y ella quien atrajo a Biblia hacia el
bosque.
-Aquello no fue culpa vuestra
–replicó Akira.
-Es posible. Pero no es fácil
olvidar...
-Luci, contéstame, ¿qué ha pasado
con Mammon? No puedo contactar con ella –dijo la voz de Bel en el interior de
su mente.
-¿Bel? ¿Dónde estáis? ¿Estáis
todos bien? –respondió él, mentalmente.
-Contéstame primero, por favor.
-Mammon... se ha ido, Bel... no
pude hacer nada... lo siento...
Durante unos instantes, su mente
se quedó en silencio. El demonio supuso que estaría asimilando la información o
comunicándoselo a los otros.
-Ya veo... –dijo- Yo estoy con
Levi y As. Estamos en un bosque que no conocemos. No estamos seguros de a qué
distancia de vosotros pero, si he podido comunicarme sin problemas contigo,
supongo que, como mínimo, estamos dentro de la misma región.
-Entiendo. Entonces, por el
momento, intentemos situarnos y reunirnos entre nosotros. Intenta comunicarte
también con Eri, tenemos que asegurarnos de que se encuentre en un lugar
seguro.
-Estoy de acuerdo...
-Y Bel...
-¿Sí?
-¿Estás bien?
-No... puedo estar bien...
después de lo que has dicho...
-Lo sé. Perdón por la pregunta
estúpida...
-Ha dicho que situemos nuestra
ubicación y nos reunamos con ellos. Mientras tanto, intentaré comunicarme con
Eri para ver si está bien.
-De acuerdo...
-Levi... –intentó decir Bel,
viendo el rastro de árboles arrancados por una gran corriente de agua que
acababa de invocar su compañera. Sus puños temblaban desde que le había dado la
noticia sobre Mammon.
-¿Qué ocurre...?
-Nada. No es nada...
Mientras tanto, sobre una gran
llanura, Mizuki, Kazuma, Nanako, Luka, Shiina y Kaoru; caminaban hacia un
pueblo que se veía en la lejanía.
-¿Cómo diablos hemos acabado
aquí? –preguntó Kazuma.
-Diría que por azar –respondió
Nanako.
-Vamos, vamos. No es momento de
quejarse de eso. Tenemos que alcanzar cuanto antes ese pueblo e intentar
comunicarnos con Eri. Con suerte, Lilith también estará con ella –dijo Luka.
-Luka tiene razón. Démonos prisa
–apremió Shiina.
A considerable distancia de
ellos, desde una colina, una persona les observaba.
-¡Vamos, Thaddaeus, tenemos que
alcanzarles!
-¿Por qué no intentas disfrutar
un poco del paisaje, Simon? Te sentará bien –contestó éste, acostado sobre la
hierba.
-¡¿Quieres dejar de hacer el
vago?! ¡Son sólo unos debiluchos pero hasta ellos se nos pueden escapar si no
les perseguimos!
-Sí... sí... –contestó Thaddaeus,
quedándose dormido.
-¡Pero serás...!
-¡He encontrado algo de comida!
–exclamó Asari, cargando un par de liebres en una de sus manos.
-Bien, con esto tendremos
suficiente para hoy –dijo Derain encendiendo una hoguera en el claro del bosque
al que habían ido a parar, y fumándose uno de sus puros.
-¡¿Cómo podéis estar tan
tranquilos?! ¡A saber dónde están Eri y los demás, y vosotros pensando en
comer! –se quejó Agramón.
-No es como que no nos preocupe,
pequeño. Pero ahora mismo nos vendrá bien recuperar fuerzas antes de empezar
nuestra búsqueda. De lo contrario, serviremos para bien poco.
-¡Chst! –el demonio zorro
chasqueó la lengua, molesto, pero desistiendo a las acciones de los otros dos.
-¿Te encuentras mejor? –preguntó
Serah a Beelzebub.
-Sí, gracias. Normalmente yo me
encargo de la recuperación de otros pero soy incapaz de hacerlo conmigo mismo.
-Serah, noto a papá en dirección
noreste. Deben de estar en la misma zona montañosa que nosotros.
-De acuerdo, Onii-chan. ¿Puedes
moverte, Beelzebub-san?
-Zebub, a secas está bien. Y no
sé si podré seguir vuestro ritmo al principio pero, aparte de eso, no tengo
problemas.
-No te preocupes. Nos adaptaremos
al tuyo.
-Gracias...
En otra zona, Lilith y Eri
lanzaban varias bolas de fuego hacia los “Dying Walkers” que les perseguían,
destruyéndolos en el acto. No obstante, más de ellos aparecieron por los lados.
-¡¿Es que no se acaban nunca?!
–preguntó Eri, haciendo aparecer dos grandes rocas que aplastaron a sus
enemigos.
-¡Oh! ¡Impresionante! –dijo una
voz, situada enfrente de las dos chicas, acompañada de un aplauso.
-¡¿Quién eres?! –preguntó Lilith,
apuntando hacia él.
La persona de quien procedía la
voz se descubrió. Sin embargo, no venía solo, alguien más caminaba a su lado.
-Permitidme que nos presente. Mi
nombre es Judas Iscariote, y este de aquí es mi compañero, Bartholomew. Los dos
somos apóstoles encargados de predicar la palabra de nuestro señor Chronos.
-¡Malditas alimañas! –gritó
Lilith.
-Si queréis maldecir algo, que
sea vuestra suerte por haber acabado en nuestro territorio. ¡Jajajaja! –rió el
apóstol.
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