-¡Paso ligero! ¡Por aquí llegaremos enseguida!
-¡Sabemos dónde está la casa de nuestra amiga! –se
quejó Luka al hombre de pelo rubio.
-¡Eso ya lo sé, nena! ¡Y no me ha hecho falta
meterte en la cama para ello! –respondió él mostrando una sonrisa de dientes
brillantes.
-¡Gah! –a la joven le entraron nauseas al escuchar
aquella frase.
-¡En cualquier caso, con mi guía evitaréis
encontraros con esos vírgenes descerebrados!
-¿Se refiere a los “Dying Walkers”? –le preguntó
Shiina a Kaoru.
-Creo que sí... –respondió el otro sin estar seguro.
-Ah...en cualquier caso, sí que es cierto que desde
que nos hemos topado con él no nos hemos cruzado con ninguno –comentó Shiina.
-Por supuesto. Asmodeus-sama es uno de los pecados
capitales. Ya os he dicho que podéis confiar en él.
En ese momento, delante de ellos apareció un gran
tigre de color negro, el cual les hizo detenerse. Montado sobre él, se
encontraba un hombre de entre treinta y cuarenta años, pelo liso, corto y con
un flequillo que casi tapaba sus ojos. Asimismo, vestía una gabardina blanca
con sendos tigres cosidos con tela azul a cada lado, camiseta y pantalones
también blancos y zapatos marrones.
-Ups, parece que tenemos compañía –avisó Asmodeus.
-¡¿Cómo que tenemos compañía?! ¡¿No se supone que
éste era un camino seguro?! –exclamó Luka.
-Tú lo has dicho. Lo era.
-¡Ni siquiera te trabajas tus excusas!
Apenas hubo terminado de hablar cuando el tigre se
lanzó a por ella, dando lugar a que Kaoru se pusiese enmedio para protegerla.
Sin embargo, en el último segundo, el animal se desvió radicalmente de su curso
y dirigió su ataque hacia Asmodeus, quien lo detuvo pese a ser empujado unos
centímetros hacia atrás.
-¿Huh? –el apóstol que iba encima frunció el ceño-
Juraría que le había ordenado ir a por la chica.
-¿No será que tu pequeñín tiene dudas sobre su
sexualidad? –bromeó el pecado.
-¿Qué es lo que has hecho?
-Mi nombre es Asmodeus, pecado capital de la
lujuria. Es sencillo para alguien como yo el seducir hasta a los animales.
-Ya veo, no esta nada mal. Aunque mis animales son
muy inteligentes. No creas que eso te funcionará una segunda vez.
-¿Eso piensas? Diría que éste ya te ha puesto los
“cuernos”.
Nada más nombrar la palabra, dos cuernos aparecieron
a partir de las sienes del demonio, clavándose en el cuello del tigre, el cual
saltó hacia atrás, rugiendo de dolor y provocando que su dueño tuviese que
bajarse.
Asmodeus aprovechó para intentar embestir al
apóstol, sin embargo, un doberman, surgido de la nada, se arrojó sobre el
demonio, quien tuvo que retractarse de su movimiento y evadirle.
-Descansa –dijo el apóstol posando una mano sobre el
lomo del tigre y haciéndolo desaparecer entre esferas de luz al mismo tiempo
que el doberman se situaba a su lado-. No me gusta nada que mis animales salgan
heridos, ¿sabes?
-Y pese a ellos los utilizas para pelear por ti. A
este paso no lograrás impresionar a ninguna mujer...
-No los utilizo. Ellos lo hacen a cambio de mi
agradecimiento.
-Ajá, entonces simplemente les has lavado el
cerebro. No está bien drogar a una dama para tener sexo con ella, ¿sabes?
-Ah...esta conversación no nos va a llevar a ninguna
parte.
El apóstol emitió un silbido ayudándose de sus dedos
pulgar e índice y, acto seguido, aparecieron otros dos doberman que se situaron
al lado del primero.
-Por más que saques dudo mucho que me supongan un
reto.
-Nadie ha dicho que fueses su objetivo.
Los dos perros recién llegados se lanzaron contra
Kaoru, Shiina y Luka. Asmodeus intentó utilizar la misma técnica de antes para
atraer la atención de ellos, sin embargo, justo cuando los animales atacaron,
también lo hizo su adversario, obligándolo a defenderse y empujándolo hacia una
pared.
Notando un dolor punzante en sus antebrazos, el
demonios se dio cuenta de que tenía garras clavadas en ellos. Éstas procedían
del apóstol, quien también presentaba unos más que afilados colmillos en su
dentadura.
-Así que tú también eres un animal... –sonrió el
pecado mientras el can restante saltaba hacia su hombro y le mordía, sintiendo
un dolor que fue extendiéndose poco a poco por el resto de su cuerpo y que era
más intenso que el provocado por las garras de su contrincante-. Esto es...
-Por tu expresión diría que eso no te ha hecho tanta
gracia. El nombre de este doberman es Giftig. Significa “venenoso” en alemán.
Inyecta una gran cantidad de Retten en el cuerpo de aquello a lo que muerde de
manera que entra en conflicto con el Setten de su interior. Por eso es muy
efectivo contra demonios y ángeles. En unos minutos, el Retten habrá llegados a
todas las partes de tu cuerpo y morirás.
Por otro lado, las dos chicas y Kaoru estaban
espalda con espalda, encarando a los otros dos perros.
-Son perros y son sólo dos. No creo que tengamos
problemas –dijo Luka, aunque no muy convencida de sus palabras.
-Siendo subordinados de los apóstoles. Yo no me
fiaría –dijo Kaoru.
-Lo suponía –respondió la chica mientras en su
frente surgía de nuevo el número 666.
Fue entonces cuando los perros comenzaron a correr
alrededor de ellos, aumentando la velocidad gradualmente hasta que
desaparecieron de su vista. Momentos después, los tres jóvenes empezaron a
sentir cómo algo les golpeaba múltiples veces, causándoles numerosos cortes y
magulladuras.
-¡Agh! –se quejó Shiina.
-¡¿Dónde están?! ¡No puedo verlos! –exclamó Luka.
Tras una serie de golpes y mordeduras, los doberman
volvieron a su posición original, preparándose para un nuevo ataque.
Ambas chicas se encontraban con una rodilla en el
suelo, derramando algo de sangre a partir de las heridas. Kaoru no se
encontraba en mejor estado que ellas, sin embargo conseguía mantenerse en pie.
Dándoles apenas unos minutos para recuperarse, los
perros volvieron a realizar el mismo movimiento, golpeándoles de nuevo y
dejándoles aún más débiles.
-Tsk...si seguimos así, nos van a terminar matando
–declaró Luka.
-Pero son demasiado rápidos...no podemos acertarles
así... –añadió Shiina.
-Hay una manera... –dijo Kaoru-. El problema es que
sólo puedo hacer que dure unos segundos. Tendréis que atacar en el momento
adecuado. De lo contrario, no sé si tendremos una segunda oportunidad.
-Cuenta conmigo –dijo Luka.
-¿Shiina?
La joven se mantuvo en silencio, algo que dejó
dudando al ángel artificial. No obstante, no tenía más remedio que intentarlo y
confiar en ellas.
Así pues, cuando los animales se dispusieron a
realizar un tercer ataque, el chico puso una mano sobre tierra y un círculo de
luz les rodeó, alzándose hacia arriba como si de un muro se tratase. Esto
sorprendió a sus adversarios, que detuvieron su embestida antes de alcanzarles,
momento que el chico aprovechó para deshacer su técnica y dar paso al
contraataque de sus amigas.
Luka, viendo la oportunidad antes sus ojos,
concentró fuego en su brazo derecho y disparó a uno de los canes, el cual fue
cogido entre las llamas e incinerado por las mismas. Sin embargo, cuando llegó
el turno de Shiina, ésta se quedó en el sitio sin mover un solo músculo.
-¡Shiina! –gritó Luka.
El perro, que ya se había recuperado del ataque
sorpresa, se lanzó hacia la joven, momento en el que Kaoru se puso en medio y
recibió el impacto de lleno.
-¡Aaaaaaah! –haciendo acopio de su fuerza de
voluntad, el chico creó una flecha de luz en su mano y la clavó en el cuello
del doberman, matándolo.
Mientras tanto, el Retten continuaba su avance por
el cuerpo de Asmodeus, quien no podía moverse debido a la fuerza con la que el
apóstol lo mantenía preso contra la pared. Además, puesto que su Setten no
circulaba como el quería, estaba bastante limitado.
-Es tu fin... –declaró su enemigo.
-¿Sabes? Dentro de los pecados yo soy un caso
extraño –comenzó Asmodeus mientras su cuerpo sufría extrañas transformaciones-.
Puedo cambiar de lado a voluntad –el vientre del hombre se hizo ligeramente más
delgado, sus pectorales crecieron adoptando una forma más redondeada y
voluminosa y su voz se volvió más aguda y clara-. Pero no sólo afecta a mi
cuerpo –cuando el apóstol quiso darse cuenta, tenía ante él a un Asmodeus con
forma de mujer-. Sino que la energía dentro de mí también lo hace.
Una onda expansiva provocó que tanto el hombre como
el can saliesen disparados hacia atrás, siendo estampados contra la pared
contraria.
-¿Qué es lo que has hecho? –preguntó el apóstol
poniéndose en pie con esfuerzo.
-Cuando cambio a esta forma me vuelvo “humano”, por
lo que soy capaz de utilizar el Retten a mi favor. Así que he esperado a que tu
perro me inyectase la cantidad necesaria para transformarme y utilizarla en tu
contra. Un poco arriesgado pero nada mal, ¿eh?
-Me has engañado...
-Lo cierto es que me ha dolido. Eso no ha sido una
mentira. Pero así es mejor, porque pienso devolvértelo con creces.
-¡Maldita sea! –el hombre se llevo los dedos a la
boca con intención de dar otro silbido, no obstante, sus brazos fueron sesgados
por el pecado antes de que le diese tiempo a actuar.
-¡AAAAAAH! –gritó de dolor el apóstol al verse sin
extremidades al mismo tiempo que Asmodeus se preparaba para atravesarle con la
mano.
-Se acabó...
Justo en ese instante, el doberman se cruzó en su
camino, impidiendo que el golpe alcanzase a su amo y recibiéndolo en su lugar.
Cuando Asmodeus se quitó el cadáver de encima, el apóstol ya había
desaparecido.
-Mierda, ¿dónde se habrá metido?
Sin darse cuenta, una hormiga a la que le faltaban
dos patas se escabullía por un pequeño agujero en la pared...
-¿Estáis bien? –preguntó Asmodeus, acercándose a los
jóvenes.
-¡¿Tú quién eres?! –exclamó Luka, quien se puso a la
defensiva.
-No te preocupes...es Asmodeus-sama. ¡Agh! –con
dolor por el impacto recibido, Kaoru se llevó las manos al estómago, perdiendo
el equilibrio.
-¡Fujita-kun! –Luka consiguió cogerle antes de que
se cayese.
-Tenemos que marcharnos. Si nos quedamos más tiempo
aquí es posible que lleguen “Dying Walkers”. O peor, otro apóstol.
-¡Rápido, Shiina! ¡Ayúdame a llevarlo!
Pese a las palabras de su amiga, Shiina no
reaccionó.
-¡Shiina!
-Es...culpa mía... –declaró la chica casi en estado
de shock y con lágrimas fluyendo de sus ojos.
En ese momento, Asmodeus se situó frente a ella y la
abofeteó, haciendo que la joven volviese en sí.
-Si quieres llorar, no seré yo quien te lo impida,
pero ahora no es el momento.
Tras esto, el pecado se situó al lado de Kaoru y,
poniendo uno de sus brazos alrededor de su cuello, le ayudó a mantenerse en
pie.
-Vámonos...
Finalmente, los cuatro llegaron a casa de Eri,
entrando en la habitación de Mammon poco después.
-¿Esta habitación existía antes? –preguntó Luka,
impresionada por el tamaño de la sala.
-¡Luka! ¡Shiina!
Eri corrió a recibirlas.
-¡Eh! ¡Eh! ¡Espera, Eri! Traemos a un herido –indicó
su amiga.
-¡Fujita-kun! ¡¿Qué le ha pasado?!
-Durante nuestro camino nos encontramos con uno de
los apóstoles. Tuvimos un pequeño combate contra él y como resultado el chico
resultó herido –explicó Asmodeus.
-Estoy bien...no es nada... –dijo el ángel
artificial intentando andar por sí mismo y fallando en el proceso.
-Necesitas que te traten, Kaoru –sugirió Zebub-.
Serah, ¿puedes encargarte tú? Sus lesiones no son tan graves como las de Derain
y ahora mismo prefiero centrar mi Setten en su recuperación.
-Por no decir que a nadie le gustaría ver esa escena
de nuevo... –añadió Mammon.
-Claro, sin problemas –dijo la chica amablemente.
Acto seguido, sentaron a Kaoru sobre la cama en la
que seguía acostada Bel, ya despierta.
-Oh, has venido, Kaoru –dijo la enfermera- Pareces
cansado, ¿quieres acostarte conmigo?
-Agradezco sus intenciones, Bel-sama, pero me temo
que los demás podrían malinterpretarlas.
-Ahora, estate quieto mientras me ocupo de ti –dijo
Serah mientras comenzaba el tratamiento.
-¿Vosotras estáis bien? –preguntó Eri mirando a Luka
de arriba abajo.
-Lo mío es poco comparado a lo de Fujita-kun. En
cuanto me traten estaré perfectamente. Shiina... –su amiga desvió la mirada
hacia la aludida, quien se había quedado apartada del resto, con la mirada
perdida y expresión melancólica-. Creo que deberías hablar con ella.
La súcubo observó a Shiina.
-No te preocupes. Lo haré.
-¡Escuchad! ¡Parece que este chico también está
mejor! –exclamó Luci refiriéndose a Akira.
-¡Te lo llevo diciendo desde hace un rato pero no me
hacías ni caso! ¡¿Quieres soltarme de una vez?!
-¡Claro! –dicho esto, lo dejó caer como un peso
muerto, provocando que se estampase contra el suelo.
-Ups, lo siento. Es que soy un poco descuidado.
-Lo mato... –dijo Akira de cara al suelo.
-Por cierto, As, ¿por qué estás en forma de mujer?
–preguntó Luci.
-No he tenido más remedio. Ese apóstol me ha lanzado
un perro extraño que podía inyectar Retten a sus enemigos. Si no me hubiese
transformado no estaría aquí contándotelo. Tendré que estar así durante un rato
hasta que consiga estabilizarme.
-Yo casi que lo prefiero así... –murmuró Luka.
-Ugh... –sentado sobre el suelo de una calle vacía,
el apóstol al que se le habían cortado los brazos, soportaba el dolor mientras
intentaba encontrar un medio para tratar la hemorragia.
-Oh, he encontrado a uno de mis compañeros. Sí, lo
he encontrado. Sin embargo, está herido. Está herido, sí. Es una pena que lo
estés.
-Matthew... –dijo al ver a un hombre con una venda
en sus ojos que se acercaba hasta dónde estaba.
-Si es James. Tienes mal aspecto, James. ¿Qué te ha
pasado, James? ¿Te han vencido? Eso parece. Sí, es lo que parece.
-Intenté conseguir algunos rehenes para hacer salir
a los conejos de su madriguera...pero fracasé...
-Fracasaste estrepitosamente por lo que he visto.
Sí, estrepitosamente.
-Ayúdame y te aseguro que la próxima vez no fallaré.
Matthew se quedó unos segundos meditando la
propuesta.
-No.
Acto seguido realizó un gesto con el dedo, dando
lugar a que el cuerpo de James quedase inmovilizado contra el suelo debido a
una fuerza invisible que hacía presión sobre él.
-¡¿Qué estás haciendo?!
-Verás. Si permití que Simon escapase de la muerte
por su error, fue porque le prometí a Thaddaeus que no seguiría mis propias
directrices mientras él estuviese presente. Sí, mientras estuviese presente.
Pero tú has tenido mala suerte, ya que él no está aquí ahora mismo. Yo al menos
no le veo. ¿Tú le ves? No, no puedes verle si yo no lo hago.
-¡Mal-dito!
-Los débiles deben morir. Sí, deben morir. Forma
parte de su existencia. No te preocupes, yo me encargaré de todo lo demás.
Buena suerte. Sí, buena suerte. ¿O debería decir mala?
-¡¡MATTHEEEEEW!!
La presión aplastó el cuerpo de James,
convirtiéndolo en un charco de sangre. Tras esto, Matthew cogió su móvil y
marcó un número en él.
-¿Judas? Soy Matthew. Sí, soy Matthew. Verás, James
ha sufrido un pequeño accidente y ha caído ante el enemigo. Sí, ha fracasado de
manera estrepitosa... ¿Qué? ¿Te dijo eso? Oh, te lo dijo. Pensaba pedirte
refuerzos pero, si vas a hacerlo, entonces supongo que ya estarán de camino.
Sí, ya lo estarán. Gracias por ello. Sí, gracias.
El apóstol colgó la llamada y se guardó el aparato.
-No soy muy de usar estas cosas. No soy muy de
usarlas. En fin, no será muy recomendable entrar por ahora en ese lugar. Sí, no
lo será. Así que esperaré tranquilamente. Sí, esperaré. Soy paciente al fin y al
cabo, ¿no? –dijo para sí mismo mientras pasaba por encima del que antes había
sido su aliado, dejando huellas rojas detrás de sí...
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