Unas horas antes
-¡Hah! –exclamó Andrew mientras se lanzaba de frente
contra Derain e intentaba propinarle un puñetazo directamente en la cara.
No obstante, el ataque fue esquivado por el imp,
quien se hizo a un lado y levantó el brazo hasta situar la palma de su mano
junto al hombro del apóstol.
-¡Fire Dragon! –exclamó a la vez que se originaban
llamas a partir de su extremidad, tomando forma de dragón, y envolviendo al
apóstol, quien fue elevado en el aire hasta chocar contra una de las casas,
destruyéndola en el proceso.
Tras unos segundos de espera, Andrew salió de entre los escombros, saltando
la valla que separaba el domicilio de la calle, y situándose de nuevo frente al
imp.
-Oh, sabía que eso no te haría mucho daño pero
pensar que lo único que quemaría sería tu ropa. ¿No tienes vergüenza? –preguntó
mientras tomaba otra calada de su puro.
-¡En un combate a muerte no se ha de tener
vergüenza! ¡Eso puede llevarte al fracaso! –gritó el apóstol, de nuevo, con
tono militar. Algo que contrastaba con su desnudez.
-Chico, tienes una manera muy rara de hablar.
Entiendo que estés emocionado por enfrentarte a mí pero, ¿no crees que te estás
pasando un poco?
Sin decir nada más, el hombre volvió a iniciar su
ataque, encadenando una serie de golpes que fueron detenidos sin mucho
esfuerzo.
-La morte si annida –dijo Derain mientras una serie
de sombras amorfas rodeaban a su contrincante y lo retenían contra el suelo-.
Tienes ímpetu pero no la suficiente fuerza para ganarme –explicó mientras se
acercaba s su enemigo-. Será mejor que te mate mientras sea así.
Acto seguido, el imp chasqueó los dedos, surgiendo
una gran espada hecha por llamas justo encima del apóstol.
-Fine dei giochi.
En ese momento, la espada bajó a gran velocidad
hasta impactar contra el cuerpo de Andrew, produciéndose una explosión que lo
envolvió en llamas y humo.
Derain se alejó unos pasos y observó la escena con
expresión calmada. Sin embargo, esto no le duró mucho ya que la sombra de
Andrew se levantó entre la humareda y salió al exterior, haciendo visible el
hecho de que no presentaba ninguna quemadura ni herida. Estaba totalmente
intacto.
-Tú... –dijo el imp-. Pensaba que la otra vez te
había protegido tu túnica pero parece que me equivoqué. Se trata de tu
habilidad, ¿no es cierto?
El apóstol se mostró orgulloso ante las palabras de
su adversario.
-¡Ahí no termina mi habilidad! ¡Un hombre que se
aprecie siempre tiene más cosas que mostrar!
De repente, rodeando sus muñecas, aparecieron dos
círculos de luz de los que surgía una pequeña extensión que tomaba forma de
cuerda. Andrew desplazó su brazo hacia atrás y realizó un gesto de lanzamiento
tras el cual la cuerda se alargó hacia Derain, alcanzado su brazo.
En ese momento, el imp comenzó a sentir un terrible
dolor procedente del área en contacto con la cuerda, intentando arrancársela y
quemándose la otra mano en el proceso.
-¡¿Pero qué...?! –se quejó el demonio.
El apóstol, por su parte, realizó otro movimiento
hacia atrás, estirando de su adversario y logrando que éste se elevase en el
aire, estampándolo poco después contra un muro.
-¡Aún no he acabado! –el extremo de la cuerda que
sujetaba a su contrincante dio lugar a una explosión parecida a la que había
provocado la espada de Derain.
-¡Agh! –se escuchó el grito del imp mientras Andrew
devolvía la cuerda a su longitud original.
-¡¿Qué te han parecido mis habilidades?! ¡Son
propias de hombres fuertes! ¡Hombres seguros de sí mismos! ¡Lo que es llamado
un hombre de verdad!
-¿Cuándo vas a cerrar el pico? –saliendo de entre
las llamas, Derain tenía un aspecto poco halagüeño, con quemaduras por todo el
cuerpo y su puro hecho cenizas, el cual escupió al suelo-. Así que el poder
mediante el cual te atacan lo conviertes en tu propio poder a partir de esas
extrañas cuerdas. Y no sólo eso, sino que los ataques de tu adversario no te
hacen ni un rasguño...
-¡Bien deducido! ¡No esperaría menos de alguien tan
reconocido como tú!
“No puedo usar Setten para técnicas de fuego y,
desde luego, no puedo transformarme en esa cosa. Si es así, probaré a manipular
su mente.”, pensó Derain.
-¡Si no actúas tú, lo haré yo!
Andrew lanzó esta vez ambas cuerdas hacia él, quien
las esquivó dando un salto hacia atrás, no obstante, los instrumentos de luz
cambiaron de dirección en el aire como si tuviesen control remoto, atrapando
sus dos piernas.
“¡Maldita sea! ¡Es ahora o nunca!”
Dándose una señal a sí mismo, el demonio concentró
su poder para lograr introducirse en la mente de su adversario, emitiendo una
luz a partir de sus manos.
En ese instante, los sentidos de Derain se aislaron
del mundo exterior, apareciendo en un lugar oscuro, alejado de la realidad.
“Si consigo modificar su mente entonces habré
ganado”
Buceando por aquel mundo, se dio de repente contra
un muro invisible.
“¡¿Qué es esto?!”. Sorprendiéndose, intentó seguir
adelante, pero por más que lo intentaba el muro no lo permitía, es más, lo
empujaba hacia atrás, como queriendo echarlo de allí. “¡No puede ser! ¡Me está
expulsando de su cabeza!”. Finalmente, un último empujón le hizo volver al
mundo real.
-¿Ni...siquiera...te afectan...mis habilidades de
manipulación mental...? –preguntó con tono cansado.
-¡Por supuesto que no! ¡Y espero que no hayas
olvidado la segunda parte de mi habilidad!
El demonio se dio cuenta entonces de que las cuerdas
de luz seguían atadas a él.
-No puede ser...
Antes de que tuviese tiempo para reaccionar, su
mente volvió al mismo mundo oscuro al que había intentado acceder antes, la
diferencia era que, esta vez, los muros que antes lo habían expulsado, ahora lo
mantenían preso, evitando que escapase de allí.
-¡Veamos! ¡Qué podemos hacer para derrotarte! –dijo
una voz que se hacía eco por toda el área-. ¡Ya sé! ¡Lo que haría un hombre
fuerte! ¡Alguien superior! ¡Obligar a su adversario a destruirse a sí mismo!
¡Si modifico tu mente para que te consideres tu propio enemigo, debería
funcionar!
“¡No! ¡Espera!”, intentó gritar Derain inútilmente,
pues su voz no salía de su garganta, como si aquellos muros que le rodeaban
también la hubiesen encarcelado.
Cuando despertó, se encontraba en el suelo, con todo
el cuerpo hecho polvo e incapaz de moverse. Observándolo, con expresión seria,
se encontraba Andrew.
-Tsk, esto no puede ir peor...
Al parecer, mientras no era dueño su cuerpo, Derain
había utilizado técnicas basadas en el fuego para reducirse a sí mismo a ese
estado.
-¡Si tienes unas últimas palabras que quieras decir,
éste es tu momento! ¡Soy un hombre noble al fin y al cabo!
-¿De verdad me dejarás decir unas últimas
palabras...?
-¡Por supuesto!
-Entonces, hazme un favor y cállate de una vez...
-¡Eso está hecho!
Levantando uno de sus brazos hacia arriba, el
apóstol hizo que la cuerda comenzase a girar cada vez más rápido. Tras unos
segundos, lanzó la cuerda hacia la cabeza de su enemigo, impactando en su lugar
contra el suelo.
Cuando desvió la mirada para encontrar la causa, una
chica bellísima de expresión afable aterrizó a su lado esbozando una dulce
sonrisa.
-Lo siento, pero no me gusta que hieras a mis amigos
–dijo mientras golpeaba suavemente el hombro del apóstol, quien salió despedido
en el aire como llevado por una terrible ráfaga de viento huracanado, acabando
casi a medio kilómetro de distancia de donde se encontraba la joven.
-Así que has venido... –dijo Derain al ver a la
persona que lo había cogido, quien no era otro que Reima.
-Larguémonos de aquí, Serah. Debemos llevarle a casa
de Eri y que le traten las heridas.
-De acuerdo, papá –respondió ella mientras se
alejaban del escenario del combate.
Acostado sobre el suelo, todavía en shock por el
golpe que acababa de recibir, Andrew se miró los brazos, sin rasguños y todavía
con las cuerdas atadas a sus muñecas.
-¡Eso ha sido increíble! –exclamó.
Desde otro punto de la ciudad, un hombre acariciaba
a un doberman mientras realizaba una llamada con su móvil.
-¿Sí?
-¿Judas? Imagino que ya sabrás lo de la realidad
alternativa.
-Sí, no ha sido una mala estrategia por su parte
–declaró el apóstol con tono divertido.
-¿Crees que podrás hacer algo con ella?
-Claro, pero probablemente tarde un tiempo, y dudo
mucho que pueda romperla entera.
-No importa, con algunas zonas bastará. Al fin y al
cabo, nuestro objetivo es separarlos.
-¿Qué hay de Matthew? Él podría entrar sin
problemas.
-Ya sabes que va a la suya. Se dedicará a cumplir la
misión si puede llevarse a “Darkblade” por enmedio.
-¡Jajaja! ¡Me encanta ese tío! –exclamó Judas.
-Además, ni siquiera creo que él pueda contra todos
juntos.
-¿Quién sabe? Es una caja de sorpresas.
-Tú también...
-Me divierto con mi trabajo. ¿No es eso bueno?
-En fin, por nuestra parte, iremos a por los que
todavía están fuera. Si pillamos algunos como rehenes no hará falta que
trabajes.
-Entendido. Cuelgo.
El apóstol hizo lo mismo, con la mirada fija sobre
el aparato hasta que su atención fue interrumpida por un tigre de color negro.
-Así que no me has traído nada...
El tigre bajó la cabeza.
-No te sientas avergonzado. No esperaba menos de los
pecados. Además, aún nos quedan oportunidades. Y esta vez, no fallaremos –dicho
esto, de un salto, montó a lomos del gran felino y se marcharon.
Finalmente, Reima llegó a casa de Eri junto con
Derain y Serah, irrumpiendo en la habitación de Mammon.
-¡Derain está herido! –gritó el chico- ¡Necesita
tratamiento!
Zebub se acercó al imp y le dio una observación
rápida.
-Tratándose de “Dreambuster” debe de haberle pillado
desprevenido –declaró el pecado- Me cuesta creer que alguien como él fuese más
débil.
-Mm...teniendo en cuenta que Derain dejó atrás su
transformación...es posible que haya sido así...
-¡Derain! –exclamó Eri situándose a su lado.
-¿Que la dejó atrás? ¿Acaso no es esa su forma
original? –preguntó Zebub incrédulo.
-Tuvo sus motivos para hacerlo... –dijo Reima.
-¡¿De que estáis hablando ahora?! ¡Hay que ayudarle!
–les interrumpió la súcubo.
-Tranquila, chica. No es como que me vaya a morir.
-Aun así...
En ese momento, Eri sintió una mano sobre su hombro.
Al darse la vuelta se encontró con Zebub, quien le hizo un gesto para que se
apartase.
-Lo que voy a hacer puede que sea poco agradable
pero te curará las heridas.
-Lo que sea pero hazlo ya –contestó Derain.
Poco después de acceder, el pecado comenzó a abrir
la boca de manera antinatural, creciendo hasta adoptar una longitud mayor que
la del imp. Aquéllos que no estaban acostumbrados a algo así, como era el caso
de Eri, Mizuki, Lilith y Agramón; dieron algunos pasos hacia atrás, entre
sorprendidos y asqueados.
Tras esto, el pecado ingirió a Derain e hizo que su
boca volviese a la normalidad.
-¡¿Qu-qué ha sido eso?! –gritó Eri.
-¡¿Te lo has comido?! –continuó Lilith.
-Sí. Podéis estar tranquilas, no lo digeriré. Dentro
de nuestros cuerpos el Setten se encuentra en mayor cantidad y se mueve de
forma natural. Al introducirlo en el mío, estará expuesto a mi Setten por lo
que se recuperará de forma más efectiva que con las habilidades curativas de
Serah, que requieren de canalización al exterior y que, por tanto, no
permitirán que salga toda la cantidad que se desearía.
-Aun así, no importa cuantas veces lo vea. Es
asqueroso –se quejó Mammon.
En ese momento, la niña pareció percatarse de algo.
-Ya han llegado.
-¿Te refieres a los otros tres? –preguntó Luci.
-No, sólo son Bel y Levi, pero vienen acompañados de
una multitud.
La niña chasqueó los dedos e hizo aparecer una
pantalla de televisión en la habitación. Ésta mostró a una chica de pelo largo
y de varios colores ataviada con un vestido blanco que llegaba hasta sus
rodillas. Tenía una mirada afable, pose de persona bien educada, y llevaba en
brazos a otra chica vestida de enfermera que Eri reconoció como la que había
estado cuidando de sus amigas en el hospital. Sin embargo, aquella no era la
única sorpresa, ya que detrás de ambas se encontraba una legión de demonios que
estaban organizados en varias filas, como si de un ejército se tratase.
-Parece que Levi la ha ayudado a traer a los
demonios. Mejor, de lo contrario habría tenido más problemas.
Con el fin de dar paso a la multitud, Mammon
transformó la puerta de la casa en un portón gigantesco. Poco después, Bel y
Levi entraban en la habitación mientras los demonios eran llevados a otra sala.
-Siento llegar tarde –se disculpó Levi inclinándose
a modo de disculpa-. Ha sido difícil llevar a Bel-chan en brazos durante todo
el camino...
El pecado hablaba con voz dulce y agradable, algo
que tranquilizó a Eri teniendo en cuenta la imagen que le habían dado los
demás.
-Déjala por ahí, en algún rincón del suelo. Se
conforma con dormir en cualquier parte –dijo Mammon, molesta.
-Ma-chan, no digas algo así. Bel-chan se ha
esforzado mucho y necesita un buen sitio para dormir. Estoy segura de que
podrás darle una buena cama.
-Esta es mi habitación y hago lo que...
-Por favor, Ma-chan –dijo Levi con una sonrisa en su
rostro, lo que provocó que Mammon tragase saliva.
-De acuerdo...
Una cama apareció de la nada en la habitación, donde
Levi depositó el cuerpo de Bel.
-¡Muchas gracias, Ma-chan! –exclamó alegremente,
acercándose a la niña y dándole un beso en la mejilla.
-Vale, vale, de nada, pero déjame –dijo mientras se
apartaba de la chica de pelo multicolor.
Acto seguido, Levi fue desplazándose para hablar con
los demás.
-Lu-chan, te veo en forma.
-¡Por supuesto, un héroe siempre está en forma para
salvar a los necesitados!
-Me alegro de que sea así. Sigue esforzándote. ¿Y tú
Ze-chan? ¿Estás comiendo bien? Te dije que dejases las chucherías a deshoras.
-L-lo sé, y últimamente lo he estado dejando pero no
puedo evitar darme el capricho de vez en cuando...
-Nada de caprichos. Debes hacer cinco comidas al
día. Ni una más ni una menos. ¿Acaso quieres que tu Setten se descontrole?
-No...
-Pues entonces tienes que empezar a comer sano, ¿de
acuerdo? Ya sabes que esto lo hago por tu bien.
-De acuerdo...
“¡Espera! ¡¿Qué es lo que está pasando aquí?! ¡Si
parece su madre!”, pensó Eri mientras Levi se acercaba a ella y Lilith.
-¡Oh! ¡Madre mía! ¡Lilith-chan! ¡Cuánto has crecido!
¡Hacía mucho tiempo que no te veía! Aunque puede que no te acuerdes mucho de
mí.
La nieta de Satán se quedó en silencio sin saber qué
contestarle.
-¡Me alegro muchísimo de que estés bien! –dijo el
pecado mientras la abrazaba y comenzaba a acariciar su pelo, causando que
Lilith, quien normalmente se mostraba más desconfiada y tensa ante quienes
apenas conocía, se relajase-. Siento muchísimo no haber estado contigo durante
todo este tiempo. Te prometo que a partir de ahora todo saldrá bien –después de
esto se separó de Lilith y desvió la mirada hacia Eri.- Tú debes de ser
Eri-chan.
-Sí... –dijo la chica, quien no sabía si prepararse
para recibir otro abrazo.
-Conocí a tus padres algunos meses antes de que
nacieses. Es genial que tuviesen una hija tan guapa y saludable como tú.
-¡¿Conociste a mis padres?! –preguntó Eri
desconcertada. Sus padres nunca le habían hablado de haber conocido a los
pecados capitales. Aunque, también es cierto que, exceptuando el hecho de que
eran demonios y algo de historia relacionada con ello, no es que le hubiesen
contado mucho sobre sus vidas- Esto, ¿crees que podrías hablarme más sobre
ellos?
-Claro, pero todo a su tiempo. Todavía queda uno de
nosotros por aparecer.
-Uaaaaaah... ¿ya es de día? –la enfermera que se
encontraba descansando sobre la cama interrumpió la conversación, dando lugar a
que todos la mirasen-. Oh, si estáis todos aquí. ¿Cuándo hemos llegado?
En otra parte, Luka, Shiina y Kaoru seguían a un
extraño hombre que los guiaba hacia la casa de su amiga.
-¿Crees que podemos fiarnos de él? –preguntó Luka
entre susurros a Kaoru.
-Por supuesto. Es completamente de fiar.
-Pues desde luego no ayuda mucho a pensar eso...
–declaró Shiina, frunciendo el ceño.
El hombre vestía camisa blanca abierta y unos
pantalones vaqueros muy ajustados. Tenía una melena larga y rubia, y una tez
pálida y tan suave y limpia como la de un bebé, dándole un aspecto andrógino.
-¿Por qué? –preguntó Kaoru, extrañado.
-¡Vamos, chicos! ¡A ver si voy a tener que daros
nalgadas en ese hermoso culo que tenéis! –les alentó el hombre.
Las dos se giraron hacia el ángel artificial, con
expresión de asco.
-¡Por eso! –exclamaron.
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