-Procederemos
a continuar con el entrenamiento –dijo Akira.
Eri
y él se situaron el uno frente al otro. Hacia uno de los laterales estaba
Derain con uno de sus puros en la boca.
-Empecemos
por ver cuánto has progresado en hacer aparecer una bola de fuego.
La
chica asintió. Acto seguido cerró los ojos, concentrándose en cumplir con el
objetivo. En su mente apareció el momento en el que, desbordada por el dolor y
la rabia, se había transformado en súcubo y se había enfrentado a Ryouta. Poco
después, una pequeña llama apareció en sus manos, la cual no tardó en adoptar
un mayor tamaño hasta convertirse en una bola de fuego.
-Perfecto
–aplaudió Akira, contento.
Eri
sonrió tras ver su propio logro.
-Habiendo
completado el primer paso en la concentración de Setten, no te costará nada
utilizar tus habilidades como demonio.
-Akira...
–interrumpió Derain de repente- Déjame comprobar una cosa.
Posteriormente,
el imp dirigió su mirada hacia la joven.
-Quisiera
saber si puedes transformarte por propia voluntad en súcubo.
-Pero...
-Es
algo básico que también debería aprender, chico. Además, aquella vez lo
consiguió sin problemas luego podría ocurrir de nuevo.
-Lo
haré. Quiero intentarlo.
Cerrando
los ojos por segunda vez, la chica volvió a concentrarse. De repente, el cuerpo
de ella comenzó a adoptar la forma de demonio. Era como la última vez. En lugar
de desatarse de forma violenta se había producido sin ningún tipo de problema.
-Parece
ser que ha avanzado más de lo que pensábamos.
Por
desgracia, la chica no pudo mantenerla demasiado tiempo y terminó volviendo a
su forma normal.
-No
está mal, chica –Derain dio una pequeña calada a su puro-. Algunos demonios
puros como tú o como yo pueden encontrar dificultades en mantener su forma
humana pero la transformación suele ser algo natural que se aprende conforme
pasan los años. Supongo que tus padres querían que fueses lo más humana posible
y decidieron no contarte nada sobre tu transformación ni dejarte que la
desarrollaras. Cuando liberaste tu verdadera forma probablemente una parte de
ti haya recordado cómo era originalmente pero, pese a ello, otra parte sigue
pensando en sí misma como una humana. Eso hace que te limites a ti misma.
Cuando aprendas a aceptar totalmente quién eres entonces podré enseñarte cómo
usar tu poder de súcubo...
Al
terminar el entrenamiento, Akira se marchó, dejando solos a Eri y Derain.
-Oye,
Derain, antes de que te marches quiero saber una cosa. Asari-sensei no me dijo
nada al respecto y he estado demasiado preocupada por el estado de Shiina como
para preguntar sobre ello. ¿Qué fue lo que le ocurrió a Ryouta? Quiero decir,
¿escapó?
-Así
que Akira tampoco te ha dicho nada...
-¿Akira-kun?
-Ryouta
está muerto, Eri.
La
chica desvió la mirada. No podía decir que sintiese tristeza por ello debido a
lo que le había hecho a Shiina pero, pese a todo, tampoco se sentía cómoda con
ello.
-¿Qué
fue lo que pasó?
-No
se conocen los detalles. Cuando llegaron ya era demasiado tarde, un hombre
llamado Judas Iscariote lo había asesinado.
-¿Judas
Iscariote? Me suena haber escuchado de él en alguna parte.
-Uno
de los héroes que luchó contra los demonios en el pasado.
-¡¿Qué?!
¡¿Qué hace alguien como él en esta época?!
-No
lo sabemos. Ni siquiera sabemos si se trata de la misma persona o simplemente
se hace llamar así. Pero, parece ser que no ha sido la primera vez que ha
actuado.
-¿Eh?
¿A qué te refieres?
-Sobre
eso, será mejor que no lo sepas. Y, sobre todo, será mejor que Akira no se
entere.
-¡¿Qué
quieres decir?! ¡Derain! ¡Oye, Derain!
Ignorando
las palabras de la chica, el imp se esfumó de su vista, dejándola con más
preguntas que respuestas.
-Ah.
¿Qué es lo que le pasa? ¿Por qué no puede contarme lo que está ocurriendo?
Creía que a estas alturas por lo menos me tendría en cuenta para eso.
Caminando
por las calles de la ciudad, la demonio se quejaba de tanto secretismo por
parte del imp. Fue entonces cuando se dio cuenta de que se había desviado del
camino de vuelta a casa.
-Voy
tan ensimismada que ni siquiera sé por donde piso. ¿Huh?
De
repente divisó la figura de un joven situado frente a una casa. Reconociéndolo,
decidió acercarse a él.
-¿Akira-kun?
¿Qué haces aquí? Creía que ya te habías ido a casa.
-Ah,
Eri. Bueno...sí, era lo que pretendía pero supongo que no he podido evitar
pararme aquí.
La
chica dirigió la vista hacia la vivienda.
-¿Conoces
a alguien que viva ahí?
-En
realidad, conocía. Aquí es donde estaba mi antigua casa.
-¿La
que quemó tu padre?
-¿Qué?
No. –el chico no pudo evitar sonreír- Esta es la casa donde un día vivimos los
tres juntos. Aunque ahora es propiedad de otras personas.
-Debe
ser duro para ti...lo que le ha ocurrido a tu padre...lo siento...
-Mi
padre odiaba a los humanos. Incluso si empezó a atacar demonios por culpa de un
tercero, probablemente accedió por propia voluntad...
-Incluso
así, que lo asesinaran de esa forma...
-Sé
lo que quieres decir. Y no digo que esté conforme con que el asesino de mi
padre quede impune. Debe ser castigado como cualquier criminal.
-...
-Es
sólo que...después de todo...pese a intentarlo una y otra vez...él era incapaz
de olvidar ese odio. No puedo evitar preguntarme si no ha sido mejor el que
haya muerto...
-¡No
digas algo así! –Akira se asustó ante el repentino grito de la joven- ¡Aun así,
él era tu padre! Tú, ¿crees que merecía morir de esa forma?
-Eri...
-Cuando
Derain me lo contó yo tampoco sabía qué pensar. Lo que le hizo a Shiina...nunca
se lo perdonaré. Pero la sola idea de que un hijo piense que la muerte de su
padre está bien...es...
Eri
se detuvo. Tenía la sensación de que todo podía haber sido diferente. Que Ryouta
podría haber cambiado. Aunque ya no importaba.
En
ese momento, Akira empezó a reírse de buena gana.
-¿Eh?
-Nada.
No es nada. Gracias. Fuese quien fuese, él era parte de mi familia, alguien que
una vez luchó para que los humanos y los demonios pudiesen coexistir en total
armonía. Quizás no pueda evitar el hecho de que su odio le hizo cometer
aquellos actos, pero, al menos yo, debo recordarlo como quién fue y lo que
también hizo por los demás...
-Al
menos tú, ¿eh?
-¿Quién
mejor que su propio hijo? –contestó medio en broma- Vamos, te acompañaré a
casa.
“-¿Me estás escuchando, papá?
-Creo que está bastante claro que no.
Sentado en su celda, Ryouta dormitaba,
cansado de las historias que le contaba su hijo cada vez que venía a verlo.
-Ah... –resopló el chico-. Podrías poner al
menos un poco de tu parte.
-¿Por qué debería hacerlo si no me interesa?
No quiero saber nada de tu estúpida vida con los humanos.
-¿Crees que algún día podrías dejar de
hablar así de los humanos?
-Ja, esa es buena.
-En fin...no importa, seguiré por donde iba.
El chico se quedó durante unos instantes en
silencio.
-He perdido el hilo de lo que estaba
diciendo...
-Genial.
Akira se mostró algo decepcionado.
-Bueno...no importa, seguro que mañana me
acordaré. Y te contaré más cosas.
Levantándose, el chico se dispuso a irse.
-Ya nos veremos.
Viendo como su hijo se alejaba, Ryouta
carraspeó.
-Si yo estuviese en un instituto, seguro que
sería el que mejores notas sacaría. Claro que para ello tendría que estudiar
mucho, supongo –dijo hablando para sí mismo pero de forma que le escuchasen
todos los que había a su alrededor.
El joven se paró durante unos instantes.
Tras esos segundos, continuó su camino hasta salir de “Cerberos”.
-Tsk... –Ryouta, por su parte, chasqueó la
lengua en señal de desagrado y se echó sobre el suelo de la celda.
-Gracias, papá –susurró Akira antes de
abandonar la cárcel.”
-Bueno,
os recordaré brevemente una vez más lo que haremos durante el campamento
–comentaba en clase Asari-sensei-. Serán cuatro días durante los cuales
acamparemos junto al lago. Saldremos a las siete de la mañana en autobús. Una
vez allí nos organizaremos para montar las tiendas de campaña en las que
dormiremos en parejas de dos. Tras esto reuniremos a los grupos de seis
personas ya previamente formados y empezaremos con las actividades dirigidas
por los profesores. Estas consistirán en la observación de la fauna y flora del
medio, aprendizaje de métodos de supervivencia, actividades cooperativas,
escalada, observación de la geología, etc. ¿Queda claro?
Todos
los alumnos asintieron. Luka por su parte levantó la mano.
-¿Qué
ocurre, Luka?
-Sensei,
en nuestro grupo estaba Shiina pero como se encuentra ahora en el hospital nos
hemos quedado con sólo cinco.
-Puesto
que los grupos ya están hechos el vuestro será de cinco personas.
-Okay.
-Así
pues y si todo está claro daremos comienzo a la clase. Si surge alguna duda de
última hora informadme de ella. Ah, y no olvidéis mirar la lista de las cosas
que tenéis que llevaros.
-Ugh...
-¿T
-te encuentras bien, Luka? –preguntó a su amiga, quien apoyaba la barbilla
sobre su mesa con una expresión cómica en su rostro.
-La
verdad es que tengo el estómago un poco revuelto...
-A
saber que has vuelto a comer. Deberías tener más cuidado.
-No
he comido nada malo te lo aseguro...últimamente me ha estado pasando...
La
demonio resopló.
-Quizás
deberías ir a la enfermería para que te revisen.
Ella
asintió.
-Iré
después de clase.
-Casi
sería recomendable que fueses ya.
Tras
esto la chica escuchó al alguien llamándola. Cuando giró la vista hacia el
origen, descubrió a Derain/Reima haciéndole un gesto con la mano para que fuese
hacia donde estaba.
La
chica se levantó de su sitio.
-¿Huh?
¿Dónde vas?
-¿Eh?
A-al baño.
-¿Quieres
que te acompañe?
-Mejor
vete a la enfermería de una vez –replicó bajando los hombros.
-¿Qué
pasa?
-Necesito
que me hagas un favor.
-¿Un
favor?
-Sí,
me han informado de que vaya a ver un pequeño problema con un demonio que ha
surgido en un edificio abandonado cerca de aquí.
-¿Y
por qué no puedes ir tú?
-Porque
voy a estar ocupado en una reunión de profesores. Así que necesitaré que vayas
tú en mi lugar.
-¡¿Qué?!
¡¿Estás loco?!
-Baja
la voz. No querrás que todo el mundo se entere de nuestras conversaciones.
Mirando
a su alrededor, la joven se aseguró de que no hubiese nadie cerca.
-¿Cómo
quieres que haga algo así si apenas puedo mantener mi forma de súcubo?
-Tranquila,
no es un demonio muy poderoso. Probablemente sólo esté asustando a la gente
para divertirse. Además te acompañará Akira.
-¿Y
no podrías saltarte la reunión como has hecho otras veces?
-Si
me salto demasiadas reuniones le llamarán la atención a Reima.
-Para
empezar no le llamarían la atención si no te las saltaras...
-Bueno,
en cualquier caso, gracias por tu comprensión. He de irme.
-¡Esp...!
Antes
de que pudiese terminar la palabra el imp ya se había marchado.
-Algún
día voy a acabar matándolo...
Al
salir del instituto, Akira y Eri se encaminaron hacia el edificio en el que se
había encontrado el caso. El medio demonio, quien tenía información más
detallada sobre el problema, dirigía a su amiga hacia la construcción.
-Siento
que Derain te haya metido en esto.
-Ese
estúpido hace lo que quiere.
-En
realidad me dijo que esto te ayudaría en tu entrenamiento.
-¿Y
en qué me va a ayudar exactamente?
-Ni
idea.
No tardaron
mucho en situarse frente al edificio. El aspecto que tenía no era muy
alentador. La mayoría de las ventanas estaban medio rotas, se notaba el
desgaste de las paredes e incluso se llegaban a ver las vigas que lo
sustentaban en alguna que otra zona. Además de esto, la entrada estaba
precintada y tenía una verja a su alrededor.
-¿No
debería ser ilegal entrar aquí?
-Debería
no. Lo es. Así que cuanto antes acabemos mejor.
Vigilando
que nadie los viese, se introdujeron bajo el precinto que cubría la entrada al
recinto en el que se encontraba el edificio y caminaron hasta la puerta
principal, la cual se hallaba vieja y oxidada.
-No
parece muy difícil de abrir pero si la forzamos probablemente llamaremos la
atención.
-Entonces
quizás sea mejor entrar por la ventana –propuso Eri.
-Buena
idea. Busquemos alguna por la que sea fácil meterse.
Rodeando
la construcción, observaron una por una las ventanas del primer piso hasta dar
con la adecuada.
-Esta
parece haberse roto por completo. Será mucho más fácil pasar por aquí. Bien
-agachando su espalda, Akira giró la cabeza hacia Eri-, apóyate en mí y salta.
-D-de
acuerdo.
Tomando
un poco de distancia, la chica corrió hacia su amigo y se impulsó hacia la
cornisa, agarrándose con ambas manos.
-¿Estás
bien? –preguntó el chico.
-¡Sí,
pero no mires hacia arriba! –respondió ella refiriéndose al hecho de que
llevaba falda.
Una
vez dentro del primer piso, el aspecto no la animó demasiado. Varios muebles
olvidados por el suelo, el cual se encontraba agrietado; paredes con humedades;
puertas con las bisagras oxidadas y desatornilladas...el espectáculo perfecto
para una película de terror.
De
repente la chica sintió una mano posarse sobre su hombro, provocando que se
diese la vuelta golpeando instintivamente a lo que estuviese a su espalda.
-¡Eh!
¡Eh! ¡Tranquila! ¡Soy yo!
Eri
suspiró.
-Lo
siento. El ambiente me pone algo tensa.
-Lo
comprendo. A partir de ahora tendremos que tener cuidado. Sea poderoso o no,
estamos tratando con un demonio.
-Un
demonio...
El
recuerdo de las palabras de Derain vinieron a su cabeza: “Cuando aprendas a aceptar totalmente quién eres entonces podré
enseñarte cómo usar tu poder de súcubo...”
-Aceptar
quién soy... –murmuró para sí misma.
-¿Has
dicho algo?
-No,
sólo estaba pensando en voz alta.
Acto
seguido salieron de la sala en la que se encontraban y llegaron a un extenso
pasillo con varias puertas a ambos lados. La falta de ventanas conseguía un
ambiente más siniestro al evitar la entrada de la luz del día. Ambos caminaban
vigilando cada paso que daban.
-¿Sabes
dónde se encuentra exactamente?
-No...puede
estar en cualquier parte del edificio. Lo mejor será situarse en un espacio lo
más abierto posible y llamar su atención.
-¿Un
enfrentamiento directo?
-No
se me ocurre una idea mejor ya que no sabemos de qué demonio se trata ni de las
habilidades que usa. Si tenemos que capturarlo mejor que sea en un sitio donde
podamos movernos bien.
Al
cabo de un tiempo llegaron hasta unas escaleras situadas en la parte izquierda.
Comenzaron
a subirlas poco a poco. Akira continuaba llevando la delantera mientras Eri lo
seguía cerciorándose de que no apareciese nada inusual por la espalda.
En
ese momento escucharon un fuerte ruido procedente de los pisos superiores,
provocando que se detuviesen.
-¿Crees
que ha sido el demonio?
-Sígueme.
Acelerando
el paso, pasaron del siguiente piso y continuaron ascendiendo hasta que
llegaron al último de ellos.
Al
igual que los anteriores, un pasillo y varias puertas era lo único que podían
divisar.
-Creo
que venía de aquí.
-Eso
es muy vago...
-Tendremos
que observar las salas una por una.
Dicho
esto, se acercaron a la que tenían enfrente de ellos y lentamente giraron el
pomo de la puerta, dejándose escuchar el rechinar de ésta al hacerlo.
La
habitación que vieron era mucho más grande que la primera en la que habían
estado. Había muchos cristales rotos por el suelo y una gran cantidad de
ventanales rectangulares desde los que se podía ver el exterior. En el centro
se hallaba una silla vacía mirando hacia ellos.
-No
parece que aquí haya nada... –comentó Eri.
-Sí...miremos
en otra habitación.
Tras
asentir, la chica salió primero de la sala. Justo entonces la puerta se cerró
dejando a Akira solo.
-¡¿Akira-kun?!
-¡Eri!
La
chica intentó abrir la puerta de nuevo pero misteriosamente se había vuelto una
tarea imposible. El chico intentaba lo mismo desde el otro lado sin obtener
éxito.
-¡¿Qué
diablos es esto?! ¡¿Cómo es que se ha cerrado de repente?!
-¡Tiene
que haber sido obra de él! Debe de estar por aquí cerca.
Mientras
el joven continuaba forcejeando, se escuchó un susurro detrás de él, lo que
provocó que parase y se diese la vuelta lentamente.
-¡AAAAAAAH!
-¡¿Akira-kun?!
¡¿Qué ha pasado?! –la demonio al oír el grito intentó golpear la puerta para
tirarla abajo pero era inútil. De alguna forma se había vuelto impenetrable.
-¡Akira-kun!
Ya
no se escuchaba nada al otro lado.
-Maldita
sea, tengo que buscar la manera de entrar.
Creando
una bola de fuego, la chica la lanzó contra la puerta pero lo único que
consiguió fue una pequeña demostración de fuegos artificiales. Lo mismo pasó al
intentar lanzar la bola contra la pared.
-Chst...quizás
si pruebo a entrar desde la habitación de al lado lo consiga.
Así
pues corrió hacia la puerta contigua y la abrió sin preocuparse por lo que
hubiese dentro.
Al
entrar, dio de nuevo con un ambiente diferente. Había numerosas mesas
distribuidas por toda la sala dejando un único camino posible desde donde ella
acababa de entrar hasta un círculo formado en el centro de la habitación.
Además, varias telas sucias cubrían las ventanas impidiendo el paso de la luz,
que apenas conseguía filtrarse a través del material que las constituía.
Poco
después de entrar la puerta se cerró, impidiendo a la joven marcharse de allí y
no dejándole otro remedio mas que continuar por el camino que había quedado
dibujado.
Cuando
se hubo situado en el centro una de las mesas se alzó en el aire, girando sobre
sí misma.
-¿Tienes miedo?
-¿Eres
tú el demonio? ¡No queremos hacerte daño! ¡Sólo queremos que vengas con
nosotros para llevarte a un lugar seguro!
-No...no hay lugar seguro al que ir...sólo
hay miedo... ¿acaso no sientes el miedo?
Al
igual que la anterior, más de aquellas mesas empezaron a danzar por la
habitación, dibujando movimientos aleatorios mientras seguían girando una y
otra vez.
-Por favor. De verdad que no queremos hacerte daño. Hemos
venido porque nos han informado de que un demonio estaba causando problemas en
este sitio.
-No hay nada que
hacer, jamás saldré de aquí...ni ahora vosotros tampoco...
Fue entonces cuando una figura humana emergió del suelo.
Parecía un niño, sin embargo su imagen se distorsionaba y cuando la chica se
fijo en su rostro, éste carecía de ojos, nariz y boca, dándole un aspecto de lo
más macabro.
-¿Qu-qué es lo que eres? –preguntó la demonio echándose
hacia atrás.
-Yo soy el miedo...
–dijo mientras cada vez se acercaba más y más a ella.
La chica tropezó y cayó al suelo, lo que provocó que la
figura decidiese ponerse a gatas y seguir avanzando.
Finalmente llegó un momento en el que la espalda de Eri se
topó con una de las mesas, deteniendo su huida.
-Se acabó para ti...
–la figura alargó su mano, sin embargo, no llegó a tocarla ya que algo la elevó
en el aire manteniéndola flotando. Las mesas dejaron de moverse y cayeron al
suelo de forma descontrolado y armando un buen escándalo. La joven por su parte
alzó instintivamente las manos para protegerse de que alguno de los muebles se
abalanzase sobre su cabeza.
-¿Huh?
Atreviéndose a observar lo que había pasado, descubrió a
Akira, quien tenía al niño agarrado intentando escaparse en vano.
-¿Akira-kun? –Eri fijó la mirada en él y posteriormente en
el niño- ¿Qué significa esto?
-Me temo que hemos sido engañados por un truco barato.
-¿Un truco?
-Sí. ¿Verdad, amiguito?
-¡Suéltame! ¡Yo no he hecho nada! –con una voz aguda que
nada tenía que ver con la susurrante de antes, la figura sin rostro intentó
golpear a su agresor sin ningún éxito- ¡No vais a atraparme!
-Haremos un trato entonces. Dejamos de jugar y muestras
quien eres en realidad o hago que tu cuerpo arda como la leña –propuso mientras
con la mano que tenía libre producía una llama.
-...
-Tú mismo.
Quedándose quieto el cuerpo del niño comenzó a
distorsionarse provocando que la imagen se volviese más pequeña hasta ir
tomando una forma diferente. Cuando finalmente la transformación cesó, colgado
de las manos de Akira se encontraba un pequeño zorro con tres colas y pequeños
cuernos en la cabeza.
-¿Qué...? ¿Un zorro?
-¡Me llamo Agramón, demonio del miedo! ¡Ni se te ocurra
volver a llamarme zorro!
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