miércoles, 19 de febrero de 2014

Capítulo 3: Cacería



-¿Hioni-sensei?
-¿Huh?
Eri observó el rostro confuso del chico. Acto seguido él pareció darse cuenta de a lo que se refería.
-¡Ah! No, creo que me estás confundiendo con otro.
-¿Qué? Pero acabas de decir...
-Sé a quien te refieres, y conozco a ese tipo, pero, aunque nos llamamos igual, no somos la misma persona, créeme... –contestó él mientras se rascaba la cabeza. No parecía saber bien qué palabras usar.
-Ya...ya veo...
Eran casi idénticos, se llamaban de la misma manera y sin embargo no eran la misma persona. ¿Qué significaba todo eso?
-En fin, será mejor que te lleve a casa. No creo que sea muy seguro el que regreses sola.
Dicho esto la cogió con ambos brazos y la cargó como si fuesen recién casados. Ella se sonrojó ligeramente.
-Vamos.

Saltando sobre los tejados no tardaron en llegar al hogar de Eri.
-Ya estamos aquí – indicó Reima ayudando a la joven a incorporarse.
-G-gracias...
-No hay de qué. Ahora tengo que marcharme...
-¡Espera!
-¿Mm?
-No...no entiendo nada...quiero decir... ¿Qué ocurre? ¿Van a volver a por mí?
-Aah, es normal que tengas preguntas...no todos los días te atacan tíos como esos y encima viene alguien a salvarte el trasero pero verás, la verdad es que a mí no se me dan muy bien estas cosas...
-P-pero...
-Mira...si quieres saber algo mejor pregúntaselo al tal Hioni-sensei.
-¿Eh?
-Seguro que él puede ayudarte. Ahora mismo yo tengo un poco de prisa. ¡Ya nos veremos! ¡Venga, a mandar!
-...
Antes de que pudiera darse cuenta, Reima había desaparecido.

Reima sacó el móvil de su bolsillo y marcó un número. Se trataba de una llamada internacional.
-¿Sí?
-Soy yo, ponme con Ettore.
-¡¿Qué?! ¡P-pero, ahora mismo está ocupado y...!
-Me importa un pimiento. O se pone o voy yo mismo allí y la armo.
-U-un momento...
Se escuchó el movimiento apresurado de un par de piernas. Tras una pequeña espera la voz grave de un hombre de unos treinta años hizo su aparición al otro lado del aparato.
-Reima...
-Ettore, iré al grano. Hay varios de tus secuaces atacando a una chica aquí en Japón, ¿me puedes dar una explicación sobre esto?
-Vamos, vamos, pareces un poco alterado.
-¡Contéstame!
-Tranquilo, tranquilo...mira, no sé de lo que me estás hablando. No tengo interés en atacar a demonios descarriados.
-Ni se te ocurra mentirme...
-Digo la verdad, no tengo nada que ver con esto, te lo aseguro.
-Entonces, ¿cómo explicas la situación? Me informaron de que aquí estaban empezando a haber problemas con los demonios de esta zona. Pensé que serían radicales humanos que querían capturarlos para el mercado negro, pero cual fue mi sorpresa al encontrarme a miembros de la Inquisición.
-Mira, ya te digo que no lo sé. Últimamente he escuchado rumores de algunos renegados entre los “Dying Walkers”.
-Creía que no tenían conciencia propia, que era considerados como robots.
-Y así es, pero es posible que estén siendo manejados por alguien.
-Chst...
-Vamos, tienes que creerme. En serio que la Inquisición sigue manteniendo el tratado de paz con los demonios.
-Ya hablaremos...
-Vamos, Re...
El chico cortó la conexión y continuó su camino...

-¡Eri! ¡Eri! ¡ERI!
-¡Ah! –gritó la demonio al sentir un golpe en la nuca- ¡Luka! ¡¿A qué ha venido eso?!
-Es que parecías un alma en pena, ¿se puede saber qué te pasa?
-Esta vez debo estar de acuerdo con ella, no estás actuando como siempre – corroboró Shiina.
-Qué amable por tu parte... –Luka se puso de morros al escuchar las palabras de su amiga.
-Es sólo...me siento un poco mareada...si me disculpáis voy al servicio...
-¿Quieres que te acompañemos?
-N-no, no hace falta...
Tras esto se marchó hacia el pasillo.

“Debe de estar por aquí”, pensó Eri situándose frente a la puerta de la sala de profesores. Al entrar se encontró de frente con Asari-sensei.
-Oh, Eri, ¿qué haces aquí?
-Pues, estaba buscando a Hioni-sensei.
-Se ha ido hace un momento, creo que iba al patio exterior.
-G-gracias.
-¡E-Eri!
Haciendo caso omiso de la llamada de su tutora, corrió escaleras abajo en dirección al lugar indicado.
-¿Qué le habrá dado de repente? –se pregunto Asari-sensei.

Al cabo de un rato alcanzó su destino, sin embargo no conseguía ver al joven por ninguna parte.
“¿Dónde diablos se habrá metido?”
-¿Buscas a alguien?
Una voz apareció por detrás, asustando a la chica.
-Oh, lo siento, no era mi pretensión...
-N-no importa...en realidad, le estaba buscando a usted.
-¿A mí? ¿Alguna duda sobre la asignatura? –preguntó Reima.
-N-no exactamente...pero una duda al fin y al cabo.
-¿Qué ocurre?
-B-bueno, no sé como decirlo. Un...amigo suyo...me pidió que contactara con usted...
-¿Un amigo? No entiendo...
-Hioni Reima.
-Sí, así me llamo –respondió el chico algo confuso-. Oye, ¿estás bien?
-Su amigo...se llamaba igual...
-Ah...
Al decirle esto reaccionó quedándose perplejo.
-Así que no habían sido imaginaciones mías...
-¿Imaginaciones? Entonces es verdad que sabe algo.
-Mira...sé que estás confusa pero...de verdad no creo que sea algo en lo que debas inmiscuirte.
-¡¿Qué no debo inmiscuirme?! ¡Me han atacado en dos ocasiones unos tipejos extraños que nunca había visto hasta ahora! ¡Y lo único que he recibido como respuesta es un chico con una espada que me ha salvado en esas dos ocasiones y el hecho de que todo está relacionado con que soy una...!
Antes de que acabara la frase el profesor le tapó la boca.
-Cuidado con lo que dices. Podría haber gente escuchando, y no creo que te gustara el que se enterasen de tu procedencia. Vayamos a otra parte.
Dicho esto, ambos se alejaron de allí, situándose en la zona trasera del edificio donde había una pequeña caseta en la que se guardaba material de mantenimiento.
-Bien, supongo que aquí podremos hablar sin que haya problemas.
-¿Y bien?
-Supongo que siendo lo que eres ya conocerás la leyenda sobre los demonios.
-Sé que antaño fueron seres muy peligrosos que atacaron a la especie humana y que ésta consiguió rebelarse y se enfrentó a ellos hasta llegar al punto de casi exterminarla.
-Hasta que tuvo lugar la aparición de “Darkblade” quien puso una tregua entre la por aquel entonces Inquisición y los demonios.
La chica asintió.
-Gracias a la tregua que impuso “Darkblade” los demonios fueron salvados, sin embargo todavía existía odio de los seres humanos hacia ellos. Debido a esto, los demonios comenzaron a ser cazados por algunos grupos clandestinos de humanos, quienes usaban los cuerpos de sus capturas para venderlos en el mercado negro en calidad de esclavos, trofeos o incluso investigaciones de todo tipo. Al fin y al cabo, para los humanos, el poder de los demonios era algo temible.
-Pero, ¿cómo es que los demonios no pueden derrotar a los humanos siendo más fuertes que ellos?
-Los humanos utilizan estrategias para debilitarlos antes de enfrentarse directamente a ellos. Saben que están en desventaja en un enfrentamiento directo pero no ocurre así si preparan una estrategia adecuada.
-E-entiendo...pero, ¿quiere decir que los que me han atacado son humanos? ¿No incumpliría eso las reglas de la tregua?
-La cosa no está del todo clara, por lo que no se sabe si realmente se está incumpliendo el acuerdo, sin embargo es algo que debe ser evitado. Todavía es un misterio sin resolver, pero quizás haya algo más que tenga asuntos contra los demonios...supongo que ya se encargará él de eso...
-¿Él? ¿Te refieres a tu amigo?
-Sí.
-¿Quién es él? ¿Una especie de protector de la justicia? ¿Y cómo sabes tú sobre todo esto?
-Tranquila, no creo que debas preocuparte por eso. Todo se terminará solucionando, estoy seguro. Confía en él, te protegerá hasta que termine todo esto.
-...

La chica se dirigió hacia su clase.
-Que confíe en él...si ni siquiera sé quién es...
Sentándose de nuevo junto a sus amigas, esperó a que empezara la siguiente clase. En esto que vio aparecer por la puerta a Hioni-sensei, quien comenzó su clase como si nada hubiese ocurrido.
“Me pregunto quién serás en realidad”
De repente se escucharon gritos en el pasillo. Algunos alumnos reaccionaron asustándose mientras los más curiosos hacían ademán de levantarse a ver qué estaba ocurriendo.
-¡Quedaos aquí! Voy a ver que pasa.
El profesor cerró la puerta detrás de sí, dejando a la clase sumida en murmullos.
-¿Creéis que habrá sido algo grave? – preguntó Luka.
-Nah, seguramente sólo sea que han visto alguna rata o algo parecido.
-Uff...menos mal que no ha aparecido por aquí entonces...
“Tengo un mal presentimiento”, pensó Eri mientras comenzaba a mirar a su alrededor con nerviosismo, “me siento como cuando esos tipos me atacaron”.
Sin previo aviso, las ventanas de la clase se rompieron en mil pedazos provocando que se repitiesen los gritos. La demonio se cubrió la cara con ambos brazos, intentando impedir de manera instintiva que los cristales se incrustasen en su cabeza, no obstante, ese no era el mayor de sus problemas. Junto a las ventanas, pisando los trozos de vidrio roto estaban aquellos tipos trajeados. Eran cuatro, todos iguales. Sin pronunciar palabra e ignorando los gritos de los demás comenzaron a caminar por la clase a paso ligero, parecían estar buscando algo...o a alguien...
“¿Es posible que me estén buscando a mí y todavía no me hayan visto?”, se preguntó Eri observando a aquellos extraños personajes con halos en las muñecas, “si es así, debo alejarlos de aquí”, pensó mientras observaba el pánico de sus compañeros el cual iba acrecentándose conforme los recién llegados comenzaban a apartarlos de forma agresiva, “ellos no tienen nada que ver con esto”.
Con actitud decidida, la chica salió corriendo hacia la puerta intentando en el proceso llamar la atención lo máximo posible.
-¡Eh! ¡Vosotros! ¡Es a mí a quien buscáis, ¿no?! ¡Pues venid a cogerme!
Tras esto abrió la puerta y comenzó a correr por los pasillos del instituto, detrás se encontraban los cuatro tipos de blanco...

Bajó las primeras escaleras que vio a la mayor velocidad que pudo. Aquellos seres le pisaban los talones.
“Tengo que buscar una manera de despistarlos. Intentaré esconderme en alguna clase”, pensando en esto continuó bajando las escaleras hasta llegar al piso de más abajo, entonces giró hacia la izquierda y se escondió en uno de los auditorios usados para las clases de música, cerrando la puerta para evitar ser vista. Esperó un rato. Parecía que aquellos tipos la habían perdido de vista ya que no sentía golpes que pretendieran echar la puerta abajo.
“Buff...quizás logre permanecer tranquila por un rato”. Había mucha oscuridad en aquella aula pero lo mejor sería seguir manteniendo las luces apagadas o de lo contrario no le serviría de mucho el haberse escondido allí.
“Me pregunto si Hioni-sensei habrá avisado a su amigo. Espero que Luka y Shiina se encuentren bien.”, mientras pensaba en esto, de repente la puerta del auditorio se vino abajo llevándose a la joven demonio por delante, quien rodó por el suelo hasta chocar contra una mesa. Levantando parte de su cuerpo a duras penas, la demonio pudo observar a las cuatro figuras que la habían estado persiguiendo.
-Maldita sea... –se quejó Eri.
Los “Dying Walkers” se movieron dispuestos a atrapar a su objetivo. En ese momento algo de gran tamaño irrumpió en el auditorio, destrozando aún más la entrada y golpeando fuertemente a aquellos seres.
-¡Sal de aquí!
Una voz grave, procedente del nuevo individuo, se dirigió hacia Eri. La chica no alcanzó a ver de quien se trataba debido a la oscuridad del aula, sin embargo captó el mensaje, haciendo uso de la mayor fuerza que le permitieron sus músculos para levantarse y echar a correr de nuevo en dirección al pasillo.

Nada más salir se dio de bruces contra otros dos “Dying Walkers”.
-¡¿Es que no tenéis vida social?! –exclamó la demonio comenzando a correr en sentido contrario al lugar en donde estaban aquellos tipos.
Girando hacia la derecha salió al patio donde aparecieron varios más de los “Dying Walkers”.
Finalmente la chica quedó acorralada. Jadeando debido a la carrera no pudo hacer más que dejarse caer de rodillas al suelo.
-¡¿Qué queréis de mí?! ¡Es posible que sea una demonio pero no os he hecho nada malo! ¡Dejad en paz a mis compañeros y dejadme en paz a mí!
-Todos los demonios han de ser cazados.
-Todos deben ser eliminados.
-Eso es lo que quiere Chronos.
-Pero hay más demonios aquí de lo que se pensaba.
-Deberíamos informar de esto.
-Por el momento debemos matarte a ti.
-Así es como debe ser...
-¡Chst!
Rompiendo uno de los cristales del instituto, una figura fue a parar justo donde se encontraban los “Dying Walkers” y Eri, chocándose contra algunos de ellos.
-¿Qué...? –atónita, la joven observó cómo alguien se erigía entre la masa de humo que se había formado. Se trataba de Reima.
-Eso ha sido un buen golpe.
-¿Hioni-sensei?
-¿Huh? –el profesor parecía acabar de darse cuenta de donde había ido a parar- ¿Qué haces aquí?
-¡Eso mismo me pregunto yo!
-¿Eh? Ah, bueno es que me golpearon y salí despedido...
Otra figura aterrizó en la zona, provocando un nuevo levantamiento de polvo y arena. Al despejarse la vista, se divisó la figura de un chico rubio y delgado. Iba vestido con un atuendo propio de un párroco y llevaba una vara en sus manos.
-¡No pienses que te vas a escapar!
-¡Uah!
El joven rubio atacó a Reima quien esquivó el golpe rodando hacia el lateral. Acto seguido se levantó y corrió hacia Eri.
-¡Agárrate!
-¡¿Eh?! ¡Hyaaa!
El profesor la cogió en brazos y saltó fuera de la zona cercada por los “Dying Walkers”.
-¡Uah! –exclamó la demonio.
-¡Rápido! ¡Qué no se escape!
Acatando las órdenes del chico, las figuras trajeadas se dispusieron a perseguir a maestro y alumna.

-Bueno, aquí estarás segura por el momento –dijo Reima mientras la dejaba sobre el suelo.
-¿Quién es ese chico?
-Parece ser quien guía a los “Dying Walkers”. Imagino que ya habrás supuesto que tú eres su objetivo.
-Me ha costado deducirlo... –indicó Eri con sarcasmo.
-Bueno, en cualquier caso quédate aquí.
-Pero...
-Nada de peros. Si te cogen te matarán.
-...
-No te preocupes, una vez él aparezca todo se solucionará.
-¿Y cuando va a aparecer?
-Muy pronto. Haremos que sea muy pronto.
-¿Haremos? ¿Quiénes?
-Por su bien, no puedo decírtelo.
-¡No creo que sea el momento de mantener las cosas en secreto!
-Nos vemos
-¡Escucha a los demás cuando te hablan!
Cuando la demonio quiso darse cuenta, ya se había marchado.

-¡¿Que no les habéis encontrado?! ¡Seréis inútiles!
El chico rubio golpeó fuertemente a uno de los “Dying Walkers”.
-Maldita sea...nos hemos arriesgado a mostrarnos en público y todo para que no consigamos nada...
De repente algo atrajo su mirada. Presas del pánico por el ataque de sus súbditos, un buen número de estudiantes corría por los patios en dirección a la salida.
-Quizás haya una manera de hacer que salgan las ratas... –dijo mientras esbozaba una maliciosa sonrisa.

-¿Dónde se habrá metido?
Reima había conseguido entrar en el edificio sin que lo viesen. En su búsqueda, había llegado hasta el segundo piso de los tres que componían el instituto.
-Quizás deba buscar el aula en la que más explosiones haya...seguramente sea fácil encontrarla allí...
Fue entonces cuando escuchó un fuerte ruido de una de las aulas y sin pensárselo dos veces se dirigió hacia allí. Cuando llegó observó la escena de una mujer enfrentándose a varios de los “Dying Walkers” con un rifle francotirador, el cual usaba como arma blanca. A excepción de ella, la clase se encontraba vacía, por lo que el profesor pudo respirar tranquilo.
“Probablemente les haya dicho que se escondan en el piso de abajo”, pensó el chico.
-¡Quitaos de mi camino! –gritó la mujer mientras dejaba inconsciente a un par de los tipos que la acosaban a base de golpes con el rifle- ¡Sois tan débiles que no merece la pena ni mataros!
No tardó en deshacerse de los que quedaban en pie. En ese momento se dio cuenta de la presencia de Reima.
-Oh, así que estabas aquí.
-Buen trabajo –comentó el chico mientras observaba los cuerpos de los “Dying Walkers”.
-Gracias. Una se esfuerza por dejar el suelo bien sucio...
-Ese es un chiste bastante malo...
-¿Cómo está la chica?
-Por ahora la he dejado escondida en una zona segura.
-Bueno, esa chica es responsable, no creo que haga algo de lo que termine arrepintiéndose. Les he dicho a los alumnos que se dirijan al salón de actos del piso de abajo. Por allí se encuentra Akira, así que no creo que haya problemas. Sin embargo ha habido un grupo de alumnos que ha entrado en pánico y no he podido controlarlos. Ahora pensaba dirigirme en su búsqueda.
-De acuerdo pero antes necesito tu ayuda, de lo contrario no podré entrar en combate.
-Así que sigues sin poder luchar en esta forma.
-Sabes que sería demasiado peligroso.
-Ya veo, entonces supongo que no queda otra que dejárselo al chico malo.
-¿¡Se me escucha!? ¡Probando! ¡Probando!
-Esa voz...
Los dos salieron del aula y se dirigieron a las ventanas de los pasillos. En el patio había un grupo de alumnos rodeados por los tipos trajeados además del joven rubio, quien estaba utilizando un megáfono.
-¡No sé si he conseguido que me escuchéis pero aun así seguiré hablando! ¡No sé si sabéis que a día de hoy, mis...compañeros y yo nos encontramos aquí debido a que andamos buscando a cierta persona! ¡Bueno, no sería adecuado llamarla persona ya que en realidad es una demonio! ¡Iré directo al grano! ¡Contaré hasta diez, y si esa demonio no se presenta ante mí, mataré a uno de sus compañeros, luego volveré a contar hasta diez y de nuevo mataré a otro si se sigue sin acatar mis órdenes! ¡Asimismo, que alguien se abstenga de hacerse el héroe, o ello puede suponer otra muerte innecesaria! ¡Así pues, comencemos la cuenta! ¡Uno!
-¡Será cobarde! ¡Utilizando rehenes! –se quejó Reima.
-Me encargaré de que se lleve un tiro de mi parte –declaró la mujer preparando el arma.
-¡No! Si lo haces podría repercutir también en los alumnos.
-¿Entonces que sugieres?
El chico la miró fijamente. Ella dejó escapar un suspiro.
-Sabes cuales son las consecuencias de inducir a que salga, ¿verdad?
-Lo sé...
-Bien...
La mujer levantó el arma y se dispuso a disparar al profesor. Sin embargo se detuvo al ver la escena que se desarrollaba en el patio. Eri, antes la mirada sorprendida de sus compañeros, se había plantado delante de los agresores.
-¡No! –exclamó Reima.
-Así que has decidido mostrarte. Buena chica.
-Es a mí a quien buscáis. Si me queréis, aquí estoy, haced lo que queráis conmigo pero dejadles en paz a ellos.
-Tranquila. No es de mi interés matar humanos normales y corrientes, eso me quitaría puntos para estar al lado de mi señor. ¡Soltadles!
Mientras dos de los “Dying Walkers” agarraban a la chica, el resto dejaba escapar a los otros alumnos.
-¿Lo ves? Sé cumplir con mi palabra.
Los tipos trajeados hicieron que la chica se arrodillara. El joven rubio pulsó un mecanismo situado en el cuerpo de la vara de manera que en uno de los extremos se dejó ver un filo, transformándola en una especie de lanza.
-Bueno, acabemos rápido, tengo ganas de llegar a casa. ¿Últimas palabras? –preguntó.
-...no, no tengo nada que decir, sabiendo que con mi vida puedo salvarles, no me arrepiento...
-Una buena chica, lástima que seas una demonio asquerosa...
Sin más que añadir levantó la lanza con el fin de rebanarle la cabeza. No obstante el corte no se produjo ya que algo derribó al joven.
-¡Soy de lo más oportuno! ¡Sin duda es una de mis habilidades!
Un chico con una quemadura presente en su mejilla izquierda hizo su entrada. Desde la ventana del instituto salió disparado un objeto el cual cogió en el aire. Se trataba de una espada.
-Siento decirte que la suerte no está hoy de tu lado...

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