La respuesta de los dos líderes no se hizo esperar, dirigiéndose rápidamente a la sala en la que se encontraban los demás.
-¡Escuchad! ¡Es una emergencia! –exclamó Anna, manteniéndose firme pese a los muchos ojos que se posaron sobre ella- Tanto los participantes que envió Jenneth como los que envié yo no han llegado todavía.
-Así que no sois los únicos... –dijo otro de los líderes, quien, al igual que un segundo, mostró tener el mismo problema.
-Cuatro de nosotros... Yo creo que está bastante claro que alguien está haciendo trampas –declaró Anna.
-¡¿Qué?! –exclamó Jenneth- ¡Anna, ésa es una acusación bastante grave!
-Lo sé, y me hago responsable, pero no se me ocurre nadie mejor a quien le convenga boicotear el torneo que uno de los que están aquí. Incluso no descartaría que fuese más de uno.
-Tiene razón. Aquí está pasando algo raro. Además, es muy sospechoso que hayan desaparecido participantes justo cuando habían avanzado a las últimas fases –comentó otro de los líderes afectados.
-¡Pero, eso es imposible! ¡Ninguno de nosotros sería capaz de algo así, ¿verdad?!
Impulsados por la desconfianza, todos se enzarzaron en una discusión en la que se acusaban unos a otros.
-Damas, caballeros –intentando calmar la situación, Arks dio un paso al frente, situándose en mitad de la sala-. Comprendo que estamos en problemas, pero discutiendo no vamos a llegar a ninguna parte, así que lo mejor será calmarnos y organizar la información que tenemos –dijo mientras bajaba las manos para apaciguar los ánimos-. Lo primero de todo es que se ha hecho evidente la desaparición de seis de los participantes. Dos de ellos contratados por Anna, otros dos por Jenneth, otro por Lauris y otro por Hersh, ¿correcto? –una vez los cuatro líderes asintieron, continuó- Bien. Visto lo visto, podemos pedir a la juez del torneo que retrase sus combates para dar tiempo a que aparezcan y, mientras tanto, enviar a un equipo de búsqueda.
Por otro lado, Anna, tu acusación es muy grave, y debo pedirte por favor que la retires. De lo contrario, si te equivocas en lo que dices y alguien decide recurrir, podrías perder tu estatus.
Durante unos instantes, la mujer se mantuvo en silencio.
-Lo siento, pero no pienso hacerlo. Estoy segura de que todo esto es obra de alguien, y que ese alguien está entre nosotros.
Ante su respuesta, Arks cerró los ojos, desistiendo de convencerla.
-Si es así, que sepas que todos somos testigos de lo que has dicho –sentenció él, antes de que Anna asintiese y se marchase.
Fue poco después cuando los líderes se reunieron con Marie para contarle lo ocurrido.
-Haré lo que pueda, aunque no será por mucho tiempo.
-Todo lo que puedas darnos será suficiente. Mientras tanto, mandaré a algunos de mis hombres a buscarles –sugirió Arks.
-Preferiría que de eso se encargasen otros –dijo Anna.
-Ahora mismo, los únicos que están vigilando los alrededores están a mis órdenes. Entiendo tu desconfianza, pero me temo que no hay más opción.
A regañadientes, la mujer no tuvo más remedio que aceptar sus condiciones.
-Como mucho podré daros un par de horas –intervino Marie, ajena a la discusión entre los líderes.
-Suficiente –sentenció Arks.
-¿Sabéis adónde vais? –preguntó Valer mientras corrían por un callejón.
-No estoy muy seguro, pero no podemos volver al torneo por la entrada principal tal y como están las cosas. Tendremos que dar un rodeo y buscar otra –contestó Kai.
Al cabo de un rato, el nigromante hizo un gesto a los demás para que se detuviesen. Desde una de las puertas del edificio al que debían ir, apareció un grupo vestido de forma parecido a quienes les habían secuestrado.
-¡Venga ya! ¡¿Es que no se acaban nunca?! –se quejó Drake.
-¡Creo que ése no es nuestro único problema! –exclamó Miruru, señalando hacia arriba.
Allí, todos pudieron ver a la bestia, a la que consideraban muerta tras la explosión. Pese a estar herida, todavía resultaba amenazante, golpeando las paredes de los edificios, obligándolos así a escapar a un espacio más abierto y concurrido.
Al verla, la multitud comenzó a gritar, algunos huyendo despavoridos y otros quedando paralizados por el miedo.
Las autoridades, quienes ya se encontraban en aquella zona debido a la explosión de antes, no tardaron en establecer un perímetro de seguridad para que nadie más se acercase. Y fue mientras esto sucedía, cuando el monstruo embistió contra Kai y los demás...
Por otro lado, el torneo seguía su curso, habiendo finalizado otro combate.
Tras declarar al vencedor, Marie se acercó a los líderes.
-Lo siento pero no puedo daros más tiempo. Si todavía no han llegado, tendré que anunciar la retirada de los participantes.
-Ah, supongo que se ha hecho lo que se ha podido –dijo Arks, mostrando tristeza por la noticia- Lo siento mucho por todos los líderes afectados, pero ya conocéis las reglas.
Pese a la ira que sintió ante aquellas palabras, Anna no pudo hacer nada más que morderse el labio inferior y callarse.
Entonces, se escuchó el ruido de una gran explosión en el exterior que destruyó el techo, cayendo en mitad de la sala una bestia de color negro, que aplastó a algunos de los participantes y causó el caos.
Con gran esfuerzo, el monstruo se levantó y rugió a los presentes con una voz horriblemente grave.
-¡Apartaos de mi camino!
Tras esto, comenzó a golpear a toda persona que se le cruzó.
-¡¿Qué es eso?! –se escandalizó Jenneth.
Algunos de los participantes intentaron atacarla, pero eso no hizo más que enfurecerla todavía más.
En ese instante, una serie de escombros se arremolinó alrededor de sus extremidades, haciendo presión sobre ellas para inmovilizarla.
Intentó liberarse, pero fuertes hilos rodearon el resto de su cuerpo, ayudando a sujetarla.
-¡No es suficiente! ¡Tenemos que hacer que caiga! –exclamó una voz entre la multitud.
A dicha orden, un gran número de explosivos sobrevolaron la cabeza del monstruo, siendo detonados a escasos metros de su espalda, lo que generó una fuerte onda de choque que le hizo golpearse contra el suelo.
Finalmente, una vez ya totalmente inmovilizada y casi inconsciente, un joven se acercó a él, seguido del fantasma de una mujer. Entonces, situándose frente a él, ambos mantuvieron unas palabras, e instantes después, la mujer situó su mano sobre el hocico, desapareciendo los dos en el aire.
-¿Qué ha pasado?
Mientras uno de los participantes hacía esa preguntad, las autoridades entraron por la puerta principal.
Tiempo después, Kai se encontraba sentado sobre uno de los escalones que llevaba a la sala de los líderes.
Tras lo últimos sucesos, todo había quedado más o menos de la siguiente manera: después de que la bestia se abalanzase sobre ellos, chocó contra el edificio bajo el cual se estaba desarrollando el torneo.
Entonces, parte de la estructura cedió, cayendo junto a ella. Luego sucedió el enfrentamiento en el subterráneo y la aparición de las autoridades, quienes los habían seguido hasta allí.
Varios fueron los detenidos, teniendo lugar una charla entre los líderes clandestinos y el jefe de escuadrón de las autoridades.
Al final, todo quedó en que el gobernador sería informado de lo sucedido, incluyendo la aparición de la bestia, y el lugar quedaría bajo vigilancia. Además, los participantes capturados serían interrogados.
En cuanto a la corrupción en el torneo, Arks despareció cuando el monstruo hizo acto de presencia en el subterráneo. Se cree que aprovechó el caos para huir, por lo que es posible que ya tuviese datos sobre esa transformación.
Todos los que estaban a su mando y que fueron capturados, es decir, los mercenarios que lideraba Jake, también fueron interrogados. Así pues, no tardó en saberse quienes habían sido los involucrados. Por tanto, Arks, así como los otros dos líderes que se habían asociado con él, serían sometidos a juicio en el bajo mundo.
Con respecto a que todo este asunto llegase a oídos del gobernador, según Anna, no repercutiría mucho en el manejo de los negocios en el bajo mundo. Probablemente, aparte de calmar un poco a las autoridades, también estableciese algunas reglas más para controlarles así como alguna que otra reducción en los derechos de los líderes, pero dudaba que fuese lo suficientemente graves. Al fin y al cabo, la unión seguía dependiendo de ellos para la guerra.
Por supuesto, el torneo había sido cancelado.
Mientras todo se ponía en orden, el nigromante estaba esperando a Anna, quien seguía hablando con el jefe de escuadrón.
Tamborileando con los dedos en sus rodillas, se dio cuenta de que Miruru acababa de sentarse a su lado.
-Ah... –suspiró la chica- Ha sido un día horrible.
-¿Me lo dices o me lo cuentas...?
-Conque aquí estabais.
Delante de ellos aparecieron Drake y Seph, y, un poco más alejado, alguien más, quien parecía estar esperándoles, por lo que supusieron que sería el amigo del que les habían hablado cuando los conocieron.
-¿Aún no habéis hablado con vuestra contratante? –preguntó Seph, cosa que ellos negaron- Nosotros ya lo hemos hecho. Por culpa de que el torneo se ha cancelado, nos hemos quedado sin toda la recompensa. Por lo menos nos han dado una pequeña parte. Creo que con eso tendremos suficiente hasta que lleguemos a nuestro siguiente destino. Además, él nos ha ayudado a conseguir más –sentenció mientras señalaba a su otro compañero. Al observarlo más detenidamente, Kai cayó en la cuenta de que su brazo era mecánico.
-En fin, nosotros veníamos a despedirnos. Antes lo hicimos con Runya y Valer, pero tenían tanta prisa que apenas dio tiempo a un par de palabras –se quejó Seph.
-¿Se fueron juntos? –preguntó Miruru con curiosidad.
-Por lo que tengo entendido, él se ofreció a llevarla hasta que pudiese valerse por sí misma.
-Ese tío es más bueno de lo que aparenta –comento Kai. Por su parte, Miruru se mostró cabizbaja.
-Por cierto, Runya me dio esto para ti –continuó Seph, entregándole una nota a la semidiosa- Tenemos que irnos ya. Ha sido un placer conoceros, y espero que algún día volvamos a vernos en otras circunstancias.
-¿Donde iréis ahora? –preguntó Kai.
-Queremos llegar a los territorios del imperio –respondió Drake.
-¿Los territorios del imperio?
-¿Recuerdas cuando te contamos que fuimos prisioneros allí? Hace varias semanas escuchamos de un grupo de rebeldes que había comenzado a extenderse. Uno de sus objetivos es la liberación de los prisioneros utilizados como experimentos. Queremos unirnos a la causa.
-Eso es propio de vosotros –dijo Miruru con una sonrisa- Espero que lo consigáis.
De repente, Seph se agachó para abrazarlos.
-Os voy a echar mucho de menos. Pese al poco tempo que llevamos juntos os he cogido mucho cariño –dijo ella con voz melancólica.
-Nosotros también –respondió la semidiosa.
Tras este intercambio de afecto, volvieron a separarse. En ese instante, Drake se acercó a Kai y le dio una pequeña bolsa.
-Toma, un pequeño regalo.
-¿Mm? ¿Qué es? –preguntó el nigromante, al tiempo que miraba dentro y descubría varios de los explosivos utilizados por Drake- ¡¿Bombas?!
-Nunca sabes cuando te pueden ser de ayuda. Úsalas bien –dijo Drake, ante la preocupación de Kai. Acto seguido, cogió la mano de Miruru.
-¡¿Eh?! –se sorprendió la chica.
-Pequeña rubita, nuestro encuentro ha sido corto pero precioso, tan precioso como siempre lo será nuestro am... ¡Aaaaaaaah! –gritó a mitad de frase, después de que su oreja fuese agarrada por Seph, quien lo arrastró con ella.
-¡Vas a estropear el momento, idiota! –se quejó ella, ante la risa de los otros dos- ¡Buena suerte, Kai, Miruru! ¡Espero volver a veros muy pronto!
-¡Igualmente! ¡Nos volveremos a ver, tengo una corazonada! –respondió Miruru.
Así pues, los dos se alejaron y se unieron a su compañero, desapareciendo de su vista.
-¿Crees que estarán bien, Kai? –preguntó la chica.
-Estoy seguro.
Al recordar la nota que le había entregado Seph, Miruru se dispuso a leerla. Sus ojos se movían rápidamente de un lado a otro, emocionada por su contenido. Cuando terminó, una sonrisa, mezcla de alegría y melancolía se dibujó en su rostro.
-¿Qué es lo que pone? –preguntó Kai.
-Nada, cosas nuestras...
Tiempo después, Anna los llevó a su establecimiento, donde volvieron a entrar en la misma habitación que la primera vez. Nada más llegar, la mujer se sentó.
-Supongo que no hemos podido cumplir con nuestro trato –dijo Kai, directamente y siendo el primero en hablar.
-Lo que ha pasado no lo podíamos predecir. Sabíamos de la situación de Arks, pero nunca que se rebajaría a ese nivel. Aunque, para ser sincera, creo que ha habido alguien más detrás de todo esto –añadió Anna.
-Uno de nosotros seis opinó lo mismo.
-Como ya os dije, tenemos nuestro propio orgullo y honor, por lo que no descartaría la posibilidad de que alguien le hubiese llevado a él y a los otros dos a tener que recurrir a ello.
-¿Alguna idea de quién podría haber sido?
-Por desgracia, no. En cualquier caso, cuando los líderes arrestados sean juzgados e interrogados, puede que consigamos saber algo más.
-¿Cuándo será el juicio?
-No es algo de lo que debas preocuparte. Eso es asunto del bajo mundo.
-Entiendo. De todas formas, ya que no cumplí con mi parte del trato, creo que es justo que no nos des nuestra recompensa.
Ante aquel comentario, Anna sonrió.
-Sois personas muy interesantes. Precisamente por ello os diré dónde podrás encontrar a quien buscáis –respondió la mujer mientras observaba cómo Miruru y Kai se quedaban en silencio- Conocéis “Comhairle”, ¿verdad?
-Sí... –dijo Kai, mostrando cierta sorpresa ante el repentino nombramiento de la organización.
-Pues, quien buscáis, se encuentra en esa organización y forma parte de ella –sentenció Anna.
-¿Estás segura? –preguntó Kai, sin dar crédito a lo que decía.
-Completamente. Estuvo aquí, en la Unión, y fue a ver al gobernador en nombre de “Comhairle”. Por lo que pude saber de él, es un importante miembro de la organización, por lo que tendréis altas probabilidades de encontrarle si os dirigís hacia su edificio central –indicó Anna, viendo la expresión, todavía en shock de Kai- No puedo decirte más, por el momento, pero si en un futuro requieres más información, ya sabes donde encontrarme.
-Gracias –respondió el joven.
-Quizás incluso vuelva a contratarte –dijo ella, mostrando una sonrisa pícara.
-No tengo forma de contactar contigo.
-No te preocupes, encontraré la manera. Al fin y al cabo, soy informante.
Tras despedirse de Anna, volvieron a casa de Roland.
-Entonces, ¿cual es el plan? –preguntó Miruru.
-Iremos al edificio central de “Comhairle”. Bueno, si quieres seguir acompañándome.
-No lo habría preguntado de no ser así.
-Je. Supongo que tienes razón.
Desde su asiento, los ojos de Anna se posaron en la puerta que tenía enfrente. Si bien es cierto, no miraba allí por alguna razón concreta, ya que había algo que le seguía rondando por la cabeza: quién era la persona que había incitado a Arks y a los otros dos.
En ese momento, se escucharon pasos en la oscuridad.
-¡¿Quién anda ahí?! –preguntó asustada.
-Bonita conversación. Y parece que ninguno se ha dado cuenta de mi presencia... hasta ahora. ¡Eh! ¡Eh! ¡Eh! Yo que tú no intentaría escapar –advirtió la figura, observando el vano intento de la mujer por levantarse de su sitio-, no te servirá de nada.
-¿Quién eres? –preguntó Anna.
-¿Quién soy? Se me ha conocido por muchos nombres, aunque el que utilicé en este caso me pareció bastante mono. Aunque debo admitir que mis planes no salieron del todo como esperaba. Supongo que no me quedará más remedio que dejar de usarlo.
-¿Tu plan? ¡¿Fuiste tú?! ¡¿Fuiste tú quien manipuló a Arks?!
-¿Manipularlo? Yo no lo llamaría así. Tan sólo necesitaba un pequeño empujoncito para caer en mi trampa. Se le veía tan necesitado... En cierto modo, hasta me dio un poco de pena.
-¡¿Quién eres?!
-¿Todavía no te has dado? –preguntó la figura con tono burlón. Fue entonces cuando se dejó ver.
-¡T-tú! ¡No puede ser! ¡¿Por qué?! –dijo, incrédula, Anna.
-Quería tener controlado al gobernador de la unión, pero visto que el plan A ha salido mal, tendré que recurrir al B.
-¿Qué plan B?
-Matar a todos los líderes clandestinos.
Aquellas palabras le hicieron tragar saliva, sintiendo cómo ésta se le secaba, un sudor frío recorría su espalda y sus ojos casi se le salían de las cuencas.
-Sí, querida. Ahora mismo eres la única que queda con vida de todos ellos. La verdad es que no fue difícil deshacerme de esos estúpidos arrogantes, aunque supongo que me traerá algunas desventajas.
-No...
-Adiós.
Instantes después, el pecho de Anna fue atravesado.
A la mañana siguiente, Kai fue despertado por una voz magnificada a través de unos altavoces. Se preguntaba si se trataría de un mensaje del gobernador en relación a lo ocurrido el día anterior.
-¡¿Q-q-q-qué pasa?! –exclamó Miruru, medio incorporándose con los ojos todavía cerrados. Tras permanecer unos minutos en esa posición como una estatua, acabó por volver a tumbarse.
Por el contrario, Kai se levantó y se dirigió a la entrada, donde ya se encontraba Roland.
-¿Qué ocurre? –preguntó nada más llegar.
-Parece una conferencia de “Comhairle” –respondió Roland, quien se mostró algo confuso.
Cuando dirigió la vista hacia el mismo sitio que Roland, se percató de la presencia de una gran pantalla en la que podía observarse la figura de un hombre de sonrisa desagradable y gafas de sol.
-Queridos ciudadanos del mundo, ya viváis en los territorios de la unión, la facción o el imperio. Mi nombre es Rokudo, miembro de “Comhairle”, y al mando de las fuerzas militares de Yohei Gakko. Seguramente os estéis preguntando, ¿qué es Yohei Gakko? Pues hoy conoceréis la respuesta. Las Yohei Gakko, son escuelas dedicadas a la formación de guerreros con el objetivo de detener la guerra. Durante años, los guerreros de Yohei Gakko han estado infiltrándose entre vuestras tropas, ocultándose en la oscuridad. Todo ello con la intención de eliminar el origen del conflicto, causando el mínimo daño posible. Por desgracia, visto que no hemos obtenido los resultados deseados, nos hemos visto obligados a cambiar de estrategia –en ese momento, Rokudo se quitó las gafas-. Así pues, yo, líder de las fuerzas militares, declaro la guerra a las grandes potencias de este planeta y, por tanto, “Comhairle”, así como Yohei Gakko, dejará la diplomacia atrás para establecerse como organización beligerante. Eso es todo.
Nada más terminar la conferencia, el murmullo de los civiles hablando entre sí inundó las calles. Algunos se mostraron confusos, otros escépticos y, no pocos, bastante nerviosos.
-No me lo puedo creer. Todo este tiempo, ¿han estado escondiendo a esa gente? –mientras Roland hablaba para sí mismo, desvió la mirada hacia Kai, cuya expresión era mezcla de sorpresa y rabia- Chi-chico, ¿estás bien?
-Ese... era First...
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