Matthew se levantó tras recibir el golpe de Luci,
sin embargo, no pasó ni un segundo hasta que otro lo elevase en el aire,
seguido de una serie de puñetazos que lo lanzaron fuera de la casa por el mismo
lugar por el que había hecho su entrada.
Acto seguido, el pecado del orgullo se arrojó contra
él, enarbolando su espada, y siendo interrumpido a mitad de camino por una
fuerza que le hizo chocarse contra el suelo.
-Tan pesado como siempre. Siempre corriendo de un
lado para otro. Por eso aborrezco a alguien sin habilidades como tú. Sí, por
eso te aborrezco –explicó Matthew saliendo de entre la polvareda que se había
formado tras su caída.
-Ni que tú hicieses algo más aparte de usar ese poder
tuyo para controlar la gravedad.
-Hay muchas maneras de usar este poder, ¿lo sabías?
Lo sabes. Sí, estoy seguro de que lo sabes.
-¡Lo que tu digas! –exclamó Luci, quien, haciendo
acopio de su fuerza de voluntad, agarró el tobillo de Matthew y lo lanzó hacia un
lado, deshaciendo así el aumento de gravedad sobre sí mismo. Posteriormente, persiguió
a su adversario, no obstante, éste consiguió recuperar el equilibrio y alteró
la gravedad frente a él, logrando que el pecado fuese elevado en el aire el
tiempo necesario como para propinarle un puñetazo en el estómago que lo mandó
varios metros hacia atrás, finalizando el movimiento con otro ataque
gravitatorio que provocó que su enemigo rebotase contra el suelo hasta
detenerse sobre el mismo.
Pese al daño recibido, aquello no asustó a Luci,
quien se puso en pie y aceleró de nuevo hasta situarse al lado derecho del
apóstol, que, sin tener tiempo para reaccionar, recibió un talonazo en la
barbilla seguido de una patada en el pecho, que casi lo dejó sin respiración,
obligándole a aplicar gravedad a su alrededor para hacerle retroceder.
Mientras tanto, Mammon arreglaba los destrozos
causados en su habitación a la vez que creaba una pequeña pantalla para
comunicarse con todos.
-¡Chicos! ¡Un apóstol ha conseguido en casa de Eri!
¡Ahora mismo, Luci se está haciendo cargo de él pero, ya que se trata de
alguien muy poderoso, será mejor que os mantengáis alerta! -Nanako sintió un
escalofrío de repente, agarrándose los hombros. Kazuma tampoco parecía
encontrarse bien. Tenía una expresión muy seria y daba pequeños golpes al suelo
con la punta de uno de sus pies, mostrándose inquieto-. ¡Levi y los demás, ya
he conseguido cerrar la conexión!
-¡Bien hecho, Mammon! –exclamó el pecado de la
envidia, quien se encontraba manteniendo a raya a los apóstoles y sus
creaciones.
-¡Espera! –gritó de repente la niña- ¡Maldita sea!
¡Está abriéndose una segunda en otra zona! ¡Alguien tendrá que ocuparse de
defenderla hasta que la cierre!
-¡Ahren! ¡Serah! ¡Asari! ¡Id vosotros! –ordenó
Reima- ¡Yo ayudaré a Luci!
-¡No sé si es buena idea! ¡Ese apóstol te estaba
buscando, Reima! –comentó el pecado de la envidia.
-¡Déjale, Mammon! –interrumpió Levi- Necesita
enfrentarse a él.
-¿Estás segura, Levi?
-Sí.
-De acuerdo. Ya has oído, Reima, tienes vía libre.
El chico se extrañó un poco. ¿Ese apóstol le estaba
buscando? ¿Significa que era alguien que conocía? ¿De qué? Muchas preguntas
cruzaron su mente, aumentando su curiosidad. Pese a ello, por el momento decidió
sacarse aquellos pensamientos de la cabeza y centrarse en el trabajo que tenía
presente.
-¡Derain! ¡Tú te quedarás aquí protegiendo a los más
jóvenes!
-De acuerdo...
Por otro lado, Luci continuaba midiendo fuerzas con
Matthew, sin llegar a una conclusión. Los dos estaban llenos de magulladuras pero
ninguno aparentaba tener problemas para continuar con el combate.
Así pues, fue Matthew quien dio comienzo al
siguiente movimiento, intentando aplastar a su adversario realizando varios
ataques gravitatorios seguidos que eran esquivados por el pecado del orgullo.
Éste, haciendo uso de sus capacidades físicas, logró acercarse a pocos metros
de su contrincante, sin embargo, al igual que había estado ocurriendo desde su
último ataque contra el apóstol, un campo de gravedad le impidió el paso.
-Aquí es donde se encuentra el límite de alguien sin
habilidades. Si no tienes la capacidad de hacer otra cosa que no sea pegar como
un troglodita no podrás superar una fuerza como la mía. Sí, no podrás
superarla.
-¡Ah! ¡Me has pillado! ¡Al final supongo que sólo
soy un inútil que únicamente sabe dar patadas y puñetazos! –exageró Luci-
¡Aunque, ahora que lo pienso! ¡No eres la única persona contra la que he
luchado que ha puesto un muro frente a mí para protegerse! ¡¿Qué demonios?! ¡Sí
ni siquiera es la primera vez que me enfrento a ti! ¡Jajaja!
Fue entonces cuando desplazó su brazo derecho, el
cual poseía la espada, hacia atrás, realizando poco después un corte en el aire
que dio lugar a una onda expansiva, impactando ésta sobre el campo de gravedad sin
logar mayor avance que ése.
A pesar de ello, Luci continuó realizando un corte
tras otro, cada vez alcanzando más velocidad y fuerza, hasta que, finalmente,
uno de ellos logró atravesar aquella barrera, obligando al apóstol a evadir el
ataque.
-¡Oh! –se sorprendió Matthew.
-¡Ha llegado el troglodita! –exclamó Luci,
consiguiendo reducir la distancia entre él y su contrincante, al que le propinó
un puñetazo en la mejilla a la vez que éste hacía lo mismo, acabando ambos en
el suelo.
-Sí. No está nada mal, demonio sin habilidades. Has
conseguido superar mi campo gravitatorio haciendo uso de tu propia fuerza.
Parecía totalmente imposible superar la fuerza de la gravedad y tú lo has
hecho. Estás empezando a llamar mi atención. Sí, estás empezando a interesarme.
-¡Qué grosero! ¿¡Después de todos estos años y es
ahora cuando te enteras de lo que valgo!? –se quejó Luci.
-He de avisarte de algo. Sí, he de hacerlo –continuó
Matthew.
-¡Me estás ignorando, excentricidad andante! Aunque
quizás no soy quién para hablar...
-Cuanto más me interesa alguien, más poderoso me
vuelvo contra esa persona. Sí, más ganas me dan de aplastarla. De aplastarla y
desintegrarla con todo mi poder.
-¡Uh! ¡La cosa se anima! –se emocionó el demonio.
De repente, Luci notó una intensa presión que le
hizo arrodillarse en el suelo. Al contrario que en sus anteriores ataques, esta
vez Matthew estaba aumentando la gravedad en toda la zona.
-Por fin has decidido tomártelo en serio –murmuró el
pecado del orgullo.
Tras esto, el apóstol alargó la mano en un gesto que
provocó una fuerza de atracción mediante la que su enemigo salió despedido
hacia delante. A pocos centímetros de su oponente, Lucifer recibió un fuerte
golpe que lo estampó contra el suelo, siguiéndole a éste una serie de puñetazos
que impactaron en distintas zonas de la armadura. Posteriormente, fue alzado en
el aire y lanzado contra el suelo varias veces hasta que, finalmente, su
contrincante le asestó una patada en el costado que lo dejó encajado de
espaldas a una de las paredes de la calle.
-¡Gah! –se quejó el demonio- Esto no está pagado
–desde allí pudo observar que las casas a su alrededor también habían recibido
daños en los tejados debido al despliegue de poder de Matthew, por no hablar de
los escombros que le rodeaban y probablemente se debían a la fuerza de
atracción que había usado.
-Eres resistente. Si no tuvieses esa armadura ten
claro que ya habrías muerto. Deberías tenerlo claro. Sí, lo tienes claro.
-¿Nunca te han dicho que te repites?
-Muchos temas han surgido sobre mi forma de hablar.
Sí, muchos han surgido. Pero eso no importa. Sí, no importa. La mayoría de
aquéllos que los sacaron ahora están muertos. Están muertos, sí. Y tú también
lo vas a estar. Sí, tú también vas a morir.
Dicho esto, el apóstol lo sacó de la pared y lo
arrojó al suelo.
-Veamos cuánto puedes aguantar. ¿Aguantarás mucho?
No, no lo harás.
Una fuerza cada vez más alta comenzó a aplastar el
cuerpo de Luci. Por el momento, su armadura aguantaba, pero si seguía
aumentando la presión incluso su resistencia se vería en problemas. De hecho,
el cemento sobre el que descansaba su cuerpo ya estaba sufriendo las
consecuencias.
En ese instante, una ola de fuego se abalanzó sobre
Matthew, quien, pese a que se protegió con su campo gravitatorio, tuvo que
hacerse hacia atrás debido al intenso calor.
El recién llegado, Reima, se desplazó rápidamente
hasta donde se encontraba su compañero, cargándolo en su hombro y
distanciándolo del enemigo.
-Gracias por echarme una mano, Reima –dijo Luci,
incorporándose mientras se quitaba el polvo de la armadura y se crujía los
huesos de la espalda-. ¡Ah! ¡Mucho mejor!
-Me sorprende tu capacidad de resistencia –comentó
Reima.
-Cada uno tiene sus puntos fuertes... supongo...
–contestó el pecado llevándose una mano a la barbilla como si dudase de su
propia respuesta-. En cualquier caso, sé que Levi te ha dicho que vinieses a
ayudarme pero he de decir que yo también tengo mis dudas de si ha sido la
elección correcta.
-¡Tú! ¡Eres tú, Reima! –gritó de repente el apóstol
al darse cuenta de la presencia del chico- ¡Por fin te he encontrado! ¡Tanto
tiempo queriendo dar contigo y por fin lo he conseguido! –el hombre levantó los
brazos, eufórico, hasta su manera de hablar había cambiado- ¡Sí, hoy es un gran
día!
El profesor se dio la vuelta hasta posar su mirada
sobre Matthew, cambiando su expresión a una de perplejidad y, tras el paso de
unos segundos, a otra de ira, creciendo dentro de él un fuerte instinto
asesino.
-¡AAAAAAAH! –rugió Reima, con voz desgarrada al
tiempo que con su espada lanzaba un corte de fuego que era esquivado por su
adversario, partiendo por la mitad unas tres casa situadas detrás.
-¡Jajajaja! ¡Qué gran bienvenida! ¡Luchemos!
¡Matémonos mutuamente! ¡Muéstrame de qué es capaz el hombre que le hizo esto a
mis ojos! –señalándose la venda y con la mente totalmente ida, la zona afectada
por su gravedad se incrementó, aumentando también la presión ejercida por ésta.
-¡¡Maldito asesino!! –con furia, Reima se abalanzó
sobre él, rodeado de un aura de fuego a partir de la que surgieron cuatro
llamaradas en forma de torbellino que impactaron sobre su campo gravitatorio. Tras
esto, el chico realizó un corte horizontal con su espada, el cual atravesó
dicha barrera pero no consiguió alcanzar a Matthew, quien, con una sonrisa en
su rostro, contraatacó con un fuerte puñetazo hacia el estómago del profesor.
No obstante, tal golpe no detuvo a Reima, realizando éste un corte en diagonal
que hirió a su adversario en el pecho. Los dos continuaron con un intercambio
de ataques, dificultando la intervención de Luci.
-Espero que tu idea sirva de algo, Levi...
Aquellos que se encontraban en casa de Eri,
sintieron algunos temblores debidos al poder desatado de Matthew. Pese a todo,
Eri se encontraba mejor después de su fusión con Biblia, aunque estaba
preocupada por lo que había escuchado de Reima y el apóstol.
-Lilith, terminemos con esto cuanto antes –dijo la
súcubo, levantándose de su lugar de descanso.
-¿Qué quieres decir? –se sorprendió la nieta de
Chaos.
-Tenemos que quitarle la inmortalidad y los poderes
a Chronos utilizando el mismo ritual que él usó contra Chaos.
-Pero, ¿sabes cómo hacerlo?
-Ahora que me he fusionado con Biblia, también
comparto sus recuerdos por lo que sé los pasos que debemos seguir.
-Aun así, en los recuerdos que nos mostraron los
pecados, Chronos lo hizo a escasa distancia de Chaos. ¿Y si es uno de los
requerimientos? –preguntó Shiina.
-En los recuerdos de Biblia no hay datos de que deba
hacerse de una manera u otra. Tendremos que arriesgarnos.
-Bien, indícame el camino –sentenció Lilith mientras
se ponía en posición. Eri se acercó a ella y le susurró las palabras que tenía
que recitar, situándose frente a ella poco después.
Acto seguido, la nieta de Chaos extendió su brazo,
haciendo aparecer los símbolos de antes y comenzó a hablar.
- En nombre de Lilith, nieta de uno de tus
creadores, impongo mi derecho a relegar a mi tío abuelo, Chronos, de su
ocupación e impedirle el uso de sus poderes hasta que se le haya dado muerte.
Los cargos por los que se le acusa son asesinato y alta traición. Que así sea.
-Necesitaremos algo de sangre de Lilith –declaró
Eri.
-Permíteme –dijo Derain, acercándose a la joven-.
Tranquila, sólo escocerá un poco.
Tras el consentimiento de ella, el imp le realizó un
pequeño corte con la uña en la palma de su mano, permitiendo así que la sangre
cayese sobre los símbolos, los cuales brillaron con luces blancas antes de
volver al cuerpo de la súcubo.
-¿Y bien? –preguntó Lilith mientras Derain se
ocupaba de su herida- ¿Crees que habrá funcionado?
-Eso espero
–respondió Eri- En cualquier caso, aún nos queda encontrarle y destruirle de
una vez por todas.
Justo entonces, se abrió un boquete en la pared que
daba al exterior de la sala, apareciendo a través de ella Reima y Matthew, este
último sujetando por el cuello al primero.
-¡Jajaja! ¡¡Esto es genial, Reima!! ¡¡No sabes lo
bien que me lo paso peleando contra ti!! ¡¡Quiero más!! ¡¡Más!! –exclamó el
hombre de pelo plateado a la vez que recibía una patada en la barbilla por
parte de su contrincante.
-¡¡Cállate!! –gritó Reima.
El apóstol se acarició la barbilla, sonriente y
orgulloso de la reacción de su adversario. En ese instante, se dio cuenta de la
presencia de los demás.
-Vaya, si resulta que tenemos espectadores. Y una de
ellas es la Biblia. Sí, eres tú. Deduzco que la chica que está a tu lado es la
nieta de Satán –comentó señalando a Lilith.
-¡Mi abuelo se llamaba Chaos! –replicó la joven.
-Gracias por confirmarme que, efectivamente, eres tú
–agradeció Matthew, quien, sin previo aviso, recibió otro golpe en la cara que
le hizo chocar contra la pared. El autor de tal acto, Lucifer, aterrizaba en el
suelo de la habitación.
-¿Estáis bien? –preguntó a las dos chicas, que
asintieron en silencio- ¡Así me gusta! ¡Ahora, si me disculpáis, tengo un
combate que continuar! ¡Derain, llévales a un lugar seguro!
-Últimamente no hago más que recibir órdenes. Como
se nota que me estoy haciendo mayor. ¡Vamos, chicos! ¡Larguémonos de aquí antes
de que la cosa se ponga más fea! –dijo el imp.
-No tan rápido. Sí, no tan deprisa –nada más empezar
a correr, el grupo cayó de cara contra el suelo, notando una gran cantidad peso
sobre sus espaldas.
-¡¿Qué es esto?! –exclamó Mizuki.
-¡No puedo levantarme! –se quejó Luka.
El techo de la habitación se hundió justo encima de
sus cabezas, cayendo sobre ellos los escombros.
-¡Maldita sea! –gritó Derain, quien consiguió
producir varias bolas de fuego para destruir algunos de ellos, fallando en
librarse de los que se precipitaban sobre él mismo. No obstante, un muro fue
creado en el aire, desplazándose horizontalmente y rechazando los escombros
como si fuesen pelotas de tenis. Acto seguido, Mammon volvió a aparecer por una
de las pantallas de televisión que todavía seguían suspendidas en el aire.
-¡¿Se puede saber qué estáis haciendo?! ¡Estoy
intentando cerrar una conexión con la realidad, enfrentándome a un hacker... ¿y
todavía me tengo que mover para salvaros el culo?! ¡Poned un poco de vuestra
parte! –se quejó la niña.
Ignorándola, Reima volvió a acometer contra Matthew,
coordinándose con Luci para intentar penetrar su defensa. Por su parte, el
hombre de pelo plateado se defendió como pudo de ambos pero no pudo evitar
recibir algunos cortes.
-¡Sí! ¡Síiiii! –con la emoción por la batalla a flor
de piel, el apóstol dio lugar a una onda expansiva que alejó a sus dos contrincantes.
Su contraataque, lejos de terminar ahí, continuó con la creación de un pequeño
agujero negro que empezó a atraer la materia circundante, incluyendo a todos
los presentes menos él mismo.
Reima clavó su espada para evitar ser absorbido pero
los demás no lo tenían tan fácil. Mizuki fue la primera en salir volando,
siendo agarrada por Luci, quien se mantenía en tierra gracias a la fuerza de
sus piernas.
-¡Tranquila! ¡Estás en buenas manos! –exclamó el
pecado.
Por desgracia, ella no fue la única, ya que Kazuma y
Nanako también salieron despedidos, siendo el uno cogido también por Luci y, la
otra, por el brazo libre que le quedaba a Reima.
-¡Derain! ¡Necesito que te transformes! –gritó el
profesor.
-¡No puede estar hablando en serio!
-¡Sé lo que ocurrirá si lo haces pero ni Luci, ni
Mammon ni yo podemos ayudar a nadie más!
Derain no contestó, indeciso.
-¡Vamos, Derain! ¡Hazlo!
Sin poder aguantar más, tanto Shiina como Luka
salieron volando hacia el agujero negro.
-¡Shiina! ¡Luka! –gritó Eri.
Agramón y Kaoru se lanzaron en su ayuda, el segundo
de ellos desplegando sus alas para intentar hacer resistencia, pese a ello,
sólo consiguieron agarrar a Luka, quedando Shiina a merced del agujero.
-¡No! –exclamó Luka.
Fue entonces cuando apareció el gran cuerpo de Akira
que, transformado, hizo de tope para la chica.
-¡Ahora, Reima! –al escuchar el grito del medio
demonio, el profesor desenganchó momentáneamente la espada del suelo y realizó
un corte a distancia que impactó en el cuerpo de Matthew, provocando que el
agujero negro se extinguiese. Décimas de segundo después, multitud de escombros
caían sobre la superficie de la habitación.
En otro lugar, Ahren, Serah y Asari, llegaban hasta
donde se encontraba la otra conexión. Allí también estaban dos apóstoles, uno de
ellos un chico rubio y delgado que llevaba una vara en sus manos, y el otro, un
hombre con barba de varios días y aspecto de vagabundo, que vestía una manta de
color marrón y llevaba un remo en una de sus manos.
-Parece que hemos llegado al mismo tiempo –dijo el
chico rubio.
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