lunes, 7 de agosto de 2017

Capítulo 35: El apoyo y el constructor



-¡¿Cómo lo han conseguido?! –preguntó Levi.
-¡Habrá sido cosa de alguno de los apóstoles! ¡Creo que podré arreglarlo pero necesitaré tiempo! ¡Mientras tanto, el mundo real estará desprotegido! –avisó Mammon.
 -Sin duda, se trata de una trampa –dijo Zebub.
-Lo sé pero no podemos dejar que muera gente inocente –replicó Levi.
-¡Espera! ¡¿Por qué acaso los demonios no están en este sitio?! –se extrañó Luka.
-Sí, sin embargo no ocurre lo mismo con los humanos.
-¡¿Y por qué atacarían a los humanos?! ¡¿No buscan exterminar a los demonios y que los humanos dominen este mundo?! –volvió a preguntar la joven.
-Si es por conseguir su objetivo, no dudarán en matar a las creaciones de Chronos. Al fin y al cabo, lo único que importa es que él se convierta en la deidad de este mundo. Si eso ocurre, podrá volver a generar tantos humanos como le plazca.
-¡Es horrible! –se escandalizó Shiina.
-Hasta esos límites llega la ambición de Chronos. Será mejor que nos movamos rápido –dijo Levi.
-¿Y quienes irán? –preguntó Eri.
-Nosotros, los pecados, nos encargaremos de ellos –indicó Levi-. Que alguien avise a Luci y a Bel.
-Yo lo haré –dijo Mammon-. Al fin y al cabo, tengo que quedarme aquí.

Asintiendo a la pantalla, Levi les hizo una señal a Zebub y As, quienes la siguieron hasta una de las paredes de la habitación, la cual se abrió casi inmediatamente para dejarles salir al exterior. Tras abandonar la casa, la pared retomó su forma original.
-¿Les irá bien? –preguntó Eri.
-¡¿Si les irá bien?! –se sorprendió Mammon- ¡Estás hablando de los pecados! ¡Obsérvalo por ti misma!
Otra pantalla apareció al lado, mostrando un área donde se habían comenzado a reunir numerosos “Dying Walkers”. Entre ellos se podía observar a un hombre de piel morena y peinado militar.
-Es él... –dijo Derain.
-¿El que te venció? –preguntó Eri.
-Eso me temo.
Detrás del grupo de biomáquinas podía vislumbrarse una distorsión en el aire, como un gran cristal roto, que debía de corresponder con la conexión entre esa realidad y la verdadera.

No pasó mucho tiempo hasta que Levi, Zebub y As llegaron allí, surcando el suelo sobre pequeñas corrientes de agua generadas por la primera. Mammon había sido la encargada de guiarles hasta allí.
-¡Habéis venido! –gritó Andrew- ¡Se nota que sois guerreros formidable! ¡Ahora podré mataros como es debido!
-¿Vosotros os acordabais de este tipo? –preguntó As.
-Creo que mi mente quiso borrarlo... –contestó Zebub.
-Centraos, As-chan, Ze-chan. Puede que sea un idiota pero consiguió debilitar a Dera-chan. No podemos tomárnoslo a la ligera.

En ese momento, los “Dying Walkers” se adelantaron con intención de atacar primero a los tres pecados, quienes se habían colocado uno al lado del otro.
-¡Oh! ¡Vienen a saludarnos! –se alegró As.
-No les hagamos esperar –sonrió Zebub.

Con un simple movimiento, Levi levantó un chorro de agua por debajo de As, logrando que fuese elevado por encima de las biomáquinas. Desde arriba, el pecado de la lujuria concentró una gran masa de energía que liberó una vez tocó el suelo, creando una onda expansiva que desintegró a todos los “Dying Walkers” en cuestión de décimas de segundo, haciendo retroceder incluso al propio apóstol. Por su parte, Levi acababa de generar una barrera con la que había protegido a Zebub y a ella misma del ataque de su compañero.
-¡Qué extraordinaria fuerza! ¡Propia de hombres! –exclamó Andrew, con una sonrisa de oreja a oreja y las manos situadas sobre su cintura.
-¡Eh! ¡Eh! ¡Eso no es así! ¡Yo tengo dos sexos! –se quejó Asmodeus.
-¡Ahora te golpearé con tu propio ataque! –haciendo aparecer sus características cuerdas, el apóstol las lanzó contra el pecado, sin embargo, tres barreras de agua consecutivas lo impidieron, provocando que los extremos de las cuerdas se hundiesen en ellas. De repente, en dichas barreras se hizo un agujero por el que pasó Beelzebub, quien transformó su brazo en el de un insecto.
-¡Devuelve esto! –exclamó el demonio mientras golpeaba el estómago del apóstol que, al sentir el golpe, vomitó saliva, saliendo despedido a una distancia considerable, atravesando una de las casas y continuando hasta detenerse en la pared de la siguiente, quedando inerte en el suelo.

-¡Es increíble! –se fascinaron los más jóvenes de la sala.
-Ejem... –carraspeó Reima- Veo bien que os emocionéis al ver su combate pero todo esto es para ganar tiempo para el ritual. Será mejor que continuemos con ello cuanto antes.
-¡Uah! ¡Tienes razón! ¡Casi lo olvido! –se disculpó Eri, encarándose con Lilith, quien se puso algo nerviosa-. No te preocupes, Lilith-chan. Estoy lista.
Después de un largo suspiro, la nieta de Chaos levantó el brazo hacia Eri y comenzó a recitar las palabras que le habían dictado.
-En nombre de Lilith, nieta de uno de tus creadores, impongo mi derecho a despertar tu poder, Biblia, a fin de obedecerme y destruir aquello que rechaza a mi especie. Que así sea.
Nada más terminar de hablar, una serie de símbolos surgieron del cuerpo de Eri hasta alcanzar la palma de la mano de Lilith, deteniéndose en ese punto.
-¿Qu-qué hago ahora? –preguntó la joven, confusa.
-Vuelve a recitarlo –explicó Mammon-. Ahora que han surgido los símbolos, tendrá efecto.
Tras asentir, la demonio pronunció de nuevo aquellas palabras, dando esta vez como resultado que el cuerpo de Eri sintiese una extraña sacudida desde su interior.
-¡Agh! –se quejó la súcubo.
-¡Eri! –exclamaron Luka y Shiina a la vez.
-¡Alejaos los más jóvenes! ¡El resto, preparaos para lo que pueda suceder! –exclamó el pecado de la avaricia.
-¡Sí! –contestaron todos al ver cómo el cuerpo de Eri recibía otra sacudida y tomaba la forma de una súcubo, siendo rodeada por los símbolos de antes. Fue entonces cuando una luz la rodeó, cegando al resto de los presentes.
-¡¿Qué está ocurriendo?! –gritaron de nuevo las amigas de la chica.
-¡No entréis en pánico! ¡Esperad hasta que se haya pasado! –les ordenó Mammon.
Finalmente, el brillo se redujo hasta que pudo verse el cuerpo de la chica, descansando sobre el suelo.
-¡No os acerquéis a ella! –avisó Reima, prediciendo la reacción de los demás y acercándose él en su lugar-. Eri...

Por su parte, la súcubo abrió los ojos, o al menos ésa era la sensación que tenía, ya que el escenario a su alrededor estaba completamente oscuro.
-¿Dónde estoy? –preguntó, sin embargo, esas palabras no salieron de su boca sino que brotaron de aquel lugar, formándose eco.
-Estás dentro de ti misma –contestó otra voz, apareciendo ante ella una mujer pelirroja de expresión afable.
-¿Eres Biblia?
Ella asintió. A diferencia de los recuerdos mostrados por los pecados, en ese momento llevaba el pelo suelto y estaba desnuda, algo que le hizo cerciorarse de que ella misma también lo estaba, haciéndola sentir un poco incómoda.
-S-supongo que es la primera vez que nos vemos en... ¿persona?
-De hecho, es la primera vez que te veo. Siempre he estado dentro de ti pero nunca he podido salir de este lugar. Aunque, en momentos en los que tu mente se encontraba inestable o tenías problemas, podía utilizar mi poder para ayudarte.
-Supongo que eso explica algunas cosas... –dijo la joven, recordando la lucha contra el padre de Akira-. Dime, ¿por qué yo? ¿Hay algún motivo por el que yo sea tu reencarnación?
-Jaja, me gustaría decir que sí pero me temo que es algo que escapa de mi control.
-Oh, vaya... –Eri se sintió algo decepcionada.
-Siento todo lo que has tenido que vivir por mi culpa. Sé que si no hubieses sido mi reencarnación, tu vida habría resultado mucho más fácil.
-¡N-no hace falta que te disculpes! Tú misma has dicho que escapa a tu control, además, lo pasaste peor que yo en el pasado... y si no hubiese sido yo, otra chica habría tomado mi lugar... ¡Lo que quiero decir es que no vale la pena lamentarse! ¡Ahora que hemos llegado a esto, pensemos en vencer a Chronos! –exclamó la súcubo, intentando encontrar las palabras exactas que desviasen la conversación.
-Jaja, tienes razón.
-Bueno... –continuó la joven, echando un vistazo a su alrededor-. ¿Qué es lo que sigue? ¿Ahora tú pasarás a controlar mi cuerpo o algo así?
-No, puedes estar tranquila. Digamos que dejaré de ser una parte de tu mente para unirme por completo a ella. Serás tú y yo a la vez –Biblia se llevó la mano a la barbilla, pensando en una manera mejor de explicarlo-. Es como si le añadieses especias a la sopa.
-¿Algo así como una evolución?
-Exacto... aunque, dicho así puede que suene un poco ofensivo.
-Sé bien que todavía me queda mucho por mejorar así que no me lo tomo a mal. Si puedo ser de más ayuda a partir de ahora me da igual si lo llamas evolución, subida de nivel o echarle especias a la sopa. Sólo quiero proteger a los demás.
-Tienes un buen corazón, Eri. Y no es algo de lo que me haya dado cuenta ahora.
-Gracias... –respondió la demonio, sonrojándose- Por cierto, has dicho que has estado dentro de mí siempre, ¿no es así?
Biblia asintió.
-¡¿Eso significa que ha sabido en todo momento lo que pienso?!
-Me temo que sí –contestó Biblia con una sonrisa irónica.
-¡No puede ser! –gritó avergonzada- ¡No te atrevas a decirle a nadie lo que hayas oído aquí dentro! –Biblia fue desapareciendo poco a poco conforme ella hablaba- ¡Eh! ¡Has escuchado lo que he dicho, ¿verdad?! ¡Eh!

Momentos después, la joven despertó, sintiendo el tacto de la mano de Reima en su hombro.
-¿¡Uh!?
Algo mareada, comenzó a levantarse ayudada por su profesor. Las miradas de todos los demás estaban puestas en ellas. Algunas de intriga y otras de preocupación.
-¿Te encuentras bien? –preguntó finalmente Reima.
-Sí... aunque tengo la sensación de haber vivido mucho en muy poco tiempo...
-Será mejor que descanses un poco.
-Gracias. ¿Cómo están yendo las cosas fuera?
Reima señaló la pantalla de televisión con un gesto de la cabeza. En ella se pudo observar la presencia de dos nuevos apóstoles frente a Levi, Zebub y As. Uno de ellos era un anciano de barba blanca, calvo, espalda encorvada, que vestía una toga blanca con líneas doradas formando una cruz en su pecho y portaba un bastón de madera. El otro, era un hombre de entre cuarenta y cincuenta años, pelo castaño y corto, quien vestía también una toga blanca pero cuyas líneas eran de color plateado. Además, llevaba sujeto bajo el brazo derecho una especie de pergamino.
Por lo que la escena daba a entender, no hacía mucho que los dos habían llegado.
-Philip... –dijo Zebub, refiriéndose al anciano- De ti sí que me acuerdo. No puedo decir lo mismo del otro.
-Este joven se llama Thomas –respondió tranquilamente el mayor de los dos, posando ambas manos sobre el bastón.
-En uno de sus renacimientos, supongo –declaró Levi.
-Así es. Hacía tiempo que no os veía, pecados. Desde que luchamos aquella vez por la supremacía de Chronos.
-Y os vencimos –sonrió As.
-Por desgracia he de admitir que así fue. No obstante, aunque uno es viejo y tiene mucha experiencia sobre sus hombros, no deja de aprender, y puedo aseguraros que no soy el mismo de entonces.
-Si es así, será mejor que lo demuestres –indicó Zebub.
-Con mucho gusto.

De repente, un aura de color negro rodeó al anciano, a la vez que su compañero desenrollaba su pergamino y dejaba que éste flotase en el aire, recitando silenciosamente las palabras escritas en el mismo.
Entonces, el aura  pasó a formar parte de Thomas, quien, habiendo terminado de pronunciar el texto, hizo aparecer dos gigantes de color negro cuya apariencia física recordaba a la de estatuas de piedra, con los brazos cruzados y una corona sobre su cabeza.
Nada más ser creados, los gigantes se desplazaron como autómatas hasta situarse enfrente de los pecados. Acto seguido, levantaron una de sus piernas y se dispusieron a aplastarlos, obligando a Levi a generar una barrera de agua para protegerse. Sin embargo, la fuerza del ataque superó su escudo, provocando que los tres retrocediesen varios metros.
-El apoyo y el constructor –dijo Zebub-. Uno es capaz de crear y modificar máquinas y autómatas que luchen a sus órdenes, y el otro es capaz de mejorar y modificar las habilidades de todo lo que desee, incluido el mismo. ¿Se me olvida algo?
-Veo que vuestra memoria se encuentra bien –dijo Philip-. Una buena combinación la nuestra. Espero que no sobrepase demasiado vuestro poder.

Los gigantes continuaron su acometida, esta vez, golpeando hacia el suelo con sus puños. Mientras tanto, los demonios los esquivaban, buscando la oportunidad para contraatacar, tarea complicada ya que las aberturas que dejaba uno en su defensa eran suplidas por el otro.
-¡Ze-chan, permiso para transformarte! –exclamó Levi.
-¡¿Estás segura?!
-¡Creo que, en esta situación, es la mejor opción!
Asintiendo, el cuerpo de Zebub comenzó a cambiar justo cuando los gigantes intentaban un nuevo ataque con sus puños, impactando de lleno contra el cuerpo del pecado de la gula. No obstante, en lugar de quedar éste aplastado, fueron los autómatas los que se vieron impulsados hacia el suelo, erigiéndose ante ellos una bestia de mayor tamaño, con alas de murciélago y aspecto de insecto.
-¡As, transforma su energía! –volvió a gritar Levi.
-¡En ello! –siguiendo sus órdenes, Asmodeus adoptó una forma mixta entre hombre y mujer y situó sus manos sobre los tobillos de uno de los gigantes, absorbiendo el Retten que los formaba e intercambiándolo por Setten, provocando que su estructura se desestabilizase. Tras esto, Zebub golpeó el cuerpo del autómata con una de sus extremidades, destrozándolo en el acto.
Por otro lado, el gigante restante, logró levantarse justo antes de ser tocado por el pecado de la lujuria, retrocediendo hasta situarse al lado de su creador.
-Nada mal –dijo Philip-. Pero, temo deciros que si eso es todo lo que sabéis hacer, no lograréis acabar con nosotros.

Así pues, repitiendo el mismo proceso que habían utilizado antes, los dos apóstoles hicieron aparecer más gigantes, llegando a generar hasta ocho de ellos.
-Esto se pone interesante... –indicó As, con una sonrisa irónica.
Fue entonces cuando, sin previo aviso, los gigantes comenzaron a golpearse entre ellos.
-¡¿Qué...?! –se sorprendió Philip, viendo cómo las creaciones de su compañero llegaban incluso a juntarse en grupos para destruir a uno, el cual no oponía resistencia alguna.
-¡Eres muy oportuna, Bel-chan! –se alegró Levi al ver llegar a su compañera, rodando por el suelo y con los ojos cerrados-. Aunque tienes que cambiar esa costumbre de moverte así mientras duermes...
-Tsk... –chasqueando la lengua, Philip concentró un aura de color rojo a su alrededor, transmitiéndosela posteriormente a Thomas, quien se despertó de su ensimismamiento.
-¿Qué ha pasado? –preguntó el hombre, siendo la primera vez que hablaba desde su aparición.
-Esa demonio se ha introducido en tu mente y ha controlado a los gigantes. Has bajado la guardia, Thomas. Ten más cuidado.
-Lo siento, Philip.
-¿Y ahora qué, Philip? –preguntó As, señalando a los gigantes medio destrozados.
-Yo que vosotros no cantaría victoria tan rápido.
-¡Eso! ¡Todavía no me habéis derrotado! -con su característico grito, Andrew volvió al combate mientras se acariciaba la zona en la que había sido golpeado por Zebub- ¡Tienes mucha fuerza! ¡Será gratificante destruirte!
-Tres contra cuatro. No os veo con mucha ventaja.
-¿Tres? No. Nosotros no somos los únicos que hemos venido. Y mientras estáis aquí, hay otro que se está infiltrando en vuestra base.
-Matthew, ¿no es cierto? –dijo Bel, levantándose.
-Correcto.
-Ya veo. Vuestro propósito era el de atraernos para reducir nuestro número en la base y entonces enviar dentro al único loco capaz de superar el poder de Mammon –explicó Levi- Sin embargo, hay un problema en esa ecuación. Y es que nosotros también contamos con dos monstruos en nuestro equipo. Además, uno de ellos guarda bastante rencor hacia Matthew así que estará feliz de volver a enfrentarse a él.

Mientras tanto, Mammon se encontraba en mitad de una batalla mental para volver a cerrar la conexión. Fue entonces cuando la pared de su habitación estalló en pedazos, apareciendo entre el polvo y los escombros un hombre de pelo plateado y una venda cubriendo sus ojos.
-Bueno, pues ya estoy aquí. Ya he llegado, sí. Y parece que he encontrado alguien con quien entretenerme. Me pregunto si lo hará. Espero que lo haga. Tiene que hacerlo, sí.
-Matthew... –murmuró el pecado de la avaricia, bajándole gotas de sudor frío por la espalda.
-Tienes miedo. Sí, puedo sentir tu miedo. Me tienes miedo, ¿no es así? ¿Qué es lo que temes? ¿Eh? ¿Qué es? –continuó mientras se acercaba a ella- ¿Quizás que llegue hasta los demonios que escondes? ¿Es eso? ¿Quizás que destruya a tus amigos? ¿Quizás es eso? ¿O puede que... temas por tu vida?
-¡Ni la primera! ¡Ni la segunda! ¡Y mucho menos la tercera! –exclamó una voz desde la puerta de la habitación. Allí se encontraba Luci, con los brazos cruzados y pose altiva- ¡No dejaré que le hagas daño, Matthew!
-¿A quien tenemos aquí? Si es el demonio sin poderes, el demonio que no tiene habilidades, la vergüenza de los demonios.
-¡Si me halagas tanto vas a hacer que me sonroje! –respondió Luci mientras se llevaba las manos a las mejillas.
-¡Oh! Ahora que me acuerdo. Reima está por aquí, ¿verdad? Sí lo está. Sé que lo está. Si me decís dónde, os mataré rápido y con sólo un poquito de dolor. Sólo un poquito. No pasa nada por un poquito, ¿verdad? Sí, no pasa nada.
-Siento decirte que eso es información confidencial. Así que no puedo decírtelo.
-Claro. Comprendo. Es información confidencial. Debí imaginármelo. Debí hacerlo, sí. Entonces sólo tengo que sonsacárosla y torturaros en el proceso. Será un buen calentamiento para cuando luche contra él. Sí, un buen calentamiento.
-¡Estoy de acuerdo! ¡Será un buen calentamiento! –en ese momento, el pecado de la soberbia adoptó una extraña pose en la que llevaba las puntas de sus dedos a sus sienes y se mantenía sobre una sola pierna.

-Dos monstruos, ¿eh? –dijo Philip continuando a partir de las palabras de Levi-. Deduzco que uno de ellos es “Darkblade”. En cuanto al otro... te refieres a esa anormalidad que tenéis por compañero.
-Incluso Matthew recordará lo que significa luchar contra alguien como Luci. Puede que, de todos nosotros, sea el único que no tenga habilidades pero, precisamente porque se esforzó en suplir esa desventaja, probablemente sea el más fuerte.

En el interior de la habitación de Mammon, el cuerpo de Luci desapareció de la vista de los presentes. Una décima de segundo después, Matthew recibía un fuerte golpe en la cabeza que lo hacía despegar hasta chocar contra una de las paredes. Dando saltitos, el demonio volvió a aparecer.
-¡Esto va a ser divertido!

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