Sentados sobre la hierba y formando un círculo se
encontraban Kazuma, Nanako y Mizuki. Hacía un tiempo que Derain y Kaoru se
habían marchado. Durante ese tiempo, Asari les había explicado un poco la
situación pero aquello les hacía sentirse bastante confusos al respecto.
Ninguno de ellos podía creer que tanto Luka como Eri y Akira tuviesen que ver
con algo tan ficticio como los demonios. Parecía una historia fantástica o
paranormal sacada de la mente más imaginativa. Y, sin embargo, ninguno de los
tres podía replicar tras haber visto lo ocurrido.
Jugueteando con la hierba del suelo, Mizuki tenía
una expresión melancólica dibujada en su rostro. Por su parte, Kazuma parecía
impaciente y no era difícil de vislumbrar cierta rabia contenida por la
posición de sus cejas.
Poco después, Asari se reunió con ellos, sentándose
entre Mizuki y Kazuma. Frente a ella, Nanako se dedicó a observarla como si
esperara resolver el misterio de todo lo que estaba ocurriendo.
-No hace falta que le deis tantas vueltas. En cuanto
todo esté arreglado no recordaréis nada sobre esto.
-Así que es cierto que nos borraréis los recuerdos.
-Incluso con lo poco que sabes ya deberías haber
llegado a la conclusión de que no es algo que podamos permitir que se expanda,
¿no crees? –respondió la profesora a su alumno mientras apoyaba las manos en el
suelo, dejando caer su espalda hacia atrás.
-...
-¿Crees que estarán bien? –preguntó Mizuki.
-Por supuesto, además Derain y Kaoru han ido a
ayudarles así que no habrá problema.
-Fujita-kun... –murmuró la chica- Siempre he pensado
que era un chico muy enigmático...pero... ¿quién es exactamente?
La profesora se quedó callada un momento durante el
cual mantuvo los ojos en el cielo oscurecido. Tras esta pausa decidió
contestarle.
-Como os he dicho antes, hace mucho tiempo hubo una
guerra entre humanos, constituido por la Inquisición, y los demonios. No
obstante también había otra especie en aquella época. Éstos eran los ángeles.
-¡¿Ángeles?! –se sorprendieron los tres al unísono.
Asari asintió y continuó con su historia.
-Los ángeles eran considerados en principio
neutrales al conflicto, y, por tanto, fuera del mismo. Pero no todos pensaban
de la misma manera. Hubo algunos que decidieron ponerse de parte de los
humanos, otros de parte de los demonios, otros intentaron pner paz entre ambos
bandos. Al final, fueron muchos los que se vieron envueltos y, para el momento
en el que se hizo la primera tregua con intención de conseguir la paz completa,
además de aquellos que no quisieron inmiscuirse en la guerra sólo quedaba una
ángel. Hasta que, por alguna razón, fueron desapareciendo siendo ésta la última
en hacerlo.
-¿Qué fue lo que les ocurrió?
-Sobre la chica, se sabe que murió, pero del resto
de los ángeles que quedaban en ese momento no quedó ni rastro. Se consideró que
murieron al igual que todos los demás.
-Entonces, ¿ya no queda ningún ángel?
-Así es. O al menos en teoría.
-¿Qué quieres decir?
-Desde aquel día sólo han existido dos personas con
poderes parecidos a los de los ángeles, pero fue recientemente cuando apareció
alguien con las mismas características que esa especie. Lo que se consideraría
lo más cercano a un ángel como los de antaño.
-¿Y ese es...?
-¿Kaoru? ¿Qué haces aquí?
-Creo que es algo bastante obvio, Akira. He venido a
echaros una mano. Veo que estáis teniendo algunos problemas...
-¿Qué significa esto, Derain? –preguntó de nuevo el
medio demonio cambiando de objetivo.
-Será mejor que hablemos en otro momento, chico.
Aunque me parece que vas a tener tiempo de observarlo con tus propios ojos.
-¿Cómo es que no los has visto venir? –preguntó el
líder de la cabeza rapada al individuo de la túnica.
-No lo entiendo, debería haberlos notado.
-Así que eres un rastreador, ¿eh? Eres capaz de
borrar tu propia presencia así como la de los que te rodean. Y no sólo eso.
También puedes sentir la presencia de otros Setten y Retten –explicó Derain al
percatarse de la sorpresa del encapuchado.
-...
-Siento decirte que nosotros contamos con algo
parecida. Aquí el señor –continuó mientras señalaba a Kaoru- también es capaz
de anular su presencia y la de los demás. Otro de los motivos por los que me
costó saber de quien se trataba en realidad...
-Me lo tomaré como un cumplido... –dijo Kaoru
levantando las cejas.
-Como sea. Es posible que nos hayáis sorprendido
pero eso no indica que hayáis ganado. Un imp nos vendrá bien para nuestra
colección.
El demonio dio otra calada a su puro sin inmutarse
por las palabras del líder.
-Ya...para eso tendréis que demostrar lo que
valéis...
-Aah...aah... –de repente uno de los hombres comenzó
a encogerse sobre sí mismo. Acto seguido se agarró la cabeza con las manos
quejándose de un terrible dolor. Otros dos del grupo empezaron a actuar de la
misma forma.
-¡¿Qué es lo que os pasa?! ¡Eh! ¡Chicos!
Derain volvió a dar otra calada a la vez que sonreía
maliciosamente.
-La mente puede ser dominada en muchos sentidos. Y
el que vosotros merecéis es uno tan cruel como... –el imp chasqueó los
dedos-...la traición.
Al momento los hombres levantaron sus armas y se
dispararon entre ellos, alcanzándose las extremidades de manera que quedaron
incapacitados en el suelo, volviéndose a encoger de dolor tras recuperar la
razón.
-Chst... –el hombre de la cabeza rapada chasqueó la
lengua con desagrado.
-¿Y bien? Tú eliges. Ir a prisión por las buenas o
con varios huesos rotos.
-Je...soy un “cazatesoros”...si no estuviese
preparado para estas cosas, sería incapaz de enfrentarme a demonios.
Dicho movió la mano hasta su espalda y agarró un
arma de fuego de extraño diseño. Ésta estaba formada por tres cañones de color
negro con una especie de batería plateada situada encima de los mismos, varios
centímetros más atrás de la salida del cañón, y que presentaba una línea que
emitía una luz roja a lo largo de ésta. El mango del arma medía el doble que la
de una pistola normal y el gatillo, el cual se alargaba hasta la mitad de lo
que medía el mango, tomaba forma de medía luna, surgiendo a partir de la unión
entre el mango y los tres cañones.
Sin pensárselo dos veces, el hombre apretó el
gatillo, provocando que la luz roja se fuese apagando paulatinamente de derecha
a izquierda, como si se tratase de la barra de vida de algún videojuego.
Instantáneamente, tres láseres rojos aparecieron por los agujeros de los
cañones y recorrieron la distancia que separaba al líder de Derain, el cual,
sin verse venir ese contraataque, recibió el ataque de lleno, cayendo al suelo
fulminado.
-¡Derain! –exclamó Eri, todavía esposada y con uno
de los miembros de aquel grupo sentada encima de ella.
-Je...tanta palabrería y ha caído al primer ataque.
Parece que es cierto lo de perro ladrador poco mordedor. Lástima, hubiese sido
bueno llevar al imp vivo al mercado negro pero supongo que su cadáver también
nos será útil. Venga, chicos, recojamos la mercancía y marchémonos antes de
llamar más la atención.
-Vaya, parece que no me tomáis muy en serio –declaró
Kaoru sonriendo.
-Cuando quiera jugar con chiquillos te llamaré. Por
ahora haznos un favor y desaparece –dijo mientras le daba la espalda.
-Dime, ¿has oído hablar de la nueva generación?
El líder del grupo se detuvo en seco y se dio la
vuelta.
-¿La nueva qué?
-La nueva generación. Hace algún tiempo, los pecados
capitales decidieron recoger la sangre de un ángel y conservarla para el
futuro. El motivo era que, cuando el momento llegase, esa sangre supondría la
recreación de una nueva generación de ángeles, no genuinos pero con los mismos
poderes que los extintos –en la espalda de Kaoru aparecieron un par de bultos
que empezaron a abrirse paso a través de la camiseta. Fue entonces cuando,
rompiendo el tejido de la misma, surgió un par de alas blancas que se
extendieron en su totalidad, contrastando con el cielo nocturno. Ubicadas sobre
sus brazos, dos ballestas hicieron acto de presencia a partir de una luz muy
brillante. La cara del líder no podía ser más expresiva dada la situación.
-Debiste haberme tomado en serio antes...
Acto seguido, varias flechas de luz fueron lanzadas
contra el grupo, acertando en cada uno de los miembros restantes, incluido el
hombre de la cabeza rapada, quien cayó al suelo inconsciente pese a que el
objeto había atravesado uno de sus puntos vitales.
Impresionada, Eri pudo por fin levantarse, aunque
seguía esposada. Sin embargo había alguien además de ella y el ángel levantado,
y ése era el encapuchado.
-Me imaginaba que serías capaz de protegerte de
esto. Eres un demonio, ¿no es cierto?
-Sólo iba con ellos a cambio de que me
proporcionasen información sobre el paradero de alguien.
-Eso no te exime del daño que has causado.
-No pretendía poner una excusa. Pero no pienso dejarme
capturar aquí...
-Entonces sólo nos queda luchar –indicó el chico
mientras se preparaba.
-Bien –el encapuchado se quito la túnica.
-¡¿Huh?! –Eri dejó escapar un pequeño grito.
Debajo de la túnica se encontraba una chica de pelo
corto azul celeste y orejas puntiagudas. Llevaba una chaqueta de cuero que
dejaba al descubierto la piel de sus brazos y vientre, y unos vaqueros que
llegaban hasta un poco más arriba de las rodillas. Debía de medir lo mismo que
ella y mostraba una mirada decidida frente a su adversario. Pese a que su amigo
había dicho que se trataba de una demonio, la joven no logró distinguir cuernos
sobresaliendo de sus sienes. Quizás fuese una medio demonio al igual que
Akira...
Tras revelar su identidad, la chica se lanzó contra
Kaoru empuñando lo que parecía una pequeña daga, la cual manejaba con la hoja
apuntando hacia abajo.
Logrando situarse cerca de su adversario, desplazó
rápidamente su extremidad superior derecha en horizontal, realizando un corte
directo hacia el cuello del ángel, quien consiguió evadirlo por centímetros.
-¡Qué rápida! –exclamó Akira.
Posteriormente, volvió a propinar un segundo ataque,
esta vez con la pierna izquierda, la cual se elevó por encima del hombro de su
contrincante, directa a la sien de éste. No obstante, Kaoru la había visto
venir y consiguió agacharse a tiempo, haciendo un barrido con una patada sobre
la extremidad de apoyo de ella, logrando que cayese al suelo para después
apuntar y lanzarle varias de sus flechas.
Después de esquivarlas rodando por el suelo, la
rastreadora se puso en pie y se lanzó de nuevo contra él.
De esta manera se produjeron varios intercambios de
golpes que no llevaron sino a que ambos volviesen a situarse el uno frente al
otro, tensando el ambiente y dando la sensación de estar empatados.
-Eres buena en el combate cuerpo a cuerpo.
-Gracias...
-Dime, ¿cómo te llamas?
-...eso es algo que no puedo decirte...
-Ooh...ya veo...entonces, ¿qué te parece si hacemos
una apuesta? Si gano yo el combate, te entregarás sin causar más daños y me
dirás tu nombre...
-¿Y si gano yo?
-...pues que no sólo ganarás tu libertad sino que te
ayudaré con la información que necesitas.
“Tengo la sensación de que el premio de ella es más
compensatorio”, pensó Eri frunciendo el ceño.
-Me gusta la idea –respondió ella tras varios
segundos pensándoselo.
En ese momento, lanzó la daga y dibujó un símbolo en
el aire, provocando que, alrededor de ésta, apareciese una barrera de viento
girando en distintas direcciones, de manera que, pese a que el chico lo
esquivó, esta barrera fue desplegada como una onda expansiva hacia todas
partes, goleándole y provocando varios cortes en el cuerpo del joven. Tras
esto, la daga volvió a las manos de su dueña como por arte de magia.
Kaoru desplegó sus alas y se levantó no sin cierta
dificultad. Por su parte, tanto Eri como Akira observaban el combate sin
pronunciar palabra. Había algo en la forma de pelear de su amigo que les
parecía extraña pero no estaban seguros de qué era.
La otra chica volvió a lanzar la daga, la cual actuó
del mismo modo que antes. De nuevo, pese a que el chico volvió a esquivarlo, el
ataque lo alcanzó, lanzándolo de nuevo al suelo y aumentando la cantidad de
magulladuras en su cuerpo.
-¿Qué te pasa? ¿Ya has perdido todo el ímpetu en
este combate? Si sigues así voy a ganar la apuesta –dijo ella con un tono más
de queja que de burla.
-No estás mostrando todo tu poder, ¿verdad?
-¿Qué...?
La joven de pelo azul celeste abrió los párpados
para luego bajar la cabeza.
-No importa lo que digas. Voy a vencerte aquí y ahora.
No puedo permitirme perder...
-...
-¡Prepárate!
Esta vez, el mismo símbolo fue dibujado, sólo que
con la daga todavía en mano. Al instante, las corrientes de viento alrededor de
ésta comenzaron a tomar una forma cónica alrededor de la hoja del arma, como si
se tratase de una especie de taladro, para posteriormente ser lanzada hacia su
adversario a gran velocidad.
Kaoru se limitó a cerrar los ojos mientras el objeto
se dirigía con fiereza hacia su estómago. Fue entonces cuando, tanto los
sonidos del ambiente así como los movimientos de todo ser vivo a su alrededor
se detuvieron, como si el tiempo se hubiese parado.
Un camino iluminado entre dos líneas paralelas
apareció frente al chico, situándose el extremo final del mismo donde se
encontraba su enemiga. En ese momento puso las ballestas una encima de otra y
una pequeñísima flecha se generó en el espacio que había entre las dos armas.
Siendo disparada mientras el joven mantenía los ojos cerrados.
Volviendo a recuperarse la continuidad del ambiente,
habiendo acontecido todo en apenas unas pocas décimas de segundo, la flecha y
la daga tomaron contacto, sin embargo, la segunda no tardó en penetrar por el
centro de la barrera de viento de la primera, alcanzando la hoja del arma y
dando lugar a que está se hiciese añicos.
Todos quedaron en silencio. Al mismo tiempo, el
ángel abrió los ojos y observó la expresión impotente de quien tenía enfrente.
-No puede ser... –murmuró la chica.
-Dices que no puedes perder aquí...yo opino de la
misma forma...
-...
-Creo que he ganado la apuesta.
La joven apretó los dientes.
-¿O quizás aún quieres seguir luchando?
-Chst...
Sin darle tiempo a reaccionar, cogió algo del
bolsillo de su pantalón y lo lanzó contra el suelo, provocando que saliese humo
el cual cegó a los presentes.
Cuando éste se hubo despejado, la chica había
desaparecido.
-¿S-se ha escapado? –preguntó Eri.
-No te preocupes. No irá muy lejos.
-¿Huh?
Kaoru señaló el lugar en el que anteriormente había
estado Derain, ahora vacío...
Corriendo entre los árboles, la chica huía con la
intención de abandonar el valle.
-¡Maldita sea! ¿Por qué me tiene que pasar esto a
mí? ¡Hyaaa! –tropezándose, cayó al suelo, quedando tumbada sobre la hierba.
Pequeñas lágrimas comenzaron a salir a partir de sus ojos-. ¿Dónde estás, madre?
Tras mantenerse así durante un rato, decidió
enjugarse las lágrimas y continuar su camino pero poco a poco empezó a darse
cuenta de que estaba yendo en círculos.
-¿Eh? ¿Qué está pasando? –no importa dónde mirase,
sólo veía lo mismo una y otra vez.
Asustada se hizo hacia atrás, pero se dio contra
algo.
Al darse la vuelta, descubrió la pequeña figura de
un imp, aquel al que se habían enfrentado en el claro.
-¿Tú no estabas...?
Sin inmutarse, el demonio encendió otro puro y, tras
darle una calada, contestó.
-Si muriese por algo así no podría hacer bien mi
trabajo.
-¿Qué diablos eres? –preguntó mientras se alejaba de
él.
-Sólo un “cazador de sueños”.
De repente, la chica comenzó a sentirse débil y
amodorrada y, llevada por un peso que no parecía el suyo, cayó dormida al
suelo.
-En fin, supongo que con esto hemos acabado con
todos los problemas...al menos de momento...
El imp dio otra calada a su puro mientras observaba
cómo el Sol se erigía a lo lejos...
Antes de que se despertasen los demás alumnos, Eri y
los demás llegaron al campamento, donde los esperaban Asari y los demás. Nada
más verlos, Mizuki corrió a abrazarlos.
-¿Qué ha pasado? ¿Ha ido todo bien? ¿Estáis heridos?
-Tranquila, tranquila. Estamos bien, quizás sólo
necesitemos descansar un poco. No hemos dormido mucho que digamos –comentó la
demonio con una sonrisa irónica en sus labios.
-Vas a tener que explicarme algunas cosas, Kaoru
–dijo Akira mirando seriamente a su amigo.
-Ahora no tengo nada que esconder...así que
contestaré a lo que sea que quieras preguntarme...pero por ahora dejémoslo así.
Creo que todos necesitamos un respiro...
-Ah, y ahora me tocará tener que borrarle la memoria
a estos chiquillos. Yo si que no termino de trabajar nunca –se quejó Derain.
-¡No pienso dejar que me borréis la memoria!
–exclamó Kazuma un poco más alejado del resto.
-¿Ya te estás poniendo impertinente otra vez?
-Quiero ayudaros. Y Mizuki y Nanako también están de
acuerdo.
Las dos chicas asintieron.
-¿Estáis locos? –preguntó Asari-. Dejad de decir
tonterías. Esto no es un juego así que no os lo vamos a permitir.
-Sensei, es precisamente porque no es un juego que
queremos ayudar... –dijo Nanako haciéndose oír por primera vez en todo lo que
llevaban de campamento, y quizás más tiempo antes de eso-. Es posible que no
tengamos habilidades como las de ellos. Que sólo seamos simples humanos. Pero
los humanos también pueden luchar. Además, eso ayudaría a reducir las
diferencias y discriminaciones que hay entre ambas especies. Estoy segura de
que habrá algo en lo que podremos ser útiles, incluso si es sólo buscar
información o a más gente que esté dispuesta a echarnos una mano. ¿Acaso
pretendéis que nos quedemos quietos después de lo que hemos visto? ¿Después de
saber que nuestros amigos ponen sus vidas en peligro para protegernos? Incluso
si es desde un lugar seguro, cualquier cosa es mejor que no hacer nada y seguir
como normalmente sin saber lo que ocurre en realidad. Estoy segura de que a
nadie de aquí le gustaría estar ciego ante la verdad, ¿me equivoco?
Los presentes no supieron que decir al respecto.
Aquello los había dejado enmudecidos.
-¡Jajajajaja! –Derain comenzó a reírse a carcajadas-
¡Impresionante! ¡Hacía tiempo que no veía a un humano decir algo así! ¡Me
habéis caído bien!
-¿Derain? No estarás insinuando que...
-Dejémoslos por esta vez. Si vemos que la cosa se
complica siempre podré manipular su mente para que lo olviden todo.
-¡Pero...!
-Vamos, Asari. Tenemos cosas más importantes que
hacer. Estas dos chicas requieren más atención por ahora –comentó el imp señalando
a Luka y la otra joven, quienes Akira y Kaoru llevaban en brazos-. Si después
de esto sigues teniendo quejas, te escucharé.
Asari abrió la boca para intentar decir algo pero se
detuvo a mitad, disponiéndose a seguir al imp.
-¡Eso ha sido genial, Nanako! –exclamó Kazuma, una
vez los dos se hubieron alejado.
Ella se limitó a levantar el pulgar.
-Entonces supongo que os debemos una mejor
explicación sobre esto –indicó Eri.
-Por ahora descansemos. El resto despertará dentro
de poco. Aunque la verdad es que no sé cómo han conseguido dormir con todo lo
que se ha armado.
-Sí. Será lo mejor. Luego habrá tiempo para aclarar
las cosas...
Sentenció Akira mientras daba el primer paso hacia
el interior del campamento seguido del resto.
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